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Gaspar de Saona y Sánchez

Biografía

Saona y Sánchez, Gaspar de. La Mota (Cuenca), p. m. s. xvi – Barcelona, 26.VIII.1596. Religioso agustino (OSA), teólogo, catedrático, reformador de la provincia de Aragón, provincial de la misma y visitador general.

Fueron sus padres Jerónimo de Saona y María Sánchez de la Tercia, vecinos de la villa de La Mota del Cuervo; sin embargo, lo que no aparece en ninguno de sus biógrafos es la fecha de su nacimiento. En 1557 vistió el hábito agustiniano en el Convento de San Agustín de Salamanca, donde, tras un año de noviciado, hizo su profesión religiosa el día 12 de febrero de 1558. “Tuvo el P. Maestro Saona —escribe su biógrafo Jaime Jordán— algunos hermanos insignes en virtud y letras, pero el mayor en edad, doctrina y santidad fue nuestro Fray Gaspar de Saona”. Uno de estos hermanos fue fray Gabriel de Saona, misionero en Perú, gran predicador y fundador de la provincia agustiniana de San Miguel de Quito.

Estudió fray Gaspar en la Universidad de Salamanca, “saliendo consumado varón en las facultades de Filosofía, Teología y Sagrada Escritura”; por lo mismo, una vez terminada la carrera eclesiástica y ordenado sacerdote, los Superiores lo dedicaron a la docencia en el propio Convento de San Agustín, que estaba académicamente incorporado a la universidad salmantina.

Entre tanto, ante las necesidades de reforma de la provincia de Aragón el P. Gaspar de Saona fue uno de los destinados a llevar a cabo la reforma junto con otros cuarenta y ocho religiosos agustinos, pertenecientes a la provincia de Castilla, bajo la dirección del P. Rodrigo de Solís. Llegado el grupo reformador a Barcelona en 1569, fray Gaspar fue destinado como prior al Convento de Ntra. Sra. de Gracia en Lérida, cargo que ejercería durante once años. Todos sus biógrafos subrayan el éxito reformador, basado en su gran celo, prudencia y discreción. Después de obtener el grado de doctor en Sagrada Teología consiguió una cátedra en la Universidad de Lérida en 1573 y otra de Escritura en la catedral.

En 1577 el provincial fray Rodrigo de Solís lo nombró visitador de la provincia de Aragón. Tres años más tarde, en el capítulo celebrado en Valencia fue elegido provincial y reelegido para el mismo cargo en el capítulo de 1586; finalmente en el capítulo celebrado en Lérida en 1592 salió reelegido provincial por tercera vez. A este cargo se añadió en 1594 el de visitador de las provincias de España por nombramiento del P. general de la Orden. Ponderando el P. J. Jordán el gran prestigio de que llegó a gozar, escribe: “Tanta era la virtud, religión y celo con que gobernaba el padre maestro Saona, que todos le deseaban: las universidades, las provincias, los conventos, los generales, los pueblos y las ciudades. Las provincias para su visitador, los conventos para prior, los generales para vicario general, los pueblos y las ciudades para su predicador, las universidades para su catedrático y todos para su Padre y Maestro [...] Referir lo mucho que hizo y aumentó así en letras como en virtud esta provincia de Aragón no cabe en ponderación, pero quien más le debe es el principado de Cataluña”.

Tuvo especial predilección por el Convento de San Agustín de Barcelona, cuyas obras de construcción se terminaron durante su mandato. En 1587, junto con el prior de este mismo convento, fray Pedro Malón de Chaide, el famoso autor de La conversión de la Magdalena, fundó el Colegio de San Guillermo en la misma ciudad de Barcelona, en el que muy pronto los estudios gozaron de gran prestigio, merced a los tres maestros agustinos que en él explicaban la Teología.

Al P. Gaspar se debió también la fundación del convento de Cambriles (Tarragona) en 1592.

Terminado el mandato como provincial se quedó residiendo en el citado Convento de San Agustín de Barcelona y allí cayó enfermo meses más tarde, viniendo a fallecer el 28 de agosto de 1596. “Su muerte —comenta el citado P. Jordán— fue muy llorada de todos, particularmente de los religiosos del principado de Cataluña, pues perdieron en él un tan buen padre, que lo era de veras para todos”. No se conserva ningún escrito suyo; hombre de cátedra y de púlpito, muy probablemente escribiría los temas de sus clases y sus sermones, como lo hacían casi todos sus contemporáneos; tales manuscritos, si existieron, desaparecerían a lo largo del siglo xix, en los tristes sucesos por los que pasaron los diferentes conventos en que se desarrolló su actividad.

 

Bibl.: t. de Herrera, Alphabetum Augustinianum, t. I, Matriti, Typis Gregorii Rodríguez, 1644, pág. 312; Historia del Convento de san Augustín de Salamanca, Madrid, Gregorio Rodríguez, 1652, págs. 319, 399; J. Jordán, Historia de la Corona de Aragón de la sagrada Orden de los ermitaños de nuestro gran Padre San Agustín, Valencia, Imp. de Antonio Bordazar, 1704, t. I, págs. 174-1775; t. III, Valencia, 1712, págs. 378-379; S. de Portillo y Aguilar, Chrónica Espiritual Agustiniana, ed. de F. Avilés, t. I, Madrid, Imp. de Alonso Orozco, 1731, pág. 27; M. Vidal, Agustinos en Salamanca. Historia del Observantíssimo Convento de San Augustín, t. I, Salamanca, Imp. Eugenio García, 1751, págs. 227, 420-421.

 

Teófilo Viñas Román, OSA

 

 

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