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Juan Pérez

Biografía

Pérez, Juan. Petreius, Petreyo. Toledo, 1512 – Alcalá de Henares (Madrid), 1545. Humanista, catedrático de Retórica y poeta.

La vida de Juan Pérez Petreyo es poco conocida. Sólo se dispone de algunos datos relativos a su actividad profesional dentro de la Universidad de Alcalá, recogidos por Alvar Gómez de Castro, quien le dedica elogiosas palabras en su De rebus gestis a Francisco Ximenio Cisnerio (Alcalá, 1569); aquí se dice que Petreyo fue el segundo profesor en la Cátedra de Retórica de dicha Universidad al sustituir en ese puesto a Juan Fernández de Sevilla en 1537; de igual modo, el biógrafo del cardenal Cisneros reseña sus muchas cualidades intelectuales y humanas: “Su buena disposición innata y el vigor de su palabra, que son la señal de un excelente artífice según Cicerón, tan pronto como fueron percibidos, merecieron alabanzas. Tenía tanta facultad para la palabra fácil e improvisada, era tan fluido en su discurso ameno, inagotable y semejante a un río limpio y claro, que, a juicio de los italianos que lo habían oído, parecía que había nacido y había sido instruido en el mismo Lacio”. Iguales elogios le dedicó Alfonso García de Matamoros, cuyas palabras reproduce más tarde Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispania Nova. En estos perfiles biográficos se destaca su capacidad innata para la elocuencia y sus excelentes dotes como orador: “Dejaba paralizados a los oyentes como con un canto, y con la suavidad de su voz, de la que le había colmado la naturaleza, regocijaba tanto los ánimos que, sin prestar atención a la causa expuesta, los que asistían a su declamación hablaban con respecto y admiración de la elocuencia de este hombre y, muchos días después, buscaban aquella dulzura en sus charlas”. Sin embargo, han llegado escasos ejemplos de esos discursos, que impresionaron también al propio Andrea Navaggero, embajador de Venecia ante Carlos V. De hecho, sólo se conserva de forma manuscrita un par de ellos. El primero es la Oratio Compluti in Studiorum initio habita, fechada en 1537 y pronunciada como lección inaugural del curso. Este discurso, conforme a lo habitual en este tipo de ceremonias universitarias, es una verdadera laudatio de las letras y de la universidad como res publica litteraria. Al mismo tiempo, encierra una sesuda crítica contra su propia época, en la que la desunión entre los cultivadores de las distintas disciplinas humanísticas (retóricos, dialécticos y filósofos) había causado, en su opinión, un grave daño al conjunto de las litterae humaniores. Petreyo dibuja aquí la metáfora de la universidad como un verdadero estado, determina qué parcela y qué función concretas corresponden a cada disciplina y sitúa a la Teología como materia central alrededor de la cual han de girar todas las demás.

El segundo testimonio es la Oratio in vesperis, uti dicunt, habita, conservada al igual que la anterior en un manuscrito de la Biblioteca de El Escorial copiado por Ambrosio de Morales (ms. e-II-15); en ella, se diserta sobre la esencia de la verdadera elocuencia, que no debe dejarse llevar por los tópicos más comunes; tras esta declaración de principios, Petreyo perfila una sucinta laudatio del doctor Cristóbal, teólogo en la Universidad Complutense. De forma inesperada, el discurso se interrumpe con unos versos dedicados a san Cristóbal, que fueron publicados más tarde de forma póstuma junto a otros poemas de Petreyo, en 1552. De ese modo, prosa y verso se unen en una oratio que sirve de marco para un poema que recuerda la famosa imagen del santo con el niño a cuestas; tras concluir el poema, Petreyo retoma su laudatio y establece una alegórica analogía entre la labor del santo y la de su amigo Cristóbal, pues “es necesario que quien habla a Dios lleve a Cristo, pero que lo lleve no tanto sobre los hombros y el cuerpo, no tanto en la lengua, como en el corazón y en el espíritu”.

