Alfonso. Duque de Gandía (II). ?, 28.VIII.1362 – 1424. Noble.
Hijo primogénito de Alfonso, I duque de Gandía, y de Violante de Arenós; por vía paterna es nieto del infante don Pedro, conde de Ribagorza, por tanto, bisnieto de Jaime II de Aragón. Su padre, Alfonso el Viejo, había combatido contra las tropas de Pedro I de Castilla cuando éste ataca las costas levantinas en diversas campañas entre 1356 y 1365; es también quien manda un importante contingente de aragoneses que apoya al futuro Enrique II de Castilla en el momento de su entrada en este reino en 1366 y combatiendo a su servicio será hecho prisionero en la batalla de Nájera (3 de abril de 1367); entregado a los ingleses, recupera la libertad después de cinco años, tras contraer pesadas obligaciones económicas y entregar como rehenes a sus hijos, en particular a Alfonso.
Por esta razón, Alfonso el Joven permanecerá como rehén durante veinte años, hasta el 27 de enero de 1392. Este hecho, que marca decisivamente la vida del primer duque, sella el destino de su primogénito, que vive en aquella dura situación entre los diez y los veintinueve años de edad, y envenenará irremediablemente las relaciones personales entre ambos. No faltan razones políticas para la prolongada retención del joven Alfonso, como la guerra entre Castilla y Portugal, o personales, como las crecientes deudas contraídas por el rehén o la ambición del padre; desde luego, hay que aceptar que su liberación no fue una cuestión prioritaria.
En abril de 1372, apenas liberado su padre, se acordó el matrimonio de Alfonso con una hija ilegítima del Monarca castellano, Leonor, a la que se asigna una importante dote que había de ser devuelta en caso de incumplimiento del compromiso; el acuerdo incluía otro matrimonio, el de su hermano Pedro con Juana, otra hija bastarda del Monarca castellano. Sin embargo, una vez liberado, Alfonso se negó a contraer este matrimonio alegando el tiempo trascurrido desde el compromiso y la vida irregular de su prometida; la negativa suponía la obligación de devolver una dote enorme, y fue uno de los argumentos empleados por Enrique III, en 1395, para dictar la confiscación del ducado de Villena, aunque la decisión se deba a la voluntad del soberano de elevar a la nobleza cortesana en sustitución de los Grandes.
El 1 de agosto de 1394 se fijaba para él un nuevo compromiso matrimonial, ahora con Elfa, hija del conde de Cardona, también en paralelo con el de su hermana Juana con Ramón Folch de Cardona. Tampoco se realizó este compromiso matrimonial, sin duda porque Alfonso tenía en proyecto casarse con María de Navarra, hermana de Carlos III, con la que se había comprometido durante su cautiverio. El matrimonio, que se efectuó el 15 de diciembre de 1396, careció de descendencia. Aparentemente este matrimonio de Alfonso fue aceptado por su padre; al menos las relaciones entre ambos parecen buenas durante cinco o seis años, aunque no debieron faltar fricciones entre ambos.
La carencia de autonomía económica en un hombre que superaba holgadamente la treintena fue motivo de nuevos enfrentamientos, notorios al menos desde 1402. Al año siguiente se llega a un acuerdo entre padre e hijo en virtud del cual se establece una renta fija que permitirá la imprescindible independencia económica de Alfonso: sin embargo, el incumplimiento de estas obligaciones, debido a los fuertes intereses en el seno de la propia familia ducal para hacer imposible el mantenimiento de la concordia, hará fracasar el acuerdo. A esta circunstancia se une la clara preferencia del duque de Gandía por otros miembros de su familia a quienes otorga dominios y rentas en claro perjuicio del heredero; en concreto, separa del patrimonio Ribagorza e importantes dominios en Gandía y Ondara para su nieto Hugo, hijo de su hija Juana y de Ramón Folch de Cardona, hecho que provoca el levantamiento de Alfonso contra su padre. También mantiene Alfonso fuertes enfrentamientos con su hermana Leonor que, en 1402, contrajo matrimonio con Jaime de Prades, en razón del pago de la dote correspondiente.
La tensión crece en 1408 hasta el punto de llegar a intercambiar pregones de guerra con su cuñado Ramón Folch de Cardona; es probable que las disposiciones testamentarias de su padre fueran la causa de este enfrentamiento. Ese año, efectivamente, el duque de Gandía debió intentar instituir como su heredero a Martín el Joven, heredero del trono de Aragón, decisión que fue rechazada por el rey Martín I que, junto con el Consell de Valencia, intervino como fuerza apaciguadora para evitar la formación de bandos. Sin embargo, no mejoraron las relaciones entre padre e hijo. De hecho, Alfonso se apoderó por sorpresa de Gandía, probablemente a comienzos de 1409 y retuvo su posesión durante casi dos años, hasta que le fue arrebatada por las tropas enviadas por su padre.
El testamento de su padre fallecido poco después de aquel acontecimiento (5 de marzo de 1412), le declaraba privado de todos sus derechos hereditarios. En aquel momento, el duque fallecido era uno de los candidatos a la sucesión de Martín I en el Trono aragonés. En sustitución de su padre, Alfonso presentó su candidatura ante la asamblea de compromisarios reunida en Caspe, aunque con nulas posibilidades. Recibió únicamente el voto de Pedro de Sagarriga, arzobispo de Tarragona, y fue el primero de los aspirantes al trono que ofreció su obediencia al allí reconocido como rey, Fernando I. A su servicio, tomó parte en las operaciones de cerco a Balaguer, donde se había hecho fuerte Jaime de Urgel, otro de los candidatos al trono, allí derrotado y hecho prisionero. El servicio al nuevo monarca le permitió lograr la revocación del testamento de su padre y, en consecuencia, recuperar la dignidad ducal y su patrimonio, aunque muy disminuido por las donaciones paternas; su esfuerzo por recuperarlas prosperó al menos en lo referente a la baronía de Arenós que, en su momento, transmitirá a su hijo bastardo Jaime.
Carente de hijos legítimos, viudo de su primera esposa, contrajo Alfonso segundo matrimonio con Aldonza Vilarig (15 de mayo de 1415), de la que tampoco tuvo descendencia. Fallece en 1424, sin descendencia legítima. Lega el ducado a Alfonso V, que lo entrega a su hermano y sucesor, Juan. Éste vende la mayor parte del estado, a excepción de Gandía y otros territorios que serán heredados por su hijo, Fernando el Católico, que, a su vez autorizará su venta (3 de diciembre de 1485) al cardenal Rodrigo Borja, luego Alejandro VI, para su hijo Pedro Luis Borja, primer duque de Gandía de esta familia. Muerto Pedro Luis, le sucederá su hermanastro Juan de Borja.
Bibl.: J. Camarena Maiques, Historia del distrito de Gandía, Gandía, Instituto Duque Real Alonso el Viejo, 1965; J. Castillo Sainz, Alfons el Vell, duc reial de Gandía, Gandía, CEIC Alfons el Vell, 1999.
Vicente Ángel Álvarez Palenzuela