Crespo de Molina, Antonio. Osuna (Sevilla), 12.III.1543 – Sevilla, 10.XII.1600. Jesuita (SI), confesor del archiduque Ernesto y del conde de Fuentes.
Antonio Crespo estudió en la Universidad de su ciudad natal hasta que obtuvo los grados de maestro en Artes y bachiller en Medicina, cursando, además, dos años de Teología Escolástica y Positiva. Al ingreso de su única hija en la vida religiosa, ya viudo, entró en la Compañía de Jesús, donde hizo otros tres años de Teología y dos de casos de conciencia, y fue durante año y medio ministro de Baeza (1585-1586). En julio de 1587 se le destinó a Jerez de la Frontera con la misión naval, y el 30 de mayo de 1588 zarpó desde Lisboa con la Armada junto al hermano Alonso del Pozo en la San Lorenzo, capitana de las galeazas de Nápoles.
El 8 de agosto la nave encalló en Calais y pudieron escapar ambos, aunque tras sufrir maltrato de los ingleses.
Acudieron entonces a Brujas donde el superior Thomas Sailly les destinó a la missio castrensis de Flandes, recién fundada por el duque de Parma.
En 1591, ya con Farnesio en tela de juicio, Crespo denunció la situación de la guerra de Francia y los asuntos de Flandes. Parma intentó sacarle del Ejército y mandarle a Italia para impedir su ida a la Corte madrileña y que allí presentara informes adversos sobre su gestión. El general Acquaviva dio orden en noviembre de 1591 de sustituirle por el andaluz Martín de Vergara, pero esto no llegó a efectuarse. Una vez muerto el duque de Parma, Fuentes sí despachó a Crespo a Madrid para informar al Rey de la situación de los estados y tuvo audiencia con él el 7 de octubre de 1593.
Su misión provocó las quejas de Mansfeld, por ser contrario a su actividad, y el procurador de Corte en Madrid, Juan de Sigüenza, y el viceprovincial Gaspar Pedrosa, criticaron a Crespo ante Acquaviva. Ambos trataron de alejarle de la Corte hacia Andalucía, pero el procurador de la provincia belga en Madrid, Jacob Zelandre, juzgó satisfactoria su gestión y le alabó por su actitud y logros, como conseguir la reconciliación entre el duque de Pastrana y su madre, la princesa de Éboli. El Rey hizo caso a este último y, concluidos los negocios, le envió de nuevo a Flandes el 18 de junio de 1594, con cartas de recomendación para el conde de Fuentes y el archiduque Ernesto.
Crespo retornó a los Países Bajos como acompañante del duque de Pastrana, que llevaba a su primogénito, Ruy Gómez de Silva, a educar con los jesuitas.
Una vez allí, continuó en la misión castrense gozando de la estima de los superiores de Bélgica y de los gobernadores, como Fuentes y Ernesto, de los que fue confesor. Ejerciendo su ministerio, en 1598 le alcanzó una bala y pidió volver a su tierra natal, lo que Acquaviva le concedió el 22 de agosto de ese año con frases elogiosas sobre su actividad. Una vez en Andalucía, siguió profesando hasta su muerte.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 596, fols. 99, 606 y 178-185; Archivo Histórico Nacional, Estado, lib. 253, fols. 86v.-87v.
Ch. E. O’Neill y J. M. Domínguez, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-temático, vol. II, Madrid- Roma, Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 994- 995.
José Eloy Hortal Muñoz