Rodríguez Fernández, Teodoro. Santiagomillas (León), 8.XI.1864 – Madrid, 19.I.1954. Agustino (OSA), provincial, rector de María Cristina y sociólogo.
Fueron sus padres Santiago y María Francisca. En el Seminario de Astorga principió los estudios humanísticos.
Su ingreso en la Orden de San Agustín tuvo lugar en el Real Colegio Seminario de Valladolid el 7 de diciembre de 1879 cuando el rector Eugenio Álvarez le endosó la cogulla agustiniana. Su currículo teológico se completó en los Monasterios de Nuestra Señora de La Vid (Burgos) y San Lorenzo de El Escorial.
Y pronto se ejercitó en la docencia, pues en 1885, tres años antes de recibir el presbiterado, debutó como profesor en el Colegio Alfonso XII de El Escorial. Su afán de superación fue estímulo para conseguir la licenciatura en Ciencias Fisicoquímicas por la Universidad Complutense de Madrid (1890), lector de provincia (1891) y maestro en Sagrada Teología (1903).
En 1895, desmembrada de la de Filipinas, se erigió la nueva provincia Agustiniana Matritense, a la cual se afilió y al año siguiente fue nombrado director del Colegio Alfonso XII (1896-1903). En el capítulo provincial de 1908 le nombró vicerrector de la Universidad María Cristina de El Escorial, y dos años más tarde ascendió a rector (1910-1916), fundando la Academia de Ciencias Sociales. Ha sido, según T. Aparicio, “una de las figuras más relevantes de la Universidad escurialense, destacando sobre todas las demás con marcado y extraordinario relieve. Magnífico pedagogo, sus normas de educación y sabias orientaciones dieron considerable incremento a la labor pedagógica e imponderable mérito a la enseñanza y disciplina del centro, logrando con su esfuerzo elevarle a la categoría del primer rango universitario, tanto por sus condiciones materiales, como por su disciplina y orden internos”.
Su elección como prior provincial de la provincia Matritense (1916-1920; 1924-1927) le alejó de las aulas para encauzar sus energías e iniciativas en el gobierno y dirección de la corporación agustiniana.
Destaca de esta época la apertura de los Colegios de Málaga y Trujillo, así como la fundación de la imprenta en el Real Monasterio de El Escorial (1920), que se convirtió en un importante foco cultural y centro editorial del que salieron publicaciones como la revista La Ciudad de Dios. El reencuentro con las aulas tuvo lugar en el Colegio San Agustín de Madrid, del que fue director. Y en aquella residencia agustiniana sita en la calle Valverde vivió entregado a la educación de la juventud primero, y luego al retiro provechoso del sabio consejero, hasta que le llegó la hora de su muerte, que fue el 19 de enero de 1954.
Su producción literaria fue considerable, beneficiándose de ella las publicaciones agustinianas como La Ciudad de Dios, Vergel Agustiniano, Religión y Cultura, o las fundadas por él como El Independiente (1914), Toma y Lee (1921), La Verdad (1926). Numerosos son sus libros, destacando las facetas de científico, pedagogo y sociólogo. De la primera, hay que decir que fue el inventor del teledikto para evitar el choque de trenes, lo que le mereció la Medalla de Oro y Diploma de Honor de la Sociedad de Ciencias de París y el reconocimiento del Ministerio de Fomento. Laudables, asimismo, fueron sus libros de texto sobre Elementos de Física y Química moderna, acomodados a la segunda enseñanza con un estilo conciso y claro, práctico y ameno. No se le podía exigir menos a quien fue un gran pedagogo y afrontó temas de plena actualidad entonces como la libertad de enseñanza y el monopolio del Estado docente. Y como sociólogo abordó el ámbito laboral y la cuestión social de salarios, riqueza y pobreza, sindicatos, etc. Todo afrontado desde su percepción evangélica y bajo la guía de la encíclica social Rerum novarum, afirmando desde un principio el deber social de la riqueza y valorando la caridad cristiana, que no humilla sino que reivindica justicia de todos.
