Ostolaza y Ríos, Blas Gregorio de. Trujillo (Perú), 1771 – Valencia, 6.VIII.1835. Deán de la Catedral de Murcia, diputado de las Cortes de Cádiz.
Hijo de Cristóbal de Ostolaza, teniente coronel de Milicias y regidor del peruano Trujillo, y de Ana Josefa Martínez de los Ríos.
Estudió Teología en Trujillo y Leyes en Lima. Fue recibido como abogado en la Audiencia de esta ciudad. Regentó en la Universidad la Cátedra de Leyes y Cánones.
Su actividad política en España comenzó al acompañar a Fernando VII a su cautiverio en Francia. Allí se le destinó como capellán y confesor del rey Fernando y de su hermano el infante don Carlos. Los franceses le expulsaron de Valencia por sus actividades a favor de la vuelta a España del Rey, conduciéndole preso a San Sebastián. En 1810 se fugó de su prisión saliendo para Cádiz. En la lista de diputados de Cádiz recogida en la obra de Federico Suárez Las Cortes de Cádiz (1982) aparecía ya en 1811 como diputado por el virreinato de Perú.
En las Cortes de 1812 se señaló como uno de los mayores defensores de la restauración plena de Fernando VII. Restituido Fernando VII, se le nombró comendador de la Orden de Isabel la Católica.
Fue un hombre controvertido, pero al que todos reconocen su tenacidad en defensa de sus ideas, que le llevaron a un rosario de prisiones, amenazas y finalmente la muerte. Se enfrentó a las ideas del liberalismo, como dejó constatado en todos sus escritos. En Madrid fundó el periódico bisemanal El Fernandino en julio de 1814.
Permaneció en la Corte hasta que en 1816 pasó a Murcia, de cuya Catedral era deán, habiendo renunciado al obispado de Osma y Cádiz.
Si en el período de la ocupación francesa el deán había sufrido prisión por parte de los franceses y había sido centro de las iras de los liberales en Cádiz, su vida a partir de la llegada a Murcia tampoco iba a ser fácil. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) fue detenido como uno de los sesenta y nueve diputados firmantes del manifiesto contra las Cortes y fue recluido en el Convento de San Pablo de la Breña. Más tarde, el jefe político de Granada, Jáuregui, lo encerró en el Monasterio de San Francisco.
De allí fue conducido preso a Murcia, donde por orden del jefe político de aquella ciudad, Tomás Odonoyo, fue encerrado en calidad de incomunicado en la cárcel de la Inquisición. Varias veces los liberales exaltados pidieron su cabeza, produciéndose algún tumulto ante la prisión. En junio de 1821, la Real Audiencia falló su libertad bajo fianza. En 1822 fue acuchillado por unos anónimos quedando gravemente herido. En el año 1823 fue nuevamente preso y deportado a Santa Cruz de Tenerife.
Con el fin de este período y ya vuelto a Murcia, vivió una época de mayor tranquilidad hasta la muerte de Fernando VII. Una comisión militar, ante la sospecha de que su antigua relación con don Carlos le hiciera conspirar a favor de éste, determinó la nueva prisión de Ostolaza, esta vez en Valencia. Allí permaneció dos años en la cárcel pese a los informes que en su favor hizo el Ayuntamiento de la ciudad de Murcia. En este informe se mencionaban sus numerosas obras de caridad y su celo como sacerdote. Creó la Real Congregación del Corazón de Jesús en el Convento de Madres Justinianas, fundó un colegio de sordomudos que mantuvo con sus propios recursos y publicó a su costa numerosos impresos religiosos.
En 1835 un motín popular que obligó a huir al propio capitán general exigió su fusilamiento. El deán aceptó la muerte con serenidad, no permitiendo que se le vendasen los ojos, proclamando que moría por su fe y por su Rey. A su muerte, fueron confiscados sus bienes. Ridiculizado por Galdós, valorado por Menéndez Pelayo, su figura refleja, en todo caso, la de un hombre firme y consecuente con sus ideas.
Obras de ~: Relación de los méritos y servicios del Dr. ~, Rector que ha sido del Real Colegio Conciliar de San Carlos del Perú [Madrid, 1807]; Sermón [...] por los españoles emigrados de los países ocupados por el enemigo común, México, 1811; Carta sobre el restablecimiento del Tribunal de la Inquisición, Cádiz, Manuel Quintana, 1811; Sermón predicado en la iglesia del Carmen, en acción de gracias por el regreso de S.M. y AA., Madrid, 1814; Sermón Predicado en la Iglesia de la Purísima Concepción en el año 15. Por el Dr. D. ~. Deán de la Santa Iglesia Catedral de Murcia. Confesor honorario del Rey Ntor. Sr. Su capellán de Honor, Penitenciario de la Real Capilla, Predicador Supernumerario, Caballero Comendador de la Real Orden de la Reyna Doña Isabel La Católica, de la Condecoración de Valenzey y de la Flor de Lis, Murcia, Herederos de Muñiz, 1815; Sermón de la misa solemne a invitación del brigadier D. M: Montesinos y demás gefes y oficiales de los cuerpos de guarnición [...] y voluntarios realistas hizo celebrar el ilustrisimo Señor Dean y Cabildo de esta Santa Iglesia en el día 7 de julio del presente en acción de gracias por el benefecio que les concedió en igual día del año anterior en que entraron en ella las tropas libertadores de N. Soberano el Señor D. Fernando, Orihuela, Pedro Berruela Puebla, 1824; Testimonio y sentencias en la causa que por delaciones se formo en septiembre de 1817, contra el Dr. Don ~, Murcia, 1826.
Bibl.: M. de Mendiburu, Diccionario Histórico Biográfico del Perú, Lima, J. F. Solis, 1874-1890, 8 vols.; J. Frutos Baeza, Bosquejo histórico de Murcia y su Consejo, Murcia, La Verdad, 1934, págs. 234-237; J. M.ª García León, Los Diputados Doceañistas. 1810-1813. Una aproximación al estudio de los diputados de las Cortes Generales y Extraordinarias, Cádiz, Ayuntamiento, 2006; A. Gil Novales, Diccionario biográfico de España (1808-1833). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista, vol. II, Madrid, Fundación Mapfre, 2010, págs. 2271-2273; M. Urquijo Goitia (dir.), Diccionario biográfico de parlamentarios españoles. Cortes de Cádiz. 1810- 1814, Madrid, Cortes Generales, 2010 (CD-Rom).
Francisco Asín Remírez de Esparza