Esa faceta de orador y de profesor de Retórica se plasma también en sus Progymnasmata artis rhetoricae, publicados en Alcalá de Henares en 1539. La obra, que pertenece al género de los praexercitamenta retóricos, muestra cierta originalidad al dejar de lado la tradición de los clásicos Progymnasmata de Aftonio y Hermógenes (siglo II). Petreyo incluye aquí una edición comentada de las Suasoriae y Controversiae de Séneca el Viejo al lado de algunos ejercicios de su propia cosecha.

Pero su dedicación a las letras fue mucho más allá; de hecho, Petreyo fue celebrado también como eximio poeta; así lo señalan Alvar Gómez de Castro y, sobre todo, García Matamoros, quien reconoce apreciar más su vena poética que la de orador, pues “su poesía no sonaba a humana e ínfima, sino a divina y excelsa”. Sus poemas fueron publicados de forma póstuma por su hermano Antonio Pérez en 1552, en Toledo; más tarde, en 1568, volvieron a ver la luz en Córdoba. Entre sus composiciones, destaca un poema en honor a María Magdalena, muy aplaudido por Gómez de Castro, quien afirma que, “si hubiera podido darle un último retoque, sería una obra brillante y perfecta en todos los sentidos” (cui si ultimam manum addere licuisset, esset profecto opus praeclarum et undique absolutum). A lado de ese poema, se insertan otros en honor del príncipe Felipe (Genethliacum serenissimi principis Philippi, Epithalamium eiusdem et serenissimae Principis Mariae), un carmen dedicado a la música (Euterpe seu de musica) o el dedicado al doctor Cristóbal (Carmen in laudem Doctoris Christophori); al final del volumen se incluye un libro de epigramas (Epigrammaton liber unus) con composiciones en honor de Carlos V, Felipe II, Luis Pérez, Juan Hurtado de Mendoza (que fue discípulo de Petreyo), Francisco Sánchez, Alvar Gómez de Castro y una larga nómina de amigos y conocidos. El volumen concluye con unos Carmina, Aegnimata y una Oda.

Por último, también gracias a su hermano Antonio Pérez, vieron la luz en 1574 cuatro comedias latinas, sólo una pequeña muestra, según su hermano, de las que había escrito. A estas comedias publicadas habría que añadir dos más: una original suya, Ate relegata et Minerva restituta, conservada en un manuscrito de la Bibliothèque National de París y otra, la Chrysonia, con un argumento tomado del Asno de oro de Apuleyo, de la que sólo se conserva el prólogo en el manuscrito antes mencionado de la Biblioteca de El Escorial.

Esta afición por el teatro responde a la doble faceta de Petreyo como profesor y poeta: sus comedias fueron concebidas para sus clases de Retórica y para el estricto ámbito universitario, donde las representaciones teatrales eran consideradas fundamentales para transmitir enseñanzas morales y un correcto latín (es el “deleitar enseñando”, defendido por los maestros del momento). La novedad radica en que las cuatro obras publicadas en 1574 son en realidad traducciones al latín de obras escritas en italiano: tres de ellas (Necromanticus, Lena y Suppositi) son traducciones de obras de Ludovico Ariosto; la otra, titulada Decepti, procede de la Commedia degli Ingannati, atribuida por algunos críticos a Alessandro Piccolomini y nacida, a todas luces, en el seno de la Accademia degli Intronati de Siena. De todos modos, Petreyo no se limita a traducir sino que introduce cambios que afectan al prólogo (en ocasiones, crea un verdadero prólogo literario, como en los Suppositi, con claros ecos terencianos) y elimina las referencias a la sociedad y a la vida política propias de la comedia urbana italiana (aunque en el prólogo de Suppositi alude al rector de la Universidad de Alcalá y en el de Necromanticus al propio príncipe Felipe, presente en la representación).

