Navarra, Francisco de. Tafalla (Navarra), c. 1498 – Torrente (Valencia), 14.IV.1563. Arzobispo de Valencia.
Fue hijo natural de Pedro de Navarra, mariscal del Reino de Navarra y de una hija de Miguel de Hualde, vecino de Tafalla. Aunque era bastardo, ni sus familiares ni el propio interesado renunciaron nunca a sus raíces y a la sangre de la familia de los Navarra. Cuando nació Francisco, su padre, el mariscal, no había contraído aún matrimonio canónico, como lo hizo con Mayor de la Cueva, hija de Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, y dama de honor de Isabel la Católica. El matrimonio se celebró en el Palacio Real de Zaragoza con asistencia de los mismos Reyes el 7 de octubre de 1498. Como regalo de bodas los reyes navarros les concedieron a los contrayentes la suma de 3000 escudos de oro. Los hijos de este matrimonio siempre consideraron a Francisco de Navarra como de su estirpe y familia.
Se educó en Tafalla hasta el año 1510. Cuando contaba doce años de edad fue enviado a estudiar a la Universidad de Toulouse bajo la dirección de su pariente Martín de Azpilcueta. Desde ese momento se entabló entre ambos una estrecha amistad cercana a la dependencia paternofilial. Esta vinculación hizo que el “doctor navarrus” le dedicara su primera obra De poenitentia publicada en Coímbra en 1542. Permaneció en la Universidad de Toulouse durante doce años estudiando Artes y Derecho.
Durante este tiempo sucedieron avatares trágicos en su patria navarra y en su familia, que supusieron un cambio traumático en su carácter. Con la conquista del reino de Navarra por las armas del duque de Alba en 1512, la familia del mariscal tuvo que abandonar sus posesiones para trasladarse al Bearne, siguiendo a los reyes Juan y Catalina. Los Navarra apoyaron los tres intentos de los Reyes por reconquistar su reino en 1512, 1516 y 1521. El mariscal Pedro cayó prisionero de las armas españolas y fue encarcelado en Atienza primero y luego en Simancas hasta que murió en la cárcel de forma extraña, o envenenado o suicidándose en 1522. Al año siguiente, el 9 de febrero de 1523, una real provisión de Carlos V confiscaba los bienes, derechos, pechas, rentas y censos de la familia de los Navarra.
Sin embargo, estando Pedro el mariscal encarcelado, el papa León X instituía a Francisco, en 1518, como prior del Monasterio de Roncesvalles, pero sin el consentimiento de los reyes de España. Pidió dispensa del impedimento de ilegitimidad para acceder al priorato y recibir órdenes menores. Se la concedió el papa León X en Roma el 8 de mayo de 1518, teniendo Francisco una edad aproximada de veinte años.
Aunque el primer perdón general de Carlos V en 1523 a los “rebeldes navarros” no se extendió a la familia de los Navarra, sí les acogió el perdón general dado en Burgos el 29 de abril de 1524, cuando ya las tropas castellanas habían recuperado el castillo y la villa de Fuenterrabía. En este día firmaba el Emperador en Burgos la real cédula en la que se confirmaba la elección de Francisco de Navarra como prior del Monasterio de Roncesvalles y concedía a su hermano de sangre Pedro el título de mariscal de Navarra. Así, en 1524, un nutrido grupo de navarros agramonteses se acogieron a la amnistía general y se integraron en la vida civil del antiguo reino. Entre los que se acogieron al perdón estaban los hermanos de Francés de Xabier, lo mismo que otros miembros agramonteses, como Martín de Rada, futuro abad de La Oliva, el doctor Remiro de Goñi, canónigo de la Catedral de Pamplona, Francisco de Navarra y Martín de Azpilcueta.
El Monasterio de Roncesvalles gozaba de fama universal en consonancia con su importancia económica y política. La Real Casa llegó a tener innumerables haciendas en España y en todos los reinos de la cristiandad, mientras que el prior gozaba de jurisdicción propia, no dependía del obispo de Pamplona, usaba mitra y báculo y celebraba de pontifical, era consejero nato de los reyes de Navarra y miembro de las Cortes del reino. Francisco asistió personalmente a las Cortes del reino de 1524, 1525, 1526 y 1534.
En Roncesvalles en este momento funcionaba uno de los cuatro hospitales generales de la cristiandad. El monasterio rentaba unos 1000 ducados anuales. El número de peregrinos a Santiago crecía el año de jubileo, pero en el año 1512 se rebasó la cifra de treinta mil.
Una de las acciones primeras del prior Francisco de Navarra fue nombrar canónigo de la abadía a su maestro Martín de Azpilcueta, al que siguió a la Universidad de Salamanca cuando éste se incorporó como profesor. Con ayuda de Martín de Azpilcueta, el prior logró en pocos años una restauración moral y material del monasterio y del hospital.
