Ayuda

Antonio de Cabezón

Biografía

Cabezón, Antonio de. Castrillo Mota de Judíos (Burgos), 1510 – Madrid, 26.III.1566. Compositor y organista.

Hijo de Sebastián de Cabezón y de María Gutiérrez, nació en Castrillo Mota de Judíos, barriada de Castrojeriz (Burgos), según declaró su hijo Hernando al hacer testamento. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, que tendría lugar en 1510 si se tiene en cuenta la edad que le asigna Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova de 1768, quien citando su epitafio dice que murió el 26 de marzo de 1566 a los cincuenta y seis años. El único dato que se tiene de su infancia es que fue “ciego desde muy niño”, según declara su hijo Hernando en la edición de sus obras de 1578. Tuvo al menos dos hermanos, Juan y Diego.

Nada se sabe de su formación musical. Un testimonio de su contemporáneo Luis Zapata lo sitúa viviendo con un obispo de Palencia antes de empezar a servir en la corte, dato que no se ha podido confirmar documentalmente. Desde 1526 sirvió como organista de la capilla de Isabel de Portugal, esposa de Carlos V. Desde febrero de 1538 simultaneó el servicio en la capilla de la emperatriz con el de músico de cámara del emperador, como uno de sus ministriles.

Por aquel entonces, importantes personalidades del mundo de la música estaban al servicio del emperador, como Nicolás Gombert y Tomás Crequillon, el primero de los cuales incluso viajó en ocasiones a España.

Es de suponer que Cabezón tendría en la corte ocasión de conocer lo mejor de la producción musical del momento, especialmente de los polifonistas franco-flamencos, de quienes adoptó numerosos modelos para sus obras. En esta época casó —“por amores”, según Luis Zapata— con Luisa Núñez, natural de Ávila, ciudad donde radicó el domicilio familiar y donde tuvo Cabezón posesiones hasta su muerte.

Tuvieron cinco hijos, María de Moscoso, Jerónima, Agustín, Gregorio y Hernando. Ya en esta época, cuando contaba sólo veintinueve años, era un tañedor renombrado cuya fama excederá incluso del mundo de la música. Cristóbal de Villalón (Ingeniosa comparación entre lo antiguo y lo presente, Valladolid, 1539) lo cita diciendo de él que “ha hallado el centro en el componer”.

Al morir la emperatriz en 1539, Antonio de Cabezón pasó al servicio de las capillas del príncipe Felipe y de las infantas María y Juana, medio año en cada una de ellas. En esta época residía en Madrid, ciudad donde bautizó a su hijo Hernando el 7 de septiembre de 1541 en la parroquia de San Ginés.

Cuando en 1543 Felipe fue nombrado regente, Cabezón pasó exclusivamente a su servicio, por lo que se supone que en principio residiría con la corte. Estuvo entre los músicos que actuaron en Salamanca en 1543 en la boda de Felipe y María de Portugal. La corte se instaló en Valladolid, pero la princesa María murió en 1545, y la corte se trasladó de nuevo a Madrid. En 1548, Cabezón acompañó al futuro rey en su largo viaje por Europa, de manera que durante los casi tres años que duró visitó diversas ciudades de Italia, Alemania, Luxemburgo y Países Bajos. Según el cronista Calvete de Estrella, el organista español causó admiración al tocar el órgano en Génova durante una misa pontifical que tuvo lugar en el curso de uno de estos viajes. A su vuelta a España se le concedió permiso para ir a su casa de Ávila, donde residió desde principios de junio de 1552 hasta el 12 de diciembre del mismo año.

En julio de 1554 vuelve a formar parte del séquito del príncipe en su viaje a Inglaterra para desposar a María Tudor, y después a los Países Bajos, siendo en esta ocasión acompañado de su hermano Juan y su hijo Agustín, que era “cantorcico tiple” de la corte. Tras abdicar el emperador en 1555, Felipe II se convirtió en rey. Según el testimonio de su hijo Hernando en el proemio a sus obras, el rey tuvo en gran estima a Antonio de Cabezón, e incluso encargó e hizo colocar en el alcázar real un retrato del organista, pintado por Sánchez Coello. Desde luego gozó de un buen sueldo, además de gratificaciones extra por su servicio en los viajes. En esta época debía de gozar ya de alguna difusión su obra, precedida de su fama. El importante teórico de la música fray Juan Bermudo, en su Declaración de instrumentos musicales (Osuna, 1555), lo cita entre los “excelentes tañedores” de su tiempo, junto a organistas como Villada, Vila o Soto, y recomienda a los aprendices de organista que no toquen obras de otros autores que de estos “hombres excelentes”.

