Guzmán, Juan de. Duque de Medina Sidonia (I), conde de Niebla (III) y señor de Sanlúcar (VI). Niebla (Huelva), 1410 – Sevilla, XII.1468. Noble, adelantado.
Hijo de Enrique de Guzmán, II conde de Niebla, y de Mencía de Figueroa. Su acceso al gobierno de la casa en 1436 coincidió con el debilitamiento del régimen de Álvaro de Luna en Castilla. La ofensiva de los infantes de Aragón para monopolizar el poder se materializó en Andalucía con la expedición mandada por don Enrique para dominar la región y eliminar a los partidarios del condestable en 1444. Esta política era incompatible con la de la casa de Niebla, basada desde hacía años en cierto alejamiento de los asuntos generales del reino y en la afirmación permanente de su control sobre Sevilla y su región. En consecuencia, Juan de Guzmán se convirtió en la cabeza de la resistencia al infante, defendiendo Sevilla durante varios meses y dando paso a un contraataque que permitió recuperar las bases enemigas de Jerez, Acalá de Guadaira, Carmona y Córdoba.
Las consecuencias de este triunfo para Juan de Guzmán fueron muchas. En primer lugar, la lealtad del conde fue premiada por Juan II en 1444 con una ampliación del mayorazgo existente, de forma que pudiera heredarlo algún hijo bastardo. Puesto que don Juan no los tenía legítimos, ni los tendría más adelante, esta facultad era de importancia fundamental para el futuro de la casa. Además, el Rey le otorgó el 17 de febrero de 1445 el título ducal sobre Medina Sidonia, el primero de los creados en Andalucía y merced absolutamente excepcional por entonces. Medina Sidonia había venido a manos de Juan de Guzmán en 1440 a cambio de la entrega de La Algaba, Alaraz y El Vado de las Estacas a otro Juan de Guzmán, hijo del maestre de Calatrava, quien la poseía desde 1436.
En segundo lugar, el desenlace del conflicto le permitió solventar su reivindicación sobre el señorío de Lepe y Ayamonte, en manos de su tío Alonso Pérez de Guzmán, que había sido segregado del mayorazgo por decisión del I conde de Niebla, abuelo de don Juan, en 1396 para favorecer a su hijo segundo. Alonso Pérez, enemistado con la rama primogénita del linaje desde años atrás, había seguido el partido de los infantes de Aragón, por lo que en 1444 se encontró solo frente a su sobrino. Éste invadió y ocupó el señorío, reduciendo a cautiverio a sus parientes.
Finalmente, reafirmó su hegemonía sobre Sevilla frente a otros linajes, como el de Ponce de León, aliado de los infantes. Esta hegemonía se mantuvo indiscutida durante más de veinticinco años e iba más allá de la escena política. Barrantes Maldonado, el cronista oficial de la casa, se recrea en la descripción de los medios a través de los cuales Juan de Guzmán mantenía su enorme popularidad en la ciudad: “Salíase el duque don Juan por Sevilla solo en una mula con dos o tres moços de espuelas, e ívase de casa encasa, llamado a los unos parientes, a los otros conpadres, ea otros amigos, preguntándoles cómo les iva e lo que avían menester, e remediando las nesçesidades que cada uno tenía”. Su generosidad, aun siendo sincera, respondía también al más frío cálculo. Cuando uno de sus contadores le reprochó el dinero que repartía, le respondió que “con siete o ocho mill doblas que yo gasto desta manera cada un año con los vezinos de Sevilla, los tengo yo tan contentos e tan por mis criados como si diese a cada uno mill doblas de partido; ansí que lo que hago sabe que es industria e no ignorançia”.
A partir de 1455 el duque hubo de hacer frente a los intentos de Juan Pacheco de alterar esa hegemonía.
Hasta 1462 la buena relación de Juan de Guzmán con los Ponce de León impidió sus propósitos al marqués de Villena, pero ese año se produjo la conquista de Gibraltar en una acción en la que los de Niebla reclamaron el protagonismo principal a pesar de que el éxito había correspondido por igual a los Ponce y a otras fuerzas presentes. Esta cuestión destruyó la confianza entre ambas casas y creó un profundo resentimiento en Rodrigo Ponce de León, hijo del conde de Arcos, presente en los sucesos. En los años siguientes, Pacheco aprovecharía las ocasiones que sobrevendrían.
La maniobra de los Guzmán para hacerse con Gibraltar debe considerarse en el plano psicológico, histórico y estratégico. Gibraltar había sido conquistado por vez primera por Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, y en el intento de recuperarlo había muerto en 1436 Enrique de Guzmán, padre del duque. Además, poseía un gran valor para la defensa de la amplia fachada litoral de los señoríos gaditanos de la casa de Niebla y permitía el control del Estrecho frente a la Ceuta portuguesa en unos tiempos en que los Guzmán eran los principales representantes de los derechos y pretensiones de Castilla en aguas atlánticas.
