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Alonso Luengo Pérez

Biografía

Luengo Pérez, Alonso. Alonso de Méntrida. Méntrida (Toledo), 30.III.1574 – Islas Filipinas, III.1637. Provincial y misionero agustino (OSA) en Filipinas.

Nació el 30 de marzo de 1574 en una casa del barrio viejo de Méntrida (Toledo). Fueron sus padres Alonso Luengo Jiménez y Juana Pérez Simal, quien murió a consecuencia del parto. Su padre fue hombre laborioso, honrado y de bastante ascendiente entre los vecinos, habiendo desempeñado el cargo de regidor en 1572 y alcalde en 1582. Criado por su madrastra y hermanas, desde muy niño asistió a la escuela parroquial, en la que enseñaba su tío paterno Juan Luengo Jiménez, capellán. A la edad de dieciséis años ingresó en el noviciado de Casarrubios del Monte, donde mudó los apellidos por el toponímico cuando emitió sus votos en enero de 1591.

Formó parte de la misión colectada por el padre Francisco Ortega, y desde el convento de Toledo fue a Cádiz. Mientras estaba esperando navíos, entraron los ingleses, por cuya causa fue necesario disfrazarse en hábito de seglares para evitar riesgos, pero sólo él se opuso a tal medida. Zarparon del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1597 y llegó a Manila el 31 de mayo del año siguiente, permaneciendo con toda seguridad en el convento de San Agustín hasta el año 1599.

Aparece citado por primera vez en las actas del Capítulo Provincial (Manila, 15 de mayo de 1599) al ponerse estudio de Gramática en el convento de Cebú y ser nombrado como su lector. En los siguientes comicios (Manila, 27 de abril de 1602) fue elegido maestro de novicios, cargo del que no tomó posesión, pues unos días después un definitorio (Manila, 7 de mayo de 1602) acordó mantenerle en el puesto de lector de Cebú, pasando con el mismo oficio en octubre de 1603, pero al convento de Manila. Después fue elegido dos veces prior de Panay (Manila, 17 de enero de 1607; 26 de abril de 1608) y más tarde de Pasig (Visayas; Manila, 23 de abril de 1611), simultaneándolo con examinador de Lengua Bisaya, siendo éste un dato relevante en la vida y obra de este agustino, que más tarde abrió la ancha puerta a los estudios lingüísticos en la Orden Agustiniana. Al celebrarse el Capítulo Provincial de 1614 la obediencia le destinó a desempeñar el oficio de definidor con residencia en Manila. En los de 1617 renunció al priorato de Bulacán, acompañando al provincial en la visita girada a la isla de Panay en 1618. Después fue nominado prior de Bacolor y primer visitador de la provincia (Manila, 9 de mayo de 1620).

Tres años más tarde fue elegido provincial en un Capítulo dividido en banderías ajenas a él, pero en las que tuvo que intervenir el gobernador Alonso Fajarzo de Tenza, quien decía que “agora queda electo Provincial Frai Alonso de Méntrida, fraile pobre, bien intencionado, gran religiosso, y el que se á tenido por más a propósito para el estado de su Orden, cuya electión, sin ser mi amigo de familiaridad, sino sólo por la aclamación general de las demás Religiones y pueblo, me costó harto trabajo, porque no se endereçava a él el juego de su Orden y quien los encaminava sino a otra parte torçido”. Era el arzobispo agustino Miguel García Serrano quien intentaba aupar a su hermano Pedro al provincialato. No obstante estas presiones, el padre Alonso de Méntrida tuvo la valentía e independencia suficiente para ejercitar su oficio. Y hubo de afrontar problemas urgentes, como era el estado y funcionalidad del convento de San Agustín de Manila, de grandes proporciones pero reducido de servicio y de pocas comodidades, determinando que el prior de dicho convento invirtiese 1.000 pesos anuales, cantidad a la que debían acudir el resto de conventos contribuyendo con el diez por ciento de las rentas anuales. Durante su mandato y con el peculio ahorrado compró unas haciendas para abastecer de sustento al citado convento manileño. Fue él quien entronizó la imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso de Parañaque, estatua pequeña y morena de gran devoción entre los filipinos. También durante su trienio se dejó de enviar religiosos al Maluco y se abandonó el curato de Cavite. Dejó bastante buen nombre en sus funciones como provincial, aunque no faltaron, como era costumbre, voces que disintieran de esta uniformidad. Hubo alguna inquietud de sus queridas provincias bisayas por no haberlas visitado dando la excusa de que, apretado de sus achaques asmáticos, no le fue posible girarla. Esto lo tomaron a mal los religiosos olvidados, que con razón se sintieron abandonados, dada la distancia de Manila y los peligros de la mar y los piratas.

