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José Manuel de Vadillo y Hernández-Ibarrondo

Biografía

Vadillo Hernández-Ibarrondo, José Manuel. Cádiz, 22.I.1773 – 8.I.1858. Ministro, diputado, senador, economista y jurista.

José Manuel Vicente Anastasio nació en el seno del matrimonio formado por José Santos Vadillo y Madaria, natural de Orduña (Vizcaya), y la gaditana Ana María Hernández-Ibarrondo Anguiano. Su padre estuvo destinado en América durante quince años.

José Manuel Vadillo contrajo matrimonio (15 de agosto de 1812) con María de la Concepción Imaz. Tuvo seis hijos, de los que cuatro fallecieron a edad muy temprana y sólo le sobrevivió una hija, María Joaquina.

Parece que inicialmente pensó en dedicarse al servicio eclesial. En 1797 obtuvo los títulos de bachiller en Artes (25 de mayo de 1797), Leyes (26 de mayo de 1797) y Teología (28 de mayo de 1797); y de doctor en Teología (29 de mayo de 1797) y Leyes (27 de mayo de 1797), todos ellos en la Universidad de Orihuela. Tras finalizar sus estudios regresó a Cádiz, continuó su formación jurídica con prácticas en un bufete y el estudio de Cánones en la Universidad de Sevilla (1798-1800); además realizó tres cursos de Matemáticas en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla (1797-1799), y logró sendas plazas de canónigo magistral en las Catedrales de Sevilla (1797) y Cádiz (1801).

El 21 de agosto de 1801 superó el examen de abogado de los Reales Consejos, y continuó en Madrid ejerciendo la abogacía durante un año, hasta que la muerte de su padre le obligó a regresar a Cádiz, en donde no pudo ingresar en el Colegio de Abogados por hallarse completo su número.

En 1809 publicó un escrito en el que defendía la necesidad de convocar las Cortes sin respetar la representación estamental, y que el cuerpo electoral estuviese integrado por “todo ciudadano, padre de familia o contribuyente, que no tenga tacha legal”, y deberían ser también incluidos representes de los territorios americanos.

Nombrado suplente de la Junta Superior de Cádiz (28 de enero de 1810), un año más tarde (25 de marzo de 1811) pasó a ocupar una de las plazas. Fue secretario (13 de julio de 1810) de la Junta de Cádiz encargada de realizar las elecciones. Durante este período colaboró en varios periódicos, especialmente en El Observador, Redactor General y en el Semanario Patriótico, y publicó una Cartilla Política.

El 3 de marzo de 1812 fue nombrado fiscal de la Audiencia de Santafé, pero no tomó posesión del cargo. El 19 de abril de 1812 fue nombrado vocal de la Junta de Censura de la provincia de la Cádiz, y un año más tarde (17 de abril de 1813), jefe político de Jaén.

Tras la disolución de las Cortes obtuvo la representación de la provincia de Cádiz, y en ellas fue nombrado (21 de octubre de 1813) para integrar el Tribunal de Cortes. Formó parte de las dos comisiones militares (Guerra y Marina) y de la que dictaminó el traslado de las Cortes a Madrid. En su primera intervención abordó cuestiones coyunturales urgentes o problemáticas como el alistamiento para el Ejército y la situación de los ingresos fiscales a fin de aprovechar al máximo la coyuntura bélica favorable. Durante las restantes sesiones apenas se conocen intervenciones.

Como consecuencia de la restauración absolutista fue declarado cesante (4 de junio de 1814), situación en la que se mantuvo a pesar de sus intentos por obtener (16 de julio de 1815) un destino en las fiscalías que iban a crearse en Cuba.

En 1820 fue elegido para integrar el Ayuntamiento gaditano y tras el triunfo de la Revolución de 1820 fue nombrado primer alcalde constitucional de Cádiz. En las mismas fechas fue repuesto interinamente como jefe político de Jaén (19 de marzo de 1820). Su permanencia en el cargo fue muy breve puesto que resultó elegido (21 de mayo de 1820) diputado por Cádiz.

En esta ocasión su presencia en el Parlamento fue más destacada. El 9 de agosto fue elegido vicepresidente de la Cámara, cargo que se renovaba cada mes. Durante la legislatura defendió la reposición de los magistrados, especialmente los miembros del Consejo de Estado, existentes en mayo de 1814, y se mostró firme partidario de la libertad de comercio aunque particularmente trataba de proteger al máximo la industria nacional. El 29 de marzo de 1821 pronunció uno de sus discursos más notables de su carrera y significativos de su posición en el arco político, una documentada defensa de la ley de 6 de agosto de 1811 de abolición de los señoríos, centrada en la cuestión de la presentación de los títulos de propiedad.

