Aduarte, Juan Diego. Zaragoza, 1569 − Nueva Segovia (Filipinas), 1636. Dominico (OP), historiador, obispo.
Su padre era el corregidor de la ciudad de Zaragoza. Salió de allí a la edad de dieciséis años. De paso por Alcalá de Henares conoció a un padre dominico que estaba dispuesto a enrolarse en la nueva Provincia del Rosario y marchar a Filipinas. El joven Aduarte quedó impresionado y decidió ingresar en la Orden.
El día 29 de abril de 1586 recibió el hábito en el convento de Alcalá de Henares. El año siguiente hizo la profesión religiosa. No se sabe con exactitud dónde realizó los estudios eclesiásticos. Siendo ya sacerdote estaba en Alcalá el año 1594. Por esa fecha había llegado de Filipinas el padre Alonso Delgado con el fin de buscar religiosos en los conventos españoles que quisieran ir a evangelizar en aquellas tierras. El padre Alonso Delgado tenía permiso del maestro general de la Orden para reclutar misioneros. El primero que se comprometió en Alcalá fue el padre Francisco Blancas. Se opusieron todos los demás religiosos a que se marchara con el padre Alonso. Le creían insustituible en el convento. El padre Alonso se quejó ante el general de la Orden, quien le volvió a enviar con nuevos poderes y prohibió que nadie se opusiera a su tarea.
El padre Blancas pidió definitivamente alistarse a la nueva Provincia. El padre prior de Alcalá pidió al padre Aduarte que como amigo y paisano del padre Blancas le disuadiese de su propósito. Sucedió todo lo contrario.
El padre Blancas convenció al padre Aduarte y juntos abandonaron Alcalá para irse a Filipinas.
Se pusieron en camino hacia Sevilla, donde se reunieron con los demás religiosos de la expedición y se embarcaron rumbo a México. Allí falleció el jefe de la expedición, padre Alonso Delgado, y el joven padre Aduarte se encargó de conducir la misión hasta Filipinas. Nada más llegar el padre Aduarte fue enviado al ministerio de los chinos. Asignado al convento de Santo Domingo y apenas iniciado en el estudio de la lengua china, el padre provincial, Alonso Jiménez, lo elige para que le acompañe a Camboya el año 1596. El rey había pedido ayuda a los españoles contra el rey de Siam. Los dominicos vieron la posibilidad de abrir allí un nuevo campo de apostolado. Aceptaron la invitación del gobernador de Filipinas para unirse a la expedición formada por una fragata y dos buques con ciento treinta soldados españoles y algunos filipinos y japoneses. La expedición no obtuvo ningún resultado favorable. Al llegar se encontraron un estado caótico. Había muerto el Rey que les había pedido ayuda y se tuvieron que retirar atacados por el usurpador del trono.
El padre Aduarte salvó la vida de milagro. Regresó a Manila por Malaca, después de curarse de las heridas recibidas en una pelea marítima con piratas chinos. A los pocos meses se embarcó de nuevo para Camboya, donde parecía que había cambiado la situación. Su barco naufragó cerca de archipiélago de las Islas Babuyanes, aún en Filipinas, y regresó a Manila. Otros compañeros de expedición habían llegado a China. Allí quedó como rehén el gobernador de Filipinas, Luis Pérez das Mariñas. El padre Aduarte se embarcó para China en 1597 para tratar de liberarlo. Llegó a Cantón y pidió que Das Mariñas pudiera regresar. Después de muchas peripecias lograron huir. El padre Aduarte se quedó en Macao para descansar un tiempo. Intentó volver a Manila, pero un temporal lo llevó hasta Malaca. Allí se enteró de que había sido nombrado procurador general de la provincia ante la Corte española.
Salió para España por la ruta de la India. Pasó por Ceilán en enero de 1601 y permaneció en la India por algún tiempo. Al fin se embarcó para España y después de ocho meses de travesía llegó a Vigo el 17 de septiembre de 1603. Dos años después volvió para Filipinas al frente de un grupo de misioneros reclutados por él. Llegó a principios de 1606. Fue elegido prior del convento de Santo Domingo de Manila. Su sucesor como procurador general de la Provincia ante la Corte de España murió en el viaje antes de llegar a México, de modo que lo volvieron a nombrar para ese cargo. Se embarcó de nuevo para España en julio de 1607. En 1611 viajó a Francia para entrevistarse con el maestro general de la Orden, que lo nombró definidor del Capítulo General celebrado en París ese mismo año.
En España se dedicó con empeño a reclutar nuevos religiosos para el Oriente. Consiguió enviar dos grupos, uno en 1611 y otro en 1615. En el año 1618 acompañó otra misión hasta México. Tuvo que regresar a España por orden de los superiores. Deseaba volver a Filipinas y al fin logró que los superiores le relevasen del oficio de procurador general, que había desempeñado con gran eficacia logrando muchas cédulas reales en favor de los misioneros. Regresó a Manila en 1628 al frente de una nutrida misión. Apenas llegado fue elegido otra vez prior del convento de Santo Domingo. No terminó su priorato. El rey de España, a propuesta de su Consejo, lo eligió obispo de Nueva Segovia (Filipinas). Aceptó en su nombre el procurador general de la Provincia y se pidieron a Roma las bulas de su nombramiento. El 23 de febrero de 1633 el Rey le pidió que se hiciera cargo de la diócesis.
Toda la documentación necesaria llegó a Manila en 1635. Ese mismo año tomó posesión de la diócesis.
La visitó entera personalmente. Sus gastos personales como obispo eran casi nulos. La pobre renta de su obispado la dedicó a hacer limosnas y a adornar su iglesia. Murió el año siguiente.
Obras de ~: Relación de los mártires que ha habido en Japón desde el año 1626 a 1628, Manila, 1629 (trad. it., Roma, 1632); Relación de lo que han padecido los cristianos del Japón desde 1628 a 1630 (junto con la Vida del P. Mateo Cobisa, que murió en la isla de Formosa), Manila, 1631; Relación de algunas entradas que han hecho los religiosos de la orden del padre Santo domingo de la Provincia del Santo Rosario en Filipinas en tierras de infieles, Manila, 1633; Relación de los gloriosos martirios de seis religiosos de Santo Domingo en 1633 en Japón, Manila, 1634 (Valladolid, 1637); Historia de la provincia del Sancto Rosario de la Orden de Predicadores en Philippinas, Iapon y China [...], Manila, Colegio de Santo Tomás, 1640 (Zaragoza, Domingo Gascón, 1693; introd. de M. Ferrero, Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores en Filipinas, Japón y China. Añadida por el muy Reverendo Padre Fray Diego González, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Departamento de Misionología Española, 1962).
Bibl.: C. Fuentes, Escritores dominicos del Reino de Aragón, Zaragoza, Imprenta Editorial Gamban, 1932, págs. 106-108; M. Velasco, Ensayo de Bibliografía de la Provincia del Santo Rosario de Filipinas, vol. I, Manila, 1960, págs. 214-236; M. Ferrero, “Introducción” a D. Aduarte, Historia de la Provincia del Santo Rosario de la Orden de Predicadores [...], op. cit., págs. XXIII-XXIX y 517‑555 [caps. añadidos por D. González]; M. González Poza, Obispos dominicos en Filipinas, Madrid, Institutos Pontificios de Filosofía y Teología, 1991, págs. 27-29; H. Ocio y E. Neira, Misioneros dominicos en el Extremo Oriente, vol. I, Manila, 2000, págs. 64-65.
Teodoro González García, OP