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Pablo de Villegas

Biografía

Villegas, Pablo de. Fray Pablo de León, León, ú. t. s. XV – ?, s. t. s. XVI. Dominico (OP), maestro en Teología y prior del convento de Santo Domingo de León. Ideólogo y dirigente comunero.

Misterioso e importante personaje, tal como lo define Josep Pérez, se le conoce también como fray Pablo de León. A partir de las aportaciones del padre Getino se identificó durante un tiempo a este dominico con el prior de Toro y posterior fundador del convento de Santo Domingo de Oviedo a principios del siglo XVI. Posteriormente, las investigaciones de V. Beltrán de Heredia en el estudio y edición de la obra titulada Guía del Cielo, atribuida en principio a Villegas, parecen confirmar la presencia en la Orden dominica a principios del siglo XVI de dos Pablo de León, con una diferencia de edad de unos diez años. Este mismo historiador de la Orden de Santo Domingo parece concluir que el Pablo de León mayor, o señor, es el prior de Toro y posterior fundador del convento ovetense, así como el autor de la Guía del Cielo, obra escrita posiblemente en 1520 y centrada en la doctrina de santo Tomás, dotada de una fuerte carga académica y pastoral.

Así pues, aceptada la existencia de dos personajes coetáneos y con el mismo nombre, aunque el comunero también era identificado por el apellido Villegas, todo parece indicar que éste nació en León en la década de los años setenta del siglo XV, en el seno de una familia conversa y con un origen social oscuro al tratarse de un posible hijo ilegítimo. En 1491 toma los hábitos en la ciudad de Salamanca como novicio de la Orden de Santo Domingo de los Predicadores, donde estudia bachiller y posteriormente los cursos de grado. Sus constantes faltas de disciplina y su carácter díscolo le llevan a huir de la provincia, tal como se recoge en el capítulo provincial celebrado en Jerez en 1502, hasta recalar en París, donde se costea sus estudios ejerciendo el magisterio y donde llega a dominar la lengua francesa entre los años 1505 y 1506. De regreso a Salamanca en 1507, es trasladado posteriormente a León, hasta que en 1508 el capítulo general de la Orden celebrado en Roma le concede el magisterio en Teología. Las actas capitulares de la Catedral de León dejan constancia de la actividad que fray Pablo de Villegas tiene en la ciudad de León hasta convertirse, en 1516, en el prior del convento de Santo Domingo de dicha ciudad.

Pablo de Villegas era un personaje caracterizado por un temperamento exaltado e inquieto, inteligente y un gran orador de masas, cualidades que tendrá ocasión de demostrar en la ciudad de Valladolid en plena etapa de defensa de las comunidades. Ya en la ciudad de León había dejado constancia de sus dotes al erigirse en cabecilla de una causa que tenía como objetivo doblegar y erosionar el poder de los Quiñones, condes de Luna, familia ésta que llevaba años robando rentas, vasallos y jurisdicciones a los monasterios leoneses, incluido el de Santo Domingo. Aún antes del levantamiento comunero, el prior de Santo Domingo se había declarado enemigo de los Quiñones y partidario, al lado de los Guzmanes, de la opción del infante Felipe, por lo que no debe extrañar su plena y temprana vinculación a la revolución comunera.

Una vez que regresan de las Cortes de la Coruña los dos diputados leoneses, la ciudad de León reprocha a Francisco Fernández de Quiñones, conde de Luna, su actitud contraria a las directrices del regimiento al apoyar el subsidio otorgado al rey Carlos I. En este contexto uno de los principales opositores al conde fue el prior del convento de Santo Domingo, quien de alguna forma animó al cabildo catedralicio a abrazar la causa comunera después de un duro enfrentamiento con el canónigo Diego de Valderas. Éste se convertiría, junto al conde, en el único defensor de la causa regia. En agosto de 1520 la ciudad nombra como representantes en la Junta reunida en Ávila a Pablo de Villegas, al canónigo Juan de Benavente y a Antonio de Quiñones, tío del conde de Luna. Junto a Ramiro Núñez de Guzmán, Pablo de Villegas se hace en el verano de 1520 con el pleno control de la ciudad de León, aunque determinados sucesos y el radicalismo manifestado por el fraile ponen en alerta a los sectores eclesiásticos más conservadores. Mientras que Ramiro Núñez controla la ciudad y aporta recursos, Villegas se vuelca de lleno en la causa comunera y participa plenamente en la toma de Tordesillas y en la expulsión del marqués de Denia, a quien le entrega el ultimátum al ser el encargado de custodiar a la Reina. A partir de ese momento Pablo de Villegas, conocido ahora como Pablo de León, aparece en todos los frentes diplomáticos, y, así, es elegido, junto al otro leonés, Antonio de Quiñones, para entrevistarse con el almirante de Castilla en Torrelobatón al ofrecerse éste como mediador en un intento de detener la insurrección.

