Zapata, Luis de. Señor de Çéhel (I). Llerena (Badajoz), s. t. s. XV– ?, 1523. Consejero del Consejo Real de Castilla y miembro de la Junta de Indias.
Luis de Zapata nació en la villa extremeña de Llerena. Según su nieto, Luis de Chaves, Zapata era descendiente del linaje nobiliario aragonés de los Zapata; indicando otras fuentes que fue hijo de Juan de Zapata y nieto de Alvar Alonso Zapata el Viejo, vecino de Jerez de los Caballeros (AHN, Órdenes Militares, Santiago, Exp. 2328).
Se desposó con María de Chaves, camarera de Isabel la Católica, en fecha desconocida, pero anterior a 1487, pues entonces el matrimonio realizó en común varias adquisiciones en Llerena. Con ella engendró siete hijos: Francisco de Zapata Chaves, heredero del mayorazgo y futuro comendador Hornachos en la orden de Santiago, Juan de Chaves, Luis de Zapata, a quien en 1504 situó como mozo de capilla, Isabel, Beatriz y Juana y María, ambas monjas profesas en el monasterio llerenense de la Madre de Dios, de la orden de Santa Clara. Su nieto e hijo de su primogénito, Luis de Chaves Zapata, fue un escritor y destacado miembro de la Corte de Felipe II.
Su presencia en la Corte se remontaba a la década de 1480, aunque no entró a formar parte del Consejo Real de Castilla hasta el 10 de abril de 1498 (Gan Giménez, 1969: 21), en una coyuntura marcada por la muerte del Príncipe de Asturias, a cuyo consejo había pertenecido (Fernández de Oviedo, 2006: 195), y un mayor protagonismo de Fernando el Católico ante los primeros síntomas exteriorizados de la enfermedad de Isabel I. Luis de Zapata se convirtió en uno de los hombres de confianza del monarca aragonés, llegando a ser conocido como el rey chiquito. En 1499, junto al licenciado Juan de Pedrosa y al tesorero de Vizcaya Juan de Porras, determinó el montante de lo adeudado por los arrendadores de rentas de Salamanca (AGS, Registro General del Sello, Leg. 149903, 74). En 1501 marchó a Granada como juez de comisión para determinar un pleito en grado de suplicación como si hubiera llegado en grado de revista a la Chancillería. Su creciente protagonismo en la Corte le permitió incluir a su hijo Francisco en el servicio de los monarcas como paje en 1502, algo por otra parte común entre los servidores de la Corona, como el secretario real Gaspar de Gricio (Martínez Millán, 2000: 52-53). Signo de la consolidación de la posición del licenciado fue su presencia en el testamento y muerte de Isabel la Católica.
Tal protagonismo se mantuvo al principio con Juana I y Felipe el Hermoso, mientras Fernando el Católico pudo intervenir en el gobierno de Castilla. Así, en las trascendentales Cortes de Toro de 1505 permaneció en el puesto de letrado que había tenido en las Cortes de Sevilla de 1500 y en las de Toledo de 1502. Empero, cuando la concordia de Salamanca de 24 de noviembre de 1505 fue anulada por la concordia de Villafáfila de 27 de junio de 1506, y Fernando II se vio compelido a retirarse a la Corona de Aragón, aquellos que como Luis de Zapata le habían apoyado hubieron de abandonar el Consejo Real (Cotarelo y Valledor, 1905: 84). Por esta razón, Luis de Zapata no participó en las Cortes de Valladolid de 1506.
Tras el óbito de Felipe el Hermoso, Fernando el Católico reintegró a Luis de Zapata en el Consejo Real y en la participación como letrado en las convocatorias de Cortes de Madrid (1510) y Burgos (1512 y 1515). Además, en 1512 le gratificó otorgándole licencia para fundar mayorazgo (Maldonado Fernández, 2003-2004: 244), lo que efectivamente hizo en Burgos el 30 de junio de 1512 a favor de su primogénito. El año precedente de 1511, en su calidad de miembro del Consejo Real, Luis de Zapata, junto a otros como Hernando de Vega, entró a formar parte de la Junta de Indias creada por el Rey y presidida por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, factótum de la Corona para la gestión de los negocios del Nuevo Mundo. Desde este cargo tuvo parte en la redacción de algunas de las leyes de Indias, así como en la supervisión de la Casa de Contratación de Sevilla, por lo que fue favorecido con una encomienda de 200 indios en Cuba. El 15 de marzo de 1518 perdió la encomienda por una disposición que impedía su disfrute a los que no residían en la isla (AGI, Indiferente, 420, L. 8, fols. 52r-53r), siendo recompensado con algunos derechos y beneficios en Tierra Firme (AGI, Indiferente, 1961, L.1, fol. 95v). Su vinculación a Sevilla le impelió a obtener un venticuatría de la ciudad hispalense (AGS, Consejo de Castilla, 679, 3).
