Marichalar y Monreal, Luis de. Vizconde de Eza (VII). Madrid, 27.I.1873 – 27.XII.1945. Político, estadista, sociólogo y agrarista, diputado.
Nació en Madrid en una familia noble y acomodada; por parte de su padre, Amalio Marichalar y San Clemente, marqués de Montesa, ilustre abogado, descendía de uno de los Doce Linajes nobiliarios de Soria, el de los Chancilleres, Fieles de la Tierra desde mediados del siglo XIV. Sus abuelos fueron distinguidos juristas, diputados y académicos: Amalio Marichalar y José María Monreal Brun. Cursó el bachillerato y Derecho con las máximas calificaciones y obtuvo el doctorado en 1895, llegando a dominar desde muy temprana edad el francés y el inglés. Casó con Encarnación Bruguera y Molinero, dama madrileña de elevada posición social, con la que tuvo una numerosa familia.
Luis se inició en la política de la mano de Ramón Benito Aceña, cabeza del partido conservador de Soria, del que a partir de 1899 fue su secretario. Muy joven entró en la órbita de Azcárate y de Moret, y colaboró en los Círculos Católicos Obreros del padre Vicent (SJ) y apoyó, en 1889, al obispo de Madrid- Alcalá Ciriaco María Sánchez en la celebración del primer Congreso Católico Nacional. Defensor de las orientaciones sociales de la encíclica del papa León XIII De Rerum Novarum, Eza participó en la creación de la Acción Católica Española.
Diputado por Soria, secretario de la Comisión de Trabajo de las Cortes, en Eza influyeron Benito Aceña, Silvela, y sus amigos Dato, Moret, Azcárate, Lema y Canalejas, y, desde aquel puesto, impulsó la puesta al día de la legislación de trabajo; desde su creación, en 1903, con Azcárate formó parte del Instituto de Reformas Sociales, fue vocal y vicepresidente durante muchos años, y hasta que finalmente Eza le sucedió como presidente. Aportación importante, en opinión de Flores de Lemus, a la economía nacional fueron los trabajos de Marichalar sobre el cálculo de la renta nacional. Eza desempeñó un papel importante en la remodelación del Instituto y en la creación de instituciones básicas, como la Inspección de Trabajo en 1906, donde apoyó al general Marvá, y como el trascendente Instituto Nacional de Previsión.
En la etapa activa de Eza en el Instituto se promulgaron disposiciones importantes, como la Ley de Accidentes de Trabajo, y su posterior extensión, obra de Eza, a la agricultura, y las Leyes de Contratos de Trabajo, sobre Arbitraje y Jurados, sobre el trabajo nocturno, sobre la jornada laboral, etc.; ya Eza, como presidente del Instituto, dirigió la misión española a la primera Conferencia Internacional del Trabajo de Nueva York. Otras responsabilidades políticas de Eza fueron la de director general de Agricultura (1907), impulsando la racionalización de los cultivos y el crédito agrícola, la de alcalde de Madrid (1913-1914), destacando su política de beneficencia y seguridad en el trabajo de los estratos sociales más modestos. Fue ministro de Fomento (1917) y ministro de la Guerra (1920-1921), ambos ministerios en Gabinetes presididos por Eduardo Dato. Fue presidente de la Asociación de Agricultores de España, de la Asociación de Ganaderos del Reino, miembro de la Junta Central de Colonización, de la Asociación para el Progreso Social, presidente de la Asociación española para el Progreso de las Ciencias, de la Asociación de la lucha contra el paro... y delegado permanente de España en la Organización Internacional del Trabajo.
En su breve etapa como ministro de Fomento, entre sus realizaciones están la creación del Consorcio Nacional Carbonero, que, en opinión de Velarde Fuertes, “sólo esta obra justificaría el actuar ministerial de Eza”; la racionalización del transporte ferroviario y del marítimo, la reactivación de la red de pósitos de cereales, la impulsión de la Caja de Crédito Agrícola, las Conferencias para afrontar los Seguros Sociales —de invalidez, del paro involuntario, de maternidad, de vejez...—, el apoyo resuelto a la catalogación y ordenación de los montes, la elaboración del plan estadístico general de los sectores, obras públicas, agricultura... para determinar la incidencia de la Primera Guerra Mundial sobre la producción, el apoyo al asociacionismo agrario y a la concentración parcelaria, la modernización de la enseñanza profesional agropecuaria, granjas escuelas, centros de capacitación.
Como ministro de la Guerra (desde mayo de 1920 hasta agosto de 1921) sus principales realizaciones fueron la regulación de la cartografía militar, de las comisiones geográficas y del Depósito de la Guerra del cuerpo de Estado Mayor, de la aeronáutica militar, reorganizó los Cuerpos de la Guardia Civil y de Carabineros, el servicio militar de ferrocarriles... Además fomentó las nuevas técnicas en el Ejército como la estadística, la catalogación, la metrología..., becando los estudios en el extranjero en metalurgia, óptica, etc. Impulsó la lucha contra el analfabetismo de las clases de tropa del Ejército, dignificó el estatus de los sargentos, activando para ellos las academias regimentales, reorganizó la cría caballar, el cuerpo de veterinaria militar, mejoró las condiciones de vida en los cuarteles, y promovió la construcción de pabellones y casas militares, y los montepíos de previsión también para los estamentos más modestos del Ejército, incluido el personal civil de éste, así como atendió a la mejora de económica de las viudas y huérfanos, su gran preocupación.
