Salvato de Esteve, Ramón. Barcelona 1.XI.1782 – Madrid, 24.V.1839. Abogado y político.
Fueron sus padres Juan Salvato, relator de la Real Audiencia de Barcelona, y Prudenciana de Esteve. Estaba casado con Mariana Soler (10 de noviembre de 1810).
Tras finalizar los estudios de Derecho, ejerció de abogado en Barcelona. Al producirse la invasión francesa, a pesar de que su padre prestó juramento de adhesión a José I e incluso llegó a ocupar cargos como el de alcalde mayor o miembro de la Corte de Suplicación, se fugó para combatir a los bonapartistas.
El 30 de octubre de 1810 fue nombrado alcalde mayor interino del partido de Figueras y parte alta del de Gerona. Ante el retroceso de las tropas francesas, las autoridades fueron creando la nueva administración y se recurrió a Salvato para ocupar diversos puestos: alcalde mayor interino del distrito de Mataró para sustituir al titular que había sido apresado por los franceses (5 de abril de 1813), por lo que fue sustituido en Figueras por el abogado barcelonés Raimundo Merino; y juez interino de primera instancia del partido de Tortosa (30 de octubre de 1813), y mientras esta plaza estuvo ocupada ejerció la autoridad en Cherta.
Su adhesión al sistema constitucional le valió un encausamiento tras el regreso de Fernando VII a principios de 1815. Durante dos años permaneció encerrado en el castillo de Tortosa y finalmente fueron sobreseídas las acusaciones. Desde la cárcel solicitó en diversas ocasiones su liberación por considerar que había sido detenido injustamente. Una vez alcanzada la libertad se trasladó a Barcelona, en donde ejerció la abogacía.
Tras la reimplantación del régimen liberal, empezó a participar activamente en responsabilidades políticas. En 1820 fue nombrado vocal de la Junta Superior de Sanidad de Principado, desde cuyo puesto reorganizó la sanidad a fin de prepararse ante la amenaza de la peste levantina que parecía acercarse al litoral catalán. Un año más tarde fue nombrado síndico del Ayuntamiento de Barcelona, en cuyo desempeño luchó por aliviar la situación de la ciudad que estaba siendo azotada por la fiebre amarilla. Según algunos testimonios, parece que en este período fue el introductor de la Comunería en Cataluña.
En las elecciones de 1822 fue elegido para representar a la provincia de Barcelona. Nada más incorporarse ocupó el puesto de vicepresidente de las Cortes (del 25 de febrero de 1822 al 1 de abril de 1822), siendo presidente de las mismas Rafael Riego. Dado que los cargos se renovaban con periodicidad mensual, un mes más tarde disputó la Presidencia, que perdió por un escaso margen ante Miguel Ricardo Álava. Una de sus preocupaciones en la Cámara fue reivindicar a los liberales que se veían acosados en muchos lugares, garantizar las libertades y acabar con la oposición de los absolutistas.
Al iniciarse la legislatura extraordinaria de 1822- 1823, fue elegido presidente de las Cortes (3 de octubre de 1822), cargo que ejerció, de acuerdo con el Reglamento de las Cortes, durante un mes, hasta el 7 de noviembre. En su discurso de toma de posesión del puesto, insistió en la necesidad de la defensa frente al acoso a los liberales: “Puesto que nos hallamos en el caso de rechazar los ataques que se hacen al apacible goce de la libertad que hemos sancionado en nuestro pacto escrito”. Participó en diversas comisiones entre las que destacan las relacionadas con los sucesos del 7 de julio de 1822. En sus intervenciones se mostró firme defensor de la libertad y la defensa de la división de los poderes, por lo que se opuso al indulto de los sublevados en julio de 1822. También intervino, mediante discursos técnicos, en la discusión de las ordenanzas militares y el gobierno de las provincias.
El 1 marzo de 1823 fue nombrado para redactar la contestación del Discurso de la Corona, siendo además el encargado de presentarlo a la Cámara. Fue asimismo miembro de la Comisión que propuso el traslado del Rey a Sevilla y Cádiz. En 1823 Salvato siguió a las Cortes en su traslado a Sevilla y Cádiz. Salvato mantuvo sus principios políticos, como puede observarse en sus discursos de 1837, en que defendió en algunas ocasiones la actuación del Trienio.
Tras la derrota ante las tropas del duque de Angulema, pasó a Tánger y después a Gibraltar, en donde se encontraba aún en septiembre de 1824. Como otros muchos emigrados se dirigió a Inglaterra (Londres, Jersey, etc.). La Policía Francesa le señaló como uno de los personajes más influyentes del Comité de Refugiados Españoles en Londres.
