González-Salmón González de Lago, Antonio. San Felices de Buelna (Cantabria), 30.X.1768 – Tarifa (Cádiz), 21.I.1834. Ministro.
Fueron sus padres Juan Manuel González-Salmón y García de Bárcena y Teresa González de Lago y Ruiz de Quijano. Contrajo matrimonio con María del Carmen Soldevilla.
Su biografía corre, durante un largo período, paralela a la de su hermano Juan Manuel, quien había trabajado en casas comerciales de Cádiz, para ejercer posteriormente como cónsul en Marruecos. Dicha actividad la compaginaba con sus actividades económicas en dicho país.
Desde 1791 Antonio trabajó a las órdenes de su hermano, cónsul general en Marruecos, por lo que al abandonar éste el puesto y establecerse una nueva estructura de dicho consulado solicitó que se concediese a Antonio la plaza en propiedad (11 de agosto de 1797). En los informes de la Secretaría de Estado se señala que “es verdaderamente quien ha ejecutado los designios de V. E. pues ha estado y está en el territorio.
En atención a sus servicios se le dieron honores de comisario de guerra y el consulado de Nantes con 120.000 reales. Éste fue sin duda para proporcionarle el general de Marruecos, pues se le mandó quedarse allí, sin ir a servir el otro, el que se ha provisto además”.
El 2 de julio de 1798 fue nombrado cónsul general en Marruecos, al tiempo que se le concedían “los honores de Comisario Ordenador de sus Reales Ejércitos”.
Unos meses más tarde tuvo una activa participación en la misión diplomática que encabezaba su hermano, destinada a refrendar los acuerdos establecidos entre ambos países.
Su fama como representante español movió a Austria a nombrarle su agente en Marruecos, ya que tenían por costumbre no nombrar a nacionales de su país como agente en los reinos berberiscos (4 de mayo de 1804).
Posteriormente se le encargó “la dirección de la utilísima e importante obra de la reunión de esta Isla [Tarifa] a su continente”, manteniendo la representación en Marruecos, y en tal situación se encontraba al iniciarse la Guerra de la Independencia.
En los primeros meses de la guerra se produjo un incidente con Marruecos a resultas del cual fue expulsado y en el que sus subordinados en dicho país actuaron en contra suya. Finalmente, la Junta Central (9 de diciembre de 1808) le exculpó con todo tipo de satisfacciones.
Durante el conflicto se le encomendaron diversas misiones que iban desde el suministro de materiales para la Maestranza de Artillería en la Isla de León (1810) al establecimiento de una red de confidentes durante las operaciones de José I en Andalucía. En octubre de 1811 presentó a las Cortes una solicitud para que se impusiese un tributo a los barcos que recalasen en puertos españoles tras cruzar el estrecho de Gibraltar, a fin de financiar “las obras de fortificación y de un fanal en el puerto de Tarifa”.
El 3 de noviembre de 1819 fue nombrado secretario de Estado y Despacho de Hacienda, cargo en el que se mantuvo pocos meses (hasta el 22 de marzo de 1820) y en el que no realizó ninguna medida destacada.
La sublevación de Riego implicó el cambio de gobierno, y, mientras se completaba la nueva composición, ocupó interinamente la cartera de Gobernación del reino para Ultramar (10 a 17 de marzo de 1820), y, hasta la llegada de los recién nombrados, esta misma cartera de Ultramar (17 de marzo a 14 de abril) y la de Hacienda (22 de marzo a 14 de abril).
Al producirse su cese en el ministerio se le concedieron los honores del Consejo de Estado (12 de abril de 1820). Entre las razones mencionadas se señalaban “las interesantes y delicadas comisiones” en Marruecos, sus servicios durante la Guerra de la Independencia y su puesto de ministro de Hacienda. Tras abandonar la cartera se trasladó nuevamente a Tarifa a fin de continuar las obras que había emprendido en dicha plaza.
Durante el Trienio, no tuvo ninguna actividad política, razón por la que pasó fácilmente el proceso de purificación (7 de julio de 1825).
Falleció en Tarifa, en donde ejercía como director de las Reales Obras de Tarifa.
En premio a las gestiones realizadas como consecuencia de las tensiones entre España y Marruecos, recibió “los honores de comisario de guerra” (1797).
En 1815 se le concedieron el título de intendente honorario del Ejército y, cuatro años más tarde (2 de octubre de 1819), los honores de ministro del Consejo Supremo de Guerra.
Estaba en posesión de la Cruz de Comendador de la Orden Imperial de Leopoldo (1819). Por Decreto de 5 de agosto de 1831, Fernando VII le concedió el título de caballero con Gran Cruz de la Real Orden Española de Carlos III.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Estado, legs. 172, 241 exp. 22, 247 exp. 25, 878 exp. 39, 3.146 y 3.415 exp. 1; Estado. Carlos III, exps. 239 y 2116; Fondos Contemporáneos, Ministerio de Hacienda, leg. 1248 exp. 58; Fondos Contemporáneos, Ministerio de Justicia Magistrados y Jueces, leg. 4465 exp. 3407; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Personal, leg. 123 exp. 5.930; Servicio Histórico Militar, exps. personales, rollo 25.
V. Herrero Mediavilla (dir y coord.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur [1986- 2005], I microficha 410 n.º 1; II microficha 416 n.os 122- 124; A. Gil Novales (dir. y coord.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal (DBTL), Madrid, El Museo Universal, 1991; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de Ministros de Hacienda (siglos xix y xx), Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 1991; D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle: Introduction et répertoire biographique (1700-1808), Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998; F. Alós Merry del Val y J. L. Sampedro Escolar, Ministros de Hacienda, de 1700 a 2004: tres siglos de historia, Madrid, Ministerio de Hacienda, Subdirección General de Información, Documentación y Publicaciones, Centro de Publicaciones, 2003.
José Ramón Urquijo Goitia