Desde 1626 hasta su muerte no volvió a ejercer la cura de almas. Se retiró al convento de San Agustín de Manila, pero no para descansar, sino para emplearse en componer, escribir y publicar varios libros científicos y religiosos que luego fueron de utilidad para la evangelización de los naturales. Destaca, por su mucho interés, el Ritual. Dejados de lado los errores tipográficos y omisiones que pudieran formularse contra él, reviste éste gran importancia para la historia de Filipinas, y de modo especial para la labor realizada por los agustinos a favor de los indígenas. En el Ritual están recogidos varios documentos en los que se mandaba observar la uniformidad de método en la evangelización. Con los documentos concedidos a las islas Filipinas hay otros muchos decretos y actas de los Capítulos Provinciales y Congregaciones intermedias de la provincia agustiniana, en los que se define clara y exactamente el tiempo, modo y métodos que deberían adoptarse para la pronta propagación del Evangelio en el archipiélago. Si algún día llega a escribirse el modo y método de administración seguido por los agustinos, deberá ser tenida muy en cuenta esta obra del Ritual del padre Alonso de Méntrida. A él también encomendó el Capítulo Provincial (Manila, 28 de abril de 1635) recoger y catalogar los muchos mandatos y declaraciones del padre general de la Orden dados a la provincia de Filipinas.

Sobre la fecha de su muerte hay diversidad de opiniones que oscilan entre los años 1636 y 1637. Aunque no se halla dato alguno definitivo a este respecto, es compartido el parecer de los que afirman que el padre Alonso de Méntrida murió en marzo de 1637 apoyándose para ello en una resolución del definitorio celebrado el 21 de marzo de ese año. Brilló por su saber y por su trabajo, como lo acreditan sus obras, pero no fue menos meritoria su labor como misionero y apóstol en las provincias de Oton y Panay, donde hizo mucho fruto en la conversión de aquellos naturales, que siempre le tuvieron y juzgaron por un santo varón. Los montes de dicha isla saben mucho de los innumerables viajes a pie del padre Alonso de Méntrida, a quien sólo acompañaba en sus correrías apostólicas un buen criado cristiano, de nombre Vilango, natural del pueblo de Guimbal y que llegó a vivir más de cien años.

 

Obras de ~: Catecismo de Doctrina Cristiana en lengua bisaya, Manila, 1627; Arte de lengua hiliguaina de la isla de Panay, Manila, 1628; Ritual para administrar los Santos Sacramentos sacado casi todo del Ritual Romano, i lo demás del Ritual Índico.

Con algunas advertencias necessarias para la administración de los santos Sacramentos. Con una declaración sumaria de lo que las Religiones Mendicantes pueden en las Indias por Privilegios Apostólicos, los quales se traían a la letra, Manila, 1630; Bocabvlario de lengva bisaia, hiligveyna y haraia de la Isla de Panai y Sugbu, y para las demás Islas, Manila, 1637.

 

Bibl.: G. de San Agustín, Conquistas de las Islas Philipinas, vol. I, Madrid, 1698, págs. 479-487 y 533; J. Medina, Historia de los sucesos de la Orden de N. Gran padre S. Agustín de estas Islas Filipinas, desde que se descubrieron y poblaron por los españoles con las noticias más memorables, Manila, Tipo-Litografia de Chofre y Cía., 1893, págs. 220-240; E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, Colegio de Santo Tomás, 1901, pág. 53; A. Blanco, Biblioteca bibliográfico-agustiniana del Colegio de Valladolid, Valladolid, Imprenta de Cuesta, 1909, pág. 351; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. V, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1920, págs. 436-449; A. M. de Castro, Misioneros agustinos del Extremo Oriente, 1565-1780 (Osario Venerable), ed., introd. y notas de M. Merino, Madrid, Instituto Santo Toribio de Mogrovejo, 1954, págs. 29-30 y 233-234; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, Archivo Agustiniano, 1965, pág. 126; J. García Cuesta, “Fray Alonso de Méntrida y noticias históricas de la villa”, en Temas Toledanos, 70 (1991); I. Rodríguez y J. Álvarez, Diccionario biográfico agustiniano. Provincia de Filipinas (1590-1600), vol. II, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1992, págs. 248-267; Al servicio del evangelio. Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1996, pág. 249.

 

Jesús Álvarez Fernández, OSA

 

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