Ros Pardo, Samuel. Valencia, 9.IV.1904 – Madrid, 6.I.1945. Escritor.
Hijo de Fernando Samuel y de Vicenta, que regían un negocio próspero de tejidos. Realizó sus primeros estudios en el Colegio de jesuitas de San José. De niños, su hermana Vicenta y él pasaban temporadas en “La Casa de los Frailes”, masía de unos tíos paternos, que Ros evocará poco antes de morir en un cuento, La casita del arrozal. En la biblioteca de aquella finca leyó libros de Galdós, de los escritores del 98 y de Timoneda.
El periodista V. Calvo Acacio, amigo de su padre, le llevó a colaborar en el diario valenciano Las Provincias y, decidido a seguir la carrera diplomática, emprendió a los dieciséis años un viaje por Alemania, Inglaterra y Francia, y vivió en París cerca de dos años. Volvió a España a cumplir el servicio militar y publicó su primera novela, Las sendas (1923), dedicada a la memoria de su padre, libro que él llamaba “mi traje de marinero literario”. En El Liberal, de Madrid, le premiaron un cuento, Sencillo Dios (1926), y se marchó a vivir a la capital. Allí se matriculó como alumno libre de Derecho en la Universidad Central y, en 1928, acabó la carrera con el doctorado; publicó con éxito un libro de cuentos, Bazar (1928), y abandonó las oposiciones al Cuerpo Diplomático. Asistía los sábados a la tertulia del Café de Pombo, regida por Ramón Gómez de la Serna, cuya influencia es palpable en las novelas y cuentos que publicó en esta época.
En el epílogo de El hombre de los medios abrazos (1932), aparece por primera vez el nombre de Leonor Lapoulide Cuyás, que iba a ser el gran amor y la gran tragedia de su vida. Eran ambos falangistas; Ros colaboraba en el ABC y en el órgano de la Falange, FE, desde su primer número. En manos de una partera irresponsable, Leonor murió en Madrid el 4 de julio de 1935 y Ros escribió más tarde que la muerte de ella fue su revolución personal. Para aliviar su tristeza, los amigos —sobre todo Eugenio Montes— le instaron a vivir fuera de España, y pasó algún tiempo en Portugal, Francia e Italia, escribiendo el libro que dedicó a Leonor, Los vivos y los muertos, radicalmente distinto a sus primeras obras. Vuelto a España, estalló la Guerra Civil y, perseguido, se refugió en la Embajada de Chile. En 1937 salió de España con otros escritores y periodistas y, desde Francia, hicieron la travesía hasta Valparaíso. Ros colaboró en Chile en el Diario Ilustrado, Revista Hoy, El Mercurio, La Aurora, La Nación, transformó La Voz de España en un semanario nacionalista, creó la revista España Nueva y publicó, en 1937, Los vivos y los muertos, que se agotó y volvió a editarse en 1938.
En colaboración con Eugenio Montes, su labor a favor de los nacionalistas se extendió a Perú, Argentina y Uruguay. Al volver a España, le ilusionó la idea de escribir teatro; en San Sebastián, conoció a la actriz María Paz Molinero, que estrenó allí su primera obra, La felicidad empieza mañana (1938), e iniciaron una relación amorosa de varios años. Colaboró en Vértice, de la que fue director más tarde y, en 1939, se incorporó a la redacción del diario Arriba, donde colaboró con frecuencia. Logró un gran éxito en el Teatro Alcázar con la adaptación de la comedia Mujeres, de la norteamericana Aurora Clara Boothe, protagonizada por María Paz Molinero que, en su función-homenaje, estrenó la obra de Ros en un acto En el otro cuarto, su pieza teatral más lograda. Ros fue cronista del traslado de los restos de José Antonio desde Alicante a El Escorial, publicó Cuentos de humor (1940), editó en España Los vivos y los muertos (1941), tuvo un hijo con María Paz Molinero, Fernando Samuel —que murió repentinamente a los veintinueve años—, fracasó en el Teatro Español con su drama Víspera (elogiado, sin embargo, por Melchor Fernández Almagro y Azorín), publicó una antología de sus relatos (1942) y obtuvo el Premio Nacional de Literatura (1944) por un conjunto de cuentos titulado Con el alma aparte.
Ese año, se vio envuelto en un confuso trance sentimental que originó, al parecer, el suicidio de una mujer. Desengañado de todo, se refugió en su sección diaria, “Arriba y Abajo”, que inició ese mismo año en las páginas de Arriba.
Víctima de una perforación de apéndice, complicada con un íleo paralítico después de operarle, murió en Madrid en la madrugada del día de Reyes de 1945.
Nevaba intensamente y, segundos antes de expirar, exclamó: “¡Leonor, tengo tantas cosas que contarte!” (la dedicatoria de su libro Los vivos y los muertos).
En el cortejo fúnebre desde su casa de la calle Miguel Ángel, n.º 4, hasta la avenida de Eduardo Dato, fue acompañado por una gran multitud de escritores, periodistas, amigos y políticos. Su cadáver se inhumó en el panteón familiar del cementerio de Valencia y allí fue recibido por sus familiares y una representación del Ayuntamiento de Alcudia de Carlet, donde residía la familia Ros.
Para Dionisio Ridruejo, gran amigo suyo, el sentimiento romántico de Ros convivió con un vanguardista metafórico y simbolizante.
Obras de ~: Las sendas: novela, Valencia, La Gutenberg, 1923; Bazar (cuentos), Madrid, Espasa Calpe, 1928; El ventrílocuo y la muda (novela), Madrid, Biblioteca Nueva, 1930; Marcha atrás (cuentos), Madrid, Renacimiento, 1931; El hombre de los medios abrazos: novela de lisiados (novela), Madrid, Biblioteca Nueva, 1932; Los vivos y los muertos (novela), Santiago de Chile, Ercilla, 1938; La felicidad empieza mañana (teatro), 1938 (inéd.); Meses de esperanza y lentejas (la Embajada de Chile en Madrid) (novela), Madrid, Ediciones Españolas, 1939; Cuentos de Humor, Barcelona, Patria, 1940; con A. Bouthelier, A hombros de la Falange de Alicante a El Escorial, (crónica), Barcelona, Patria, 1940; Mujeres (teatro), 1940 (inéd.) (adaptación de la obra Aurora Clara Boothe, norteamericana, de A. Clara Boothe); En el otro cuarto (teatro), 1940, en Escorial, Madrid, febrero de 1941; Los vivos y los muertos (novela), Madrid, Patria, 1941; Víspera (teatro), 1941 (inéd.); Cuentas y Cuentos (Antología de Cuentos, 1928-1942), Madrid, Editora Nacional, 1942; La digestión del hambre (teatro), 1942 (inéd.); Otra vez vivir (teatro), 1943 (inéd.); En Europa sobra un hombre (teatro), s. f. (inéd.); ¡Aquí nacen las flores! (teatro), s. f. (inéd.).
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Medardo Fraile