En sus escritos trasluce una fuerte personalidad, que no intolerante. Un espíritu libre, que no indómito. El filósofo Severino Aznar, que puso reparos a algunos de sus razonamientos, le describió como quien supo hurtarse al individualismo y ofrecer en sus páginas el aliento franco y vigoroso del sentir común, y que sus trabajos fueron de los más independientes y personales que se escribieron en la España de su tiempo, entrando en el palenque de los estudios económicos con armas de buen temple.
Obras de ~: Problemas científico-religiosos, Valladolid, 1892; El problema de la enseñanza, Madrid, 1902; La Enseñanza en España, Madrid, 1909; Elementos de Física moderna, Madrid, 1909; Elementos de Química moderna, Madrid, 1909; El deber social, Madrid, [1912]; Estudios sociales, Madrid, [1912], 2 vols.; Juan del Pueblo (seud.), Explotadores y explotados (=Lecturas sociales. Serie 1ª), Madrid, [1913]; Ricos y pobres. Misión social de las clases cultas y acomodadas, Madrid, [1915]; Sindicalismo y cristianismo. Su valor social, Madrid, 1915; La Civilización moderna. Su valor social, Madrid, [1916]; El sindicalismo y el problema social después de la guerra, Madrid, 1917; Falsos conceptos sociales, Madrid, 1917; La casa del trabajo, Madrid, 1919; Máximas educadoras, Madrid, 1919; El justo salario y el sindicalismo, Madrid, 1919; Actuación social de las clases trabajadoras, El Escorial, 1920; La liberación del obrero, El Escorial, [1922], 2 vols.; Relatividad, Modernismo y Matemacismo, [El Escorial, 1924]; Patria, escuela y despensa, El Escorial, 1925; El Estatismo y la educación nacional en los países civilizados. (Estudio crítico comparado), El Escorial, 1928-1931, 2 vols.; La libertad de enseñanza, Madrid, Confederación Católica de Padres de Familia, 1933; Infiltraciones judío-masónicas en la educación católica, El Escorial, 1934; El problema social y las derechas. Nuevas orientaciones. El tiempo de las derechas. El pleito obrero patronal. La Educación nacional. Revisión de libertades modernas, El Escorial, 1935; El verdadero comunismo. Diálogo entre marxistas, Madrid, [1936]; Legisladores y leyes, El Escorial, 1936; Revolución y contrarrevolución. Panorama político español, Madrid, [1936]; Nueva reconquista de España (1938). Caminos equivocados, Valladolid, 1938; Así es España y así la Antiespaña. Apuntes para conferencias patrióticas educadoras, Madrid, 1941, 3 vols.; Errores pedagógicos y Máximas educadoras, Madrid, 1942; Causas, causantes y remedios del moderno caos social, El Escorial, 1944; Corrientes paganizantes en la Educación Católica, El Escorial, 1947; La ciencia y los misterios de la naturaleza, Madrid, 1950.
Bibl.: E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, Est. Tipográfico del Colegio de Santo Tomás, 1901, págs. 786-787; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, VI, Madrid, Est. Tipográfico del Colegio de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1922, págs. 598-610; J. Urquiola, “Ha muerto el P. Teodoro Rodríguez”, en Ciudad de Dios, 166 (1954), págs. 163-188; C. Vicuña, “Semblanza del P. Teodoro Rodríguez”, en Archivo Agustiniano, 48 (1954), págs. 124-140; A. Manrique, “Rodríguez, Teodoro”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 2105; S. Folgado, “La producción literario-cultural de los agustinos en el Real Colegio de Estudios Superiores María Cristina del Escorial (1892-1985). Índice bibliográfico”, en Anuario Jurídico Escurialense, 17-18/II (1985), págs. 458-468; T. Aparicio, Agustinos españoles en la vanguardia de la ciencia y la cultura, I, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1988, págs. 342-350; I. Rodríguez y J. Á lvarez, Labor científico-literaria de los agustinos españoles (1913-1990), vol. I, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1992, págs. 466-473; M. González, Autores Agustinos de El Escorial. Catálogo bibliográfico y artístico de los religiosos de la Provincia Agustiniana Matritense (1895-1995), El Escorial, Ediciones Escurialenses, 1996, págs. 930-953.
Isacio Rodríguez Rodríguez, OSA