De momento, la reacción de Enrique IV les obligó a evacuar la plaza, pero en enero de 1467, aprovechando la guerra civil, lograron el ansiado señorío, confirmado luego por el Rey, que debería prolongarse hasta 1502.
A pesar de todo, entre 1463 y 1467 Ponces y Guzmanes siguieron actuando como aliados; primero, hasta junio de 1465, apoyando a Enrique IV frente a Juan Pacheco; después de la “farsa de Ávila”, favoreciendo al partido del infante-rey don Alfonso contra Enrique IV. El duque de Medina Sidonia aprovechó la situación para extender su dominio a Gibraltar y Jimena, consolidar Huelva y controlar políticamente Jerez. A partir de 1467 se rompe el entendimiento con los de Arcos y los bandos estallan en Sevilla y Jerez de la Frontera. La muerte repentina de don Alfonso en julio de 1468 obligó a una avenencia que permitiese una nueva acomodación política. El duque don Juan murió poco después, en diciembre de ese año, pero esos últimos meses de su vida los dedicó a despejar algunos viejos problemas derivados de su agitada vida matrimonial y sentimental.
En efecto, en 1434 había casado con María de la Cerda, hija de los condes de Medinaceli, quien llevó en dote la villa de Huelva y 30.000 florines. Este matrimonio, pactado por los padres, no fue del agrado de los novios y terminó en total fracaso. El duque de Medina Sidonia no tuvo descendencia de esta señora, de la que vivió separado muchos años y a la que denunció por adulterio reiterado en 1448, pero sí, y numerosos, en otras damas, entre las que se encontraba su prima hermana Urraca de Guzmán, hija de Alonso Pérez, señor de Lepe y Ayamonte, a la que mantuvo en su poder tras despojar al padre. El problema sucesorio que todo esto planteaba quedó resuelto con la merced ya mencionada de 1444, seguida en 1457 con la designación de Enrique como heredero. Finalmente, muerta ya María de la Cerda, el duque decidió, poco antes de morir, casarse con Isabel de Meneses, madre de Enrique, para legitimar a éste.
Por otra parte, la falta de descendencia y la separación de hecho del primer matrimonio llevó a los de la Cerda a reclamar Huelva desde 1462, llegándose en 1467 a un acuerdo por mediación del infante-rey Alfonso que permitió la plena incorporación de la villa al patrimonio ducal en septiembre de 1468. No obstante, las diferencias entre las dos casas ducales a este respecto no quedarían del todo resueltas hasta 1505.
Juan de Guzmán, I duque de Medina Sidonia, murió en diciembre de 1468 y fue enterrado en el monasterio de San Isidoro del Campo.
Bibl.: D. Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla metrópoli de la Andalucía, Madrid, Imprenta Real, 1795 (ed. facs. con índices de J. Sánchez Herrero et al., vols. I y II, Sevilla, Guadalquivir, 1988); P. Barrantes Maldonado, Ilustraciones de la Casa de Niebla, Madrid, 1857 (Cádiz-Sanlúcar de Barrameda, Universidad de Cádiz-Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, 1998); P. de Medina, Crónica de los Duques de Medina Sidonia, Madrid, 1861; F. Pérez de Guzmán, Crónica de Juan II, Madrid, 1953 (Biblioteca de Autores Españoles, LXVIII); A. de Palencia, Cuarta Década, ed. y trad. de J. López de Toro, Madrid, Real Academia de la Historia, 1970 y 1974, 2 vols.; Crónica de Enrique IV, intr. de A. Paz y Meliá, Madrid, Atlas, 1973 y 1975, 3 vols.; M. A. Ladero Quesada, Andalucía en el siglo xv. Estudios de historia política, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973; R. Sánchez Saus, “Los señores de Ayamonte y Lepe: Guzmanes y Stúñigas en el siglo xv (1396-1454)”, en Huelva en su historia, 2 (1988), págs. 161-174; Linajes sevillanos medievales, Sevilla, Guadalquivir, 1991, 2 vols.; M. A. Ladero Quesada, Niebla, de reino a condado: noticias sobre el Algarbe andaluz en la Baja Edad Media: discurso leído el día 26 de enero de 1992 en la recepción pública de ~ y contestación por el Excmo. Sr. D. Antonio Rumeu de Armas, Madrid, Real Academia de la Historia, 1992; “El modo de vida noble y su entorno social y cultural en Andalucía a fines de la Edad Media: Guzmanes y Ponces”, en Los señores de Andalucía: investigaciones sobre nobles y señoríos en los siglos xiii y xv, Cádiz, Universidad, 1998, págs. 71-94; J. L. Carriazo Rubio, La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374- 1474), pról. de M. González Jiménez, Sevilla, Universidad- Fundación Focus-Abengoa, 2003.
Rafael Sánchez Saus