Hijo de una antigua familia de propietarios rurales, con antecedentes documentados en la I Guerra de los Remensas (1462), fue ordenado sacerdote en 1817 y el 1824 se doctoró en Cánones en la Universidad de Cervera. Durante el curso 1825-1826, mientras enseñaba Digesto Romano-Hispano, ganó la Cátedra de Instituciones, y siguió vinculado a esta universidad hasta el verano de 1834. Fue director del Colegio de San Carlos (dependiente de la universidad) durante los años en que se hospedó allí el estudiante Jaime Balmes, con el que mantuvo amistad y sobre el que influyó. En 1834 pasó al campo carlista, donde asumió responsabilidades: profesor de Jurisprudencia de la universidad carlista instalada primero en Solsona y más tarde en el monasterio de Sant Pere de la Portella, aquí, además, con el cargo de vicerrector; subdelegado apostólico del obispo Abarca para Cataluña; fue también censor de imprentas. Pero Pou es más conocido por su actividad como escritor político: fue el inspirador y director del periódico editado por la Junta superior carlista de Cataluña, primero con el título de El Joven Observador (enero-septiembre de 1837) y después como El Restaurador Catalán (septiembre de 1837-julio de 1840). Aunque casi todos sus artículos eran anónimos, en muchos se intuye la pluma de Pou; lo son, sin duda, dos series en defensa de los derechos de don Carlos a la corona de España, una en polémica con el Discurso legal y político sobre el derecho de Isabel 2.ª de Borbón a la Corona de España, del presbítero Martín Laguna, y otra en respuesta a Don Carlos y la Revolución. Carta política acerca de los asuntos de España, dirigida a S. A. el Príncipe de Metternich (Madrid, 1839), de José García Villalta, y a La verdad sobre la cuestión de la sucesión a la Corona de España (Madrid, 1839), de Cea Bermúdez. Pou mezcla argumentos jurídicos y políticos y, a pesar de su centralismo borbónico, no olvida las distintas leyes sucesorias que regían en los reinos de España anteriores a los Reyes Católicos. El tema de los derechos de don Carlos ya había sido tratado por Pou en un folleto (1837). [...]