Macip, Joan. Joan de Joanes. ¿Valencia?, c. 1505-1510 – Bocairente (Valencia), 21.XII.1579. Pintor.
Joan de Joanes es el más famoso de una saga de pintores valencianos del Renacimiento, en la que se incluyen su padre, Vicente Macip, y su hijo Vicente Joan Macip. Joan Macip, Joan de Joanes, debió de ser el segundo de los hijos del matrimonio compuesto por Vicente Macip (c. 1468/1470-1555) e Isabel Navarro, de quienes se sabe que ya estaban casados en 1495. Por el testamento de ambos cónyuges (Isabel en 1544, Vicente en 1545) se sabe que en el momento de su muerte tenían dos hijos, Joan e Isabel Ana, quien probablemente fue la primogénita, nacida entre 1503 y 1508.
La biografía de este pintor ha estado jalonada de tres problemas que han provocado polémica entre los investigadores. El primero se refiere a su nombre y apellidos; el segundo y el tercero consisten en la fecha y el lugar de su nacimiento.
Desde finales del siglo XVI hasta fines del XVII, todas las referencias literarias, como las de Lope de Vega o Francisco Pacheco, lo mencionan como Ioannes, Juan de Joannes, o Juan de Juanes, sin que expliquen si es nombre, apellido o sobrenombre. Fue Palomino (1724) quien especificó que Juan o Juanes es apellido, y consideraba que su filiación completa era Juan Bautista Juanes, aunque sin ninguna base documental. A partir del siglo xix, comenzó la discusión entre los que defendían que el apellido de este artista era Juan y los que sostenían que era Macip, con todas las combinaciones derivadas de sus posibles grafías. A ello se añadió la controversia acerca de la razón de utilizar uno u otro apellido y en qué orden. Las pruebas documentales podrían dar la razón a todos, ya que hasta 1568 aparece como Joan Macip, y en algún caso (1552) como Joan Vicent; en 1557 como Joannes, y en 1568, como Joanes Vicent y Joannes lo pintor (aunque este nombre reaparece en un asiento de 1585). Sin embargo, a partir de ese momento, 1578, consta en los documentos como Vicent Joannes o Vicent Joan. Ya fallecido, al peritar un cuadro suyo, el padre Borrás lo menciona como “Vincentius Joanes Macip (Joannes de Joannes nominatus)”, con lo que, por primera vez, aparece el sobrenombre completo de este artista. Toda esta confusión y desorden era habitual en el siglo XVI, ya que no había ni regla ni norma fija para el uso de apellidos. Sólo a partir de unas disposiciones del Concilio de Trento se comenzó a ordenar y estabilizar esta situación, que en España se arbitró mediante una Real Cédula de 1564.
No obstante, la documentación permite concluir que Macip era su apellido, ya que está probado que era hijo de Vicente Macip, el iniciador de la dinastía; que su nombre era Joan, y que, probablemente, la utilización de Vicent Joan o Vicent Joannes era una alusión respetuosa a la figura de su padre. Respecto al nombre Joan de Joanes hay diversas hipótesis. Según unos, se debería a que era “el mejor pintor de los Juanes”, según otros, se trataría de evitar confusiones con otros miembros de la familia, e incluso hay quien sostiene que la razón estaría en la mezcla de su nombre, Joan, y la latinización del mismo, Joannes, utilizada en algunos de los documentos conservados.
Hasta las investigaciones de José Albi, la fecha de nacimiento de Joan de Joanes oscilaba entre 1500 y 1523, aunque la de 1523 era la que más defensores tenía y estaba mantenida por la tradición, por Palomino y por Ponz, quien la deducía de unos asientos del Libro Racional de Bocairente. Orellana, sin embargo, se inclinaba por 1505, mientras que Tramoyeres y González Martí daban como correcta la de 1510, aunque sin ninguna aportación documental. Fue Albi quien, en 1979, fijó la fecha de 1510 como la más probable, gracias al hallazgo de dos asientos conservados en el Archivo de Protocolos del Colegio del Patriarca correspondientes al año 1536 (13 de marzo). En uno de ellos, “Vicentius Macip y Joannes Macip pictores” declaraban haber recibido 41 ducados de oro de manos de Pedro Mir: “Argentarii clavarii peccuniarum del retaule del glorios sent aloy”, de cuya cantidad entregaron 21 ducados a Andrés Rubio, batihoja, en pago de los dos mil panes de oro que de él recibieron.
En el segundo, Andrés Rubio reconocía haber recibido de los “honorabilis magistris vincentio macip et joannes macip pictoribus patri et filio” la cantidad citada.
