Bofurull Esteve, Ángeles. Igualada (Barcelona), 27.II.1840 – Barcelona, 17.I.1901. Escolapia (SchP), educadora, catequista y superiora general.
Nacida en la villa de Igualada, fue bautizada con el nombre de Ángela, que cambió por el de Ángeles al profesar en la Escuela Pía. Igualada estaba viviendo en aquellos años un momento de gran desarrollo industrial, debido al establecimiento de varias fábricas de tejidos, especialmente de algodón, y a la par, un notable crecimiento demográfico, proveniente en gran parte de los pueblos vecinos, atraídos por la gran demanda de puestos de trabajo que la villa ofrecía. Sus padres, José Bofurull y Paula Esteve, formaron un hogar cristiano, de una posición social modesta y desahogada económicamente. José Bofurull era albañil, pero en calidad de maestro albañil, dentro del oficio, que le permitía trabajar por cuenta propia, y tener otros obreros como aprendices del oficio; era un trabajo muy lucrativo y codiciado, dado el crecimiento progresivo de la población y la necesidad que tenía la ciudad de viviendas adecuadas. Ángela fue la tercera de los ocho hijos que tuvo el matrimonio. Cuando tenía nueve años, 1849, llegaron la madre Paula Montal y cuatro compañeras a fundar un colegio para niñas, llamadas por el ayuntamiento de la ciudad. Ángela, muy joven, se sintió atraída por la actividad apostólico-educativa que realizaban las escolapias allí y en otras ciudades de Cataluña, y quiso compartir con ellas su vida, en la educación integral humano cristiana de las niñas y las jóvenes.
Ángela, a los dieciséis años, el 6 de diciembre de 1856, ingresó como probanda en el Noviciado de Sabadell (Barcelona), y el 2 de febrero de 1857 tomó el hábito, junto a otras cuatro compañeras. Era maestra de novicias la fundadora del instituto, madre Paula Montal, por lo que pudo iniciar su formación en las verdaderas fuentes del carisma escolapio, guiada por su maestra de novicias, a lo que la joven fue muy receptiva. El de Sabadell fue durante aquellos años (1852-1859) un noviciado floreciente, en el que profesaron noventa novicias. Además, gozaba, dentro y fuera del instituto, de fama de ser una verdadera escuela de formación pedagógica. La joven no terminó su período de formación en Sabadell, sino que, a finales de 1857, fue trasladada al colegio de Figueras, para ayudar en las clases, y donde la superiora actuaba como formadora. En el mes de julio de 1858 se reunió con sus cuatro compañeras en el noviciado de Sabadell con la finalidad de prepararse más intensamente para pronunciar sus votos religiosos, que emitieron el 27 de agosto de 1858.
Después de la profesión, la madre Ángeles continuó destinada en el colegio de Figueras, dedicándose a la enseñanza a tiempo pleno. En Figueras permaneció treinta años (1857-1888). Primero se formó espiritual y profesionalmente. Dotada de inteligencia despierta y clara, obtuvo el título de magisterio superior y fue una maestra muy competente en letras, catequesis y dibujo. Por su saber y paciencia logró notables progresos en sus alumnas, impartiendo a las mismas una educación integral humano cristiana para que fueran unas jóvenes cristianas cultas. En este período vivió momentos muy difíciles: fue probada por la enfermedad y acusada injustamente. Su paciencia y conformidad brillaron en ambos casos. Primero cuando estando en plena actividad y con un horario lleno de clases, le acometió una enfermedad; se vio después privada de la visión por un repentino ataque a la cabeza; esta situación se prolongó durante un año, recobrando la vista de una manera repentina e inesperada. Como si nada hubiera pasado empezó de nuevo su tarea docente, con gran alegría al poder estar otra vez entre sus alumnas. Pero aquel gozo duró poco, pues pronto surgieron días de dura prueba en lo que era una maestra consumada: la catequesis. Se le acusó equivocadamente de ser jansenista por la relación errónea que una alumna hizo de las explicaciones del catecismo, dadas por la madre Ángeles. Por mandato del obispo de Gerona tuvo que intervenir el párroco y hasta que todo se aclaró, se le prohibió enseñar el catecismo a sus alumnas en el colegio.
