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Juan Tomás Joaquín María Ferrer Cafranga

Biografía

Ferrer Cafranga, Juan Tomás Joaquín María. Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), 7.XII.1777 – Santa Águeda (Guipúzcoa), 30.IX.1861. Político.

Nació en el barrio de San Pedro de la localidad guipuzcoana de Pasajes, siendo sus padres Juan Fernando Vicente de Ferrer y Echevarría, contador de la Armada, nacido en Pasajes, y Manuela de Cafranga y Villabaso, natural de Munguía (Vizcaya). Siempre utilizó sus dos últimos nombres, sobre todo para distinguirse de dos de sus hermanos, Juan Bautista y Juan Manuel, creando, por otra parte, una cierta confusión con su hermano José Joaquín, quien destacó en el campo de la Astronomía. Estaba casado con Manuela Álvarez Tomás, nacida en Arequipa (Perú), hija del brigadier Antonio Álvarez Jiménez. Su hija Flora se casó con José Lemery e Ibarrola, que llegó a ser capitán general de Castilla la Nueva, de Filipinas, Puerto Rico, etc.; Aurora contrajo matrimonio con Juan Antonio de Seoane, magistrado de la Audiencia de Madrid y diputado.

Ocupó diversos cargos en las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, antes de su salto a la política nacional.

En 1808 se encontraba en Londres, donde ayudó a los comisionados asturianos que habían ido a solicitar ayuda para combatir a los franceses. Poco después se trasladó a Cádiz y Sevilla, de donde partió hacia América.

El 15 de febrero de 1811 fue nombrado capitán del 3.er batallón del Regimiento de Voluntarios distinguidos de la Concordia española del Perú, creado por el virrey Abascal. Durante este período aportó dinero para el pago de tropas que luchaban con los insurgentes.

A petición propia, obtuvo la licencia absoluta el 27 de noviembre de 1817.

Durante el Trienio Liberal formó parte de la junta administrativa del Banco de San Carlos, de la Compañía de Filipinas y participó en la negociación del empréstito que realizó el Gobierno en 1820. Como miembro de las Cortes siguió a éstas hasta Cádiz, razón por la que tuvo que exiliarse al estar incluido en la causa contra los diputados que votaron el traslado del Monarca.

Tras la entrada de las tropas francesas, partió inicialmente hacia Londres y Jersey. A pesar de su activa participación en los acontecimientos políticos de dicho período, obtuvo una carta de recomendación firmada por el conde de Bourmont, comandante en jefe del Ejército francés en España, en la que indicaba que se constituía en garante de las acciones de Ferrer. Como consecuencia de ello, Chateaubriand, que ocupaba el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, ordenó que no se pusiesen dificultades a su estancia. El 25 de diciembre de 1823 llegó a territorio francés.

Asentado en la capital francesa se ocupó principalmente en actividades comerciales, ya que mantenía relaciones con varios banqueros parisinos. Las informaciones de la policía francesa evidencian que su exilio fue cómodo desde el punto de vista económico y que mantuvo escasos contactos políticos con liberales españoles. Los bienes que poseía fuera de España le permitieron mantener una holgada situación e incluso ayudar a algunos de sus compañeros de infortunio. Durante este período mantuvo una estrecha relación con el pintor Francisco de Goya y Lucientes, quien realizó un cuadro suyo y de su mujer en 1824, y trabajó en la edición de algunos clásicos españoles.

El 2 de mayo de 1829 se le autorizó a regresar a España, propuesta que rechazó debido a que sus bienes seguían secuestrados y a que ello podía implicar que no se había sobreseído la causa que se seguía contra él en Sevilla por los sucesos del Trienio. Finalmente pudo beneficiarse de la amnistía de 1832.

En 1834 fue nombrado diputado general de Guipúzcoa, cargo del que dimitió tras la aprobación de una propuesta contraria a la opinión de los liberales donostiarras, que deseaban aceptar el Estatuto Real en toda su extensión. Poco tiempo después se le encomendó una misión en Bayona, encaminada a lograr el fin de la guerra, aunque en su escrito al Parlamento señala que era “para averiguar la certeza de la venida del Príncipe Don Carlos a España”. A mediados de octubre de 1834 abandonó Francia para ocupar su escaño.

