Moles Ormella, Enrique. Barcelona, 26.VIII.1883 – Madrid, 30.III.1953. Químico.
Enrique Moles fue el químico español más destacado, y más relacionado internacionalmente, del primer tercio de siglo XX, hasta que las consecuencias de la Guerra Civil acabaron con su carrera. Estudió Farmacia en la Universidad de Barcelona, en la que obtuvo el título de licenciado en 1905 con las calificaciones de sobresaliente y Premio Extraordinario, que repitió un año después, cuando obtuvo el grado de doctor por la Universidad Central de Madrid.
Una vez doctor, fue auxiliar interino (sin sueldo) en la Facultad de Farmacia de Barcelona durante los cursos 1906-1907 y 1907-1908. Este último año se ocupó de las prácticas de Análisis Químico y, por ausencia del auxiliar numerario encargado, también de la asignatura de Técnica Física y Análisis Químico.
Por entonces estaba comenzando su andadura la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), institución dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, fundada en 1907 y que, entre otras actividades, concedía pensiones. En septiembre de 1908, Moles solicitó una de las primeras de aquellas ayudas, para los temas (seleccionados por la Junta) de “Un curso teórico y práctico de Físico-química”, “Análisis de alimentos” y “Métodos de análisis de mineral”. Deseaba recibir estas enseñanzas, a lo largo de cuatro semestres, en las Universidades de Múnich, Leipzig y Berlín. En diciembre fue informado de que su petición había sido aceptada, por un período de un año. Primero estuvo (desde el 18 de diciembre de 1908 hasta el 10 de abril de 1909) en Múnich, trabajando en un laboratorio particular, donde se ocupó de análisis de sustancias orgánicas. Desde Múnich se trasladó a Leipzig, y allí estuvo hasta agosto de 1910 (obtuvo una prorroga de un año de su pensión). Fue en Leipzig donde se familiarizó con la química-física, la rama de la química en la que más destacó y que entonces se encontraba en auge, gracias a los trabajos pioneros de Jacobus Henricus van’t Hoff, Svante Arrhenius y Wilhelm Ostwald, el director del Instituto de Química-Física en el que Moles trabajó en Leipzig. En esta ciudad (donde coincidió y se hizo amigo de Julián Besteiro y Juan Negrín) consiguió un nuevo doctorado, esta vez en Química, colaborando con Karl Drucker.
A su regreso a España, se incorporó al Laboratorio de Investigaciones Físicas de la JAE dirigido por Blas Cabrera, como jefe de la Sección de Química-Física, que diseñó siguiendo el modelo del laboratorio de Ostwald. Allí introdujo la enseñanza de la Química- Física en España, desarrollando cursos teórico-prácticos que continuó dictando hasta 1927, cuando esas enseñanzas se introdujeron como asignatura oficial en el plan de estudios de la Sección de Químicas de la Facultad de Ciencias de Madrid. Al mismo tiempo, colaboró con algunos laboratorios farmacéuticos. El 1 de julio de 1911, tomó posesión como profesor auxiliar de Química Inorgánica de la Facultad de Farmacia de Madrid.
En 1912, volvió a solicitar la ayuda de la JAE para ampliar estudios en el extranjero durante cuatro meses.
La consiguió, y con ella se trasladó a la Escuela Politécnica de Zúrich, donde coincidió con Blas Cabrera, que también viajó allí para ampliar estudios, con Pierre Weiss. Y no sólo coincidieron, sino que también colaboraron produciendo una publicación conjunta en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química en 1912 sobre “La teoría de los magnetones y la magnetoquímica de los compuestos férricos”, un dominio al que volverían en otras ocasiones.
De esta manera, la magnetoquímica —esto es, el estudio de las relaciones entre las propiedades químicas y la naturaleza de los cuerpos químicos— se convirtió en uno de los temas de investigación de Moles, junto a los que hasta entonces practicaba: estudio de solubilidades de gases, disolventes inorgánicos y teoría de las soluciones.
