Gutiérrez, Bernardo. Alcalá de Henares (Madrid), m. s. xvi – Nogales (León), 1604. Religioso cisterciense (OCist), doctor en ambos Derechos y procurador de la Congregación de Castilla en Roma.
Brillante canonista, especialista en ambos Derechos, y vicario general de Toledo en Alcalá de Henares, su ciudad natal, Bernardo Gutiérrez de Nájera lo deja todo e ingresa en el monasterio cisterciense de Santa María de Huerta (Soria), donde recibe el hábito monástico de manos de su abad, fray Luis de Estrada, precisamente en su segundo trienio, 1574. Su formación eclesiástica y académica la recibió en la Universidad de Alcalá, y allí se ordenó de sacerdote al servicio de la archidiócesis de Toledo, en la Vicaría de Alcalá.
Coincidió, en esta ciudad, varios años con fray Luis de Estrada, que era rector del colegio que tenía ahí la congregación; esto pudo suponer amistad, admiración y al final simpatía por el gran maestro. La fama, que había adquirido Gutiérrez a tantos niveles no impidió que pidiera el hábito cisterciense en la abadía de Huerta, donde era abad fray Luis de Estrada.
Aportó al monasterio una cantidad considerable de dinero. Los primeros años de monje, como es natural, los pasó en el monasterio, ocupado en su formación monástica, y más adelante le encargaron labores de administración, llevando siempre una vida muy ejemplar. Primero administró la Granja de Albalate, junto a Deza (Soria), y luego fue nombrado contador o administrador de la comunidad.
Muy pronto, la Orden lo reclamó para que aprovechara sus dotes de jurista y fue enviado a Roma, en 1582, como procurador de la Congregación Cisterciense de San Bernardo en España, ante la curia de Roma. Allí se granjeó la simpatía de obispos y cardenales y consiguió grandes privilegios para la congregación, defendiendo con notoriedad sus intereses, sin olvidar a los otros hermanos cistercienses de Aragón, Navarra y Cataluña. Desarrolló también la actividad intelectual, recopilando y publicando todo lo concerniente al derecho y privilegios de su congregación, en un excelente compendio; no le dio tiempo a publicar otra obra más ambiciosa, el compendio de los privilegios de todas las órdenes, porque le sobrevino la muerte.
Lo más importante fue la publicación, sin poner su nombre, de la vida de san Bernardo en láminas, a expensas de su patrimonio. En 1592 retorna a su monasterio con gran cantidad de reliquias y obras de arte para la devoción y cultura de su monasterio. Al año siguiente es nombrado abad, y desarrolló, sobre todo, una actividad constructora y de saneamiento de los edificios de la comunidad, que sufrían el mal endémico de la humedad. Al terminar su trienio, fray Bernardo pasa a regir la comunidad de Santa María de Rioseco (Burgos) y al final es nombrado visitador general; en este servicio que le llevó a muchos monasterios de la congregación, le vino la muerte, el año 1604, mientras visitaba el monasterio de Santa María de Nogales (León). Dejó en la Orden y en su entorno una fama de buen hacer, laboriosidad y simpatía, reflejadas en sus obras literarias y en las diversas funciones que ejerció dentro de la congregación.
Obras de ~: Vita Sancti Bernardi Claravalensis in 50 laminis aereis exarata versibusque elegantibus exornata, Roma, Imprenta Marcelo Clodio, 1587 [ed. de L. Esteban, La Pobla de Vallbona (Valencia), Roig Impresores, 1991]; Compendium privilegiorum Ordinis Cisterciensis praesertim Congregationis Regularis Observantiae Sancti Bernardi in Hispania, Roma, Alexandro Gordano y Francesco Coatino, 1588; De privilegiis omnium Ordinum, s. l., s. f. (inéd.).
Bibl.: C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. l., s. f. (inéd.) (en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fols. 69v. y 71r.-72r.); B. Mendoza, Sinopsis seu brevis notitia monasteriorum Congregationis Hispaniae Cisterciensis, s. l., s. f. fols. 91-92 (inéd.); C. Henríquez, Poenix reviviscens, Bruselas, apud J. Meerbequium, 1626, págs. 269-271; A. Manrique, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, vol. IV, Lugduni, 1659, págs. 654, 659-661, 669 y 671; R. Muñiz, Biblioteca cisterciense española, Burgos, 1793, págs. 158-161; “Los escritores hortenses”, en Cistercium, 79 (1962), págs. 286-288; P. Guerin, “Gutiérrez, Bernardo”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1069; L. Esteban, “Estudio introductorio”, en B. Gutiérrez, Vita Sancti [...] op. cit., págs. 9-39.
Agustín Romero Redondo, OCist.