Álzaga Olavarría, Martín de. San Martín de Ibarra de Aramayona (Álava), 11.XI.1755 – Buenos Aires, 6.VII.1812. Comerciante.
Era hijo de Francisco de Álzaga y de Manuela de Olavaria, también vascos como todos sus antepasados.
Llegó a Buenos Aires en 1767, a los doce años de edad, y comenzó a trabajar como dependiente en la casa de comercio de Gaspar de Santa Coloma, en la que permaneció hasta los veintidós años. Pronto se convirtió en uno de los comerciantes más ricos del Río de la Plata. En 1780 contrajo matrimonio con María Magdalena Carrera, con la que tuvo trece hijos. Realizó por razones comerciales viajes a España y Potosí.
Su yerno, José de Riquena, lo representó en Cádiz, de donde recibía grandes cantidades de mercancías.
Durante las invasiones inglesas, don Martín preparó la reconquista de la ciudad de Buenos Aires, el campamento de Pedriel, junto con la organización del Regimiento La Unión y otras fuerzas que permitieron al general Liniers ser reconocido como el reconquistador de la ciudad. El triunfo de 1806 frente a los ingleses, le dio a Álzaga gran autoridad y respeto para preparar la defensa de Buenos Aires cuando Liniers fue derrotado en forma aplastante en la plaza de Miserere. Álzaga era entonces alcalde de primer voto, y cuando se trató la rendición de los ingleses en 1807, exigió la devolución de la ciudad de Montevideo. Durante estas invasiones, don Martín proyectó, con un grupo de criollos, vascos y catalanes la independencia del virreinato del Río de la Plata. Cuando se conocieron los sucesos de España, relativos a la invasión napoleónica y a la formación de juntas en casi todas las ciudades españolas, Álzaga convenció al gobernador de Montevideo, Francisco Javier de Elío, que organizara una junta en esa ciudad. Así nació la Primera Junta del Río de la Plata el 21 de diciembre de 1808. La Junta justificaba la enemistad habida entre el Cabildo de Buenos Aires y el gobernador de Montevideo en contra del virrey Liniers, acusado de aliarse con los invasores franceses de la Península Ibérica a causa de su nacionalidad. El deseo de derribar a Liniers, hizo preparar a Álzaga el levantamiento del 1 de enero de 1809. Esa revuelta, considerada asonada o motín, tenía como fin declarar la independencia del virreinato del Río de la Plata, crear una Junta de Gobierno, de la cual Mariano Moreno sería el secretario, y convocar un Congreso General con dos representantes de cada ciudad del interior para que proclamasen la independencia. Estos hechos fueron denunciados por Cornelio Saavedra, Manuel Belgrano y otros jefes militares, además de numerosos civiles. Unos se consideraban enemigos de Álzaga por querer entregar estas tierras al Reino Unido; otros por pretender hacer reinar en Buenos Aires a la infanta Carlota Joaquina, mujer del regente de Portugal y hermana del rey Fernando VII; y otros por considerarlo un secuaz de Liniers. Tras el gran proceso que se siguió a Álzaga y otros acusados, terminó en la cárcel hasta que el nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, los absolvió. Álzaga, aprisionado por Liniers, fue enviado a Patagones, junto con otros capitulares, pero todos lograron huir en una fragata que envió el gobernador Elío. Desde Montevideo fomentaron los levantamientos de Chuquisaca y La Paz, del 25 de mayo y 16 de julio de 1809, que tenían como objetivo impedir que algunas autoridades del Alto Perú entregasen esos territorios a la infanta Carlota Joaquina.
De regreso a Buenos Aires, don Martín guardó prisión por hallarse bajo proceso a raíz de sus planes separatistas.
Por este motivo no actuó en las jornadas de mayo de 1810, aunque sus correligionarios participaron del Cabildo Abierto del 22 de mayo aportando sus votos para provocar la caída del virrey Cisneros. Aunque el triunfo de Cornelio Saavedra en las internas patrióticas, y su presidencia en la Junta del 25 de mayo, significó para Álzaga el principio del fin. Comenzó a ser perseguido, al igual que su amigo Mariano Moreno, líder de la facción contraria a Saavedra. Mientras que Moreno fue enviado a Londres, en cuyo viaje murió, Álzaga tuvo que salir de Buenos Aires, hasta que, en 1812, el Triunvirato de Rivadavia, Pueyrredón y Chiclana creyó descubrir una conspiración misteriosa.
Antes de que se produjera la revolución del 8 de octubre de 1812, que terminaría con el Primer Triunvirato, Rivadavia hizo aprisionar a Martín de Álzaga y a otros cuarenta sospechosos, y en pocos días los fusiló y colgó sus cuerpos en la plaza de la Victoria. La inocencia de Álzaga ha quedado históricamente demostrada.
Sus restos fueron hallados en 1866, en una caja sólidamente construida, al efectuarse una excavación en uno de los patios de la iglesia de San Miguel. Fueron recogidos y trasladados al cementerio de la Recoleta.
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Sandra Fabiana Olivero