Como señala su hermano, con estas obras Petreyo quiso sustituir las comedias clásicas de Plauto y Terencio, que podían resultar en ocasiones inmorales y escabrosas. Todas estas comedias, nacidas al abrigo de las clases de Retórica, debieron ser compuestas entre 1537, momento en que Petreyo accedió a la Cátedra, y 1545, fecha de su temprana muerte causada probablemente por la malaria.

 

Obras de ~: Progymnasmata artis Rhetoricae [...] una cum Annotationibus in Senecae declamationes, controversias et deliberativas, Alcalá de Henares, 1539; “Ioannes Petreius Toletanus autori huius operis S. D.”, epístola de Petreyo publicada al comienzo de la obra de Miguel de Salinas, Rhetórica en lengua castellana, Alcalá de Henares, 1541; “Ad dominum doctorem Methinam theologorum decus et scholae Complutensis ornamentum ac magistrum suum Ioannis Petreii Toletani Ode Dicolos Distrophos”, poema incluido al comienzo de la obra de Juan de Medina, Codex de poenitentia, Alcalá de Henares, 1544; Ioannis Petreii Toletani Oratoris eloquentis necnon et poetae ingeniosis libri quattuor in laudem divae Mariae Magdalenae una cum aliis eiusdem opusculis in fine adiectis ad serenissimum principem Hispaniaru Philippum nunc primum in lucem aediti et diligenter excusi, Toledo, 1552 (hay una 2.ª ed. en Córdoba, 1568); Ioannis Petrei Toletani Rhetoris dissertiss. et oratoris eloquentiss. in Academia Complutensi Rhetoricae professoris Comoediae quatuor, nunc primum in lucem edita, Toledo, 1574 (obra editada por su hermano Antonio Pérez); Oratio Compluti in studiorum initio habita, en ms. e-II-15 de la Biblioteca del Escorial (este manuscrito fue copiado por Ambrosio de Morales) (inéd.); Oratio in vesperis, uti dicunt, habita, en ms. e-II-15 de la Biblioteca del Escorial, fols. 88r.-91v. (inéd.); Chrysonia, comedia ex Apuleii Asino Aureo in drammatis formam redacta. Prologus, en el ms. e-II-15 de la Biblioteca del Escorial (fols. 84r.-88r.) (inéd.); Ate relegata et Minerva restituta, comedia conservada en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de París.

 

Bibl.: A. Morel Fatio, “Ate relegata et Minerva restituta”, en Bulletin Hispanique, 5 (1903), págs. 9-24; A. Bonilla y San Martín, “El teatro escolar en el Renacimiento español”, en Homenaje a Menéndez Pidal, Madrid, Hernando, 1925; O. Arróniz, La influencia italiana en el nacimiento de la comedia española, Madrid, 1969, págs. 52-55; A. Alvar, “Juan Pérez ‘Petreius’ y el teatro humanístico”, en VV. AA., Actas del VI Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid, 1983, págs. 205-212; F. Sojo Rodríguez, “Sobre el humanista español Juan Pérez (Petreyo)”, en Analecta Malacitana (AM), 9.1 (1986), págs. 27-37; “Edición y traducción castellana de algunos tratados inéditos del humanista español Juan Pérez (Petreyo)”, en AM, 9.2 (1986), págs. 281-337; J. Alcina Rovira, Repertorio de la poesía latina del Renacimiento en España, Salamanca, Universidad, 1995, pág. 163; A. Cortijo Ocaña, Teatro latino escolar: Suppositi-Los supuestos, de Juan Pérez Petreyo (ca. 1540). Edición, introducción, traducción y notas, Pamplona, EUNSA, 2001; M.ª Val Gago Saldaña, “Il Nigromante de Ariosto y el Necromanticus de Petreyo”, en VV. AA., Actas del X Congreso Español de Estudios Clásicos, vol. III, Madrid, Sociedad Española de Estudios Clásicos, 2002, págs. 553-559.

 

Teresa Jiménez Calvente

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