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Alonso Carrillo de Acuña

Biografía

Carrillo de Acuña, AlonsoSeñor de Caracena, de Pinto, de Jadraque, de Mandayona, de Maqueda y de Inés. ?, m. s. XV – 1509. Noble, alcalde mayor de Toledo, guarda mayor de los Reyes Católicos.

Hijo de Gómez Carrillo y de María de Castilla, nieta de Pedro I el Cruel. Pertenecía a un ilustre y an­tiguo linaje enraizado en la ciudad de Toledo desde el siglo XIII. Alonso Carrilllo había heredado de sus padres un apreciable patrimonio en tierras de Guadalajara; Jachaque, el castillo del Corlo, los sexmos de Bornova y Henares, la villa de Mandayona y otra serie de lugares poblados y despoblados en el alfoz de Atienza. Estos señoríos los cambió más tarde, en 1470, con el cardenal Mendoza, a cambio de la villa de Maqueda y el oficio de alcalde mayor de To­ledo. Unos años después se desprendió también de esa villa y del oficio toledano a favor de Gutierre de Cárdenas, comendador mayor de León, al parecer por presiones de los reyes Isabel y Fernando, deseo­sos de que Maqueda pasase a Gutierre de Cárdenas. El importe de la venta, dieciséis millones de mara­vedís pasó a poder de los reyes que lo invirtieron en la financiación de la guerra de Granada. Carrillo fue recompensado por esa cesión con la donación de la villa de Caracena y el lugar de Inés —en tierras cerca­nas a Soria—, más 1.300.000 maravedís en efec­tivo y un juro de 675.000 maravedís de renta anual. A estos dominios, Alonso Carrillo añadió la villa de Pinto, un lugar próximo a Madrid que pertenecía a su esposa, Leonor de Toledo, hija primogénita y here­dera de Pedro Suárez de Toledo y de su esposa Juana de Toledo.

Persona violenta y de un carácter nada fácil, Carri­llo de Acuña trató de imponer a sus vasallos de Ca­racena una fiscalidad realmente abusiva, exigiéndoles nuevos tributos que jamás habían pagado, cobrándo­les impuestos antiguos ya en desuso y sometiéndoles, en fin, a toda clase de pillaje. Aunque la justicia real trató de poner coto a estos abusos, las relaciones en­tre Alonso Carrillo y sus vasallos continuaron siendo tensas durante mucho tiempo. Por otra parte, el se­ñor de Caracena, que había sido castigado, aunque de forma moderada, por su comportamiento, no se entendía tampoco con su hijo primogénito, Gómez Carrillo, enojado con su padre porque éste, tras la muerte de su esposa, no había querido entregarle la villa de Pinto. Tras una serie de vicisitudes, el pleito entre padre e hijo se resolvió a favor de este último. En efecto, el bachiller Salmerón y el licenciado Ro­maní, nombrados por los reyes jueces árbitros para solventar las diferencias entre padre e hijo, condena­ron en 1508 a Alonso Carrillo a la pérdida de todas sus posesiones.

Triste destino el de este personaje, que al final de su vida se veía despojado de todo su patrimonio. Había sido señor de Jadraque, Mandayona y de otros lu­gares alcarreños; de Maqueda, que había conseguido mediante trueque; de Caracena e Inés, por donación real, y de Pinto, por matrimonio.

En 1509, en el ocaso de su vida, nada le quedaba: los trueques, las ventas y, sobre todo, sus abusos y su brutalidad, fueron las causas de su ruina. Debió de fa­llecer en ese año de 1509, pues, a partir de entonces, se pierden sus huellas.

 

Bibl.: A. Franco Silva, La fortuna y el poder: estudios sobre las bases económicas de la aristocracia castellana (s. XIV-XV), Cádiz, Universidad, 1996, págs. 217-238.

 

Alfonso Franco Silva

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