Tras abandonar el Parlamento (22 de febrero de 1822) solicitó su cese como jefe político de Jaén (6 de marzo de 1822) y se trasladó a Cádiz. Como consecuencia de los sucesos de julio de 1822 en Madrid se produjo una situación crítica en Cádiz, para cuya resolución las autoridades locales encomendaron la Jefatura Política a Vadillo y a continuación crearon una Junta cuya presidencia se le ofreció (8 de julio de 1822). Diez días más tarde logró que se disolviera para normalizar la situación.

El final de la crisis cristalizó en un cambio ministerial. En el nuevo Gobierno presidido por Evaristo San Miguel, se hizo cargo de la cartera de Gobernación de Ultramar (del 5 de agosto de 1822 al 28 de febrero de 1823; e interino del 28 de febrero de 1823 al 7 de mayo de 1823), además, tras el cese de San Miguel ocupó interinamente la de Estado (del 25 de abril de 1823 al 7 de mayo de 1823).

Tras la rendición de Cádiz ante las tropas francesas del duque de Angulema, quedó en situación de cesante (1 de octubre de 1823). Para huir de la represión se refugió en Gibraltar, de donde pasó a Londres. Como a otros muchos españoles la dureza del clima le empujó a regresar a Gibraltar, pero las presiones del Gobierno español por las incursiones desde dicha plaza movieron al gobernador de la misma a obligarle a abandonarla. Su nuevo destino fue Francia.

En 1829 publicó en París, de forma anónima, una obra (Apuntes sobre los principales sucesos...) en la que analizaba la independencia de las antiguas colonias y saldaba cuentas con los afrancesados y especialmente con Miñano. Durante su estancia en Francia frecuentó tanto ambientes políticos (Facundo Infante, Ramón Salvato, Joaquín María Ferrer, etc.), como culturales (Vicente Salvá), e incluso frecuentó a algunos afrancesados (Vicente González Arnao, Juan Antonio Melón y Manuel Silvela).

Tras la Revolución de 1830 los liberales españoles consideraban cercano el fin del absolutismo español, y con tal fin crearon un directorio, del que formó parte con Francisco Javier Istúriz, José María Calatrava y Vicente Sancho. En septiembre se trasladaron a Bayona, pero ante las presiones españolas, el Gobierno francés les obligó a abandonar la frontera y Vadillo regresó a París (18 de noviembre de 1830). Hasta el 20 de enero de 1834 no fue comprendido en la amnistía, a la espera de la cual se encontraba en Gibraltar. Fue elegido procurador por Cádiz (30 de junio de 1834), pero su acta no fue aprobada porque su patrimonio se encontraba en el extranjero.

El 15 de agosto de 1835 se le concedieron los honores del Consejo de Estado, y en septiembre formó parte de la Junta Revolucionaria de Cádiz.

Fue elegido nuevamente para representar a Cádiz en las Cortes Constituyentes de 1836. Durante este período de sesiones no tuvo intervenciones importantes, quizá las más notables fueron la relacionada con las pérdidas de patrimonio como consecuencia de la Desamortización y el voto particular en relación con la contribución extraordinaria de guerra por las dificultades que entrañaba su ejecución.

Tras la caída del Gobierno Calatrava-Mendizábal fue nombrado ministro de la Gobernación (18 de agosto de 1837) en un gabinete presidido por Eusebio Bardají, cargo que no aceptó por motivos de salud (23 de agosto de 1837).

En la elecciones de 1837 fue votado en cuarto lugar para senador de la provincia de Jaén (septiembre de 1837), obteniendo el refrendo gubernamental para uno de los tres escaños (28 de octubre de 1837). Sus intervenciones se concentraron en el primer período de sesiones, y estaban relacionadas con la materias en cuyas comisiones participó (hacienda y reglamento de la jurisdicción real).

En 1840 resultó nuevamente elegido presidente de la Junta revolucionaria creada en Cádiz. El nuevo Gobierno le nombró ministro del Supremo Tribunal de Justicia (2 de noviembre de 1840), pero rechazó el honor (13 de noviembre de 1840) alegando motivos de salud y la necesidad de atender sus negocios. Un mes más tarde (20 de diciembre de 1840) fue nombrado caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.

