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Domingo Barnés Salinas

Biografía

Barnés Salinas, Domingo. Sevilla, 9.III.1879 – Ciudad de México, 10.VI.1940. Educador y psicólogo.

Su padre, Francisco José Barnés Tomás (1834-1892), fue sacerdote, luego secularizado, atraído por los ideales revolucionarios, y miembro de la masonería, próximo al grupo inicial krausista. Un hermano suyo, Francisco, tuvo también una destacada actividad pública en tiempos de la Segunda República, de la que fue ministro.

Domingo estudió bachillerato en Sevilla, y en su universidad cursó filosofía y letras y derecho, licenciándose en 1899. Tras el traslado de la familia a Madrid, frecuentó el ambiente de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y del Ateneo. Desde muy temprano mantuvo una estrecha vinculación con Manuel B. Cossío y colaboró con él en el Museo Pedagógico Nacional, llegando a ser secretario del mismo (1902).

Gracias a los recursos del centro adquirió un amplio conocimiento de la literatura pedagógica y psicológica de la época. De hecho, en 1927, al jubilarse Cossío, Barnés pasó a dirigir el museo.

En 1904 se graduó como doctor, con una tesis sobre Paidología, una nueva ciencia que se abría paso con fuerza en Europa. En este tiempo estableció una profunda amistad con José Ortega y Gasset, que se convirtió en amigo y maestro para el resto de sus días.

Le sustituyó en la cátedra de filosofía de la Escuela Superior del Magisterio (1911) y compartió con él la admiración hacia el maestro neokantiano alemán P. Natorp y su “pedagogía social”.

Pronto comenzó a enseñar como ayudante en la facultad de Filosofía de la Universidad de Madrid (1907) y en la escuela de Criminología de Madrid (hasta 1918). Domingo Barnés colaboró con numerosos trabajos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, y tras la publicación de su tesis sobre Paidología, fue nombrado profesor de esta materia en la escuela Superior de Magisterio. Sin embargo, al integrarse ésta en la facultad de Filosofía de la universidad, pasó a ser profesor de esta última (1932).

Su creciente influencia en el mundo educativo le permitió ocupar numerosos cargos, como consejero de Instrucción Pública, bajo la monarquía, vocal del Patronato Nacional de Anormales y secretario de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias.

Durante el gobierno de la Segunda República, fue un tiempo subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, en tiempos de Marcelino Domingo.

Fue éste el momento en el que el modelo socialista de educación y los ideales largo tiempo mantenidos por la ILE cobraron una influencia decisiva desde el gobierno. En 1933 sucedió en ese ministerio a su hermano Francisco, permaneciendo en dicha cartera unos meses.

En 1934 fue nombrado embajador en México, pero al cabo de unos meses dimitió por desacuerdo con el gobierno conservador de la época. Volvió al ministerio al establecerse, en 1936, el gobierno del Frente Popular, aunque poco después le nombraron embajador en Cuba. Allí le sorprendió la Guerra Civil. Regresó a París, junto a su mujer, María Luisa Calderón, y permaneció allí hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, que le impulsó a trasladarse a México en mayo de 1940, donde falleció a poco de llegar.

Publicó numerosos trabajos informativos sobre movimientos educativos y psicológicos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza y en otras revistas pedagógicas, y reunió gran cantidad de documentación en sus Fuentes para el estudio de la paidología (1917).

Además, a través de sucesivas ediciones fue completando y perfeccionando su libro sobre Paidología, hasta la versión última que data de 1932. Publicó también una serie de monografías especializadas, de valor divulgativo, sobre El desenvolvimiento del niño (1928), La psicología de la adolescencia como base para la educación (1930) y La educación de la adolescencia (1930). Tradujo numerosas obras de autores clásicos de la psicología y la educación, como Piaget, Dewey o Claparède. A través de sus varias actividades, buscó consolidar mediante la psicología y la paidología la ciencia de la educación en nuestro país, como base para la actividad práctica de maestros y educadores, convencido de que a través de la educación se había de llevar a cabo la necesaria renovación social.

Entendía la paidología como una ciencia integral del niño, en el sentido en que la formulara inicialmente O. Chrisman. Pensaba que en ella se habían de reunir los conocimientos biológicos del desarrollo orgánico junto a la creciente suma de saberes psicológicos reunidos por los trabajos empíricos de la época. La clave del mundo infantil estaría, para él, en la idea de desarrollo y evolución. Conocía bien los trabajos de A. Binet, G. St. Hall, J. M. Baldwin, o la nueva psicología de la Gestalt, junto a las obras clásicas de Pestalozzi, Herbart o Rousseau. Domingo Barnés trató de extraer de esas obras aquellas líneas básicas que pudieran elevar la acción educadora de los maestros en su práctica cotidiana en la escuela.

 

Obras de ~: Fuentes para el estudio de la paidología, Madrid, Museo Pedagógico Nacional, 1917; La educación de la adolescencia, Barcelona, Labor, 1930; La psicología de la adolescencia, Madrid, Páez, 1930; La Paidología, Madrid, Espasa Calpe, 1932 (3.ª ed.).

 

Bibl.: R. M. Carda y H. Carpintero, Domingo Barnés: Psicología y educación, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, 1993; “La Paidología de Domingo Barnés”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 7 (1989), págs. 3-28; R. M.ª Carda, “Domingo Barnés”, en M. Saiz y D. Saiz (coords.), Personajes para una historia de la psicología en España, Madrid, Pirámide, 1996, págs. 283-298.

 

Helio Carpintero y Rosa María Carda

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