Tras la victoria de la Revolución de Julio en Francia mejoró notablemente la situación de los refugiados liberales en este país. El principal valedor de los españoles fue el diputado García, quien en diversas ocasiones apoyó las peticiones de Salvato. En marzo de 1831 desembarcó en Calais y a continuación se dirigió a París. Posteriormente se trasladó a tomar baños para reponer su salud en la región de Montpellier. Por iniciativa de dicho parlamentario fue incluido en la lista de los que recibían apoyo económico del Gobierno Francés.
A principios de 1833 solicitó nuevamente una ayuda económica del Gobierno Francés, por encontrarse excluido de la amnistía y no poder regresar a España. Al fallecer Fernando VII, Francia trató de apadrinar la nueva Monarquía y en consecuencia controlar a los refugiados que se hallaban en su territorio. Salvato recibió la orden (20 de noviembre de 1833) de abandonar Montpellier y trasladarse a una ciudad del interior, disposición que trató de eludir argumentando motivos de salud. Sin embargo poco después se vio obligado a dirigirse a Angers (23 de diciembre de 1833), pero en su viaje encontró en Tours a diversos refugiados españoles, por lo que obtuvo permiso para permanecer en esta población (12 de enero de 1834).
La nueva amnistía le permitió regresar a España. El 26 de marzo de 1834 entró en España por Le Perthus. Tras una breve estancia en Barcelona se dirigió a Madrid a fin de lograr un puesto en la administración. En junio (10 de junio de 1834) remitió la primera de sus solicitudes en demanda de una colocación en la Real Audiencia de Barcelona. Tres meses más tarde su nombre empezó a mencionarse y se solicitaron informes a las autoridades de Cataluña. Sin duda las opiniones de las autoridades militares que recordaban su exaltación durante el Trienio fueron decisivas para que se le destinara a la Fiscalía de la Real Audiencia de Galicia (27 de diciembre de 1834). Por motivos personales retrasó su incorporación varios meses (9 de abril de 1835). En dicho puesto permaneció hasta su incorporación al Parlamento.
Tras la revolución de agosto de 1836 fue elegido diputado por Barcelona. En dichas Cortes ocupó la vicepresidencia (1 a 28 de febrero de 1837) bajo el mandato de Miguel Antonio Zumalacárregui, a quien sucedió en la presidencia durante el mes de marzo.
Participó en varias comisiones, entre ellas la de legislación, en la que informó sobre las leyes de exclusión al Trono del pretendiente don Carlos y sus descendientes y sobre la reposición de la legislación que acompañaba a la Constitución de 1812. Intervino fundamentalmente en aspectos jurídicos de las distintas proposiciones.
Ante la imposibilidad, por parte del Gobierno Calatrava, de controlar la Expedición Real, las presiones militares impusieron un cambio bajo la presidencia de Baldomero Espartero, en el que Salvato ocupó la cartera de Gracia y Justicia (del 18 de agosto al 1 de octubre de 1837). No hay constancia de ninguna actividad importante en el desempeño de su encargo ministerial.
Al ser disueltas las Cortes volvió a presentar su candidatura, pero, aunque sólo pudo conseguir ser elegido suplente, accedió al escaño ante la renuncia de José Carbonell. Tomó posesión el 7 de marzo de 1838 y se mantuvo siempre en la oposición al gobierno moderado, aunque no intervino en ninguna ocasión.
En su testamento, redactado pocos días antes de su muerte, figura como testigo Bartolomé José Gallardo. Fue miembro de la Academia de Jurisprudencia de Barcelona y socio de la de Bellas Artes. Estaba en posesión de la condecoración concedida a cuantos participaron en los sucesos del 7 de julio de 1822 en Madrid.
Obras de ~: Elecciones de 1839, Madrid, Salvador Alvert, 1839.
Fuentes y bibl.: Archives Nationales (París), F7, leg. 12.076 exp. 32 y leg. 12.059 exp. 2082; Archivo General Militar (Segovia), Célebres, caja 152 exp. 2; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Fondos Contemporáneos, Ministerio de Hacienda, leg. 527 exp. 30 y leg. 2742 exp. 563; Archivo del Ministerio de Justicia (Madrid), leg. 601 n.º 1731; Servicio Histórico Militar (Madrid), Exps. personales, rollo 49; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 8 n.º 9, 13 n.º 17 y 14 n.º 25.
El Constitucional, 28 de mayo de 1839; J. F. Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia: su imagen histórica (1714-1981), Madrid, J. F. Lasso, 1984; A. Gil Novales (dir.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991; V. Herrero Mediavilla (dir.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, Munich, K. G. Saur [1986 -2005], I microficha 863 n.º 346-347; II microficha 817 n.º 338.
José Ramón Urquijo Goitia