En noviembre de 1520 Pablo de León expone al almirante las ideas políticas de la Junta: aceptación por parte del Rey de las peticiones de la Junta; legitimación de la Junta por la reina Juana; aceptación del principio de que “el reino se halla por encima del rey”. La respuesta del almirante es significativa: “Cosa es que jamás fue vista [...] estos quieren ser reyes [...]”. Pero, el papel del fraile leonés no termina aquí, pues sus dotes y el conocimiento de la lengua francesa parecen influir para que sea elegido por la Junta, junto a Antón Vázquez y Sancho Sánchez, para formar parte de la delegación que había de entrevistarse con el Rey en Alemania. Las noticias llegadas de Worms y el miedo al castigo, toda vez que el Rey no estaba dispuesto a recibirlos, obligan, sin embargo, a fray Pablo a regresar a Valladolid después de no pocas penurias y escondido bajo el disfraz de mendigo. Tanto este hecho, como el giro antiseñorial que estaba dando el movimiento en un claro proceso de radicalización, llevan a Pablo de Villegas a endurecer su posición y a predicar en Valladolid y por las tierras castellanas tanto la afrenta del Rey como la maldad de la nobleza a la que hay que perseguir hasta las últimas consecuencias. En este contexto es el propio fraile quien encabeza el tribunal que va a declarar como enemigos del reino al condestable, al almirante de Castilla, al conde de Benavente y a todos aquellos grandes que se habían opuesto claramente a la causa comunera. Sus ideas y su postura revolucionaria, aprovechando sus dotes de orador, fueron difundidas con gran vehemencia entre León y la ciudad de Valladolid. En sus afirmaciones no sólo dudaba de las intenciones de un rey más preocupado por la corona de emperador que por la corona castellana, sino que llegó a posicionarse claramente a favor del conflicto armado, la violencia, y la guerra como única alternativa para derrotar a la nobleza señorial más reaccionaria y para alcanzar un nuevo equilibrio y entendimiento entre el Rey y el reino, cosa que no parece estar dispuesto a aceptar el Emperador.

Fracasados los intentos de acuerdo y la tregua del mes de marzo, la derrota comunera de Villalar, el 23 de abril de 1521, lleva a la cárcel a Pablo de Villegas y a todos aquellos que no consiguieron huir, no sin antes escuchar su nombre entre los exceptuados del perdón general que el Rey mandó leer en la plaza de Valladolid el 28 de octubre de 1522. El papel de los dominicos había sido destacado como predicadores a la hora de difundir la causa comunera, de ahí que tanto el Rey como el general de la Orden García de Loaysa, encargado de la depuración, se esfuercen por reconducir su prestigio. Es el propio general de la Orden quien priva del magisterio a fray Pablo de Villegas y a su hermano, también comunero, Antonio de Villegas en 1521. Posteriormente y una vez que el propio Loaysa llega a ser confesor real parece reconducirse la situación de los dominicos, y en 1525 el capítulo general de la Orden restituye a Pablo de Villegas el hábito y los títulos para ejercer el magisterio en la provincia castellana. No obstante, Villegas nunca más va a tener protagonismo ya que en modo alguno pudo mantener su magisterio en una ciudad dominada plenamente por el conde de Luna.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Catedral de León, Actas capitulares, 1517-1522; Archivo Municipal de León, Libros de Actas, 1514-1523.

E. Díaz-Jiménez y Molleda, Historia de los Comuneros de León, León, Imp. Clásica Española, 1916; J. Pérez, La revolución de las Comunidades de Castilla, 1520-1521, Madrid, Siglo XXI, 1977.

 

Laureano Manuel Rubio Pérez

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