En 1556 se le concede un año de permiso, que empieza a gozar en enero acompañado de su hijo Agustín, quedando su hermano Juan al servicio del Rey.

Pero al parecer en abril se requieren sus servicios para el hijo de Felipe II, Carlos. En septiembre de ese mismo año nace en Ávila su nieta Luisa, de su hija Jerónima casada con Cristóbal de Urbina.

En 1557, Luis Venegas de Henestrosa publica en Alcalá de Henares su Libro de cifra nueva, incluyendo varias obras de “Antonio”, autor que se identifica con Cabezón. En efecto, no se tiene noticia de ningún otro organista castellano con ese nombre, y además hay alguna correspondencia con las obras suyas editadas por su hijo Hernando en 1578. Lo que no se sabe es por qué camino llegan esas composiciones al editor, si es a través del propio Cabezón o por algún conducto espurio. También en esta época debió de tener contacto con el tratadista fray Tomás de Sancta María, quien asegura en el prólogo de su Libro llamado Arte de Tañer Fantasía haber consultado con “personas diestras y entendidas en la facultad, especialmente con el eminente músico de su Majestad Antonio de Cabezón”. El libro, a pesar de estar publicado en 1565, estaba acabado al menos desde 1557, aunque debió de comenzarlo ya en 1541—“gasté dieciséis años continuos de lo mejor de mi vida”, dice el fraile en el prólogo— y su autor pudo tratar con Cabezón, pues fue fraile dominico en conventos de Madrid y Valladolid, lugares frecuentados por la corte.

De regreso a España en 1559, Felipe II instala permanentemente su corte en Madrid desde septiembre de 1560. Cabezón estuvo enfermo en diciembre de 1561 o principios de 1562, y poco después el rey le concedió una renta en Villanueva de la Jara (Cuenca). En 1563 todavía tenía bienes en Burgos, según una disposición de bienes de Antonio y Juan a su hermano Diego. Antonio de Cabezón y su esposa, Luisa, hacen testamento el 14 de octubre de 1564, apareciendo como vecinos de Ávila. El organista murió en 1566 en Madrid. A su muerte, el rey trataría a su viuda e hijas con liberalidad. Todos encontraron trabajo en cortes reales: Jerónima en la de la reina de Bohemia, María de Moscoso en la de Juana de Portugal, y su hijo Gregorio como capellán de la capilla real. Su hijo Hernando le sucedería como músico al servicio del rey desde el 10 de junio de 1566.

Cabezón gozó de renombre y consideración en vida, pero se da además el hecho poco frecuente para un músico de aquella época de que su fama le sobrevivió.

En la edición de sus obras de 1578, su hijo Hernando incluye un Encomium (en latín), de Juan Cristóbal Calvete de Estrella, y sonetos en castellano de Pedro Laínez, Juan de Vergara y Alonso de Morales en alabanza suya. El belga Pierre Maillart le dedica un homenaje en Les Tons ou Discours sur les modes de la musique et les tons de l’Église (Tournai, 1610). Correa de Arauxo lo cita en su Facultad Orgánica (Alcalá de Henares, 1626) poniendo un ejemplo de su pavana italiana para justificar el uso de determinadas disonancias. Todavía en 1649 se publica en Madrid un tratado anónimo que copia de las Obras de música dos ejemplos, así como la explicación de la cifra (sistema de notación de la música de órgano mediante números), a la vez que alaba su obra, diciendo que “importaría mucho al servicio de Dios, que la hubiese en todos los monasterios”.

Ante la discreción de los datos biográficos, es su obra musical la que nos hablará de él. Su hijo Hernando recopiló sus obras, que publicó finalmente en 1578, doce años después de su muerte. Esta compilación, junto con la citada de Venegas, son las fuentes principales de su obra, a la que se une el manuscrito 242 de la Biblioteca Universitaria de Coímbra, que transmite si cabe con más esmero algunas de las obras editadas también por Venegas. El cancionero de Medinaceli le atribuye además una breve obra vocal: Sancta Maria. Siendo todas estas fuentes indirectas, se plantea inmediatamente el problema de la autenticidad, así como del grado de fiabilidad que tiene la transmisión de sus obras. Cabezón no podía leer pues era ciego, tampoco escribir, pues se conservan recibos donde otros firman por él. El propio Hernando refiere que le ha costado mucho recopilar las obras, que ha corregido numerosos errores y advierte que posiblemente todavía se puedan encontrar más. En efecto, la lectura e interpretación de sus obras plantea numerosos interrogantes, que no empañan el interés y admiración que despierta su música. Según el testimonio de Hernando, estas obras no pueden dar una idea de la dimensión real de la música de Cabezón, insistiendo en que el ciego no tuvo tiempo para componer, en que se trata de obras pedagógicas, que las sacó de papeles sueltos que pudo recoger: “lo que en este libro va, más se pueden tener por migajas que caían de su mesa, que por cosa que él hubiese hecho de propósito ni de asiento; porque no son más que las lecciones que daba a sus discípulos, las cuales no eran conforme a lo que sabía el maestro, sino a la medida de lo que ellos podían alcanzar y entender”. Las obras que se conocen de Cabezón son, por tanto, una sucinta muestra del arte que el organista ciego improvisaba en el instrumento. De este testimonio se deduce además que Antonio de Cabezón también desarrolló una importante actividad pedagógica, aunque sólo se ha identificado a uno de sus discípulos, fray Jerónimo de Zaragoza.

