Salazar y Salazar, Luis María. Conde de Salazar (I). Vitoria (Álava), 13.III.1758 – Madrid, 29.IV.1838. Capitán de navío, intendente general de la Armada, ministro de Marina, Hacienda y Estado, publicista naval.
Nació en Vitoria (Álava) el 13 de marzo de 1758. De su infancia se tienen pocas noticias salvo que evidenció dotes de temprana inteligencia. Ingresó en la Armada en 1775 como guardia marina y su bautismo de fuego fue en la expedición a Argel el mismo año de su ingreso, a bordo de la bombarda Santa Úrsula, y más tarde, terminados sus estudios, embarcó en las escuadras de Antonio Barceló y Luis de Córdova destacando en las acciones navales en las que tomó parte. Ascendido a teniente de navío en 1789, embarcó en la escuadra del marqués del Socorro, hasta que, reclamado por Mazarredo para ser su ayudante, trasbordó al navío de su insignia Conde de Regla. En 1792 fue destinado a Madrid por mandato del propio Mazarredo para que participara directamente en la redacción de las nuevas Ordenanzas de la Armada, tarea que desempeñó eficazmente, pero declarada la guerra contra la Convención francesa embarcó en el navío Triunfante, aunque nuevamente fue destinado a Madrid agregado a la Secretaría del Despacho de Marina y tras su ascenso a capitán de navío en 1803 se le confirió la intendencia del Departamento de Ferrol.
Organizado por Godoy desde el Almirantazgo, encargó la jefatura de la Marina al general Domingo de Grandallana, y de esta institución salió la Ordenanza de Matrículas redactada por Salazar y otra para el servicio de los bajeles y la incorporación en la Marina Mercante de los servicios de correos marítimos y de guardacostas de la Península e Indias que hasta entonces lo desempeñaban las compañías particulares.
Durante la Guerra de la Independencia desempeñó el cargo de consejero de Hacienda y jefe político de Sevilla, nombrándolo la Regencia para dirigir las carteras de Hacienda y Estado, siendo designado también por las Cortes, miembro de la Junta de Crédito Público. Pero en el primer gobierno formado por Fernando VII tras su vuelta del cautiverio, figuró como secretario del Despacho de Marina, permaneciendo en el cargo hasta 1816 en cuyo año fue relevado por José Vázquez de Figueroa y se le concedió licencia para Bilbao dedicándose a trabajos literarios y a contestar las consultas que le hacía el Gobierno, dado su prestigio de hombre público.
Tras el golpe de Estado del Coronel Riego, Salazar desempeñó la cartera de Marina durante menos de un mes (de 9 de marzo a 7 de abril de 1820), ya que el nuevo régimen constitucionalista no casaba con sus ideas, permaneciendo sin destino hasta que tras la restauración del absolutismo, el 1 de octubre de 1823 volvía a la Secretaría del Despacho de Marina, cargo que mantuvo durante nueve años hasta el 1 de octubre de 1832. Esta larga permanencia, y a pesar de las penurias por las que pasaba la Marina, le permitió acometer nuevas reformas restaurando cuando pudo, pero teniendo que adoptar medidas impopulares dentro de la Corporación como la cercenación de los haberes generales y supresión entre los Cuerpos particulares de los más precisos. Todo ello dada la angustiosa situación del erario y bajo la agobiante presión del ministro de Hacienda. Sin embargo, recurriendo al asiento o trata consiguió que se construyeran y botaran unos buques y se mantuvieran los principales servicios. El 9 de noviembre de 1830, recibió la merced de título de conde de Salazar.
Salazar falleció en Madrid el 29 de marzo de 1838 a los ochenta años y con más de sesenta años de servicios al Estado. Fue un excelente profesional y al mismo tiempo un hombre de probada integridad. Bajo el pseudónimo de Patricio victoriano y en forma de cartas a un amigo había expuesto los defectos sustanciales que veía en la Marina y los remedios que a su juicio debían emplearse. Para Fernández Duro la gestión ministerial de Salazar significó pese a todo “un paso adelante”, ya que, tras seis años sin sonar el hacha en los astilleros, se construyó y se botó al agua en Ferrol la fragata Lealtad de cincuenta cañones en 1824, un año más tarde la Iberia y en 1826 la Restauración, ambas del mismo porte. Todo ello en un tiempo, que al decir del mismo autor, “no hay marina, pues subsiste como carga sin beneficio, como estorbo o como preocupación”.
Obras de ~: Carta a don Antonio Capmany editor de las Ordenanzas Navales de la Corona de Aragón formadas en 1354; Examen crítico e imparcial sobre el combate del Cabo de San Vicente (impreso oculto); Análisis de la Ordenanza económica de Marina de 1799; Plan para el nuevo arreglo de las matrículas de marinería (trasladando el mando de ellas al cuerpo facultativo); Ordenanzas de matrículas (modificaciones a ellas); Reglamento para el resguardo marítimo de las costas de la Península. Instrucción sobre algunos puntos del régimen económico de los arsenales; Discurso sobre los progresos y estado de la Hidrografía en España; Juicio crítico sobre la Marina Militar en España.
Bibl.: Castillo Manrubia, La Marina de guerra española en el primer tercio del siglo xix (organización, dotaciones, buques, arsenales y presupuestos), Madrid, Editorial Naval, 1979; J. Cervera Pery, Marina y política en la España del siglo xix, Madrid, San Martín, 1979; Martínez Hidalgo (dir.), Enciclopedia General del Mar, Barcelona, Garriga, 1987-1989, 9 vols., A. Gil Novales, Diccionario biográfico de España (1808-1833). De los orígenes del liberalismo a la reacción absolutista, vol. 3, Madrid, Fundación Mapfre, 2010, págs. 2754-2755.
José Ramón Cervera Pery