Arias Teijeiro, José. Pontevedra, 6.II.1799 – Ramallosa (Pontevedra), 27.IX.1867. Ministro carlista.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, Arias Teijeiro emigró a Portugal al ser detenido su padre durante el Trienio Constitucional y volvió a Galicia formando parte de una partida realista en 1823. En 1824 pasó a Madrid, donde estudió Ciencias Naturales y actuó como auxiliar de José Lamas Pardo, oficial primero de la secretaría de Gracia y Justicia. El 30 de mayo de 1827 fue nombrado sargento primero de la 6.ª Compañía del Tercer Batallón de Infantería de los Voluntarios Realistas de Madrid, cuerpo del que fue ascendido a oficial el 13 de junio de 1829. El 15 de mayo de 1831 es nombrado oidor de la Sala Primera del Crimen de la Audiencia de Galicia. En 1834 fue depurado de su puesto por sus ideas políticas, y en 26 de marzo de 1835 don Carlos le designó miembro de la Junta Gubernativa de Galicia. A principios de 1836 se presentó en el Norte y poco más tarde fue empleado en su ramo por Miguel Ramón Modet, que acababa de ser nombrado secretario de Gracia y Justicia.
El 20 de abril de 1836, al crear don Carlos el Ministerio Universal, del que encargó a Erro, Arias Teijeiro quedó como secretario general del negociado de Gracia y Justicia. Tras la dimisión de Erro, Arias Teijeiro quedó momentáneamente marginado de la primera línea política carlista, pues el Ministerio de Gracia y Justicia fue encargado al obispo de León.
No obstante, al no poder éste acompañar a la expedición real, Arias se incorporó a la misma desempeñando sus funciones, y al caer enfermo en Solsona el ministro de Estado, Wenceslao María Sierra, fue también sustituido por Arias. Si a ello unimos que en Godella una caída del caballo de Díaz de Labandero puso también en sus manos la secretaría de Hacienda, y que en octubre cesó a petición propia el general Medina Verdes y Cabañas en Guerra, se puede concluir que al finalizar la expedición Arias se había convertido de hecho en un nuevo ministro universal, y a él se achaca el texto de la proclama dada por don Carlos en Arciniega el 26 de octubre de 1837 que dejaba en evidencia las graves disensiones y recelos ya existentes en el campo carlista.
Repuestos el obispo de León y Díaz de Labandero de sus dolencias, Arias cesó en sus ministerios, pero siguió ocupando las carteras de Estado y Guerra, es decir, las dos fundamentales del Estado carlista. A él cabe achacar las medidas que se tomaron contra numerosos generales tras el regreso de la expedición real, y también el nombramiento de Guergué como jefe de Estado Mayor del Ejército carlista en sustitución de González Moreno. Aunque tuvo éxito en conseguir algunos recursos económicos del extranjero, Arias se vio muy debilitado por la poco lucida actuación de Guergué al frente del Ejército, viéndose obligado a relevarle en junio de 1838 por Rafael Maroto, que contaba con numerosos apoyos en la Corte de don Carlos, y con quien mantuvo al principio unas excelentes relaciones. El 28 de agosto de 1838 Arias fue reemplazado en la Secretaría de Guerra por el marqués de Valde Espina. A finales de 1838 ya era evidente el enfrentamiento entre Arias y el obispo de León, por una parte, y Maroto y sus seguidores, por otra, enfrentamiento que se resolvió al fusilar Maroto en Estella a los generales navarros, amigos de Arias, y marchar contra el cuartel real, obligando a don Carlos a desterrar a Francia a sus enemigos políticos.
Según varios autores, don Carlos comunicó a Arias, antes de que partiese para Francia, que sus actos eran fruto de la violencia y le encomendó que informase de ello a Cabrera y al conde de España. Fuese por haber recibido efectivamente tal mandato, fuese por iniciativa propia, Arias, tras una breve estancia en el país vecino, se dirigió primero a Cataluña y luego al Maestrazgo. La correspondencia dirigida por Arias y Cabrera a don Carlos, en la que había fuertes críticas a Maroto, fue interceptada y publicada por los liberales, lo que obligó al pretendiente a desmarcarse de su antiguo ministro y expulsarle de su Consejo de Estado, así como de cualquier territorio controlado por los carlistas.
A partir de aquí parece que Arias se retiró por completo de la vida política y, establecido en Francia, en Montpellier, según Berazaluce, y en Bonna según la necrológica publicada por La Esperanza (11 de octubre de 1867), se dedicó a la Entomología, “habiendo llegado a formar un gabinete de mineralogía y entomología, así como un herbario de toda clase de plantas”.
En 1864 regresó a España, falleciendo al cabo de tres años en su domicilio familiar de Ramallosa.
Obras de ~: Arias Teijeiro. Diarios (1828-1831), ed. de A. M.ª Berazaluce, en F. Suárez (dir.), Documentos del reinado de Fernando VII, t. III, Pamplona, Universidad de Navarra, 1966 (3 vols.).
Bibl.: A. M. Berazaluce, [“Introducción”], en Arias Teijeiro. Diarios (1828-1831), op. cit.
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera