Ponce de León, Juan. Santervás de Campos (Valladolid), c. 1465 – La Habana (Cuba), 1521. Descubridor y conquistador español, primer gobernador de Puerto Rico y adelantado y descubridor de Florida y Bímini.
Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre la fecha exacta de nacimiento del poblador de Puerto Rico. Para algunos autores fue en 1460, mientras que otros apuestan por 1470. Igualmente, tampoco hay coincidencia sobre el lugar de nacimiento, aunque los principales historiadores se inclinan por que fue en Santervás de Campos (Valladolid). Acerca de sus padres, tampoco faltan las dudas. Aunque no se ha encontrado ningún documento que certifique nombres concretos, no hay que rechazar que pudiera ser el conde Juan Ponce de León, padre de veintiún hijos bastardos, y que uno de ellos pudiera ser el futuro adelantado de Florida. Según Bartolomé de Las Casas, fue mozo de espuelas de Pedro Núñez de Guzmán.
Pudo participar en la Guerra de Granada y tampoco se descarta que acompañara a Cristóbal Colón en su segundo viaje afincándose en la isla La Española. Sus primeros años de vida en Santo Domingo se desarrollaron en el más absoluto anonimato. Casó con Leonor y tuvo un hijo, Luis, y tres hijas: Juana, María e Isabel.
Inicio de la colonización de Puerto Rico: la primera gran actuación de Ponce de León en la isla La Española tuvo que ver con las guerras del Higuey llevadas a cabo entre 1502 y 1503. Nicolás de Ovando nombró a Juan de Esquivel capitán general de la tropa española al frente de unos cuatrocientos españoles procedentes de las villas de Santo Domingo, Concepción de la Vega, Bonao y Santiago, además de entre cien y doscientos indios “guaitiaos”, es decir, indios amigos de los cristianos, que los acompañaban siempre allá donde ellos iban. Al mando de las tropas de Santo Domingo iba como capitán Juan Ponce de León.
Concluida la pacificación del Higuey, Ovando mandó fundar dos pueblos o villas en ese territorio: Salvaleón de Higuey y Santa Cruz de Aycayaguna, nombrando a Juan Ponce de León teniente y capitán de la villa de Salvaleón.
Algunos años más tarde, especialmente durante 1508, Ponce de León comenzó a tratar con el gobernador Ovando la posibilidad de explorar la isla de Borinquén (el nombre indígena de la isla de San Juan Bautista o Puerto Rico, descubierta por Colón en 1493), pues debía de tener noticias de que allí había oro y hasta es posible que llevara a cabo alguna cata. Ovando, tras comunicarle al Rey (17 de mayo de 1508) sus intenciones y sin esperar respuesta, a pesar de que la contestación del Monarca (13 de julio de 1508), será favorable decidió formalizar la primera capitulación el 15 de junio de 1508 con Ponce de León, según la cual éste se comprometía a hacerse amigo de los indios, a no abusar de los indígenas, a localizar y extraer oro, a cultivar alimentos para los españoles y a construir una casa fortaleza. Nadie se explica bien la razón de estas prisas, pero ahí están y con el beneplácito del Monarca.
Organizada la expedición, con cincuenta hombres bajo su mando, Juan Ponce dejó la villa de Santo Domingo el 12 de julio de 1508 y se dirigió al puerto de Yuma, que era el puerto del Higuey y de la villa de Salvaleón, donde le sorprendió una tormenta el 3 de agosto, siguió después viaje por la isla de la Mona y el estrecho entre las dos grandes Antillas hasta la isla de San Juan, arribando el 12 de agosto de 1508 en la región sur de Boriquén, en tierras del cacique Agüeybana. Allí entablaron relaciones amistosas con los indígenas, y siguiendo una costumbre india, el cacique Agüeybana se hizo guaitiao de Ponce de León cambiando su nombre con el español, quien le pidió ayuda para explorar la isla, cosa que hizo. Exploraron el río Ana, donde construyeron algunos bohíos. En la zona norte, encontraron un puerto tan hermoso que Juan Ponce lo calificó de ‘Puerto Rico’. Y un mes más tarde, en la ribera del río Toa (La Plata), comenzaron la construcción de una granja de cultivo. De vuelta a Puerto Rico y adentrándose en el interior, construyeron caminos, un desembarcadero y una casa de piedra.