En 1881 fue nombrada superiora de la casa y directora de la escuela de Figueras, doble actividad que realizó con esmero y buenos resultados hasta el año 1888. Por un informe, firmado por ella, el 8 de marzo de 1882, pedido por la Inspección provincial de Enseñanza, se puede conocer el estado de la escuela de primera y segunda enseñanza, el número de alumnas, las materias objeto de enseñanza, la metodología aplicada, el material didáctico, los libros de texto y la valoración de los mismos. En su superiorato realizó mejoras en el inmueble, ampliaciones en las clases y en el patio, y construyó la actual iglesia. Se comenzaron las obras el 10 de diciembre de 1884; colocó la primera piedra el párroco en representación del obispo de la diócesis. La inauguró solemnemente y la consagró el obispo de Gerona, en 1887. La madre Ángeles Bofurull, tanto súbdita como superiora, en sus treinta años de permanencia en la ciudad, fue para las alumnas y religiosas un verdadero modelo de educadora y religiosa.
En el verano de 1888 fue nombrada superiora en Madrid de un colegio de la Santa Hermandad del Refugio con sede en el inmueble de la iglesia de San Antonio de los portugueses. Mientras duraron las reformas, sus alumnas asistieron durante cinco años (1884-1888), al colegio escolapio de Madrid. Terminadas las obras en 1888, contenta por la educación que habían recibido las alumnas, la Santa Hermandad pidió que una comunidad escolapia continuara la educación de las mismas en el edificio de la Santa Hermandad. Las cinco escolapias que formaban la comunidad se instalaron en el colegio el 24 de septiembre de 1888. Su permanencia fue breve, pues al no parecerles aceptables algunos artículos del reglamento propuesto, se retiraron el 25 de enero de 1889. La madre Ángeles pasó destinada hasta el verano al colegio de Carabanchel.
En el capítulo general, celebrado en Sabadell, en agosto de 1889, la madre Ángeles fue elegida tercera asistenta general y a la vez superiora del colegio de San Martín de Provensals (Barcelona). Fueron seis años (1889-1895) dedicados a las funciones de gobierno como superiora de la comunidad, del colegio y del noviciado. Todavía pudo emplear algunas horas a la tarea educativa, impartiendo la catequesis de las alumnas mayores. Por las cualidades intelectuales y morales que la adornaban, su papel en el consejo general fue de equilibrio, ponderación y de total fidelidad al carisma del Instituto Escolapio, que había aprendido a valorar y a querer de las enseñanzas de la propia fundadora en el noviciado. El 26 de agosto de 1892 pasó a segunda asistenta general, y como tal firma la comunicación de la muerte de la superiora general, la madre Francisca de Domingo.
La madre Ángeles fue elegida superiora general el 23 de septiembre de 1895 en el capítulo general celebrado en Barcelona y presidido por el obispo de la diócesis, Jaime Catalá Albosa. Fue un capítulo difícil. El instituto vivía momentos de crisis y división, con peligro de separación del carisma escolapio. La madre Ángeles con su actuación prudente, pero a la vez firme, consiguió sembrar la paz y mantener la identidad escolapia. Su elección fue acogida con alegría en su ciudad natal de Igualada y en la Escuela Pía. La prensa local se hizo eco en Semana de Igualada (29 de septiembre de 1895) y Revista popular (Sabadell, 26 de septiembre de 1895). La actividad como general fue intensa. Visitó anualmente las casas del instituto, exhortando a las religiosas a vivir el carisma escolapio con amor y gozo. Las circulares que dirigió al instituto son un modelo de sencillez y rezuman su profunda espiritualidad y amor a la Escuela Pía. Son también ricos en contenido los informes escritos, después de las visitas canónicas, a los colegios. En su generalato se fundó en 1897, el colegio dedicado a la Sagrada Familia en el barrio de Gracia, Barcelona, y en 1899 el colegio de Cabra (Córdoba), en el castillo-palacio de los condes de Cabra. Cuando faltaban ocho meses para finalizar su sexenio de superiora general y contaba sesenta años, falleció el 17 de enero de 1901, en Barcelona.
Bibl.: F. Sardá y Salvany, “Necrología de M. Ángeles Bofurull”, en Revista Popular (Sabadell), 1901, pág. 61; “Datos necrológicos de M. Ángeles Bofurull”, en La Semana de Igualada, n.º 659 (enero de 1901), pág. 3; Redacción, “Necrologia de M. Ángeles Bofurull Esteve”, en Catalogus religiosorum Scholarum Piarum Hispaniae et Ultramaris qui pie in Domino obierunt, 1901, Madrid, 1902, págs. 45-50; D. Vidal, Reseña histórica del Pío Instituto de Religiosas Hijas de María Escolapias, Barcelona, 1916, págs. 125-139; M.ª L. Labarta, “Ángeles Bofurull Esteve”, en R. Corts i Blay, J. Galtès i Pujol y A. Manent i Segimon (dirs.), Diccionari d’història eclesiàstica de Catalunya, vol. I, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Claret, 1998-2001, pág. 322.
María Luisa Labarta Araguás, SChP