Según Albi, si en 1536 Joanes contrataba conjuntamente con su padre y ambos eran reconocidos en el Libro notarial como “los honorables maestros Vicente Macip y Juan Macip, padre e hijo, vecinos de la ciudad de Valencia”, significaba que ambos estaban al mismo nivel en lo que a su competencia artística y profesional se refería, por lo que era imposible pensar que con sólo trece años, si se aceptaba la fecha de nacimiento más popular de 1523, se pudieran cumplir estas circunstancias. Según la legislación foral valenciana de la época, la capacidad para contratar, como era este caso, exigía una edad mínima de veinte años pero, normalmente, era a partir de los veinticinco cuando se ejercía este derecho. De todo ello deducía Albi que, para poder cumplir estas premisas, Joanes debió de nacer en 1510. Albi estaba tan seguro que consideraba imposible cualquier fecha anterior, ya que su muerte, en 1579, supondría una edad excesivamente avanzada para aceptar el encargo del retablo de Bocairente. En efecto, si se acepta la fecha de 1510, en 1578, año del citado compromiso, que tenía que cumplirlo él solo y en el espacio de tres años, Joanes tendría sesenta y ocho años, por lo que los Jurados de la villa de Bocairente introdujeron una cláusula en el contrato donde sutilmente admitían la posibilidad de que el pintor muriera antes de finalizar su trabajo: “[...] y pot ser lo que a Déu no placía, aquell morir o sobrevenir-le algun accident, lo que li pogues impedir lo dit exercici de pintar [...] lo dit Vicent Joannes, menor, se obligará [...] restituir e refer a la dita Universitat tot alló ques judiacara a jui de persones espertes, perites, practiques de dit art de pintura tenir demasiat, e no valer la fahena feta a lo que tindrá de bestreta”.
Sin embargo, si se tienen en cuenta los encargos que le adeudaban y que reflejó en su testamento de 1579, y los que no llegó a concluir, se encontraba en plena actividad. Por esto, Hernández y Company consideran que no sería imposible retrasar la fecha de nacimiento incluso a 1505, aun juzgándola algo prematura.
De hecho, su padre, Vicente Macip, contrató con sesenta y nueve años y su discípulo, Nicolás Borrás, con setenta y seis. Lo cierto es que Juanes no murió en edad “de senectud” (en torno a los setenta años), sino de una malaltia corporal, entre los sesenta y nueve y setenta y cuatro años, según se sitúe su nacimiento en 1510 o en 1505.
En 1991, Benito y Vallés publicaron un documento del 20 de junio de 1534 en el que el gremio de plateros de Valencia concertó con Vicente y Juan Macip la pintura y dorado del retablo de San Eloy para su capilla sita en la iglesia parroquial de Santa Catalina de Valencia. En el texto, se exigía que la parte de pintura la tenía que hacer Joan Macip. Ese deseo expreso de los clientes podría demostrar el prestigio que ya tenía Joan de Joanes, incluso mayor que el de su propio padre, lo que supondría que se podría retrasar al menos en dos años su mayoría de edad. Además, en 1531, Joan Macip, mencionado como el “fill del mestre Macip recibe diez ducados del cabildo de la catedral de Segorbe “per estrenes [...] del retaule”, luego estaba pintando el retablo mayor de la catedral de Segorbe y cobró por ello, lo que indica que tenía capacidad para percibir los pagos, lo que demostraría, según Hernández y Company (2006), que era mayor de edad y que en esa fecha tendría entre veinte y veinticinco años.
Así pues, hasta hoy, la fecha de nacimiento de Joan de Joanes oscila entre c. 1505 y 1510.
Desde los últimos años del siglo XVIII, se afirmaba, sin pruebas documentales, que el lugar de nacimiento de Joan de Joanes era Fuente la Higuera (Valencia). El primero que lo asegura es Orellana en 1790, y posteriormente todos los autores que hablaban de Joanes aceptaron su opinión. Sin embargo, no hay en esta localidad ninguna partida de nacimiento que pueda corresponder a Juan de Juanes, ni siquiera había ningún vecino con el apellido Macip. Así pues, sólo la tradición y el orgullo popular justificaban esta opinión.
Lo cierto es que en 1513 “el mestre Vicent Macip pintor” pagaba impuestos en Valencia, entre “los veíns de la ciutat”, y que un último asiento del padrón cobratorio de 1600 continúa indicando que el hijo de Joanes seguía viviendo en la misma calle Caldererías, donde habitó su padre, lo que mostraría el largo asentamiento de la familia en esta misma ciudad.
