Águila de la Cruz, Diego del. Sevilla, c. 1558 – Manila (Filipinas), 1628. Agustino (OSA), provincial en México y misionero en Filipinas.
Nació en Sevilla en la segunda mitad del siglo XVI. Fueron sus padres Francisco y Leonor, quienes emigraron a México siendo él un infante. Allí creció e ingresó en la Orden de San Agustín, profesando de votos solemnes el 24 de agosto de 1575 ante el prior fray Juan Adriano. Los años siguientes los dedicó a los estudios teológicos requeridos para ser presbítero.
Pronto destacó por sus aptitudes oratorias y de elocuente predicador, que le sirvieron de pasaporte para regresar a España.
Fue entonces afiliado a la Provincia de Andalucía, en la que desempeñó los prioratos de Sevilla, Sanlúcar y Tenerife. Fue también visitador de las Islas Canarias y secretario del provincial fray Francisco de Castroverde, al final de cuyo mandato y, debido a ciertas complicaciones internas con sus superiores, determinó dar su nombre para las misiones de Filipinas, embarcándose a este fin para la Nueva España.
Dicha misión fue colectada en España por el comisario- procurador fray Francisco de Ortega y presidida desde la Península hasta México por fray Diego del Águila, quien salió desde el convento de Burgos.
Embarcaron en Sanlúcar cuarenta religiosos el 12 de julio de 1595 en el barco propiedad de Pedro de Retana. Desde el primer momento se vio que el navío tenía dificultades para hacer el viaje, por lo cual regresaron a Cádiz, en cuyo puerto se procedió al cambio, contratándose la nao Nuestra Señora de la Victoria, que se hizo a la vela el 12 de agosto con treinta y dos agustinos a bordo. Navegando a la altura de Ocoa, costa sur de la isla de Santo Domingo, fueron sorprendidos por los piratas ingleses, que los asaltaron y robaron, por lo que tuvieron que hacer escala en Santo Domingo, donde la Audiencia les proveyó de lo necesario y contrató otro navío, el San Juan Bautista, que los condujo a Campeche. Fray Diego del Águila condujo directamente por tierra una veintena de religiosos hasta la ciudad de México.
A su paso por México y despachada la misión para las islas, optó por reincorporarse a su primitiva provincia religiosa, la que por otra parte le honró con los cargos de prior de los conventos de Oaxaca y Zacatecas. Al fundarse la Provincia de Mechoacán, pasó a formar parte de ésta, siendo elegido provincial el 26 de abril de 1608, cargo del que fue depuesto en 1610 por el general de la Orden, habida cuenta de las presiones hechas por el monarca español en el asunto de las irregularidades cometidas por fray Diego del Águila.
De momento continuó en México gracias a las influencias y a los prolongados procesos hasta que el Consejo de Indias, en decreto del 8 de junio de 1616, ordenó que “se embarquen todos los religiosos de las Órdenes de Sant Agustín y las demás que, haviendo passado a costa de su Magestad, destinadas a Philipinas, se han quedado en México, Mechoacán y otras partes, y por esta y otras justas consideraciones haga que en la primera occasión se embarquen el Padre Fray Diego del Águila, de la Orden de Sant Agustín, para aquellas Islas, sin admitirle disculpa”.
Finalmente, tras su llegada a Filipinas el Definitorio Provincial, en sesión del 31 de octubre de 1618, determinó: “Recibimos por hijo de esta Provincia al P. Fr. Diego del Águila, y damos licencia para que le puedan llamar de Padre nuestro, atento a haber sido Provincial”. El Capítulo Provincial celebrado en Manila el 9 de mayo de 1620 le designaba para ocupar el cargo de prior del convento de Guadalupe y la Congregación Intermedia habida en Tondo el 31 de octubre de 1621 lo nombra con el mismo oficio para el claustro de Manila. Fue también definidor provincial y examinador de confesores y predicadores (Manila, 12 de mayo de 1623). Como primer definidor presidió los Comicios Provinciales en Manila el 4 de mayo de 1626, celebración conflictiva por causa de los atropellos cometidos desde la presidencia como refleja la “Petición” del Definitorio (Manila, 28 de julio de 1626) en la que se denuncian irregularidades y “que era contra nuestras constituciones lo que el P. Presidente pretendía hacer, respondió que él era entonces el General y el Papa, y que había de quitar y poner haciendo lo que le pareciese, con que nos obligó a salirnos del Definitorio por medio de las alabardas de la guardia del Gobernador y por entre espadas desnudas”.
Pasó los últimos días de su vida en la ciudad de Manila, donde murió el año 1628.
Bibl.: D. Basalenque, Historia de la Provincia Agustiniana de San Nicolás de Tolentino de Michoacán del Orden de N. P. San Agustín, vol. II, México, 1886, págs. 135-145; E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, 1901, pág. 307; T. López Bardón, Monastici Augustiniani, vol. II, Valladolid, 1903, pág. 146; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. I, Madrid, Imprenta Asilo de Huérfanos S.C. de Jesús, 1915, págs. 38-39; A. M.ª de Castro, Misioneros agustinos del Extremo Oriente, 1565-1780 (Osario Venerable), ed. de M. Merino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1954, pág. 81; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, 1965, pág. 307; I. Rodríguez, Historia de la Provincia Agustiniana del Smo. Nombre de Jesús de Filipinas: Monumenta, vol. VII, Manila, Estudio Agustiniano, 1969, págs. 90 y 147.
Isacio Rodríguez Rodríguez, OSA