En 1915 fue pensionado de nuevo por la Junta, para estudiar en las Universidades de Ginebra y Berna, en lo que a partir de entonces sería su tema principal de investigación: la determinación de pesos atómicos por métodos físico-químicos. En Ginebra, en 1916, obtuvo un nuevo doctorado (el título de su tesis fue Contribution à la révision du poids atomique du brome. Détermination de la densité normale du gaz bromhydrique), esta vez en Física, bajo la dirección de Philippe Guye, quien le ofreció ayudarle para obtener un puesto bien en Ginebra bien en la Universidad de Baltimore, en Estados Unidos. Moles, sin embargo, eligió regresar a España. Lo hizo en el verano de 1917, instalándose de nuevo en el Laboratorio de Investigaciones Físicas. En 1920, se doctoró en Ciencias en Madrid, con una tesis titulada Revisión físico-química del peso atómico del flúor. Contribución a la química del mismo elemento. Hasta 1927 no obtuvo una cátedra universitaria: la de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. En 1930, acumuló la cátedra de Química Teórica, que dejó en 1934, cuando pasó a encargarse también de la cátedra de Electroquímica y Electrometalurgia.
Como catedrático tuvo mucho que ver con la mejora de la infraestructura de la enseñanza experimental de la Química en la Universidad, en el denominado Pabellón Valdecilla de la calle de San Bernardo.
En 1929 fue elegido presidente de la Sociedad Española de Física y Química.
El problema de los pesos atómicos al que se dedicó Moles no era sólo un tema teórico o académico, sino que estaba también ligado a las necesidades prácticas, a los controles de calidad de las materias primas y de muchos materiales que se utilizaban a nivel industrial.
La variación de alguna cifra decimal en su cálculo podía significar una pérdida o ganancia económica en función del resultado del procedimiento analítico. Consecuencia de todo esto fue que en 1903 se creó, con la participación de la Sociedad Española de Física y Química, una Comisión Internacional de Pesos Atómicos, y en 1921 una comisión española, de la que formaban parte, además de Moles, entre otros, Blas Cabrera y Ángel del Campo.
Magníficamente dotado para las artes, especialmente para la pintura, en 1921 Moles publicó (traducida del original alemán por él y por Rafael Marquina) una edición de fragmentos de la correspondencia que Schiller mantuvo durante su noviazgo con Carlota: Primavera de amor.
Consecuencia del éxito científico que el laboratorio de Cabrera y Moles iba consiguiendo es que pronto se pusieron de manifiesto sus limitaciones, que impedían desarrollar mejores investigaciones. La solución vino de la mano de la Fundación Rockefeller, que, tras unas largas negociaciones con el Gobierno español, dotó a los físicos y químico-físicos del laboratorio de la JAE con un nuevo, espléndidamente dotado, Instituto Nacional de Física y Química, que abrió sus puertas oficialmente el 6 de febrero de 1932. Moles intervino en el diseño del nuevo centro: visitó, junto a los arquitectos Manuel Sánchez-Arcas y Luis Lacasa, distintos centros europeos con el objeto de recoger información para utilizar luego en el diseño del Instituto.
También fue, a partir de 1931, representando a la Facultad de Ciencias, vocal de la junta constructora de un nuevo campus, en la Ciudad Universitaria, para la Universidad de Madrid.
Reconocido como protagonista destacado de la ciencia española, en 1930 Moles fue invitado a ocupar la cátedra que la Institución Cultural Española de Buenos Aires había creado para que figuras distinguidas de la intelectualidad española divulgaran sus ideas en Argentina. Permaneció allí, dictando cursos y conferencias sobre Química, los meses de julio, agosto y septiembre. Además de Buenos Aires, visitó La Plata y Rosario, y, en Uruguay, Montevideo.
Hombre comprometido con el bienestar institucional de su ciencia —y en general de la ciencia nacional—, organizó importantes reuniones internacionales, como el IX Congreso Internacional de Química Pura y Aplicada, que se celebró en Madrid del 5 al 11 de abril de 1934 (al mismo tiempo tuvo lugar la IX Conferencia de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada [IUPAC], en la que Moles fue elegido vicepresidente). Este mismo año, el 28 de marzo, leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que versó sobre Del momento científico español, 1775-1825, en el que se ocupó de estudiar las contribuciones realizadas a la Química española durante ese período, entre otras las de Antonio Martí, Francisco Carbonell, Mateo Orfila y los hermanos Fausto y Juan José De Elhuyar, descubridores del wolframio. En este punto hay que recordar que Moles fue un gran defensor del nombre “wolframio”, propuesto por los hermanos Elhuyar, en lugar de “tungsteno”. En 1949, cuando se encontraba en el exilio, defendió en una reunión de la Comisión de Nomenclatura de la IUPAC celebrada en Ámsterdam que se adoptara internacionalmente el nombre de wolframio. Su propuesta fue aceptada.
Su discurso de entrada en la Academia de Ciencias fue una aportación notable a la historia de la ciencia española. En nombre de la corporación le contestó Blas Cabrera, con quien tantos trabajos y experiencias había compartido. “Pertenece Moles —manifestó en aquella ocasión Cabrera— a aquel tipo de hombres hechos para ser blanco de los más encontrados sentimientos; y no por casualidad, sino como consecuencia de su actividad. Fervoroso de la ciencia y sincero patriota, aspira a impulsar una violenta corriente de trabajo en cuantos le rodean”. Destacaba también el físico canario algunos trabajos de Moles, como sus investigaciones sobre los pesos atómicos del flúor, oxígeno, carbono, yodo, nitrógeno, sodio y argón. “Merece especial cita —señalaba— la revisión crítica de las densidades del oxígeno obtenidas hasta la fecha, como consecuencia de la cual dio el valor que hoy es base internacional aceptada de varias magnitudes físico-químicas”. Por trabajos como éstos, la Academia dei Lincei de Roma le había otorgado en 1926 el Premio Cannizzaro.
En 1934, el año de su entrada en la Academia de Ciencias, recibió la Gran Cruz de la Orden de la República Española, y el grado de oficial de la Legión de Honor Francesa.
Al llegar la Guerra Civil y haberse exiliado en septiembre de 1936 Cabrera, Moles se hizo cargo de la dirección del Instituto Nacional de Física y Química, donde, aunque no demasiado, algo de trabajo con fines militares (como fonolocalizadores) se hizo.
Cuando el 31 de agosto de 1936, Fernando de los Ríos fue nombrado rector de la Universidad de Madrid, Moles entró a formar parte de su equipo como vicerrector, aunque no estuvo mucho tiempo en este cargo, ya que poco después De los Ríos pasó a ser embajador en Estados Unidos, siendo sustituido en el Rectorado el 5 de octubre por José Gaos. Activo en defensa de la República, el 31 de octubre de 1936 Moles firmó un texto, junto a otros intelectuales (como José Gaos, Ramón Menéndez Pidal, Jorge Fernández Tello, Antonio Madinaveitia, Tomás Navarro Tomás, José Moreno Villa, Antonio de Zulueta y Victorio Macho), titulado “Los intelectuales españoles apelan a la conciencia internacional”. En 1938, fue nombrado director general de Pólvoras y Explosivos, un departamento de la Subsecretaría de Armamento.
Aún dentro de la vorágine de la guerra, Moles tuvo tiempo para continuar contribuyendo al estudio de los pesos atómicos. Una ocasión especialmente señalada fue su participación los días 17 y 18 de diciembre de 1938 en una reunión celebrada en Neuchatel patrocinada por el Institut International de Coopération Intelectuelle, en colaboración con la Unión Internacional de Química y la Unión Internacional de Física, a la que contribuyó con una memoria de 75 páginas sobre “Les déterminations physico-chimiques des poids moléculaires et atomiques des gaz”.
El 5 de febrero de 1939, Moles cruzó la frontera española pasando a Francia. Ese mismo día, la radio de Burgos anunciaba que había sido desposeído de su cátedra universitaria; en efecto, el 4 de febrero se había firmado una orden (publicada en el Boletín Oficial del Estado del 7 de febrero), por la que se expulsaba, junto con otros profesores, de su puesto universitario.