En 1841 resultó nuevamente elegido diputado por Cádiz, pero su actividad fue nula. En el siguiente período de sesiones (1841-1842) fue elegido vicepresidente primero del Congreso. Tuvo diversas intervenciones en defensa de los intereses de Cádiz. En las primeras elecciones de 1843 fue elegido diputado por Cádiz, pero renunció por motivos de salud (30 de marzo de 1843). En las siguientes elecciones, ese mismo año, fue elegido senador por la provincia de Cádiz, pero su salud y la rápida disolución impidieron que asumiera el escaño.

Tras el abandono de la política activa en 1843, se dedicó a trabajos intelectuales, y su primera aportación fue su obra Discursos económico-políticos, en la que reeditaba diversos trabajos anteriores. También participó en actividades de desarrollo local como la creación del Banco de Cádiz, en cuya Junta Directiva inicial estuvo integrado (1847).

Todavía a los ochenta años seguía siendo un icono del progresismo, como lo demuestra que fuese uno de los oradores del homenaje fúnebre a Mendizábal (8 de diciembre de 1853) o que presidiese la Junta creada en Cádiz con motivo de la revolución de 1854. Sin duda fue la actividad cultural la que absorbió la mayor parte de su actividad. El 27 de agosto de 1854 presidió la constitución Academia de Buenas Letras de don Alonso el Sabio, y el 1 de febrero de 1857 colaboró en la constitución, en Cádiz, de una Sociedad de Economistas Españoles, destinada a defender el librecambismo.

El 3 de enero de 1855 fue nombrado comisario regio del Banco de Cádiz, cargo que aceptó provisionalmente por compromiso con Espartero.

Al fallecer su fortuna fue valorada en más de tres millones de reales. Vadillo era una persona de una gran cultura, que al final de su vida reunió una importante biblioteca, unos ocho mil quinientos volúmenes, que legó a la Biblioteca Provincial de Cádiz. Su labor como economista tuvo una gran repercusión.

Sus Discursos económico-políticos merecieron un elogioso comentario de la revista The Foreign Quaterly Review (vol. V, 1930: 706-707). Estuvo relacionado con importantes figuras culturales como Blanco White, y su casa fue sede de varias tertulias, entre otras la que dio lugar a la creación de la Rea Sociedad Económica Jerezana. Fue uno de los promotores de la Sociedad Económica de Cádiz (19 de marzo de 1814) a la que se mantuvo siempre ligado.

 

Obras de ~: Escritos presentados al Gobierno español el ano [sic] de 1809 / por Don José Manuel de Vadillo, abogado de los Reales Consejos, Cádiz, Imprenta del Estado-Mayor General, [1809]; Carta al Observador. Reflexiones acerca de la Constitución Política, Cádiz, 1810; Demostración de los distinguidos servicios que por la sagrada causa de nuestra independencia nacional lleva hechos hasta ahora la ilustre Ciudad de Cádiz, Cádiz, Imprenta de la Junta de Provincia, 1811; Memoria en que se examina si la moneda es común medida de los géneros comerciables y el influjo de la legislación y los gobiernos en el valor de la moneda y del interés del dinero, Cádiz, Imprenta de la Junta Provincial en la Casa de Misericordia, 1812; [Proclama dirigida a los habitantes de la provincia de Jaén por José Manuel de Vadillo, su Jefe político, al posesionarse de su cargo, Jaén, 17 de mayo de 1813], [Jaén?], 1813; Discursos y exhortaciones que con motivo de las elecciones de representantes en las Cortes Ordinarias y Diputación Provincial de Jaén, pronunciaron [...] D. José Manuel Vadillo [...] y el Dr. D. Segundo Cayetano García [...], Jaén, por D. Manuel de Doblas, [1813?]; Reflexiones sobre algunos puntos de la legislación criminal, Madrid, Imprenta que fue de Fuentenebro, 1814; Discurso sobre los medios de fomentar la industria española y contener ó reprimir el contrabando. Escríbelo el diputado por la provincia de Cádiz a las presentes Cortes de 1820 y 1821, Madrid, Imprenta de la calle de la Greda, 1821; Memoria leída en las Cortes en las sesiones públicas de 4, 5 y 7 de mayo de 1823, Sevilla, 1823; Discursos económico-políticos. Sobre si la moneda es común medida de los géneros comerciables y el influjo de la legislación y los gobiernos en el valor de la moneda y del interés del dinero; y sobre los medios de fomentar la industria española y contener ó reprimir el contrabando, París, J. Renouard, 1829; Apuntes sobre los principales sucesos que han influido en el actual estado de la América del Sur, Cádiz, Librería de Feros, a cargo de Pantoja, 1836, 3.ª ed.; Reflexiones sobre algunos puntos de la legislación criminal, Madrid, Imprenta que fue de Fuentenebro, 1841; Breves observaciones sobre libertad y prohibiciones de comercio, Madrid, Alegría y Charlain, 1842; Sumario de la España económica de los siglos xvi y xvii, Cádiz, Imprenta de D. D. Feros, 1843; Discursos económico-políticos y sumario de la España económica de los siglos xvi y xvii, Cádiz, Imprenta de D. D. Feros, á cargo de Guerrero, 1844; Reflexiones sobra la urgencia de remedio á los graves males que hoy se padecen en España por causa de muchas monedas que circulan en ella, Cádiz, Imprenta de D. Manuel Bosch, 1846; Concordato de 1851 analizado, Cádiz, Imprenta de D. Manuel Bosch, 1851; Indicaciones sobre ferrocarriles españoles, Cádiz, Imprenta de don Manuel Bosch, 1854; La independencia de América: apuntes sobre los principales sucesos que han influido en el estado actual de la América del Sur, ed. de Alberto Gil Novales, Madrid, Fundación Mapfre [2006].