Pero tampoco hay ninguna prueba documental que atestigüe de manera fidedigna que Valencia fue su cuna. No obstante, es irrefutable el avecindamiento valenciano de Joanes y su familia, como lo demuestra el testimonio de los Libros de Taxa Real correspondientes a los años 1513, 1542, 1547 y 1552, y por un padrón de cobro de 1600. González Martí (1924) estableció de manera definitiva el domicilio del pintor en la Ciudad del Turia, mediante los ya citados Libros de Taxa Real, aunque, como no podía ser de otro modo, también en lo referente al nombre de la calle y el número de su casa ha habido discrepancias entre los investigadores. A pesar de todo, en la parroquia de Santa Cruz, y en una calle sin nombre que se extendía desde la Plaça del Arbre hasta la calle Caldererías, viviría y trabajaría Joan Macip, lo cual no significa que permaneciera largas temporadas ausente para cumplir sus compromisos y desarrollar su labor artística.
Son evidentes, pues, las ambigüedades e imprecisiones sobre muchos de los datos de la vida de Joan de Joanes, en cambio, en lo que se refiere a su muerte, entierro y testamento, hay suficientes datos documentales como para hacer un registro probatorio preciso.
El 6 de julio de 1578, Joanes contrató el retablo mayor de Bocairente, que debía hacerse en tres años a partir del traslado del artista a esta localidad, traslado que realizó en agosto de ese mismo año, y se instaló allí “ab sa casa e familia”. Fue en Bocairente donde, al sentirse enfermo y ante Cristóbal Llorens, notario y pintor, redactó testamento (del que da noticia el barón de Alcahalí), el 20 de diciembre de 1579. En sus últimas voluntades, primero instituyó como albaceas “als magnifichs y Reverent mossen Joan Cirera prever y mr. Nofre Lorens sirurgia habitadors de la dita e present vila de Bocayrent”. El hecho de que no nombre a su hijo albacea, como hizo su padre con él, tal vez se debiera a la juventud de Vicente Joan Macip. A continuación, mandó que den sepultura a su cuerpo “en lo vas de les Animes”, de la iglesia parroquial de Santa Cruz de Valencia, a la cual pertenecía. Hay que señalar que, si el lugar de nacimiento de Joanes hubiera sido Fuente la Higuera, localidad muy cercana a Bocairente, no se comprendería por qué el maestro no hubiera preferido reposar en su lugar natal o, al menos, hacer alguna referencia testamentaria a él. Después de especificar dónde deseaba que se le enterrase, dispuso todo el protocolo funerario que quería que efectuasen sus deudos respecto al número de misas en sufragio por su alma, mandas y donaciones para instituciones de caridad y obras piadosas. Reconoció sus deudas, pero al mismo tiempo dejó constancia de los pagos por percibir. Por último, nombró herederos universales de todos sus bienes “a la molt amada Hyerónima Gomes muller mia, Vicent Joanes, Dorotea Joanes y Margarita Joanes fills meus y de la dita Hyeronima Gomes muller mia [...] per iguals parts”.
Gracias a este testamento se conoce el nombre de su esposa y de todos sus hijos. De hecho, se cree que a la muerte de su padre, en 1551, cuando Joanes tenía entre cuarenta y uno y cuarenta y seis años, no debía de estar casado. La boda con Jerónima Comes, por su apellido tal vez relacionada con el pintor Jerónimo Comes, tendría lugar hacia 1552-1553. Estas fechas se deducen del hecho de que, al morir, Joan de Joanes tiene todavía dos hijos menores de edad, es decir, menores de veinticinco años.
Es imposible determinar la causa de la muerte de Joanes, pero él mismo, en la parte dispositiva testamentaria, dice: “estant malalt en lo lit de malaltia corporal de la qual tem morir”, y al día siguiente, 21 de diciembre de 1579, se produjo el óbito, lo que apunta a una crisis rapidísima y no una larga enfermedad. Si no fuera así, no se explicaría que retrasara el testar a la víspera de su fallecimiento. El mismo día de su muerte se publicó el testamento y la familia se vio obligada a realizar el entierro en Bocairente, en el sepulcro de Miguel Ferrer, a la espera del traslado a Valencia, que se realizaría el 7 de noviembre de 1581, donde recibió sepultura en la capilla de San José de la parroquia de Santa Cruz, cercana a la calle de Roteros. En 1840, se demolió la citada parroquia y, a instancias de la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, se desenterraron los restos de Joanes y se depositaron en una caja de zinc con la intención de trasladarlos a un futuro Panteón de Hombres Ilustres, que se quería instalar en la capilla de los Reyes del convento de Santo Domingo. Entre tanto, se guardaron en la iglesia del convento del Carmen, ahora desamortizado, y cuya iglesia conventual se había convertido en la nueva iglesia parroquial de Santa Cruz. En 1850, se cumplió en parte la voluntad de los académicos, y las cenizas de Joanes se depositaron en la cripta del sepulcro de los marqueses de Zenete, en la citada capilla de los Reyes. En 1936, la convulsa situación política española provocó la confusión y extravío de los últimos restos de Joanes.
