Azaña Díaz, Gregorio. Alcalá de Henares (Madrid), 21.V.1875 – Zaragoza, 24.XI.1934. Abogado, juez, magistrado.
Gregorio Azaña Díaz nació en la casa familiar de la calle de la Imagen, número 3, de Alcalá de Henares (Madrid) el día 21 de mayo de 1875, siendo bautizado, como sus hermanos, en la parroquia de San Pedro de la iglesia Magistral complutense. Era el mayor de los cuatro hijos —Gregorio, Manuel, Carlos y Josefina— del matrimonio formado por Esteban Azaña Catarineu y Josefina Díaz-Gallo Muguruza y perteneció por su nacimiento a una familia de letrados de honda raigambre alcalaína.
Bisnieto de Esteban Azaña Hernández, notario y secretario del ayuntamiento alcalaíno que el 5 de mayo de 1820 proclamó la Constitución Española de 1812 desde el púlpito principal de la iglesia Magistral complutense, y nieto de Gregorio Azaña Rajas, también notario y destacado político liberal, protagonista directo en la compra salvadora de los edificios de la Universidad por la Sociedad de Condueños en 1851.
Su padre, Esteban Azaña, fue caballero de la Orden de Carlos III, miembro de la Asociación de Escritores y Artistas, probablemente uno de los mejores alcaldes de Alcalá de todos los tiempos y autor de una gran historia de su ciudad. Fue siempre católico practicante y profundamente liberal de acuerdo con la rectilínea tradición familiar. Huelga decir que fue hermano de Manuel Azaña Díaz, político e intelectual que llegó a ser presidente de la Segunda República Española, con quien siempre le unieron fuertes lazos de afinidad.
Tras finalizar sus estudios de bachillerato en el colegio de los Escolapios instalado en la antigua universidad alcalaína, cursó la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid, donde se licenció con nota de sobresaliente a los veintiún años el día 3 de julio de 1895. El 25 de abril de 1897 se inscribió como ejerciente en el Colegio de Abogados de Alcalá de Henares, comenzando así el ejercicio de su profesión instalando un despacho en la casa familiar de la calle de la Imagen.
Contrajo matrimonio con Amparo Cuevas y en 1905 era presidente del Gremio de Labradores y de la Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron universidad, por lo que todas sus circunstancias personales hacían prever una definitiva integración en su ciudad natal. Pero la ruina familiar, iniciada años antes al fracasar los pequeños negocios —tejares, fábrica de jabón— que iniciara su padre, acentuada por la quiebra de la fábrica de electricidad montada en Alcalá en colaboración con su hermano Manuel, le impulsó, como a aquél, a estudiar oposiciones con las que paliar los problemas económicos familiares. Y así, en 1910 preparó las oposiciones a judicatura, en las que obtuvo el segundo puesto, siendo destinado a Alhama de Granada.
Ya nunca regresó para vivir en su Alcalá natal. En su destino de Alhama falleció su mujer y Gregorio Azaña inició un periplo como juez que le llevó a las audiencias de Baza, Almería, Alcoy, Valencia y Zaragoza.
Sus sentencias han venido sentando jurisprudencia en los tribunales de Zaragoza hasta tiempos muy recientes.
Murió en Zaragoza el 24 de noviembre de 1934 siendo presidente de la Audiencia Territorial. Trasladado su cuerpo a Alcalá de Henares, su hermano Manuel, con quien siempre había estado muy unido, no puso asistir al entierro, pues en aquellos días se encontraba detenido a bordo del destructor Sánchez Barcaiztegui anclado en el puerto barcelonés, acusado de haber participado en la revolución secesionista de Cataluña en octubre de aquel mismo año.
Bibl.: A. Marchamalo Sánchez y M. Marchamalo Maín, El Ilustre Colegio de Abogados de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares (Madrid), Colegio de Abogados de Alcalá de Henares, 1999 (3.ª ed.), págs. 213-214.
Antonio Marchamalo Sánchez