En febrero de 1836 fue nombrado miembro de la comisión a la que se encomendó la conservación o demolición de los monasterios.

Se le propuso el 14 de agosto de 1836 responsabilizarse de la cartera de Hacienda del Gobierno creado tras la sublevación de La Granja, al parecer por influencia de Mendizábal. El nombramiento lo recibió cuando estaba tomando baños en Luchon (Francia) y declinó aceptarlo debido al delicado estado de su salud; le fue admitida la renuncia (9 de septiembre de 1836).

El 7 de febrero de 1837 se le comisionó para informar sobre el tratado de comercio con la república de México y dos meses más tarde (9 de abril de 1837) las Cortes autorizaban su nombramiento como ministro plenipotenciario encargado de la discusión del tratado. Dicha misión se prolongó al menos hasta su nombramiento para la Secretaría de Estado en 1840.

Al producirse la sublevación madrileña contra la Ley de Ayuntamientos de María Cristina, Ferrer, que ocupaba la alcaldía de Madrid, fue nombrado presidente de la Junta que se constituyó en la capital el 1 de septiembre de 1840. Para tratar de salir del conflicto la Reina regente le nombró vicepresidente del Ministerio, al tiempo que ocupaba la Secretaría de Estado (de 3 de octubre de 1840 a 20 de mayo de 1841), y Ferrer continuó en la misma situación al producirse la dimisión de María Cristina. Durante su ministerio se hizo cargo interinamente de la cartera de Hacienda hasta la llegada de Agustín Fernández de Gamboa (3 a 10 de octubre de 1840), tras su dimisión (6 a 9 de marzo de 1841) y la de Ramón María Calatrava (10 a 21 de mayo de 1841). Uno de los cometidos a los que tuvo que enfrentarse fue la negociación con las diputaciones de las provincias vascas de la adecuación del sistema foral a la nueva realidad política española. En el seno del Gabinete defendió la tesis de la Regencia trinitaria. Durante su permanencia al frente de la Secretaría de Estado, sus principales cometidos fueron las relaciones con Portugal, culminadas con el Tratado de Navegación del Duero; los problemas derivados de la dimisión de la regente María Cristina; el enfrentamiento con el Vaticano y la normalización de relaciones con las antiguas colonias americanas. Durante dicho período se firmó el arreglo foral de Navarra.

Tras su salida del Ministerio, se siguió contando con su cualificada colaboración. El 13 de abril de 1842 fue nombrado presidente de la Comisión central de indemnizaciones por daños causados durante la guerra civil, de la cual eran vocales Mauricio Carlos de Onís, Julián Huelves, Manuel Fuente Andrés y Felipe Tilve. En dicho puesto permaneció hasta el 28 de julio de 1852.

Una Real Orden de 3 de octubre de 1842 le encomendaba el estudio de un posible tratado de comercio con Inglaterra, para cuya discusión se le nombró plenipotenciario el 6 de diciembre de 1842. No se llegó a ningún acuerdo por la ruptura de las negociaciones el 19 de abril de 1843.

El 23 de agosto de 1855 fue nombrado vocal de la Junta consultiva de Ultramar y fue adscrito posteriormente a su sección de Estado el 12 de diciembre de 1855. Sus actividades en la misma cesaron al decretarse su supresión (11 de noviembre de 1856).

Tras retirarse de la política, pasó a residir gran parte del tiempo en Pasajes, trabajando en la mejora de su puerto. El inventario de su biblioteca, en la que se encontraban numerosas obras en francés e inglés, evidenciaba su gran formación intelectual.

Su estreno parlamentario se produjo en 1822 al ser elegido diputado por Guipúzcoa. Regresó al Parlamento como procurador por Guipúzcoa en 1834, 1836 y Constituyentes de 1836. En 1837 fue elegido para el Congreso y el Senado; él optó por la Cámara Alta. En 1841 fue nombrado senador por Navarra y en 1847, senador vitalicio.