Con ello, además de cumplir con los términos de la capitulación, se ponían los cimientos de la futura población de Caparra, que bautizará más tarde Juan Ponce rememorando la Caparra romana que existió en las tierras cacereñas de Ovando.
Ponce de León, gobernador de la isla de San Juan: en abril de 1509, Ponce de León regresó a la isla La Española donde firmó de nuevo con Ovando una segunda capitulación el 1 de mayo, en la cual fue nombrado capitán general de la isla de San Juan (o, por mejor decir, de San Juan Bautista, primera denominación dada por los españoles a lo que más tarde se conocerá como Puerto Rico, recibiendo la ciudad así llamada hasta entonces el topónimo más común de San Juan).
Mientras esto sucedía en La Española, Diego Colón, segundo almirante de las Indias y heredero del descubridor, había sido nombrado gobernador general de las Indias el 29 de octubre de 1508. Después de más de siete meses de preparativos, se hizo a la mar arribando el 9 de julio de 1509 a la capital de las Indias, Santo Domingo, con el fin de sustituir a Nicolás de Ovando. Las intenciones de Diego Colón eran muy claras: controlar y dirigir personalmente, sin interferencias de nadie, todo lo relativo a los descubrimientos y poblamiento del Nuevo Mundo. Esta política personal colombina chocó pronto con la del Rey.
Ambos querían poblar la isla “de su mano”. Incluso, la primera intención colombina fue nombrar a Ponce de León como teniente suyo en la isla de Borinquén.
Fernando el Católico, por su parte, no sólo no se desinteresó por Juan Ponce, defendido siempre por Ovando y con más fuerza si cabe por el tesorero general Miguel de Pasamonte, sino que el 19 de agosto de 1509 lo nombró gobernador interino de dicha isla.
Sin embargo, cuando esta decisión fue conocida por Diego Colón, la desobedeció y nombró a Juan Cerón como alcalde mayor de la isla de San Juan, el cual llegó el 28 de octubre acompañado de Martín Cerón como alguacil mayor.
En principio, Juan Ponce no opuso resistencia y esperó la decisión del Monarca, que llegó el 2 de marzo de 1510. El Monarca ordenó al Almirante que recibiera a Ponce de León “por nuestro juez e Capitán de esa dicha isla de San Juan”. Inmediatamente, arrestó a Juan Cerón y a Miguel Díaz, que había sustituido a Martín Cerón como alguacil mayor, y los envió a España el 10 de julio de 1510 en una nave capitaneada por Juan Bono de Quejo.
La colonia iba floreciendo con el apoyo de la Corona y el 15 de junio de 1510 el Rey ordenaba que los barcos que iban a La Española se detuvieran en San Juan. El 10 de julio, se realizó la primera fundición de oro en la villa de Caparra. El alcalde mayor Cristóbal de Sotomayor comenzó a levantar el poblado de Tavora, en las cercanías de Guainia, pero no cuajó debido a las muchas dificultades surgidas. Incluso, ese mismo año tuvieron que soportar una terrible plaga de hormigas.
Una buena parte de la población indígena, a través de los repartimientos y más tarde encomiendas en favor del español, fue empleada en las minas, en la agricultura y en la construcción de casas, recibiendo un trato muy duro. El malestar fue creciendo después de la muerte del cacique Agüeibana, amigo de los españoles, por su hermano Guaybaná, enemigo de los mismos. El resultado de este malestar fue la violenta rebelión india en el oeste y sur de la isla a finales de 1511, y que acabó tras el triunfo de Ponce de León en la batalla de Yagüeca, dirigida por parte indígena según algunos historiadores por el cacique Guaybaná y según otros por el cacique Mabo el Grande, de Jagüey.