A pesar de la especificación “para tecla, arpa y vihuela” de las ediciones de Hernando y Venegas, su obra está claramente concebida en origen para tecla, y comprende principalmente —empleando las denominaciones genuinamente ibéricas— tientos, versos, canciones y motetes glosados y diferencias. Los tientos están construidos fundamentalmente con la tipología del motete polifónico vocal, basados en la yuxtaposición de secciones construidas mediante la polifonía imitativa. Los versos son obras breves para alternar con el canto litúrgico de himnos, cánticos, salmos u ordinario de la misa. Su construcción puede asemejarse a pequeños tientos en miniatura pero también a fabordones (obras de construcción homofónica, llanas o glosadas) o a elaboraciones sobre un cantus firmus.

Se cuentan también entre sus obras transcripciones para el teclado de obras vocales, canciones y motetes principalmente de compositores francoflamencos, enriquecidas con el arte de la glosa o variación.

Las diferencias son series de variaciones sobre un esquema de danza o canción. La obra de Cabezón muestra, por un lado, la asimilación y adaptación a la tecla de los procedimientos compositivos de los grandes polifonistas del renacimiento, en una época en la que los franco-flamencos estaban en la vanguardia de la creación musical. Por otro, desarrolla y perfecciona el arte de la glosa, que si bien es de origen vocal tiene un gran papel en la creación de un idioma propiamente instrumental para la música. Según Macario Santiago Kastner, “Cabezón se alinea entre los principales intérpretes y compositores de tecla de su época. Su música se enraíza en la tradición instrumental española, pero fue considerablemente influido por Josquin, particularmente en su comprensión de la armonía y el contrapunto. Las innovaciones de Cabezón desarrollan determinadas formas musicales, pero, más importante, consiguió crear texturas idiomáticas que muestran la característica esencial del órgano y el clavicordio. Cultivó una vocalización instrumental, totalmente balanceada, clara y pura, al mismo tiempo libre de retórica vacía y de figuración estereotipada” (M. S. Kastner, The New Grove Dicionary of Music and Musicians).

 

Obras de ~: L. Venegas de Henestrosa, Libro de cifra nueva para tecla, harpa y vihuela, Alcalá de Henares, 1557; H. de Cabezón (ed.), Obras de Música para tecla, arpa y vihuela, de Antonio de Cabeçon recopiladas y puestas encifra, Madrid, 1578. (La interpretación completa de sus obras fue realizada por Antonio Rodríguez Baciero en dos partes, la primera, de ocho discos, editada por RCA, y la segunda parte, compuesta por siete discos, y editada por Hispavox.).

 

