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Manuel José Zavala y Acedo

Biografía

Zavala Acedo, Manuel José. Conde de Villafuertes (III). Ordizia (Guipúzcoa), 7.XI.1772 – Alzo (Guipúzcoa), 6.X.1842. Político.

Aristócrata guipuzcoano, vecino de Tolosa, heredero de uno de los principales linajes de propietarios rurales de la provincia, que tradicionalmente dominaban las instituciones del régimen foral (Juntas Generales y Diputación). Fue en diversas ocasiones diputado general de Guipúzcoa durante el reinado de Carlos IV. Ejemplo prototípico de la aristocracia ilustrada vasca, se interesó en las posibilidades prácticas del progreso científico aplicadas al fomento de la economía, al tiempo que fue muy prudente en materias políticas. No colaboró con la ocupación francesa, lo que le valió no ser depurado al retirarse el invasor. Elegido diputado general en las Juntas de Deva (1813), el Gobierno acto seguido le nombró jefe político (gobernador civil) de la provincia como “prueba señalada de su confianza” en la elite local, encargándole ejecutar la transición al nuevo régimen derivado de la Constitución de Cádiz. Zavala intentó compatibilizar el nuevo sistema constitucional con algunos elementos del antiguo régimen foral (buscando un acomodo entre esta “constitución nativa y originaria” y la nueva Constitución nacional), así como su cargo gubernativo de jefe político con el foral de diputado general, pero hubo de plegarse a la aplicación uniformista del régimen común, que no dejaba ningún lugar para las particularidades y privilegios forales. Al caer el régimen constitucional (1814), procedió a restaurar el sistema foral tradicional.

Al iniciarse en 1820 una nueva etapa constitucional, el Gobierno volvió a recuperar a Villafuertes como jefe político de Guipúzcoa, de nuevo como un gesto de moderación que mostraba su voluntad de apoyarse en la tradicional elite dirigente de la provincia, alejándose manifiestamente de cualquier jacobinismo o radicalismo pequeño-burgués. Zavala por su parte intentó de nuevo salvaguardar ciertas prerrogativas forales, sin resultado. El régimen constitucional se aplicó en las provincias vascas, por tanto, con riguroso unitarismo y estricto uniformismo, aunque prestando toda su confianza a personalidades autóctonas tan caracterizadas como Zavala, un aristócrata intrínsecamente moderado, lo que excluye de plano cualquier imputación jacobina. Como hombre de orden y siempre respetuoso con el régimen vigente en el Reino, Villafuertes sirvió con interés y lealtad a la causa constitucional, y combatió a la guerrilla realista, aunque su templanza y legalismo le valieron las críticas de los liberales “exaltados”. Renunció al cargo en la última etapa de radicalización del Trienio Liberal, y poco después, ante la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823), abandonó Guipúzcoa con otros liberales en retirada, refugiándose en Ferrol. Pudo volver a su tierra en 1824, aunque debido a la reacción absolutista, fue impurificado y excluido de las instituciones, y para alejarse del mal ambiente reinante, pasó un par de años en estudios científicos en la Sorbona de París.

A partir del nuevo régimen liberal del Estatuto Real (1834), muy moderado y de marcadas connotaciones historicistas (respetuoso con los elementos históricos de la Monarquía, como la Monarquía y la Iglesia, y entre ellos, los Fueros vascos), Villafuertes fue uno de los creadores del fuerismo liberal, movimiento que propugnaba la continuidad de los fueros vascos en el nuevo Estado. Su intención era conseguir lo que no se había podido lograr con los tímidos apuntes foralistas esbozados en las primeras experiencias constitucionales (1813 y 1820), desarrollando ahora para ello una política organizada y elaborada, de la que se había carecido en aquellos primeros momentos, y contando con la protección del partido liberal conservador o moderado. Inició su defensa de la causa foral en Madrid, como prócer del Reino (senador vitalicio de designación regia, 1834-1835), valiéndose de su estrecha afinidad con los gabinetes Moderados. Debido al avance del partido Progresista, la caída del régimen del Estatuto Real y el establecimiento de un sistema constitucional avanzado (1836), pasó a instalarse en Bayona (Francia). Desde 1837, fue uno de los impulsores de la campaña “Paz y Fueros”, que se proponía promover en el carlismo vasco el abandono de las armas y de la causa de Don Carlos, y lograr un fin transaccional de la guerra, sobre la base de la confirmación de los fueros por el Estado liberal. Contando con la confianza de los Gobiernos moderados, fue miembro de la Junta de Bayona, órgano gubernativo formado para apoyar secretamente a la Bandera “Paz y Fueros” levantada por el escribano Muñagorri (1838). Aunque esta iniciativa fue un fracaso a la hora de captar la voluntad de los carlistas vascos, la idea de unir la “paz” con los “fueros” sería sin embargo muy bien aprovechada después de la guerra por Villafuertes y sus correligionarios, y fue de gran influencia posterior, configurando durante décadas las relaciones con el Poder central, y también la reconciliación interna de la sociedad vasca en clave foral, con los Fueros como elemento aglutinador y apaciguador de tensiones.