En Francia trabajó en el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica) de París como maître de recherches. Durante los dos años que permaneció allí recibió ofertas de trabajo procedentes de las Universidades de Zúrich, Baltimore, California, Montevideo y La Habana, así como de la Casa de España de México. Provisto de los documentos necesarios, expedidos por las autoridades diplomáticas españolas, en diciembre de 1941 se dirigió a Madrid, donde fue detenido e ingresado en la prisión de Torrijos. Salió en libertad condicional, pero al poco tiempo fue detenido de nuevo ingresando en la prisión de Porlier. Fue sometido a un Consejo de Guerra, que le consideró culpable de “auxiliar a la rebelión militar”, condenándolo a doce años y un día de reclusión menor. Esta pena fue revisada posteriormente, siendo aumentada a treinta años de prisión mayor. En agosto de 1943, al cumplir los sesenta años, pudo lograr la libertad condicional, incorporándose en enero de 1944 al Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS) como asesor técnico de la sección farmacéutica. En 1951 se cancelaron todos sus antecedentes penales, pero no fue repuesto a su puesto universitario. Aprovechando su nueva situación, aquel mismo año viajó a Cuba, invitado por la Facultad y la Academia de Farmacia de La Habana; sería su último viaje al extranjero. Falleció el 30 de marzo de 1953 víctima de un derrame cerebral.
Obras de ~: con K. Drucker, “Gaslösichkeit in wässeringen Lösungen von Glycerin und Isobuttersäure”, en Zeitschrift für Physikalische Chemie, 75 (1910), págs. 405-436; “Un curso teórico y práctico de Química-física”, en Anales de la Junta para Ampliación de Estudios, 4 (1911), págs. 67-90; con B. Cabrera, “La teoría de los magnetones y la magnetoquímica de los compuestos férricos”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 10 (1912), págs. 316-344 y 391-431; Contribution à la revision du poids atomique du brome. Détermination de la densité normale du gaz bromhydrique, tesis doctoral en la Universidad de Ginebra, 1916; con Philipe Guye, “Contribution a l’étude des causes d’erreur affectant les déterminations de poids atomiques. VI. Les actions de surface, causes d’erreurs de pesées. L’anomalie de Hinrichs”, en Journal de Chimie Physique, 15 (1917), págs. 360-404; “Acerca del peso atómico del carbono”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 19 (1921), págs. 255-259; “Über die fundamentalen Atomgewichte”, en Zeitschrift für Physikalische Chemie, 115 (1925), págs. 61-90; “Los nuevos laboratorios de la Facultad de Ciencias”, en Boletín de la Universidad de Madrid, I, n.º 11 (marzo de 1929), págs. 153-170; “The atomic weight of fluorine”, en Nature, 128 (1931), págs. 966-967; Del momento científico español, 1775- 1825, discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Madrid, 1934; “La méthode des densités-limites pour la détermination des poids moléculaires des gaz”, en Journal de Chimie Physique, 34 (1937), págs. 49-69; “La détermination des poids moléculaires et atomiques des gaz par des méthodes physico-chimiques”, y “Note additionelle sur la densité limite comme fonction de la presión”, en Les déterminations physico-chimiques des poids moléculaires et atomiques des gaz, Paris, Institut International de Coopération Intellectuelle, 1938, págs. 1-75 y págs. 187-192, respect.
Bibl.: Institución Cultural Española, “Labor científica del Dr. Enrique Moles”, en Anales, 3 (1953), págs. 508-548; E. Moles Conde, Enrique Moles, un gran químico de España, Madrid, 1975; R. Berrojo Jario, Enrique Moles y su obra, tesis doctoral, Barcelona, Universidad, Facultad de Farmacia, 1980, 3 vols.; A. Pérez-Vitoria, Enrique Moles y el sistema periódico de los elementos, Madrid, Amigos de la Cultura Científica, 1983; A. Pérez-Vitoria (coord.), Enrique Moles: la vida y la obra de un químico español, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985; F. Giral, Ciencia española en el exilio (1939- 1989), Barcelona, Anthropos, 1994, págs. 108-117; F. González de Posada y D. Trujillo Jacinto del Castillo, “Ensayo introductorio”, en B. Cabrera Felipe y E. Moles Ormella, La teoría de los magnetones y la magnetoquímica de los compuestos férricos (1912-1913), Madrid, Amigos de la Cultura Científica, 1995, págs. 15-68; Nieto-Galan, “Enric Moles i Ormella. La importació d’una nova disciplina, la Química Física”, en Ciencia i técnica als països catalans: una aproximació biográfica, Barcelona, Fundació Catalana per la Recerca, 1995, págs. 1147-1175; A. Romero de Pablos, Cabrera. Moles. Rey Pastor. La europeización de la ciencia. Un proyecto truncado, Madrid, Nivola, 2002.
José M. Sánchez Ron