El tema de Marruecos fue, desde su toma de posesión y de su inmediato viaje allí, el centro de sus ocupaciones. Él quería aumentar allí el voluntariado, y así, por Real Decreto de 31 de agosto de 1920, y órdenes ministeriales de desarrollo, pactadas los ministros de Hacienda y Estado, Domínguez Pascual y marqués de Lema, el vizconde de Eza creó el Tercio de Extranjeros, la conocida Legión, a fin de ahorrar vidas de los soldados del reemplazo en la impopular guerra. Y fue Eza quien designó como jefe de la Legión, por consejo del general Berenguer, teniente alto comisario, al teniente coronel Millán-Astray. La acción política apoyada por Eza en el Protectorado fue muy valorada en las áreas de sanidad, comunicaciones, fomento... Bajo su ministerio, sucedió el terrible Desastre de Annual y el derrumbamiento de la Comandancia de Melilla al mando del general Fernández- Silvestre, que llevó el dolor a miles de hogares españoles que perdieron allí a sus hijos; las situaciones heredadas desde lustros anteriores, desembocaron en aquel desastre, y a Eza, que nombró al general Picasso como juez instructor de los sucesos, tras sus intervenciones en el Congreso y en el Senado, se le declaró exento de toda responsabilidad política.
Desde 1919 Eza fue académico numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y también correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, de varias Sociedades Económicas de Amigos del País, director de las Semanas Sociales de España, delegado regio para los Pósitos, consejero del Instituto Nacional de Previsión, de la Asociación Española de Derecho Internacional, presidente del Patronato de Escuelas Sociales de España. Rechazó la dictadura de Primo de Rivera, que le ofreció un alto cargo, y se retiró a su actividad como escritor y conferenciante hasta su muerte en 1945, y reposa en la iglesia románica de Santo Domingo de Soria, provincia a la que dedicó sus mejores afanes. La presencia dinámica de Luis Marichalar en “su vetusta y querida Soria” fue continua a lo largo de cuatro décadas, y como “Gran Señor Social” que fue, dio su apoyo a toda actividad cultural, benéfica, deportiva, empresarial, en favor de los sorianos.
Obras de ~: La cooperación agrícola. Su exención fiscal, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1904; El riesgo profesional en la agricultura, Madrid, Imprenta y Sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1906; La organización económica nacional, Madrid, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 1919; Mi responsabilidad en el desastre de Melilla como Ministro de la Guerra, Madrid, Imprenta del Colegio de María Cristina, 1923; La Ética como programa político, Madrid, Viuda e Hijos de Jaime Matas, 1925; El problema del crédito agrícola, Madrid, 1925; El solar español, Madrid, Ruiz Hermanos, 1926; La tierra y la política en Inglaterra, Madrid, Imprenta de los Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1932; La agonía del comunismo, Madrid, Imprenta de los Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1932; La propiedad privada y sus deberes, Madrid, 1934; Agrarismo, Madrid, C. Bermejo, 1936; Piedras miliarias, Madrid, C. Bermejo, 1943; Sociología y Legislación, Madrid, C. Bermejo, 1944.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 113 n.º 41, 115 n.º 41, 117 n.º 41, 119 n.º 41, 121 n.º 41, 123 n.º 41, 125 n.º 41, 127 n.º 41, 129 n.º 41, 131 n.º 41, 133 n.º 41 y 135 n.º 41.
A. Martínez Campos, Melilla 1921, Ciudad Real, Publicaciones de “El Pueblo Manchego”, 1922; D. Berenguer Fusté, conde de Xauen, Campañas en el Rif y Yebala, 1921- 1922, Madrid, Sucesores de R. Velasco, 1923; Conde de Romanones, Las responsabilidades del antiguo régimen (1875- 1923), Madrid, Librería Renacimiento, 1926; Marqués de Lema, De la Revolución a la Restauración, Madrid, Voluntad, 1927; P. Sangro y Ros de Olano et al., Antología de las Obras del Excmo. Sr. Vizconde de Eza, Madrid, Escuela Social, 1948; M. Fernández Almagro, Historia política de la España Contemporánea, Madrid, Pegaso, 1956; N. Alcalá-Zamora, Memorias, Barcelona, Planeta, 1977; M. Artola Gallego, Partidos y programas políticos, 1808-1936, Madrid, Aguilar, 1977; J. Busquets Bragulat, El militar de carera en España, Barcelona, Ariel, 1984; J. A. Pérez-Rioja (dir.), Historia de Soria, Soria, Centro de Estudios Sorianos-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985; F. Cambó y Batllé, Memorias (1876-1936), Madrid, Alianza, 1987; P. Carasa (dir.), E. Berzal de la Rosa et al., Elites castellanas de la Restauración, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1997; J. Pando Despierto, Historia secreta de Annual, Madrid, Temas de Hoy, 1999; C. Seco Serrano et al., Alfonso XIII en el centenario de su reinado, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002; A. Calama y Rosellón, “El Diputado soriano Vizconde de Eza, Don Luis Marichalar y Monreal (1873-1945), Ministro de la Guerra”, en Celtiberia (Soria, Centro de Estudios Sorianos), 97 (2003), págs. 246-363.
Argimiro Calama Roselló