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Pedro de Navarra

Biografía

Navarra, Pedro de. Estella (Navarra), c. 1504 – 28.VIII.1567. Monje benedictino (OSB), obispo de Comminges (Francia) y escritor.

Pedro de Navarra fue hijo natural del rey Juan III de Navarra y de María (o Catalina) de Ganuza, vecina de Estella. Estudió Gramática, Filosofía y Teología en los Monasterios de Irache, Cardeña y Sahagún, y profesó como benedictino. Hacia finales de los años 1530 residía en Valladolid, donde frecuentó la academia que se reunía en casa de Hernán Cortés y trabó amistad con algunos grandes personajes de la Corte del Emperador. Allí coincidió con otros escritores y humanistas (el nuncio Juan Poggio, el arzobispo de Cagliari, Francisco López de Gómara), y con miembros de la nobleza navarra integrados en la Monarquía, como Antonio de Peralta, marqués de Falces, Juan de Beaumont, o Francisco de Eraso, el secretario real. Hacia 1540 debió de dejar los hábitos y tuvo un hijo natural (Juan Basilio de Labrit Navarra) con una mujer acomodada y de alcurnia navarro-francesa, María Flores de Lusa. En 1541 participó en la Jornada de Argel y debió de ordenarse sacerdote hacia 1542.

Hombre inquieto y hábil negociador, procuró sacar partido de su condición de hijo natural del rey Juan de Albret y de sus buenos contactos en la corte del rey de España. Viajó incesantemente entre España, Francia, Roma, el Imperio y los Países Bajos, ofreciéndose o actuando como mediador de diversos intereses. Por una parte, representó las pretensiones de sus parientes, los reyes de la Navarra francesa, ante el rey de España y en Roma. Pero también gestionó asuntos beneficiales o políticos de parte del Emperador, o sirvió de intermediario extraoficial de Felipe II y de los papas cuando los reyes Juana III de Navarra y su marido, Antonio de Borbón, todavía no se habían inclinado definitivamente hacia el partido calvinista.

Mientras vivió su hermano paterno, el rey Enrique II de Navarra (1517-1555), actuó más en la órbita del Emperador. Quizás el cambio de gobierno en España y la nueva coyuntura internacional le inclinaran a trabajar, durante los años que mejor se conocen, al servicio de su sobrina, la nueva reina Juana III de Navarra (1555-1572), y de Antonio de Borbón. En 1559-1561 negoció muy activamente, en Madrid y Roma, una restitución, o mejor, una compensación del reino conquistado por Fernando el Católico, y el reconocimiento del título de “reyes de Navarra”. Felipe II se avino a todos estos contactos sólo mientras pensó que podía atraerse al poderoso Antonio de Borbón para consolidar su influencia en los asuntos internos de Francia.

Pedro de Navarra obtuvo como recompensa, entre otras dinerarias, el pequeño obispado pirenaico de Comminges (1561), como conde-obispo dependiente del rey de Francia. Apenas residió en su capital, Saint-Bertrand, y su actuación episcopal fue mínima: asistencia al Coloquio de Poissy (1561) y a una única sesión del Concilio de Trento (junio-septiembre de 1563). La persecución de su sobrina Juana III, decantada por un calvinismo militante, le forzó a renunciar al obispado y regresar a Estella, ciudad que había visitado con mucha frecuencia a lo largo de su vida y donde pensaba retirarse a escribir.

La muerte le alcanzó al poco de haber donado sus bienes personales a sus hermanos de madre y, sobrinos, y sin haber podido ordenar la publicación de sus obras. Como escritor, compuso más de doscientos “diálogos” sobre temas diversos, de los que se conservan 54 impresos y algunos inéditos. Amante del arte, de la música y de la literatura, puede contarse entre los humanistas de su tiempo. Buen escritor en castellano, no destaca por la originalidad de su obra o de su pensamiento.

 

Obras de ~: Diálogos de la eternidad del ánima; Diálogos de la diferencia del hablar al escrevir; Diálogos qual debe ser el chronista del Príncipe; Diálogos de la diferencia que ay de la vida rustica a la noble; Diálogos de la preparación de la muerte, Tolosa, s. f. (reimpr., Tolosa, 1567); Comentarios al cristianísimo rey de Francia Henrico 2.º (inéd.); Diálogos de los grados de perfección que ha de tener el cortesano eclesiástico que pretende ser cardenal (inéd.).

 

Bibl.: J. Contrasty, Histoire des évêques de Comminges, Toulouse, Sistac, 1940; J. Goñi Gaztambide, Los navarros en el Concilio de Trento y la reforma tridentina en la diócesis de Pamplona, Pamplona, Imprenta Diocesana, 1947; G. Gutiérrez, Españoles en Trento, Valladolid, 1951; J. Goñi Gaztambide, “Pedro Labrit de Navarra, obispo de Comminges. Su vida y sus obras (c. 1504-1567)”, en Príncipe de Viana, 51 (1990), págs. 559-595; M. Cabello Martín, “Los Commentarios de Phelippe Segundo de Pedro de Navarra: Descripción del manuscrito BH FG 1909”, en Pecia Complutense, n.º 8 (2011), págs. 87-102.

 

Alfredo Floristán Imizcoz