Brujó y Guibas, Ignacio. Lladó (Gerona), 17.XII.1791 – Palma de Mallorca (Islas Baleares), 6.XII.1858. Brigadier carlista.
Hijo de una familia de propietarios rurales, en 1822 luchó contra las fuerzas constitucionales en diversos puntos de la provincia de Gerona. Además, se destacó reclutando voluntarios, buscando armas y financiando la lucha. A principios de 1823 pasó a Francia y regresó con la expedición del duque de Angulema. Actuó de confidente del general vizconde de Maringoné y del barón de Damas. Acabada la guerra, fue recompensado con el grado de teniente coronel y siguió en el Ejército hasta principios de 1825 en que fue licenciado. Como voluntario realista, participó en la persecución de los agraviados y después de las partidas liberales infiltradas en el Ampurdán. En 1830 fue nombrado sargento mayor de la plaza de Figueras y estuvo en servicio hasta finales de 1834, en que huyó a Francia.
En octubre de 1835, siguiendo órdenes de Carlos (V) y coincidiendo con la presencia en Cataluña de la expedición mandada por el general Guergué, entró en España.
Guergué, nombrado comandante de las fuerzas catalanas, le confirió el mando de las tropas de la Alta Cataluña, en la provincia de Gerona y cuando el general navarro regresó a Navarra le cedió la comandancia general, que ostentó hasta el 30 de agosto de 1836, cuando fue sustituido por Maroto. En enero de 1836 dirigió a la mayoría de las fuerzas catalanas en la defensa del santuario de Lord (Lérida), pero no pudo impedir su pérdida. El 15 de septiembre de 1837 fue nombrado jefe de la División de Reserva. En abril de 1838 derrotó a Carbó en Sant Quirze de Besora (Barcelona), en una acción en que resultó herido. El 31 de octubre de 1838, el conde de España, nuevo capitán general de Cataluña, le nombró gobernador de Berga. A principios de 1839 se enfrentó al conde por su rigor atrabiliario y presentó la dimisión. El conde no se la aceptó y un tiempo después le nombró de nuevo comandante de la División de Reserva, ahora llamada de Vanguardia. En mayo de 1839 participó en la conquista de Ripoll y en septiembre atacó Camprodón.
Volvió a enfrentarse al conde de España en octubre de 1839 cuando, tras conseguir la rendición de Moyà (Barcelona) y haber pactado con sus defensores unas condiciones honrosas, el conde no las respetó.
Tras la muerte del conde de España, fue ascendido a mariscal de campo y nombrado comandante de la 3.ª División. El nuevo comandante general, Segarra, era enfermizo e hipocondríaco y Brujó debió actuar muchas veces en jefe. Mandó las fuerzas carlistas en la batalla de las Birlotes (Lérida) en noviembre de 1839, para impedir el abastecimiento de Solsona. En los últimos días de la guerra, en plena descomposición de las fuerzas carlistas y con graves enfrentamientos entre facciones, Cabrera, jefe supremo de Cataluña, le nombró de nuevo comandante en jefe. Pasó a Francia con las fuerzas en retirada y fue internado en el depósito de Bourg-en-Bresse. Permaneció en el exilio francés.
Brujó fue uno de los militares más activos de la lucha en Cataluña en esta guerra. Aparece como un profesional competente, sin manchas en su historial, severo en la disciplina. Cabrera, en plena retirada hacia Francia, después de censurar la actuación de las cabezas políticas y militares del carlismo catalán y acusarles de la derrota, sólo tuvo elogios para Brujó.
Su actuación en la Segunda Guerra Carlista o de los Matiners resulta confusa. Aunque se conoce una proclama suya, de 19 de agosto de 1848, en la que se presenta como comandante general de Cataluña con nombramiento real, es probable que permaneciera siempre en Perpiñán y que en esta comandancia, que haría de puente entre las de Masgoret y la de Cabrera, hubiera delegado sus funciones en José Borges.
En octubre de 1849 solicitó acogerse a la ampliación del Convenio de Bergara para que le fuera reconocido el grado de mariscal de campo, obtenido en las filas carlistas, y que le fuera levantado el secuestro de sus bienes. Se le reconoció sólo el grado de brigadier y permaneció en el Ejército hasta su muerte.
Bibl.: G. Díaz de Labandero, Historia de la guerra civil en Cataluña en su última época, terminada con la emigración a Francia de las tropas carlistas en julio de 1840, Madrid, Imprenta de la Viuda de Jordan e Hijos, 1847; A. J. de Serradilla, El último día del conde de España y de la causa de Carlos V en Cataluña, Palma de Mallorca, Ediciones Vich, 1949; M. Ferrer, Historia del tradicionalismo español, Sevilla, Madrid, Editorial Católica, 1941-1979; J. M. Mundet i Gifre, La Primera Guerra Carlina a Catalunya. Història militar i política, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1990.
Josep María Mundet i Gifre