Después de esta batalla, los tainos volvieron a sus labores, aunque algunos huyeron a las montañas y otros se refugiaron en las otras islas próximas.
En 1511, dictada la sentencia de Sevilla (5 de mayo) en los Pleitos Colombinos, la isla de San Juan pasó a integrarse en el virreinato colombino, y con ello a reconocer a Diego Colón el derecho a poder nombrar a sus tenientes en la citada isla. Por esta razón, Juan Ponce de León fue sustituido inmediatamente como capitán gobernador, ya que ese cargo había sido propuesto por Ovando y no por Diego Colón. El 15 de junio el Rey comunicó a Ponce de León que entregase el gobierno de la isla a Juan Cerón, el cual llegará a volver a ocupar su cargo el 28 de noviembre. Pocos días antes (8 de noviembre de 1511), el Monarca concedía el primer escudo de armas a la isla de San Juan Bautista.
Para proteger a Ponce de León, el Rey Católico prohibió a Cerón que pusiera en marcha el acostumbrado juicio de residencia que tenía que cumplir cualquier gobernante que dejaba un cargo, y en el que se recogían todas las quejas de los gobernados durante su mandato. Para la función de juez de residencia el Rey nombró al licenciado Sancho Velázquez, que llegaría tres años más tarde.
A fines de 1511 o principio de 1512, el virrey Diego Colón mandó fundar una nueva villa en la isla y propuso que se llamara San Germán en honor de Germana de Foix, la nueva esposa de Fernando el Católico.
Se eligió la misma región de la desaparecida Tavora o muy cerca y fue llevada a cabo por Miguel Díaz de Aux.
El gobierno de Cerón no fue ejemplar y los indios se sublevaron. Por ello, Diego Colón lo sustituyó por el comendador Rodrigo de Moscoso. Por esas mismas fechas (25 de diciembre de 1512), llegaba a la isla el primer obispo que pasaba a América, Alonso Manso.
El 2 de junio de 1513, visitó la isla el virrey Diego Colón, llegando a la villa de San Germán. Le acompañaba el nuevo gobernador Cristóbal de Mendoza elegido por el virrey.
Durante el verano de 1513, mientras Ponce de León estaba descubriendo Bímini y la Florida, los caribes atacaron la villa de Caparra, donde había levantado su casa solariega y residían su mujer e hijos. La invasión sucedió cuando el almirante Diego Colón se encontraba en la villa de San Germán, lo que le permitió enviar al capitán Juan Enríquez con una fuerza a socorrer Caparra y a fortificar el asiento del Daguao, en la parte oriental de la isla por donde habían desembarcado los caribes.
Descubridor y adelantado de La Florida y de Bímini: al quedar libre y siempre con el apoyo del Monarca y del tesorero Miguel de Pasamonte, escribió al Rey pidiéndole permiso para explorar la “isla de Bimini”, imprecisa y no muy lejana, donde había, según los indios, una “fuente que hacía rejuvenecer o tornar mancebos a los hombres viejos”, es decir, el mito de la Fuente de la Eterna Juventud. Tras solicitar una capitulación con condiciones muy exigentes y que se le negó, Fernando el Católico le concedió el 23 de febrero de 1512 una capitulación razonable a ojos del Rey y con la esperanza de que le satisfaciera, ya que Bartolomé Colón —le dice— quería descubrir dicha isla ofreciendo mejores condiciones para la hacienda real que las propuestas por Ponce de León. Remitió el Rey la capitulación a los oficiales de La Española y, de manera especial, le encomendó aconsejarse en todo por el tesorero Miguel de Pasamonte.
