Herrera Alemán, Francisco. Sevilla, 1536 – 12.XI.1600. Misionero jesuita (SI).
Su padre, Hernando de Baeza Alemán, tenía una de las más importantes fortunas de Sevilla. Su madre se llamaba Isabel de Herrera. La posición económica de su familia contribuyó a que su formación humanística fuese muy destacada, aunque inicialmente se inclinó por la carrera de la milicia. Las circunstancias le condujeron a que en 1564 participase en la conquista del Peñón de Vélez de la Gomera —ubicado actualmente en Marruecos—, además de continuar su servicio en una compañía que se había levantado a su costa en la Guerra de Granada, en 1570. El salto habría de producirse cuando se integró en la expedición que el adelantado Pedro Meléndez de Avilés, con el que le unía una profunda amistad, dirigió hacia la Florida. Cuando se encontraba en Tierra Firme, Francisco Herrera enfermó gravemente y gastó buena parte de su fortuna. Prosiguió en su ruta hacia Arequipa, en Perú, y la Ciudad de los Reyes, en Lima. Había manifestado una notable amistad con el lector jesuita del colegio, el padre Leandro Felipe, con el que compartía su interés por la poesía. Fue éste el que le aconsejó la realización de los Ejercicios Espirituales ignacianos, proceso que desembocó en su entrada en la Compañía de Jesús, en Lima, en octubre de 1576.
Su formación en Humanidades le posibilitó que, por espacio de ocho años, se convirtiese en maestro de mayores y que durante otros cuatro años enseñase la lengua quechua. Una vez que fue ordenado como sacerdote, atendió espiritualmente a los indios de Lima, realizando visitas a las cárceles y hospitales y, muy especialmente, a sus casas, cuando se declaraba alguna epidemia. Sus tareas misionales se dirigieron, en 1584, hacia los distritos de Checras y Tancor, en los departamentos de Lima y Junín respectivamente. El deterioro de su salud le condujo a que solicitase en 1588 al prepósito general Claudio Aquaviva su deseo de regresar a España, que le fue concedido en 1591 y se le destinó a la provincia de Andalucía, de la cual era originario. Se sabe que en agosto de 1594 se encontraba en Sevilla y, sobre todo, en Cádiz en 1596, cuando ese mismo año tropas anglo-holandesas asaltaron la ciudad gaditana, tras haber infringido una considerable derrota militar. Fue entonces cuando, entre los daños efectuados por los invasores, destrozaron físicamente una imagen de la Virgen con el Niño, que posteriormente fue muy conocida devocionalmente y que con posterioridad, el primer obispo de Valladolid, al recibirla en esta ciudad, la denominaría la Virgen Vulnerata o Injuriada. Por el hecho de ser jesuitas y por la imagen conspirativa que existía de ellos en Inglaterra, las tropas invasoras les maltrataron tanto con la palabra como físicamente.
Naturalmente, en el imaginario de los españoles estaba muy presente la derrota de la Armada de 1588 y los nuevos intentos de invasión que tenían lugar. Fue destinado a acompañar al adelantado de Castilla, Martín de Padilla, cuñado del jesuita Antonio de Padilla. Su esposa y prima, Luisa de Padilla, había acogido en su palacio madrileño la imagen de la mencionada Virgen Vulnerata. Así ocurrió hasta que los seminaristas ingleses católicos, que se formaban en Valladolid, tuvieron conocimiento de su existencia y propusieron que ellos, con sus oraciones, repararían los daños físicos que sus compatriotas “herejes” habían cometido. Los superiores destinaron a Herrera Alemán a la Armada que, de nuevo, se dirigía a invadir Inglaterra, bajo la dirección del mencionado adelantado. Sin embargo, aquélla sufrió el naufragio a la altura de Finisterre, encargándose Francisco Herrera de atender a los soldados enfermos y acogidos en Ferrol. Ese trabajo entre los que sufrían deterioró una vez más su salud, aunque posteriormente habría de ser confesor de la casa profesa de Sevilla, desde 1597. Entonces, atendió a los afectados por la peste que afectó a Castilla en 1599-1600. Con todo, a pesar de que murió en noviembre de 1600, no se debió a las consecuencias de este contacto.
Como hombre humanista, compuso en Lima dos poemas en castellano, relacionados con su contacto con los católicos ingleses. Uno de ellos era un elogio de Edmund Campion y de otros dieciocho mártires ingleses. Campion era un jesuita, un hombre de gran formación en Humanidades, que regresó a su Inglaterra natal disfrazado, junto con el también jesuita y fundador de los colegios de ingleses en España, Robert Persons. Campion fue ejecutado en diciembre de 1581, saliendo su mencionado compañero en busca de ayuda a la Europa católica. El otro poema en castellano, Herrera Alemán lo dedicó a Rodolfo Aquaviva y sus compañeros mártires en Salsete (India). El provincial Juan de Atienza y el propio autor solicitaron al prepósito general que permitiese su publicación, a pesar de estar escrito en lengua romance. Claudio Aquaviva lo concedió pero, finalmente, quedaron inéditos. Francisco de Borja Medina confirma que un ejemplar manuscrito del mismo se encuentra en la biblioteca Bodleiana de Oxford. Con todo, el primero de los poemas, el dedicado a Campion y sus compañeros mártires, fue publicado en 1938. No será la única obra de Herrera Alemán que no fue publicada, pues existían otros manuscritos que han permanecido inéditos. Sus contemporáneos, en una historia de la provincia jesuítica de Perú, definían a Herrera Alemán como un “maravilloso latino y muy versado en libros de humanidad y gran poeta en latín y en romance”.
Obras de ~: “Historia del glorioso martirio de Edmundo Campiano y Tomás Cotano”, en E. Gómez (OP) y H. Muñoz (OP) (eds.), Los mártires de la Reforma en Inglaterra, Manila, 1938; Historia de la muerte del P. Rodolfo Aquaviva en Cuncolin, Oxford, Biblioteca Bodleiana, 513; Susannae Historia Epos. Latinum; Relato de las mocedades de D. Francisco de Herrera; Misión y entrada que hizo el año de 1584 al distrito de los indios llamados Checras, s. f.; Memoria de lo ocurrido en la ciudad de Cádiz en el saqueo del pirata inglés, s. f.; Relación de lo ocurrido con la armada que llevaba a Inglaterra el Adelantado, y se perdió en las costas de Galicia, s. f.
Bibl.: H. Muñoz, “Who was Francis Herrera Alemán, S.I.?”, in The Month, 159 (1932), págs. 351-352; “Horrores de la Reforma en Inglaterra según un documento inédito”, en Razón y Fe, 99 (1932), págs. 523-533, y 100 (1932), págs. 65-80; Historia general de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú, ed. F. Mateos, vol. I, Madrid, 1946, 2 vols., págs. 253-255, 317 y ss.; F. de B. Medina, “Jesuitas en la armada contra Inglaterra”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 57 (1989), págs. 3-42; “Herrera Alemán, Francisco”, en Ch. O ’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. II, Institutum Historicum Societatis Iesu y Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 1912-1913; J. Burrieza Sánchez, Una Isla de Inglaterra en Castilla, catálogo de exposición, Valladolid, 2000; “Reparando las Heridas: el nacimiento de una devoción de ‘Contrarreforma’”, en Brocar, 26 (2002), págs. 107-150.
Javier Burrieza Sánchez