En los postreros momentos de Fernando el Católico en Madrigalejo en enero de 1516, Luis de Zapata, con el doctor Galíndez de Carvajal y el tesorero Francisco de Vargas, fue uno de los hombres del círculo del monarca que le disuadió de hacer de su nieto Fernando de Austria el heredero en perjuicio de Carlos. En consecuencia, cuando Carlos I y su comitiva flamenca arribaron a España, Luis de Zapata fue confirmado como consejero regio, si bien no inmediatamente, ya que por influencia del señor de Chievres esta se dilató hasta después de la muerte del cardenal Cisneros (13 de diciembre de 1517). Al servicio de Carlos I intervino como letrado en las agitadas Cortes de Santiago-La Coruña de 1520.
El subsiguiente comienzo de las Comunidades dejó al Consejo Real de Castilla en los primeros compases del conflicto en una posición intermedia entre el Consejo de Regencia y la Junta comunera. No obstante, como el tesorero Vargas y Luis de Zapata “avían tenido mucha mano, el uno en la hazienda, y el otro en la justicia, estavan odiosos en la República”, el Consejo Real se convirtió en un objetivo de los comuneros. Consecuentemente, el licenciado Zapata con los otros miembros del Consejo, el presidente Rojas al frente, se vio obligado a salir por dos veces de Valladolid para refugiarse en Burgos, disfrazado con hábito franciscano la primera y benedictino la segunda. Después de la derrota de los comuneros en Villalar, continuó en el normal desempeño de su cargo de consejero hasta su fallecimiento en 1523.
En su calidad de I señor de Çéhel, Luis de Zapata acumuló un notable patrimonio fundiario en tierras de la Alpujarra granadina, merced a la salida de algunos moriscos tras el primer levantamiento en 1501. Estas tierras en Granada y las sitas en Llerena, junto a los patronatos religiosos en la villa llerenense, conformaron el núcleo del mayorazgo instituido en su hijo.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Indiferente (INDIFERENTE), 420, L. 8, fols. 52r-53r; Archivo General de Indias, Indiferente general (INDIFERENTE), 1961, L.1, fol. 95v; Archivo General de Simancas, Quitaciones de Corte (QC), Leg. 32, nº 1626-1630, Contaduría Mayor de Cuentas (CMC), 1ª época Leg. 422; Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Hacienda, Contaduría de Mercedes (CME), 80, nº 2; Archivo General de Simancas, Consejo de Castilla, Leg. 679, nº 3; Archivo General de Simancas, Registro del Sello Corte (RGS), Leg. 149903, nº 74; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares (OM), Santiago, Exp. 2328.
A. Cotarelo y Valledor, Fray Diego de Deza. Estudio biográfico, Madrid, José Paredes y Martínez, 1905, pág. 84; Fray P. de Sandoval, Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, vol. I, Madrid, Atlas, Biblioteca de Autores Españoles, 1955, pág. 61; B. de las Casas, Historia de las Indias, vol. III, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1956, pág. 25; P. Gan Giménez, “El Consejo Real de Castilla: tablas cronológicas (1499-1558)”, en Chronica Nova, 4-5 (1969), págs. 9-179; H. Keniston, Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, Madrid, Castalia, 1980, págs. 19, 39-40, 144; A. A. Ruiz Rodríguez, La Real Chancillería de Granada en el siglo XVI, Granada, Diputación Provincial, 1987, págs. 122-127; P. Gan Giménez, El consejo Real de Carlos V, Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 1988, págs. 274-275; J. Martínez Millán y C. J. Carlos Morales, La Corte de Carlos V. Tomo 1. Corte y gobierno, vol. 1, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Carlos V y Felipe II, 2000, págs. 45-72; J. M. Carretero Zamora, “Las Cortes en el programa comunero: ¿reforma institucional o propuesta revolucionaria?”, en F. Martínez Gil (coord.), En torno a las comunidades de Castilla. Actas del Congreso Internacional ‘Poder, conflicto y revuelta en la España de Carlos I’, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2002, págs. 233-278; M. Maldonado Fernández, “El señorío alpujarreño de Céhel en el siglo XVI”, en Chronica Nova, 30 (2003-2004), págs. 237-264; G. Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara del príncipe don Juan, Valencia, Universidad de Valencia, 2006, pág. 195; J. A. Escudero, Los hombres de la Monarquía Universal, Madrid, Real Academia de la Historia, 2011, pág. 128; A. J. García Sánchez, “La constitución del señorío de Çéhel en las Alpujarras”, en Andalucía en la Historia, 40 (2013), págs. 40-43.
Diego Pacheco Landero