Sánchez de Canales, Pedro. San Martín de Valdeiglesias (Madrid), 1528 – Ciudad de México (México), 16.VII.1609. Predicador jesuita (SI), teólogo, catedrático.
Perteneció a los primeros tiempos de la Compañía de Jesús en España siendo un hombre de formación, antes de entrar en el Instituto ignaciano. Había estudiado en la Universidad de Alcalá de Henares, doctorándose en Teología. También fue catedrático de la misma, además de rector. Sus primeros contactos con la Compañía fueron con el mallorquín Jerónimo Nadal que, por aquel año de 1554, estaba visitando las primeras obras de los jesuitas en aquella provincia de España, que habría de ser dividida en aquellos momentos en tres provincias jesuíticas —Castilla, Bética y Aragón—. Nadal también tenía el encargo de Ignacio de Loyola de promulgar en estas casas las Constituciones. Pedro Sánchez de Canales entró en la Compañía en el primer noviciado de la misma en España, el establecido desde 1554, en el noviciado de Simancas, siendo su maestro de novicios, Jerónimo Ruiz del Portillo que, con el tiempo, habría de ser provincial de los jesuitas en Perú. Ese mismo año de 1558 se ordenaba como sacerdote en Medina del Campo, otra de las ciudades de la primera Compañía, con fundaciones establecidas por los mercaderes y hombres de negocios y del dinero.
Se hallaba en Valladolid, como profesor de Teología, en el Colegio de San Antonio, en el mismo año en que habrían de celebrarse en esta villa del Pisuerga los dos conocidos y publicitados autos de fe de 1559. En Salamanca, habría de asistir al Concilio Provincial de Galicia, siendo desde 1563 rector del Colegio de los jesuitas en aquella ciudad —establecido en 1548—. En 1568, habría de ejercer como socio del visitador que había sido nombrado, Gil González Dávila. Concluida esta función, en 1569 ejercía de rector del Colegio de Alcalá de Henares.
En 1571, el nombramiento de su prepósito general, Francisco de Borja, habría de cambiar su vida como jesuita, pues le dispuso como provincial de Nueva España, teniendo que navegar hacia aquellas tierras con una expedición de catorce religiosos, encargados de establecer esta provincia en Ultramar. Cuando recalaron en Canarias y fueron amistosamente recibidos por su obispo, Bartolomé de Torres, éste entregó a Sánchez de Canales unos libros u obras editadas que habrían de convertirse en la semilla de las bibliotecas de los jesuitas en México. Desembarcó en la segunda parte del año 1572 en San Juan de Ulúa, en Veracruz, tras haber realizado un pequeño período de apostolado en la actual República Dominicana.
En su período de gobierno en aquellas tierras, puso los cimientos de grandes fundaciones de la Compañía, como ocurrió con el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de la Ciudad de México, en 1572, el cual recibió ese primer título cuatro años más tarde; además del Colegio de Pátzcuaro en Michoacán, en 1573. Tuvo que vivir esas primeras relaciones con las autoridades civiles y eclesiásticas, virreyes, gobernadores y obispos. Intentó poner bases económicas adecuadas en las fundaciones establecidas. Permitió la admisión de la población criolla dentro de la Compañía de Jesús, además de los indios y mestizos, un debate que iba a provocar importantes controversias. Sánchez de Canales se percató de los dos horizontes de trabajo con los que contaban los jesuitas en esta provincia de Nueva España. Por una parte, la población india, en diferentes ámbitos de población. Para llegar hasta ellos era necesario estudiar sus lenguas y tener misioneros preparados en estos conocimientos: eran los llamados jesuitas-lenguas. Por otra parte, se encontraba la natural inclinación hacia la atención educativa de la población criolla, descendientes de españoles y nacidos ya en las Indias. Ese será el objeto de los colegios que seguían, en mayor o menor medida, el modelo de los establecidos en la metrópoli. También debía tener claro la capacidad de adaptación que debía presentar ante las diferentes circunstancias que se presentaban, con escenarios de actuación nuevos con respecto a lo que podían realizar en Castilla.
Tras años complejos de puesta en marcha, Sánchez de Canales consideró que había llegado el tiempo de su relevo y la provincia confió este oficio a Juan de la Plaza, ejerciendo de profesor de Teología, además de consultor del provincial. Cambió su residencia a la ciudad de Puebla como profesor de Moral, entre 1581 y 1585, siendo después impulsor del Colegio de esta ciudad, permaneciendo en la misma hasta 1592. Después regresó a la Ciudad de México, para el establecimiento de la casa profesa, prolongando su estancia hasta 1605. Naturalmente, siguiendo el modelo de la metrópoli, habría de ser una casa dedicada al desarrollo del ideal de vida pensado por Ignacio de Loyola para los profesos. Allí habría de fundar la Congregación de El Salvador. Finalmente, fue director espiritual en el mencionado Colegio de San Pedro y San Pablo, en los cuatro últimos años de su vida. Un hombre de gobierno y de enseñanza como era Sánchez de Canales, también habría de ser un notable predicador y como tal se manifestó.
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Javier Burrieza Sánchez