Las condiciones de la capitulación dada el 23 de febrero de 1512 son, entre otras, las siguientes: se le respetará lo aquí dispuesto si comienza el poblamiento antes de tres años a contar desde la presentación de este documento a los oficiales de La Española; costeará con sus recursos los gastos de la gente que contrate; tendrá la gobernación y jurisdicción civil y criminal; se le respetará la propiedad de todo aquello que levante a su costa; el Monarca se reservará las fortalezas; recibirá el diezmo de todas las rentas y provechos reales, excepto de las grangerías reales; el repartimiento de los indios quedará reservado al Rey; del oro se pagará entre el décimo y el quinto progresivamente para establecerse en el quinto; dispondrá de la gobernación de todas la islas comarcanas descubiertas por él; obtendrá el título de adelantado de la isla de Bímini y de las otras que descubriere; quedará prohibida la entrada de extranjeros; ha de prestar fianzas antes de emprender el viaje; e informará detalladamente de cuanto descubriere.
Aceptadas las condiciones, Ponce de León salía del puerto de Yuma, provincia del Higuey, en la isla Española, el 29 de enero de 1513, con dos naos (Santa María de la Consolación y Santiago), camino del puerto de San Germán, donde se le incorporó una tercera, el bergantín San Cristóbal. Desde ahí, el 3 de marzo de 1513 partía hacia la isla de Bímini, avistando el 27 de marzo, domingo de Pascua Florida, una tierra que creyeron isla y por eso la llamaron la Florida. Unos días después, el 2 de abril, pisaron tierra y tomaron posesión de la misma a la altura del paralelo 30º N. Desde ahí recorrieron el litoral hacia el sur luchando contra una corriente de mar muy fuerte. Era la Corriente del Golfo que el experto piloto Antón de Alaminos estudió y usó más tarde en la navegación a España. El 8 de mayo doblaron el actual cabo Cañaveral, en la punta sur de Florida, que bautizaron con el nombre de cabo de Corrientes. Después de traspasar la península, navegaron por la costa oeste de la península hacia el norte llegando, según unos hasta la bahía de Tampa y para otros hasta la bahía Apalache.
Una vez que decidieron regresar a mediados de junio, se toparon con grupos indígenas poco pacíficos a los que se enfrentaron, recorrieron algunas islas de las Bahamas creyendo que una de ellas era Bímini, comprobaron de nuevo la corriente de mar que sacude esa zona, hicieron aguada en una isla de los Lucayos, y antes de regresar envió al piloto Antón de Alaminos y al capitán Pérez de Urtubia a reconocer y comprobar las riquezas de la isla de Bímini. El 21 de septiembre Ponce de León puso rumbo a San Juan, donde llegó veintiún días después. Cuatro meses después (20 de febrero de 1514) lo hacían Alaminos y Pérez de Urtubia confirmando las bondades de la isla de Bímini, pero sin poder asegurar lo de la Fuente de la Eterna Juventud, ya que no se detuvieron a buscarla. Inmediatamente, Ponce de León decidió embarcarse camino de Castilla para informar al Rey y asegurar su descubrimiento. Antes del viaje, el 11 de febrero de 1514, los oficiales de la isla de San Juan decidieron hacer una fundición especial para que la parte del Rey (5000 pesos de oro) la pudiese llevar y entregar personalmente Ponce de León al Monarca. El 14 de abril de 1514 arribaba a Bayona de Galicia y poco después se dirigía a la Corte para dar cuenta de lo descubierto y gestionar una nueva capitulación.
