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Hernán Peraza Martel

Biografía

Peraza Martel, Hernán. El Viejo. ¿Sevilla?, ú. t. s. XIV – ¿La Gomera (Santa Cruz de Tenerife)?, c. 1452. Conquistador de La Gomera, señor de las Islas Canarias, intitulado “Rey de Canarias”.

Hijo de Gonzalo Pérez Martel y de Leonor Ruiz de Peraza. Gonzalo, señor de Almonaster, nieto (o quizá bisnieto) del almirante de Castilla Juan Mathe de Luna, fue recaudador mayor de las rentas reales en Sevilla, alcaide de Triana, procurador por Sevilla en varias reuniones de Cortes y había participado, al menos como armador, en una expedición a Lanzarote en 1393.

Hernán Peraza, veinticuatro de Sevilla, señor de Valdeflores, se dedicó inicialmente a la producción y comercio de aceite en sus haciendas olivareras. Pero el centro de interés de su vida fueron las Canarias, pues “durante años, pacientemente, logró reunir en su persona todos los derechos señoriales sobre las islas”, dice Sánchez Saus. Casó con Inés de las Casas, hija de Juan de las Casas, aunque tenida tradicionalmente por hija de Guillén de las Casas. Este Guillén había comprado en 1430 a Enrique de Guzmán, conde de Niebla, los derechos sobre Canarias (“de la parte o partes que le corresponden”), lo que aparentemente llevaba aparejado el título de rey de Canarias (el reino había sido creado por el papa Clemente VI en favor de Luis de la Cerda, almirante de Francia, nieto desheredado de Alfonso X el Sabio). Según el Memorial [...], en 1443, Guillén de las Casas “hizo trueque con Hernan Peraza [...] y Guillén Peraza [hijo de Hernán] [...] por el qual les cede las Islas de Canaria, conquistadas y por conquistar, por la hazienda que el sobredicho Hernan Peraza [...] y sus hijos tenian en el lugar de Gueba [...] Por este derecho passò Hernan Peraza à las Islas, y las poseyó, continuando su conquista, llamándose Rey de Canarias, como sus predecesores [...]”.

Se trasladó, con su hijo Guillén el Malogrado, a Lanzarote, entonces lugar principal de Canarias, pero, ante las tensiones creadas por los apoderados del infante Enrique de Portugal, pasó sucesivamente a Fuerteventura, Hierro y la Gomera, donde finalmente se asentó. Conquistó de forma definitiva esta última, donde alzaría la Torre de San Sebastián. Desde aquí intentó la conquista de la isla de La Palma, poniendo a su hijo Guillén (“joven adornado de brío, valor y gentileza”, en palabras de Joseph de Viera) al frente de las tropas en 1447, pero fueron derrotadas por los nativos. En la retirada, una piedra lanzada acabó con la vida de Guillén (“jamás hubo infortunio más lastimoso”, se lamenta Viera). Hernán Peraza elevó queja a Juan II sobre la usurpación de Lanzarote por los portugueses, quien ordenó el embargo de la isla en tanto se aclarara la propiedad. El infante don Enrique de Portugal, basaba su derecho en que Maciot de Bethencourt, señor de Lanzarote, sobrino de Jean de Bethencourt, le había vendido sus derechos (según parece, de forma incorrecta, lo que determinaba la reversión a quien tuviera los derechos que habían sido de Guillén de las Casas, esto es, a Peraza). El rey de Portugal, Alfonso V, el Africano, tío del infante, determinó que compareciera Peraza con sus títulos de propiedad para demostrar su derecho, pero no lo hizo, quedando la cuestión para ser resuelta entre ambas Coronas (no lo sería de una manera clara hasta el Tratado de Alcaçovas de 1479); y mientras tanto, los lanzaroteños expulsaron a los portugueses. Hizo también alguna incursión a Tenerife, pero esta isla no sería dominada, al igual que La Palma, hasta 1493 (Gran Canaria lo había sido antes, en 1483).

De su matrimonio con Inés de la Casas tuvo a Guillén, que murió en La Palma; Inés, que sucedió en la casa; y Juana, que casó con Juan Manuel de Landó, progenitores de los condes de la Fuente del Saúco y de los marqueses de Guadalcázar. Inés casó con Diego García de Herrera y Ayala, hijo del mariscal de Castilla y capitán general de la frontera de Jerez, Pedro García de Herrera. Heredó el señorío de las islas y el derecho de conquista, “llamándose Reyes” Inés y su marido (esto dice el Memorial, aunque López de Gómara consideraba “que no debieran”). Recuperaron, una vez levantado el embargo, Lanzarote, y prosiguieron con la conquista de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Pero, deseando los Reyes Católicos unir las Canarias a la Corona, y no teniendo medios Inés y su marido para ultimar la conquista, cedieron a la Corona sus derechos sobre las Canarias, reteniendo el señorío sobre las ya conquistadas, esto es, sobre Lanzarote, Fuerteventura, Hierro y La Gomera. A cambio, Diego García de Herrera recibió en 1487 el título de conde de La Gomera. Su hijo Hernán de Herrera (llamado también Hernán Peraza el Joven), por quien seguiría la línea, ejerció el gobierno de La Gomera de forma conflictiva y arbitraria. Tras la muerte de Juan Rejón, fue conducido preso a Castilla, pero Isabel la Católica le perdonó, y volvió a la Gomera casado con Beatriz de Bobadilla (dama de la Reina llamada la Cazadora, para distinguirla de su homónima, la marquesa de Moya), donde murió asesinado por los nativos, en 1488. Para salvar su vida, Beatriz de Bobadilla se encerró en la Torre de San Sebastián, con sus hijos Guillén (futuro conde de La Gomera) e Inés (que casaría con Pedro Fernández de Lugo, II adelantado de las Canarias), hasta que Pedro de Vera acudió en su socorro. Beatriz de Bobadilla contrajo segundas nupcias con Alonso Fernández de Lugo, I adelantado de Canarias, conquistador de La Palma y Tenerife.

 

Fuentes y bibl.: J. Lucas Cortés (atrib.), Memorial del Conde de La Gomera, s. XVII (en Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, E-12 fols. 70-89v.).

F. López de Gómara, Historia General de las Indias, Zaragoza, 1554 (trancr., Barcelona, Editora de los Amigos del Círculo del Bibliófilo, 1982, t. I, págs. 379-382); G. Argote de Molina, Nobleza de Andalucía, Sevilla, 1588 (ed. corr. e il. en Jaén, 1866; reimpr. facs., Jaén, Riquelme y Vargas Ediciones, 1991, págs. 599-616); J. Viera y Clavijo, Noticias de la Historia General de las Islas Canarias, Madrid, 1776 (8.ª ed., Santa Cruz de Tenerife, Goya Ediciones, 1982, ts. I y II, ad indicem); J. Peraza de Ayala, “Juan de Las Casas y el señorío de Canarias”, en Revista de Historia Canaria (La Laguna de Tenerife, Universidad de La Laguna), t. XXIII, n.º 119-120 (1957), págs. 65-82; R. Sánchez Saus, Linajes sevillanos medievales, vols. I y II, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1991, págs. 164- 167 y 224 y págs. 384-385 y 398, respect.; “El almirantazgo de Castilla y las primeras expediciones y asentamientos en Canarias”, en En la España Medieval (Madrid, Universidad Complutense), n.º 28 (2005), págs. 177-195.

 

Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca