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Juan Ramírez de Arellano

Biografía

Ramírez de Arellano, Juan. La Roda (Albacete), ú. t. s. XVI – Manila (Filipinas), 1642. Religioso agustino (OSA), misionero en Filipinas, definidor y provincial de la Orden.

Hijo de don Juan Ramírez de Arellano y de Doña Urraca de Ludeña, familias distinguidas de La Roda, vistió el hábito de la Orden de San Agustín en fecha imprecisa, pero en su juventud. Después de desempeñar en España “con gran lucimiento toda la carrera de las cátedras y varias prelacías” (Baquero, 1884) solicitó pasar como misionero a las islas Filipinas.

Según los registros de llegadas de misioneros en el Archivo de la Orden agustina en Manila, llegó en la misión número XXIV, el año 1617 (E. J. Pérez, 1901). Siguiendo a este historiador agustino, en 1618 fue “uno de los que más contribuyeron a la pacificación de Zanbales. En la isla de Luzón fue Ministro (es decir, Párroco con amplios poderes) de Lipa en 1621, de Taal en 1623, de Bay en 1626 y, por segunda vez, en Taal en 1630”. Ascendido a definidor de la provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús, que así se llamaba la parcela dada a los agustinos en esa parte del mundo, que excedía en mucho el archipiélago filipino, fue elegido provincial (hacía el n.º 29 de la lista de provinciales) en el capítulo de la Orden celebrado en el Convento de San Agustín de Manila el 28 de abril de 1635, por un trienio, que cumplió satisfactoriamente. Fue sustituido por el P. Martín de Erasti en el capítulo del 24 de abril de 1638, pero fallecido prontamente fray Martín, el 28 de enero de 1639 volvió Ramírez de Arellano a ser nombrado provincial (el n.º 31 de la historia agustina de Filipinas), aunque por su carácter sustitutorio adoptó o se le dio el nombre de “rector provincial” hasta que finalizó el trienio en 1641. En el capítulo de 1635 se destaca una conclusión sobre los enfermos: “No sólo por ley de charidad, sino de justicia, tenemos obligación de acudir a nuestros hermanos con lo necesario para la cura en las enfermedades…” En este trienio también destacó el fuerte impulso que se dio a las obras del convento agustino de Manila (erigido a partir de una donación de 10.000 ducados del Rey Felipe II, su carta del 19 de abril de 1584).

Pero en este período de la historia filipina ocurrió un hecho cruel: la llamada revolución de los sangleyes (chinos que vivían en abundancia en Luzón), trágica en los años 1639-1640. De 15 de julio de 1640 es la certificación del Maese de Campo Don Sebastián Hurtado de Corcuera sobre los servicios prestados por los agustinos en los momentos angustiosos de la citada revolución. El P. Ramírez de Arellano, con los padres de su Orden, hubo de acompañar al citado maese de campo a Sagar y allí se vio envuelto en una guerra total, en la defensa del paso del río de Manila; “fue en calidad de General y estuvo diez días sustentando a su costa a quantos le acompañaban. Peleó varias veces y mató 250 enemigos” (I. Rodríguez, J. Álvarez, 1996).

Pero antes, turbulencias de otra índole mortificaron la vida del P. Juan Ramírez. En aquellas regiones, tan distantes, casi antípodas de la metrópoli, los problemas de las Órdenes religiosas se tenían que arreglar sobre la marcha. Y un problema que afectaba a las tres Órdenes religiosas predominantes estaba enzarzado: era el decreto llamado de Alternativa (un breve del papa Gregorio XV), consistente en alternar los cargos dando uno a religiosos procedentes de España y otro cargo a los criollos que habían tomado el hábito en las islas. Pero era en la práctica inaplicable (los agustinos tenían 93 frailes españoles, de los que 2 eran maestros de Teología, 10 lectores de Artes, 30 predicadores con estudios acabados en España; en el grupo criollo solamente había 33, ninguno con maestría, sí con ancianos impedidos que no podían decir misa y hasta un loco). Así que llegó el nuevo gobernador general escribió al rey Felipe IV: “Señor. Pareçe que V. Magestad (dios le guarde) no me embio a governar sus yslas Philippinas sino a conquistarlas de las Religiones de santo Domingo, san francisco y sant Agustin…”. Y eso que hace una excepción: “La de sant Agustin en particular… tienen oy un Provincial prudente, hombre noble y entero…” (el P. Ramírez de Arellano). Pero siguieron problemas, se nombró un juez eclesiástico, falto de diplomacia, y se llegó a la vergonzosa situación de que una patrulla militar penetrase en el Palacio Arzobispal, donde “los soldados con el Ayudante D. Francisco de Ojazaron embistieron al Padre Provincial de Sant Agustin Fr. Juan Ramirez… y les sacaron arrastrando entre los soldados…”. Tanto en los archivos de la Orden agustiniana en Valladolid como en el Archivo General de Indias hay documentos sobre estos problemas.

El P. Juan Ramírez de Arellano falleció en Manila el año 1642. 

El P. Ramírez de Arellano fue provincial, y dos veces, como se ha dicho, pero no fue arzobispo de Manila. Este cargo lo ocupó otro agustino, hijo también de la actual provincia albacetense, el P. Hernando Guerrero, natural de Alcaraz.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias, Sevilla. Carta del Gobernador General de Filipinas a S. M. el Rey, 30 de junio de 1636 (Filipinas, 8); Carta del Provincial de los Agustinos de Filipinas informando al Rey del Breve del Papa Gregorio XV sobre la Alternativa y su revocacion por el Papa Urbano VIII…, Manila, 9 de octubre de 1637 (Filipinas, 8); Relacion de lo sucedido en la Provincia de Filipinas de la Horden de San Augustin y de los effectos que an causado en ellas las Letras de la Sanctidad de Gregorio 15…, Manila, 1638 (Filipinas,. 8); Memorial del Gobernador General de Filipinas, a S. M.,….Manila, 1638 (Filipinas, 8); Archivo de la Provincia agustiniana de Filipinas, Valladolid, Libro de Gobierno, vol. II, fols. 213v.-219 (actas del capítulo provincial de 1635).

A. Baquero Almansa, Hijos ilustres de la Provincia de Albacete […], Madrid, Imp. de A. Pérez Dubrull, 1884, pág. 159; J. Roa y Erostarbe, Crónica de la Provincia de Albacete, vol. II, Albacete, Imp. y encuadernación de la viuda de Collado, 1894, pág. 435; E. J. Pérez, Catálogo Bio-Bibliográfico de los Religiosos-Agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días […], Manila, Est. tipográfico del Colegio de Sto. Tomás. 1901, pág. 91; I. Rodríguez, Historia de la provincia agustiniana del Santísimo Nombre de Lesús de Filipinas (Monumenta Provinciae Pilippinarum O.S.A.), Valladolid, Ediciones Estudios Agustinianos, vol. XIX, 1988, págs. 25, 36, 43, 55, 56, 58, 61, 67, 70-71, 75-76, 78-80, 104, 112, 348, 370, 375, 404, 414, vol. XX, Ibidem, págs. 24, 28, 82-90, 221-226, 228, 230, 240, 295-370 (Memorial al Rey, principalmente, 353; “Juan Ramírez sacado violentamente del palacio arzobispal”); J. Álvarez y I. Rodríguez, Al Servicio del Evangelio. Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Valladolid, Ediciones Estudios Agustinianos, 1996, págs. 52, 268-269, 293, 394.

                                                 

Fernando Rodríguez de la Torre

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