Mateo García, Antero. Valdevimbre (León), 4.III.1875 – Sant Andreu del Palomar (Barcelona), 8.VIII.1936. De la Orden Tercera seglar de Santo Domingo, ferroviario, mártir, beato.
Era el mayor de nueve hermanos que contribuyó con su trabajo en tareas agrícolas, industriales y comerciales al sustento familiar. Contrajo matrimonio en 1902 con Manuela Trabadelo Malagón, huérfana de padre y madre. Recién casados, se establecieron en Címbranos (León), donde los padres de Antero pusieron una fábrica de alcohol, lo cual les permitió vivir algunos años desahogadamente.
Su negocio, sin embargo, sufrió un grave revés cuando sobrevino una plaga de filoxera que destruyó los viñedos de la comarca. Al no poder sostener a la familia, volvió a Valdevimbre y, al fin, en 1916 se dirigió a Barcelona. Durante nueve meses tuvo que hacer grandes sacrificios con el fin de ahorrar para los suyos. En septiembre de 1917 logró emplearse en la Compañía de Ferrocarriles del Norte y, por Navidad, tuvo la alegría de establecerse con su esposa y sus ocho hijos en Barcelona, donde se relacionó pronto con los padres dominicos. Tanto su esposa como él profesaron en la Tercera Orden seglar Dominicana; dio su nombre, además, a varias asociaciones religiosas, como la Adoración Nocturna. Tuvo una participación continua en las actividades religiosas y solidarias para con los enfermos. Una de sus hijas ingresó en las carmelitas descalzas de Manises (Valencia). De la Orden de Predicadores formó también parte su hijo Antonio, misionero por diferentes países de América Latina y, especialmente, en Guatemala.
Al comenzar la Guerra Civil su hogar fue sometido a un registro. El 6 de agosto de 1936, fue a la estación barcelonesa de Francia a esperar a su esposa y a la hija carmelita que llegaban de Valencia. Con éstas venían también otras tres religiosas, que debían continuar viaje por la línea férrea del Norte. Como desconocían la ciudad, se ofreció a acompañarles; fue delatado y dieron orden de detenerlo. Sus familiares se dirigieron a la estación y allí supieron que lo habían apresado y encerrado en una de las dependencias de la misma. Lograron que a las doce horas quedara en libertad, después de haber practicado un segundo registro en su casa y no encontrar nada que pudiera comprometer. Al dejarlo libre, le ordenaron los dirigentes de la estación que volviera al trabajo, al cual no había acudido, por precaución, desde los primeros días de la revuelta. Trabajó, en efecto, el 7 de agosto y volvió al día siguiente, pero no regresó a casa. Al anochecer del 8 de agosto un grupo de milicianos armados lo sacaron de la dependencia donde prestaba servicio y lo condujeron hacia Sant Andreu de Palomar y, bajo el puente llamado del Dragón, lo mataron.
Al día siguiente, sus hijos lograron dar con el cadáver en el Hospital Clínico. Tenía en la calva de la cabeza marcados a navajazos la hoz y el martillo. Fue sepultado en el cementerio de Las Corts. Fue beatificado en Roma el 28 de octubre de 2007 por Benedicto XVI.
Bibl.: M.ª E. González Rodríguez (ed.), Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo XX en España, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 57-58; Hablar hoy de martirio y de santidad, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 145-206; José A. Martínez Puche (coord.), Mártires Dominicos españoles. 1936, Madrid, Edibesa, 2007, págs. 247-255.
María Encarnación González Rodríguez