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie General, leg. 10 exp. 24; Documentación electoral, 4 n.º 6, 6 n.º 7, 10 n.º 10, 13 n.º 20, 14 n.º 41, 20 n.º 20, y l21 n.º 28; Archivo General de Indias, Ultramar, leg. 154 n.º 81; Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 11.991 n.º 25, leg. 12.160 n.º 59, leg. 13556 exp. 170; Estado, leg. 879 expediente 66 y 6.156; Estado, Carlos III, exp. 2.441; Fondos Contemporáneos, Ministerio de la Gobernación, Personal, leg. 504; Ministerio de Hacienda, leg. 3.330 exp. 603; Ministerio de Justicia, Magistrados y Jueces, leg. 4.718 exp. 6.789; Archivo Histórico de Orihuela, Universidad de Orihuela, libro de grados, libro 166; Archivo Histórico Provincial de Cádiz, protocolos 3.276, 3.278, 3.284 y 3.286; Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0485-09.

Semanario Patriótico n.º LXXII, jueves 22 de agosto de 1811; Diario Mercantil de Cádiz, 24 de abril de 1821; J. L. Estelrich, “Biblioteca Provincial de Cádiz. Noticia de su fundación y vicisitudes”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, XII (1908), n.os 9 y 10, págs. 227-241; n.os 11 y 12, págs. 392-401; XIII (1909), n.os 1 y 2, págs. 81-90; n.os 5 y 6, págs. 430-438; n.os 7 y 8, págs. 96-107, y n.os 9 y 10, págs. 321-329; A. de Castro, Cortes de Cádiz: complementos de las sesiones verificadas en la isla de León y en Cádiz: extractos de las discusiones, datos, noticias, documentos y discursos publicados en periódicos y folletos de la época, Madrid, Imprenta de Prudencio Pérez de Velasco, 1913, 2 vols.; M. Artola Gallego, Los orígenes de la España Contemporánea, vol. II, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1976; F. Ruiz Vélez-Frías, Los bancos de emisión de Cádiz en el siglo xix, Córdoba, Universidad, 1977; V. Llorens, Liberales y románticos. Una migración española en Inglaterra (1823-1834), Madrid, Castalia, 1979; V. Herrero Mediavilla (dir. y coord.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, [1986-2005], I microficha 972, n.os 196-198; II microficha 912. n.os 126-127, 133; R. Velasco Pérez, Pensamiento económico en Andalucía (1800-1850). Economía política, librecambismo y proteccionismo, Málaga, Ágora, 1990; A. Gil Novales (dir y coord.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1990; J. de la Iglesia, “Los liberales de Cádiz y la propiedad de la tierra”, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense, época II, n.º 31 (1998), págs. 1051- 1072; “Los liberales de Cádiz ante el comercio internacional”, en Anuario Jurídico y Económico Escurialense, época II, n.º 32 (1999), págs. 949-977; P. Riaño de la Iglesia y J. M. García León, Cádiz en el Trienio Liberal (1820-1823), Cádiz, Ayuntamiento, 1999; P. Riaño de la Iglesia, La imprenta en la isla gaditana durante la Guerra de la Independencia: libros, folletos y hojas volantes (1808-1814), ensayo bio-bibliográfico documentado, ed. a cargo de J. M. Fernández Tirado y A. Gil Nogales, Madrid, Orto, 2004, 3 vols.; J. R. Aymes, Españoles en París en la época romántica 1808-1848, Madrid, Alianza, 2008.

 

José Ramón Urquijo Goitia

 

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