El 27 de septiembre de 1514, el Monarca le concedía a Ponce de León una nueva capitulación para poblar las islas de Bímini y la Florida confirmando en gran parte la dada anteriormente el 23 de febrero de 1512. Se insistía en el plazo de tres años para ir a poblar las nuevas tierras, a contar desde el día en que se embarcase; como novedad se insistía en que al entrar en contacto con los indios se les leyera ante escribano el requerimiento impuesto por los letrados y teólogos para que se conviertan amistosamente a la fe católica, y sólo si lo rechazaban podría hacérseles guerra y esclavizarlos; se prohibían las armadas en busca de indios a menos que llevasen la autorización de Ponce de León; los primeros pobladores recibirían compensaciones económicas y pagarían a la hacienda progresivamente desde un 10 por ciento el primer año hasta estabilizarse en el quinto, reduciendo el privilegio sobre el oro, metales y otros provechos a doce años en total; sobre la edificación de casas de su propiedad habría de ajustarse a las limitaciones habituales; podría hacer labranzas de pan, vino y de toda clase de árboles frutales o que no lo sean; podría utilizar la armada contra los caribes una vez pacificados; Ponce de León aportaría fianzas antes de emprender el viaje.
Al regresar del viaje a Bímini y la Florida, Ponce de León se encontró con las consecuencias del ataque de los caribes a Caparra y a la costa oriental de Boriquén.
Por ello, el 27 de de septiembre de 1514, Ponce de León fue nombrado capitán de la armada contra los caribes. Mandó esta armada entre 1514 y 1516. Debía acudir inmediatamente a las islas de los caribes de donde la isla de San Juan ha recibido y recibe daño. La armada era muy pobre. Salió de Sevilla el 14 de mayo de 1515 y llegó a la isla de San Juan el 25 de julio después de una escala en Canarias y otra en Guadalupe, donde los caribes lo derrotaron hiriendo a algunos y capturando a otros, sin que Ponce de León les diera batalla.
Por una Real Provisión de 27 de septiembre de 1514 se nombró a Juan Ponce de León capitán de la isla de San Juan “por el tiempo que mi merced y voluntad fuere”. Esta prerrogativa se le retiraba a Cristóbal de Mendoza, teniente del almirante. Disfrutó de este nombramiento hasta su muerte en 1521.
En la misma fecha, era nombrado Sancho Velázquez repartidor de los indios de la isla de San Juan, a la vez que se le ordenaba que todo se hiciera de común acuerdo con la persona de Ponce de León y recomendando cumplir las nuevas leyes dadas en favor de los indios. Su retraso en llegar a las Indias hizo inútil su intervención.
Al mismo tiempo (27 de septiembre de 1514), recibía un poder para “dividir y señalar el territorio”.
En todo lo que decidieran sobre el oro, sobre las fundiciones y sobre fundar nuevos pueblos siempre debían tener en cuenta el parecer de Ponce de León. Por este último nombramiento, Ponce de León deslindó la isla en dos partidos: Puerto Rico, al este, y San Germán, al oeste (partición que estuvo en vigor durante algunos siglos), y se le nombró regidor perpetuo del Cabildo de Caparra, además de obtener (25 de febrero de 1515) una escribanía de número de la ciudad de Puerto Rico.
Desde fines de 1516 hasta mediados de 1518, Ponce de León permaneció en España. Se opuso a la autorización que dieron los padres jerónimos y el licenciado Rodrigo de Figueroa al traslado de la villa de Caparra a la isleta donde hoy está San Juan.
Ante las noticias de nuevos descubrimientos en el centro y norte de América, Ponce de León volvió a solicitar permiso real para seguir explorando.
Se retrasó algo este viaje por haber enviudado en ese tiempo de Leonor. Equipó a su costa dos carabelas, gente y bastimentos y parece ser que salió de San Germán el 26 de febrero de 1521 siguiendo la misma ruta que cuando la descubrió. En Florida, peleando con los indios, fue herido de un flechazo, lo que le hizo regresar a La Habana, donde murió. Oviedo lo cuenta así: “Ponce de León salió herido malamente de un flechazo, y acordó irse a curar a Cuba para volver con más pujanza; pero llegado al puerto de La Habana, vivió poco, y murió como católico y recibió los santos sacramentos”. Sus restos, trasladados probablemente a mediados del siglo xvi por su nieto a San Juan y enterrados en la capilla mayor de la iglesia de Santo Tomás, fueron llevados en 1913 a la Catedral donde se inhumaron.
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Luis Arranz Márquez