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Martín González del Valle y Fernández de Miranda

Biografía

González del Valle y Fernández de Miranda, Martín. Marqués de la Vega de Anzo (II), barón de Grado (I). Oviedo (Asturias), 25.XII.1882 – Madrid, 13.I.1951. Político, financiero, caballero de la Orden de Montesa.

Hijo de Emilio Martín González del Valle y Carvajal, primer marqués de la Vega de Anzo, y de Julia Fernández Miranda y Vives (Grado, 1858), pasó su infancia en Oviedo. Desde los tiempos de estudiante de bachillerato había sentido gran afición al cultivo de las letras y había intervenido en periódicos regionales, firmando con el seudónimo Vicente de Castañedo.

Estudió Derecho en Oviedo, en 1905 se doctoró en la Universidad Central de Madrid y un año después contrajo matrimonio con Pilar Herrero de Collantes, baronesa de Grado, hija del importante financiero Policarpo Herrero y de Teresa de Collantes y Arce.

Aunque su padre había sido jefe de los liberales asturianos, Martín se afilió al Partido Conservador. Se identificaba con la idea de Maura de realizar la revolución desde arriba y de acabar con el caciquismo.

Hacia 1910 conoció a Ángel Herrera Oria y pasó a formar parte del grupo de jóvenes que estudiaron las encíclicas de León XIII y la posible aplicación en España de movimientos similares a los surgidos en Europa con el nombre de Democracia Cristiana. Entabló amistad con Ramón Serrano Suñer y con Fernando María Castiella.

Con el objetivo de dar a conocer la doctrina social de la Iglesia, comenzó a colaborar en el diario La Región y se convirtió en el máximo accionista del diario ovetense El Carbayón, el órgano oficioso del Obispado en la prensa regional. En 1911 participó en la fundación de la Editorial Católica y de su buque insignia, El Debate, en pleno ambiente de movilización ante la política ‘sectaria’ de Canalejas.

Contribuyó al desarrollo regional asturiano y se ocupó especialmente de Grado. En 1912 recibió la Encomienda de la Orden de Carlos III y en 1913 fue nombrado presidente de la Cámara de la Propiedad de Oviedo, representó en Bruselas a la Junta de la Protección de la Infancia y tomó el hábito de la Orden Militar de Montesa. Realizó por estos años una profusa edición de la Conferencia sobre la Iglesia y la Enseñanza, de Vázquez de Mella. En 1915 fue nombrado cónsul de Chile. En 1917, durante la huelga revolucionaria, conoció al gobernador civil de Oviedo, Francisco Franco, y entablaron una amistad que duró toda su vida. Ese mismo año terminó la construcción del salto de agua de Somiedo, empresa que inició con su suegro y con su cuñado, Ignacio Herrero, marqués de Aledo. En 1918 recibió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

La década de 1920 fue relativamente tranquila; conocía personalmente al general Primo de Rivera.

Siempre lo defendió y financió la edición de un conjunto de artículos y comentarios publicados a propósito de su muerte con el título de La Dictadura juzgada por la prensa extranjera. En 1924 Alfonso XIII le nombró gentilhombre de cámara con ejercicio.

Con motivo del fallecimiento de su suegro, en 1929, Martín decidió trasladarse con su familia a Madrid.

En 1931 se instaló en un palacete de la calle de Serrano, n.º 69; entró, por entonces, a formar parte del consejo de administración del Banco Herrero.

La proclamación de la Segunda República le llevó a adoptar la línea de actuación recomendada por Ángel Herrera Oria: una política de acatamiento activo de las formas de gobierno legalmente establecidas. Es la línea que se impuso a los diarios más importantes de la Editorial Católica y, principalmente, a El Debate.

Sufrió el enfrentamiento que se produjo entre legalistas y monárquicos a ultranza.

Contribuyó a la fundación de Acción Nacional y a la de su revista, Acción Española. Fue también socio- fundador del Centro de Estudios Universitarios (CEU). En su casa de la calle Serrano puso en contacto a Francisco Franco con el partido Acción Popular y con prohombres como Ramiro de Maeztu, Víctor Pradera, Antonio Goicoechea y José Calvo Sotelo.

Cuando surgió la figura de José María Gil-Robles en el panorama político, Martín lo respaldó y lo introdujo en los ambientes políticos, financieros y militares en que se movía. Medió para lograr un encuentro entre Gil-Robles y Alfonso XIII en Fontainebleau, con el objeto de conciliar las dos posturas de la derecha, la monárquica y la accidentalista.

En 1936, cuando se convocaron elecciones anticipadas, Calvo Sotelo y Gil-Robles consideraron necesario crear un partido político que agrupase a la derecha.

Entonces Martín actuó como motor de la negociación y se logró la centralización de la derecha en torno al Bloque Nacional. Cuando estalló la guerra, Martín se había trasladado a Estoril con su familia. Allí, junto con el duque de Maura, el marqués de Aledo, Germán de la Mora Abarca, el marqués del Contadero y Gil-Robles, formó un grupo que financió el movimiento, la Junta de España en Lisboa. Compraron una flota de camiones con la que se aprovisionó al ejército nacional. Visitó a Franco en Sevilla y Salamanca y acompañó a Gil-Robles a Pamplona a recoger a su familia.

Durante la dictadura, su amistad con la familia Franco permaneció inquebrantable. Confió en que el franquismo se orientara paulatinamente hacia el restablecimiento de la Monarquía y así se lo expresó al conde de Marone en la correspondencia que mantuvieron.

Tres años después de su muerte, el Ayuntamiento de Grado le rindió homenaje y, por suscripción pública, se erigió un monumento en su memoria en el parque de San Antonio, obra del escultor Víctor Hevia. El Ayuntamiento de Oviedo dio su nombre a una calle.

 

Obras de ~: El general don Pedro Rodríguez de la Buría, Avilés, 1901; Vicente de Castañedo (seud.), Ocios de un estudiante, Barcelona, 1902; Don Pedro Armada Valdés, conde de Canalejas, Oviedo, 1907; El Instituto Nacional de Previsión, Oviedo, 1910; Un episodio de la historia contemporánea: la concesión del condado de Xauen, Oviedo, Est. Tipográfico La Cruz, 1930.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Secc. de Órdenes Militares, Montesa, 1913, Exp. de D. Martín González del Valle y Fernández de Miranda, marqués de la Vega de Anzo, n.º 176 moderno.

N. Martín-Mateos, Biografías asturianas, primera serie, Madrid, Imprenta de Patria y Letras, 1917; C. Suárez, Escritores y artistas asturianos, Madrid, 1936-1959; M. Daranas, “El marqués de la Vega de Anzo ha muerto”, en ABC, 14 de enero de 1951; “Una aclaración esperada”, en ABC, 17 de enero de 1951; C. Cienfuegos, “Un asturiano ejemplar”, en La Región, 16 de octubre de 1954; S. Cañada (dir.), Gran enciclopedia asturiana, Vitoria, Fournier, 1970; R. Anes y A. de Otazu, El Banco Herrero. 75 años de historia. 1912-1987, Oviedo, Banco Herrero, 1987; A. L. Oliveros, Asturias en el resurgimiento español, Gijón, Silverio Cañada, 1989; J. M. Gil-Robles, No fue posible la paz, Barcelona, Planeta, 1998; M. González del Valle y Herrero, Vivencias y semblanzas, La Adrada (Ávila), El Molino, 2004.

 

Covadonga de Quintana Bermúdez de la Puente

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