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José Antonio de Aguirre Lecube

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Biografía

Aguirre Lecube, José Antonio de. Bilbao (Vizcaya), 6.III.1904 – París (Francia), 22.III.1960. Político nacionalista y presidente del primer Gobierno vasco.

Nació en el seno de una familia burguesa, católica y nacionalista. Su padre, Teodoro de Aguirre, fue abogado defensor de Sabino Arana, el fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Estudió el bachillerato en el colegio de los jesuitas en Orduña (Vizcaya) y la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto. Profesionalmente, ejerció de abogado y dirigió la empresa familiar Chocolates Bilbaínos. Fue futbolista del Athletic de Bilbao y presidente de la Juventud Católica de Vizcaya.

Afiliado al PNV, Aguirre irrumpió en la vida política en la coyuntura de 1930-1931, tras el final de la dictadura de Primo de Rivera y al inicio de la Segunda República. Llegó a ser el máximo representante de la generación vasca de 1936 y el principal protagonista de la política vasca durante la Segunda República, la Guerra Civil y el exilio durante la primera mitad del franquismo. Por ello, fue el político más importante de Euskadi en el siglo XX, junto con su rival, el líder socialista Indalecio Prieto (1883-1962).

En la República fue el político revelación del País Vasco desde su advenimiento: el 14 de abril de 1931 fue nombrado alcalde de Guecho (Vizcaya) con apenas veintisiete años. Ese mismo año encabezó el movimiento de los alcaldes vascos por la autonomía, que aprobó el polémico y fallido Estatuto de Estella, y el 28 de junio resultó elegido diputado a Cortes por Navarra con la coalición de derechas. El 19 de noviembre de 1933 y el 1 de marzo de 1936 fue reelegido diputado del PNV por la provincia de Vizcaya. Junto con el también diputado Manuel de Irujo (1891-1981), Aguirre fue el artífice de la evolución democrática del PNV en la República, aunque sin revisar la doctrina de Sabino Arana.

Su actividad política, dentro y fuera del Parlamento, se encaminó a la consecución de la autonomía vasca, según resaltó en su libro Entre la libertad y la revolución (1935). Para ello, en 1931 se alió con las derechas católicas y carlistas, con las que rompió al hacer fracasar el Estatuto de las Comisiones Gestoras en Navarra (1932) y al bloquearlo en las Cortes por la cuestión de Álava (1934). A partir de este año, su pragmatismo político le llevó a aproximarse a las izquierdas republicano-socialistas de Prieto. Con éste llegó a una entente cordial en la primavera de 1936 para aprobar el Estatuto vasco, siendo Prieto el presidente y Aguirre el secretario de la Comisión de Estatutos de las Cortes.

Su acuerdo se convirtió, iniciada la Guerra Civil, en la alianza entre el PNV y el Frente Popular, cuyas manifestaciones principales fueron el ingreso de Irujo como ministro en el Gobierno de Largo Caballero (25 de septiembre de 1936), la aprobación parlamentaria del Estatuto (1 de octubre de 1936) y la formación del primer Gobierno vasco con Aguirre de presidente (lehendakari) y consejero de Defensa (7 de octubre de 1936). Al ser elegido lehendakari por los concejales vascos que pudieron votar, Aguirre juró su cargo bajo el árbol de Guernica y dio a conocer su Gobierno de coalición PNV/Frente Popular y su programa gubernamental, claramente moderado.

Dicho programa reflejó la hegemonía nacionalista en el respeto a la Iglesia y en la ausencia de revolución social, en flagrante contraste con el resto de la España republicana.

Durante nueve meses escasos, de octubre de 1936 a junio de 1937, Aguirre encarnó la Euskadi autónoma en la Guerra Civil, reducida territorialmente a Vizcaya y convertida en un pequeño Estado vasco semi-independiente. Su Gobierno fue presidencialista debido a su liderazgo carismático no sólo entre los consejeros nacionalistas, sino también entre los consejeros socialistas, republicanos y un comunista.

Aguirre concentró poderes excepcionales, estableció relaciones internacionales y asumió el mando político e incluso militar del ejército vasco.

Tras su derrota al ser conquistado Bilbao por el ejército de Franco, cuyas causas explicó en su Informe al Gobierno de la República, Aguirre continuó la guerra en Santander en el verano de 1937 y en Cataluña desde el otoño de dicho año hasta febrero de 1939, colaborando estrechamente con la Generalitat de Lluís Companys. Al caer Cataluña, se tuvo que exiliar en Francia.

Recién concluida la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, Aguirre se desentendió de la República española y se radicalizó abogando por la independencia de Euskadi durante la Segunda Guerra Mundial. En ésta vivió una auténtica odisea al quedar atrapado en Bélgica por la ofensiva del ejército alemán en mayo de 1940. Con documentación falsa, estuvo escondido en Berlín varios meses hasta que logró escapar en barco hacia América, adonde llegó en el verano de 1941, tras estar más de un año desaparecido, según él mismo narró en su libro De Guernica a Nueva York pasando por Berlín (1943).

