Ayuda

Diego de Guzmán

Biografía

Guzmán, Diego de. Sevilla, c. 1522 – 8.V.1606. Jesuita (SI), catequista.

Perteneciente al linaje de los Guzmanes, fue hijo de Rodrigo Ponce de León y de Blanca de Sandoval, primeros condes de Bailén. Se distinguió como uno de aquellos jesuitas que renunció a los derechos que poseía sobre títulos nobiliarios (como le ocurrió a Antonio de Padilla, Antonio de Córdoba o Francisco de Borja). En su orfandad paterna fue educado por su tío el arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique, que era además inquisidor general, con el cual viajó a recibir al emperador Carlos V en 1536. Mientras permaneció en la Corte de Toledo —allí vivía la emperatriz Isabel de Portugal hasta su muerte en 1539— fue su ayo otro futuro jesuita que renunció a puestos destacados, Bernardo de Venegas. No fue lejano a Juan de Ávila y éste le aconsejó el estudio de la Teología, tras la muerte de su tío. Según indicaba fray Luis de Granada en la Vida que escribió del maestro Ávila, si el padre Guzmán era hijo, “según la carne”, del conde de Bailén, según el espíritu lo era de Juan de Ávila, considerándole el famoso hagiógrafo Luis Muñoz, como “hijo primogénito” de aquél.

Compañero de Gaspar de Loarte, mantuvo a doce estudiantes pobres en Salamanca y enseñando ambos la doctrina cristiana. Loarte predicaba y Guzmán hacía las doctrinas. Cuando Antonio de Araoz y Pedro de Fabro viajaron de Portugal a la Corte de Valladolid para dar a conocer la Compañía de Jesús, Diego de Guzmán los alojó en Salamanca. Seguidamente, se entrevistó con Araoz en la ciudad del Pisuerga para ofrecerle el mantenimiento de los estudiantes jesuitas que habrían de enviarse a Salamanca.

Una vez graduado en artes, Guzmán se integró en el colegio sacerdotal que Ávila había establecido en Córdoba; fundó y dirigió un colegio de niños en Úbeda interviniendo en el de Priego; predicó y misionó por diócesis andaluzas y extremeñas, de acuerdo a las propuestas que Ávila estaba realizando al Concilio de Trento. Así, éste último les acercó a él y a su compañero Gaspar de Loarte —a través de Francisco de Borja y los Ejercicios Espirituales— a la Compañía de Jesús, en la que fueron admitidos en 1552, aunque pronto ambos iban a tener problemas con la Inquisición. Su admisión provocó tensiones, recibiendo el apoyo de Borja y la prudencia de Juan de Ávila. Las sospechas se debían al pasado judeoconverso de Gaspar Loarte, lo que provocó que ambos recriminasen a Araoz la falta de espíritu evangélico de la Compañía en su actitud hacia los cristianos nuevos. El problema se solucionó, predicando ambos compañeros en distintas diócesis, entre ellas la de Calahorra, requerido por su obispo Bernal de Lugo. El visitador Jerónimo Nadal los llevó consigo a Roma en 1554, cuando viajó por España para promulgar las Constituciones de la Compañía de Jesús en los primeros colegios.

Una campaña catequística de Guzmán, en la ciudad de Pamplona por ejemplo, englobaba a la propia guarnición del castillo. Tras la comida se ocupaba de las gentes de servicio del virrey de Navarra, el cual —entonces Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque— asistía diariamente a las explicaciones. Al pueblo fiel le concentraba en una iglesia, con una gran asistencia de niños. Precisamente, le acompañaba un hermano coadjutor que le ayudaba con el catecismo y se servía de dos niños, que eran ejemplo de memoria, en el conocimiento de sus páginas. Trabajos que en este caso, se convirtieron en la base para la fundación del colegio de Pamplona en 1579. Campañas catequéticas que se convertían en las primeras misiones populares, en las cuales se fundaba una cofradía contra los juramentos y las maldiciones, además de procurarse la llamada a una mayor frecuencia en la comunión y la confesión.

Diego de Guzmán recibió del propio Ignacio de Loyola su nombramiento como ministro de la casa profesa romana; fue confesor en Florencia de la duquesa, destacando en los años siguientes como director espiritual de frailes y de los soldados de la guarnición española allí establecida. Aunque perdió la audición y mostró su inconveniencia ante esta privación, recibió del general Diego de Laínez importantes misiones de gobierno. Su sordera favoreció la escritura, impidiendo su ministerio en el confesionario aunque no la enseñanza del catecismo en los castelli romanos. No pudo pasar tampoco a India o a Brasil. Cuando Pío V encomendó a la Compañía la dirección de la casa de los catecúmenos, Borja entregó su gobierno a este importante catequista en 1567. Acabó su labor, desde 1587, en Sevilla. Allí había fundado la Congregación de la Doctrina Cristiana, la de los Clérigos y la de Caballeros, modelo de las que se fundaron después en otras partes de Andalucía.

Fue, pues, un hombre formado en la tradición del maestro Ávila, que trabajó en numerosas diócesis españolas e italianas, con sus campañas, ejerciendo el ministerio de la catequesis a pesar de sus propias dificultades.

Su preocupación por la formación del pueblo cristiano las manifestó en sus obras escritas, en la propuesta de la junta de la Doctrina Cristiana que componían clérigos y caballeros; en la fundación de un Monte de Piedad en Sevilla que propuso al general Mercuriano o en la iniciativa de partir desde Andalucía con una misión hacia el norte de África.

Fue muy combatido con la actitud que en la Compañía se manifestó contra la entrada de conversos, antiguos judíos y musulmanes, según había consolidado legislativamente la Congregación General V. Según Nieremberg, escribió una historia de la Compañía de Jesús en dos partes.

 

Obras de ~: “Modo per insegnar con frutto la doctrina christiana” Archivum Romanum Societatis Iesu, OppNN 55, 135v.-137; “Avvisi di alcune cose che ho giudicato s’osservino nella residentia di Corsica, quali lascio qui, perche si madoino in executione” (Inst 187, 98); Historia de la Compañía de Jesús (dos partes); Imágenes y breves meditaciones de Nuestra Señora, Granada, Laña, 1603.

 

Bibl.: J. E. Nieremberg, Honor del Gran Patriarca San Ignacio de Loyola [...] varones clarísimos en santidad, Madrid, por María de Quiñones, 1645; B. Sebastián Castellanos de Losada (dir.), Biografía Eclesiástica Completa, t. IX, Madrid, Imprenta Alejandro Gómez, 1864, pág. 751; C. Gómez Rodeles, La Compañía de Jesús catequista, Madrid, Imprenta G. L. Horno, 1913, págs. 93, 184, 188-191 y 240; L. Sala, “Biografía del Maestro J. de Ávila”, en J. de Ávila, Obras completas, Madrid, La Editorial Católica, 1970, índice; F. B. Medina, “Gúzmán, Diego de”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, vol. II, Roma-Madrid, Institutum Historicum, S.I., Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 1857-1859.

 

Javier Burrieza Sánchez

Personajes similares