Estaba en posesión de las siguientes condecoraciones: Cruz de Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica (10 de octubre de 1816), Cruz Supernumeraria de la Real y Distinguida Orden española de Carlos III (20 de octubre de 1819); Gran Cruz de Carlos III (1 de febrero de 1841); Gentilhombre de Cámara de Su Majestad; caballero de la Orden del León de Holanda y caballero de la Orden del Cristo de Portugal (1841).

 

Obras de ~: Historia de la Monja Alférez Doña Catalina de Erauso escrita por ella misma, e ilustrada con notas y documentos por D. Joaquín María Ferrer, París, Imprenta de Julio Didot, 1829; Contestación al papel que circula impreso bajo el título de: Dictamen que dio el Excmo. Sr. D. Baldomero Espartero, Comandante general de las provincias Vascongadas, al Excmo. Señor General en jefe de los ejércitos de operaciones y de reserva, en cumplimiento de la orden que le comunicó al efecto, sobre la causa instruida contra el batallón franco de Voluntarios de Guipúzcoa, con motivo de los robos, profanaciones de iglesias, sacrilegios, heridas y otros atentados en varios pueblos, por el exprocurador a Cortes de la provincia de Guipúzcoa, D. J. M. Ferrer, Madrid, Tomás Jordan, 1836; Cartas autógrafas que en cumplimiento de lo acordado por las Cortes en sesión de 2 de enero de 1837, ha dirigido su Presidente a la M. N. y M. L. e invicta villa de Bilbao, al Excmo. Señor D. Baldomero Espartero, y al muy honorable Lord John Hay, Madrid, Imprenta del Colegio de Sordo-Mudos, 1837; Reseña documentada de los principales negocios que se han ventilado por el Ministerio de Estado desde el mes de octubre de 1840 hasta la reunión de las Cortes de 1841, Madrid, Imprenta de Alegría y Charlain, 1841.

 

Fuentes y bibl.: Archives Nationales (Paris), F7 llegs. 11981 y 12012; Archivo del Congreso de los Diputados, Credenciales, leg. 10, exp. 19; Archivo General Militar (Segovia), Secc. 3.ª, F-1320; Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 5291, exp. 127; leg. 6317, exp. 48 y leg. 6955; Estado, Expedientes de Carlos III, n.º 1795; Fondos Contemporáneos Ministerio de Hacienda, leg. 2656, exp. 515; Archivo Histórico de Protocolos (Madrid), legs. 25560, 25561, 26899, 28221 y 28758; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Personal, leg. 97, exp. 4717; Archivo del Senado, leg. 165, exp. 5.

F. López Alén, Iconografía biográfica de Guipúzcoa. Galería de retratos de Guipuzcoanos distinguidos, coleccionados, dibujados a pluma y expuestos con una relación compendiada de los hechos más culminantes de cada figura, San Sebastián, Imprenta de J. Baroja e Hijo, 1898; “Guipuzcoanos ilustres. Joaquín María de Ferrer”, en Euskal Erria, LIII (segundo semestre de 1905), págs. 492-496.;”Joaquín María Ferrer”, en Euskal Erria, LXVIII (primer semestre de 1913), págs. 241-242; E. U rrutia, “Galería biográfica de vascos ilustres. José Joaquín Ferrer”, en Euskalerriaren Alde, VIII (1918), págs. 71- 73; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de Ministros de Hacienda (siglos xix y xx), Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 1991; A. Gil Novales (dir.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Ediciones El Museo Universal, 1991; VV. AA., Diccionario biográfico de los Parlamentarios de Vasconia (1808-1876), Vitoria-Gazteiz, Eusko Legebiltzarra- Parlamento Vasco, 1993; V. Herrero Mediavilla (ed.); Archivo Biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, K. G. Saur, 2002.

 

José Ramón Urquijo Goitia

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