Bibl.: C. Pérez Pastor, “Escrituras de Concierto para imprimir libros”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, I (1897), págs. 363-371; W. Apel, “Neapolitan Links between Cabezon and Frescobaldi”, en Musical Quaterly (MQ), XXIV (1938); M. S. Kastner, Contribución al estudio de la música española y portuguesa, Lisboa, Atica, 1941; H. Anglés, La música en la corte de Carlos V, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1944; W. Apel, Masters of the Keyboard, Cambridge (Massaschussetts), Harvard University Press, 1947; R. U. Nelson, The Technique of Variation: a study of Instrumental Variation from Antonio de Cabezón to Max Reger, Berkeley, University of California Press, 1948; M. S. Kastner, “Los manuscritos musicales n.os 48 y 242 de la Biblioteca General de la Universidad de Coimbra”, en Anuario Musical (AM), V (1950), págs. 78-96; J. Moll, “Músicos de la corte del cardenal Juan Tavera (1523-1545): Luis Venegas de Henestrosa”, en AM, VI (1951), págs. 155-178; M. S. Kastner, “Parallels and Discrepancies between English and Spanish Keyboard Music of the 16th and 17th centuries”, en AM, VII (1952), págs. 72-115; J. M. Ward, “The Editorial Methods of Venegas de Henestrosa”, en Musica Disciplina, VI (1952), pág. 105; “The Use of Borrowed Material in 16th Century Instrumental Music”, en Journal of the American Musicological Society (JAMS), V (1952), págs. 88-98; K. Levy, “Susanne un Jour: The History of a 16th Century Chanson”, en Annales Musicologiques, I (1953), págs. 375-408; T. Dart, “Cavazzoni and Cabezón”, en Music & Letters (1955); K. Jeppesen, “Cavazzoni and Cabezón”, en JAMS (1955); M. S. Kastner, “Rapports entre Schlick et Cabezón”, en J. Jacquot, La Musique instrumentale de la Renaissance, Paris, Éditions du Centre National de la Recherche Scientifique, 1955; “Rélations entre la musique instrumentale française et espagnole au xvie siècle”, en AM, X (1955), págs. 84-108; I. Horsley, “The 16th Century Variation: a New Historical Survey”, en JAMS, XII (1956), págs. 118-132; H. Carpenter, The Works of Antonio de Cabezon, tesis doctoral, Chicago, Universidad, 1957; C. G. Jacobs, The Transcription Technique and Style of Antonio de Cabezon as Shown in his 13 Intabulations by Josquin des Prez, tesis doctoral, Nueva York, Universidad, 1957; La interpretación de la música española para instrumentos de tecla, Madrid, Dirección General de Relaciones Culturales, 1959; M. S. Kastner, “Palencia, encrucijada de los organistas españoles del siglo xvi”, en AM, XIV (1959), págs. 115-164; N. Álvarez Solar-Quintes, “Nuevas noticias de músicos de Felipe II, de su época, y sobre la impresión de música”, en AM, XV (1960), págs. 195-217; E. L. Barber, Antonio de Cabezón’s “Cantus firmus”. Compositions and Transcriptions, tesis doctoral, Ann Arbor, Universidad de Michigan, 1960; J. C. Hughues, The “tientos”, “fugas”, and “diferencias” in Antonio de Cabezon’s “Obras de musica para tecla, arpa y vihuela” (1578), tesis doctoral, Gamesville, Universidad de Florida, 1961; R. Stevenson, Spanish Cathedral Music in the Golden Age, Berkeley, University of California Press, 1961; W. Young, “Keyboard Music to 1600”, en Musica Disciplina, XVII (1963); A. C. Howell, “Cabezon, an Essay in Structural Analysis”, en MQ, L (1964); págs. 18-30; C. Jacobs, Tempo Notation in Renaissance Spain, New York, Institute of Mediaeval Music, 1964-1966; H. M. Brown, Instrumental Music Printed before 1600, Cambridge, Harvard University Press, 1965-1967; H. Angles, “Antonio de Cahezón: su vida y su obra”, en AM, XXI (1966), págs. 3-15; “Supervivencia de la música de Cabezón en los organistas españoles del siglo xvii”, en AM, XXI (1966), págs. 87-104; M. S. Kastner, “La estancia de Antonio y Juan de Cabezón en Italia”, en Boletín de la Institución Fernán-González, XLV (1966), pág. 166; “Vestigios del arte de Antonio de Cabezón en Portugal”, en AM, XXI (1966), págs. 105-121; N. López Martínez, “Los Cabezón de Castrillo”, en AM, XXI (1966), págs. 17-21; M. Querol, “La canción popular en los organistas españoles del siglo xvi”, en AM, XXI (1966), págs. 61-86; M. Riemann, “Die Überlieferug von Antonio de Cabezón Klavierwerken und ihre Spiegelung in seinen Diferencias”, en AM, XXI (1966), págs. 27-38; S. Rubio, “Las glosas de Antonio de Cabezón y de otros autores sobre el Pange Lingua de Juan de Urreda”, en AM, XXI (1966), págs. 45-49; J. Sagasta, “El órgano de A. de Cabezón en la catedral de Burgos”, en AM, XXI (1966), págs. 23-26; C. Terni, “Antonio de Cabezón”, en Chigiana, III, 1966; G. Bourligueux, “Antonio de Cabezón”, en L’Orgue (1967); A. C. Howell, “Paired Imitation in 16th Century Spanish Keyboard Music”, en MQ, LIII, 1967, págs. 377-399; C. G. Jacobs, “Spanish Renaissance Discussion of Musica Ficta”, en Procedings of the American Philosophical Society, CXII (1968), págs. 277-298; M. S. Kastner, “Semitonia-Probleme in der Iberischen Claviermusik des 16; und 17; Jahrhunderts”, en AM, XXIII (1968), págs. 3-33; M. Agulló y Cobo, “Documentos para las biografías de músicos de los siglos xvi y xvii”, en AM, XXIV (1969), págs. 205- 225; G. Bourligueux, “Antonio de Cabezón. Nota bibliográfica en su cuarto centenario”, en Boletín de la Institución Fernán González (1970); R. Stevenson, “Reseña de la edición facsímil de 1969 de El melopeo y maestro (Nápoles, 1613) de D. P. Cerone”, en JAMS, XXIV (1971), págs. 477-485; H. Fergurson, “Corrupt Passages in ‘Diferencias’ by Cabezón”, en Music & Letters, LIII (1971); W. Apel, Geschichte der Orgelund Klaviermusik bis 1700, Kassel, Bärenreiter-Verlag, 1967; C. G. Jacobs, Francisco Correa de Arauxo, La Haya, 1973; M. S. Kastner, “Orígenes y evolución del tiento para instrumentos de tecla”, en AM, XXVIII-XXIX (1973-1974), págs. 11-86; L. Jambou, “Organiers et organistes à la cathédral de Sigüenza au xvie siècle”, en Mélanges de la Casa de Velázquez, XIII (1977), págs. 177-217; M. S. Kastner, Antonio und Hernando de Cabezón: eine Chronik, Tutzing, Hans Schneider Verlag, 1977; M. A. Ester-Sala, La ornamentación en la música de tecla ibérica del siglo xvi, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 1980; M. S. Kastner, “Cabezón, Antonio de”, en VV. AA., The New Grove Dictionary of Music and Musicians, London, Macmillan Pubishers Limited, 1980; “Sobre las diferencias de Antonio de Cabezón contenidas en las ‘Ohras’ de 1578”, en Revista de Musicología (RM), IV (1981), págs. 213- 235; S. Rubio, “La consonancia (acordes) en el Arte de tañer fantasía de fray Tomás de Santa María”, en RM, IV (1981), págs. 5-40; L. Jambou, Les Origines du tiento, Paris, Centre National de la Recherche Scientifique, 1982; L. Jambou y F. Reynaud, Doble enigma en torno a la figura de Luis Venegas de Henestrosa”, en RM, VII (1984), págs. 419-430; M. S. Kastner, “La teoría de Tomás de Santa María comparada con la práctica de algunos de sus contemporáneos”, en Nassarre, III, 1 (1987), págs. 113-127; L. Robledo Estaire, “La música en la corte madrileña de los Austrias. Antecedentes: las casas reales hasta 1556”, en RM, X (1987), págs. 753- 796; C. Jacobs, “Sixteenth-Century instrumental Music: Interrelationships between Spain and the Low Counteries”, en VV. AA., Colloquia Europalia III, Lovaina, Peeters, 1988, págs. 115-138; L. Robledo, “Sobre la letanía de Antonio de Cabezón”, en Nassarre, V, 2 (1989), págs. 143-149; M. L. Göllner, “The Intabulations of Hernando de Cabezón”, en De Musica Hispana et aliis. Miscelánea en honor al profesor Dr. José López-Calo, vol. I, Santiago de Compostela, Universidad, 1990, págs. 275-290; C. G. Jacobs, “An Inquiry into Cabezón’s Treatment of Modes I and II”, en B. Gillingham y P. Merkley, Beyond the Moon: Festschrift Luther Dittmer, Ottawa, Institute of Mediaeval Music, 1990; M. A. Roig-Francolí, Compositional Theory and Practice in Mid-Sixteenth-Century Spanish Instrumental Music: the Arte de tañer fantasía by Tomás de Santa María and the Music of Antonio de Cabezón, tesis doctoral, Universidad de Indiana, 1990; E. A. Arias, “Cabezón’s Ave Maria: Parody, Arrangement or Fantasía”, en RM, XV, 1 (1992), págs. 87-95; M. A. Roig- Francolí, “En torno a la figura de Cabezón y la obra de Tomás de Santa María: aclaraciones, evaluaciones y relaciones con la música de Cabezón”, en RM, XV, 1 (1992), págs. 55- 85; L. Jambou, “Le cantus firmus dans le tiento”, en Itinéraires du Cantus Firmus, Paris, Presses de l’Université París-Sorbone, 1994, págs. 27-38.

 

Miguel Bernal Ripoll