Francisco de Navarra completó sus estudios en la Universidad de Salamanca, de la que era profesor Martín de Azpilcueta (1524-1538). Llegó a Salamanca en 1527 y estuvo asistiendo a las clases de su maestro durante cinco años, durante los cuales años llegó a ser bachiller en Cánones y a adquirir el título de “doctor in utroque iure”. Esto no le impidió ser rector de la misma Universidad durante el curso 1529-1530.
En el otoño de 1532, el Consejo Real de Castilla pensó en Francisco como visitador de la Audiencia de Granada. En 1533 se encontraba en Alcalá como reformador del Colegio de San Ildefonso y de la Universidad. En 1534 se reintegró a Roncesvalles. Desde ese momento fue miembro del Santo Oficio y asistió a la Junta de Inquisidores de Toledo de 1539 y actuó como inquisidor de Valencia en 1541. Este mismo año el papa Pablo III le nombró obispo de Ciudad Rodrigo, debiendo renunciar al priorato en Antonio de Fonseca.
El 13 de diciembre de 1545 se inauguraba el Concilio Ecuménico en Trento. Participó en el mismo siendo ese mismo año nombrado obispo de Badajoz. Al Concilio asistió en sus dos primeras sesiones hasta 1553. Durante los años conciliares estrechó relaciones de amistad con los obispos de Pamplona, presentes en el Concilio, Álvaro Moscoso y Diego Ramírez Sedeño de Fuenleal. Otros amigos marcaron su participación en el Concilio, como el nuncio Poggio, los cardenales Cervini y Pole, lo mismo que, entre los teólogos, Bartolomé de Carranza. Durante el Concilio el Emperador le nombró presidente de la Chancillería de Granada, cargo que no aceptó. Las actas del Concilio le presentan como un teólogo y jurista batallador, tenaz, independiente y a veces actuando con porfía. Fue uno de los siete u ocho obispos “luteranísimos, tan luteranos como el propio Lutero”, según el cardenal de Trento. La actuación más brillante y afortunada fue la que dedicó el 10 de julio de 1546 al tema de la justificación. Al clausurar los legados papales el Concilio, permaneció con todos los obispos y teólogos imperiales en la ciudad. Durante su estancia conciliar respaldó a Bartolomé de Carranza cuando ambos se trasladaron a Venecia en abril de 1547, poniéndose en contacto con el cardenal Pole y con el grupo del evangelismo véneto, con Donato Rullo en cuya casa se hospedaron, con Ascanio Colonna y con Priuli.
Muerto el arzobispo de Valencia, fray Tomás de Villanueva, y siendo virrey de Valencia el duque de Maqueda que anteriormente había sido virrey y capitán general de Navarra y muy amigo de la familia de los Navarra, Felipe II nombró a Francisco arzobispo de Valencia. Tomó posesión y entró solemnemente el 16 de octubre de 1556 en la sede.
Aunque fue repetidas veces invitado por Felipe II, no asistió a la tercera sesión del Concilio de Trento. La razón aducida fue el tema pastoral y el problema político de los moriscos. Respecto al primero, encargó la redacción de un catecismo en lengua valenciana, que se imprimió más tarde, y puso en marcha una capilla de música en la catedral con una renta anual de 30.000 libras. Y en cuanto al segundo, el arzobispo se interesó por la conversión de los moriscos, para lo que convocó y presidió un sínodo en 1561 en el que se mandó enviar visitadores para su conversión, expulsar del reino a los alfaquíes, dogmatistas y madrinas o parteras, se prohibió leer y escribir en arábigo y se les impuso la orden de aprender la lengua vulgar del reino. En el aspecto político puso coto e impedimentos a la entrada en sus tierras del corsario Dragut Arrez. En 1561 redactó un memorial sobre la política que se debía seguir con los moriscos. A resultas de este memorial se promulgó la Real Pragmática del 19 de enero de 1563 ordenando el desarme de los moriscos como efectivamente se realizó.
Entre los amigos personales de Francisco de Navarra, además de sus parientes, hay que señalar a Martín de Azpilcueta y a Bartolomé de Carranza. Más aún, obligó a Martín de Azpilcueta a aceptar la defensa del segundo. Otros amigos fueron Melchor Álvarez de Vozmediano, Pedro del Frago y los historiadores Jerónimo Zurita, Diego Ramírez Ávalos de la Piscina y Floriam Docampo. Es significativo que las obras teológicas e históricas de Francisco de Navarra hayan perdido su paternidad y anden ahora adornando laureles ajenos. Estando en Torrente hizo testamento el 26 de marzo de 1563 y murió de hepatitis el 14 de abril.
Bibl.: M. Arigita y Lasa, El Ilmo. y Rmo. Francisco de Navarra, Pamplona, Imprenta Provincial de J. Ezquerro, 1899; J. Ibarra, Historia de Roncesvalles, Pamplona, 1936; P. Boissonnade, Histoire de la réunion de la Navarre à la Castille. Éssai sur les relations des princes de Foix-Albret avec la France et l’Espagne (1479-1512), Génova, 1975; J. L. Orella Unzué, Francisco de Navarra y las familias del Renacimiento navarro, Pamplona, Mintzoa, 2003.
José Luis Orella Unzué