Zavala, una vez más de la mano del partido moderado, fue el primer corregidor político de Guipúzcoa (1839-1840), el delegado del Gobierno con especiales funciones forales, encargado de inaugurar lo que sería una larga etapa de coexistencia de Fueros y Constitución al amparo de la Ley de 25-10-1839, aunque su maximalismo fuerista le valió las duras censuras de la burguesía progresista de San Sebastián, partidaria de urgentes reformas en el antiguo régimen foral. Reformas que serían introducidas por el partido Progresista tras su acceso al poder en 1840 y el inevitable cese de Zavala.

 

Obras de ~: Desemejanzas y diferencias entre la guerra del Vendée y la de Navarra y Provincias Vascongadas (inéd.); Circunstancias análogas y semejantes del Vendée con las de la facción de Navarra y Provincias Vascongadas (inéd.).

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0513-03.

J. Múgica, Carlistas, moderados y progresistas (Claudio Antón de Luzuriaga), San Sebastián, Biblioteca Vascongada de los Amigos del País, 1950, págs. 37-39, 46-47, 75, 85, 157-158, 223-224, 236-245, 258-259; F. Zavala, “El Conde de Villafuertes en París. 1825-1826”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, VII-1 (1951), págs. 511-524; C. Rubio Pobes, “El Conde de Villafuertes (1772-1842). Biografía política de un patricio guipuzcoano en tiempos de revolución”, en Historia Contemporánea, 9 (1993), págs. 193-217; M.ª A. Herrero Hernández, “Renta de la tierra y gran propiedad en Guipúzcoa: el patrimonio del Conde de Villafuertes (1788-1871)”, en Revista del Instituto Gerónimo de Ustariz, 8 (1993), págs. 9-25; F. Llanos Aramburu, El Trienio Liberal en Guipúzcoa (1820-1823). Antecedentes de las guerras carlistas en el País Vasco, San Sebastián, Universidad de Deusto, 1998; E. Felipe y L. Zavala, “La labor investigadora en ciencia y tecnología del Conde de Villafuertes” y M. Gárate Ojanguren, “Los cambios tecnológicos de la siderurgia europea: la respuesta de los ilustrados vascongados”, en V Seminario de Historia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Madrid, 1999, págs. 755-766 y págs. 463-499 respect.; A. Cajal Valero, “Apuntes biográficos sobre los representantes del Gobierno central en el Territorio foral de Guipúzcoa (1839- 1877)”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, LVI-1 (2000), págs. 53-112 (fe de erratas en LVI-2, 2000, págs. 725-726); Administración periférica del Estado y autogobierno foral. Guipúzcoa 1839-1877, Oñate, Instituto Vasco de Administración Pública, 2000, págs. 55-57, 184- 186, 202, 230, 251, 257, 322, 334, 355-356, 376-385, 424, 478-481, 496, 532, 596; ‘Paz y Fueros’. El Conde de Villafuertes. Guipúzcoa entre la ‘Constitución de Cádiz’ y el Convenio de Vergara (1813-1839), Madrid, Biblioteca Nueva, 2002.

 

Arturo Cajal Valero

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