En Estados Unidos fue profesor de Historia en la Universidad de Columbia y rehízo su Gobierno en Nueva York. Entonces fue un decidido defensor de la causa de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y admirador de la democracia norteamericana, convirtiéndose en propagandista de ella en su gira por los centros vascos de América Latina (Cinco conferencias pronunciadas en un viaje por América, 1944).

Al término de la Guerra Mundial, Aguirre volvió a aceptar la República española y contribuyó a la reconstrucción del Gobierno republicano en México en 1945, con Irujo de nuevo de ministro. Su prestigio político le permitió hacer de mediador en las disputas entre los dirigentes catalanistas, republicanos y socialistas, muy divididos entre sí, hasta el punto de que el presidente de la República en el exilio, Diego Martínez Barrio, le ofreció la presidencia del Gobierno republicano en 1947 y en 1951. Pero Aguirre prefirió continuar al frente del Gobierno vasco, que había reorganizado en Francia en 1946 con los mismos partidos que lo habían formado en la Guerra Civil.

En la posguerra mundial, su objetivo prioritario fue acabar con la dictadura franquista y así poder regresar a Euskadi. Para ello, contando con el apoyo de los sindicatos Unión General de Trabajadores (UGT), Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y Sindicato de Trabajadores Vascos (STV), convocó las huelgas generales de mayo de 1947 y abril de 1951, que fueron secundadas ampliamente en Vizcaya y Guipúzcoa. Pero el régimen de Franco sobrevivió gracias al inicio de la guerra fría en 1947 y se consolidó con el Concordato con el Vaticano y los acuerdos con Estados Unidos en 1953. Al fracasar su estrategia pronorteamericana, a Aguirre sólo le quedó jugar la carta europea, siendo fundador y dirigente de la democracia cristiana. Convencido europeísta y defensor del Movimiento Europeo, soñaba con una futura Euskadi libre en una Europa unida y federal, lo que algunos autores han denominado la “doctrina Aguirre”.

El decenio de los cincuenta constituyó la etapa más triste e ineficaz de su trayectoria política. Su canto de cisne fue su extenso discurso en el Congreso Mundial Vasco, que congregó en París en 1956 (Veinte años de gestión del Gobierno Vasco). Pese a ello, mantuvo su optimismo hasta el final de su vida, según resaltó Prieto en un artículo necrológico muy elogioso: “la fuerza mágica de José Antonio Aguirre era su inquebrantable optimismo” (“José Antonio y su optimismo”, recogido en su libro Convulsiones de España, México, Oasis, 1967).

El repentino fallecimiento de Aguirre, en París en 1960, supuso un trauma para la comunidad nacionalista vasca, que le mitificó, y marcó el final de una época en la historia de Euskadi, la protagonizada por la generación de 1936. Su prematura muerte le impidió conocer la trascendencia del nacimiento de Esuskadi Ta Askatasuna (ETA) en 1959. A la cabeza del Gobierno vasco en el exilio le sucedió su fiel vicepresidente, Jesús María de Leizaola (1896-1989), también del PNV, que careció del carisma y del liderazgo de Aguirre.

 

Obras de ~Entre la libertad y la revolución, 1930-1935, Bilbao, Verdes Achirica, 1935; De Guernica a Nueva York pasando por Berlín, Buenos Aires, Ekin, 1943; Cinco conferencias pronunciadas en un viaje por América, Buenos Aires, Ekin, 1944; El Informe del Presidente Aguirre al Gobierno de la República, Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1978; Veinte años de gestión del Gobierno Vasco (1936-1956), Bilbao, Leopoldo Zugaza, 1978; Obras Completas, San Sebastián, Sendoa, 1981, 2 vols.

 

Bibl.: J. L. de la Granja, Nacionalismo y II República en el País Vasco, Madrid, CIS-Siglo XXI, 1986; C. Garitaonandía, José Antonio Aguirre, primer lehendakari, Bilbao, IVAP, 1990; J. L. de la Granja, República y Guerra Civil en Euskadi, Bilbao, IVAP, 1990; F. de Meer, El Partido Nacionalista Vasco ante la Guerra de España (1936-1937), Pamplona, EUNSA, 1992; J. C. Jiménez de Aberásturi, De la derrota a la esperanza: Políticas vascas durante la Segunda Guerra Mundial (1937-1947), Bilbao, IVAP, 1999; J. P. Fusi, El País Vasco 1931-1937. Autonomía. Revolución. Guerra Civil, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002; J. L. de la Granja, El siglo de Euskadi. El nacionalismo vasco en la España del siglo XX, Madrid, Tecnos, 2003; S. de Pablo y L. Mees, El péndulo patriótico. Historia del Partido Nacionalista Vasco (1895-2005), Barcelona, Crítica, 2005; L. Mees, El profeta pragmático. Aguirre, el primer lehendakari (1939-1960), Irún, Alberdania, 2006; J. L. de la Granja Sainz, El oasis vasco. El nacimiento de Euskadi en la República y la Guerra Civil, Madrid, Tecnos, 2007.

 

José Luis de la Granja Sainz

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