Los primeros pasos del oficio de pintor los realizó Joanes en el taller familiar de su padre Vicente Macip.
El primer dato documental sobre la obra artística de Joan de Joanes es un pago del Cabildo de la catedral de Segorbe por su trabajo en el retablo mayor de la citada catedral, que había contratado su progenitor.
Durante mucho tiempo se había atribuido a Vicente Macip la realización de la mayoría de las tablas del antedicho retablo, pero hoy se cuestiona seriamente tal idea, ya que no se comprendería cómo un pintor de edad madura pudo cambiar su estilo de una manera tan drástica y ser capaz de recoger todo el espíritu del Renacimiento pleno, que permitió una total renovación de la pintura valenciana, aproximándose a la plástica italiana postrafaelesca, sobre todo a la impronta de Sebastiano del Piombo. En cambio, parece más lógico que fuera el hijo de Macip, en aquellos momentos en la veintena, quien fuera capaz de asimilar y buscar nuevas formas y lenguajes más atrevidos y originales. Aunque la mayoría de los investigadores están de acuerdo en la autoría joanesca del retablo segorbino, existe una viva polémica acerca de dónde pudo obtener Joan de Joanes los modelos y la inspiración para una obra tan moderna y acorde con las últimas tendencias pictóricas del momento, como la moda del autorretrato, que implica una conciencia individualista, de artista según el concepto del Renacimiento, y que Joanes usó cuando se representó a sí mismo en dos de las tablas de Segorbe. Para algunos, la fuente sería la llegada de obras de Sebastiano del Piombo para decorar las paredes del palacio del embajador Vich en Valencia. Sin embargo, parece poco probable que la mera contemplación de unos lienzos permitiera al artista valenciano imbuirse del espíritu renacentista, como también parecen insuficientes los dibujos y grabados para explicar la revolución que se advierte en el mencionado conjunto. Quizá por esto, otros investigadores consideran la estancia de Joan de Joanes en Italia como la única explicación plausible para tal innovación artística. Así, su primer biógrafo, el padre Vitoria, pensaba que, antes de 1531, hizo un viaje a Italia tras unos años de aprendizaje en Valencia con un pintor flamenco al que llama Juan Malbó y del que se ignora todo, aunque quizá pudiera tratarse de Juan Gossaert, llamado y firmado también Juan Mabuse y Juan Malbodius. Sin embargo, la aserción de Vitoria no tiene prueba documental alguna, aunque Albi, Hernández y Company la aceptan al menos como hipótesis de trabajo. Hernández y Company dicen que del puerto de El Grao de Valencia partían muchos barcos hacia Italia y que tal vez Joanes viajara allí con alguno de estos comerciantes, quizá parientes suyos, ya que a principios del siglo XVI, se documentan en Valencia unos mercaderes llamados Pere, Raimon y Jaume Macip, que importan tapices del extranjero.
Si se tiene en cuenta que el apellido Macip no es frecuente en la Valencia de esos tiempos, bien pudiera considerarse, según Hernández y Company, una relación con nuestro artista. Con todo, la visita de pintores valencianos a Italia no era infrecuente en el siglo XVI. De hecho, en la tabla del Nacimiento de la Virgen del retablo de Segorbe, la figura de una de las criadas o parteras, de espaldas al espectador, sigue muy de cerca el modelo femenino de la musa Polimnia que aparece a la derecha de Apolo en El Parnaso de Rafael, pero Joanes también pudo conocerla a través de los grabados. Pérez Sánchez (1980) afirma (y otros lo niegan) que Joanes hizo un segundo viaje a Italia hacia 1550. La Italia que Joanes encuentra es la del pleno manierismo; la de Vasari, Salviati, Bronzino; la de la recuperación/recreación del mundo leonardesco.
De esta aventura trae un interés por lo expresivo, por lo arqueológico, por las ruinas clásicas que poblarán los fondos de sus paisajes a partir de 1550. Incluso Pérez Sánchez menciona El juicio de Paris como obra suya (aunque Falomir no esté de acuerdo), la única de tema mitológico que saldría de sus manos y que se explicaría dentro del círculo humanista de la Corte de la reina Germana. Las fechas de esa posible estancia italiana también son objeto de debate: Pérez Sánchez piensa que sería entre 1542 y 1547 o entre 1552 y 1557, mientras que Albi considera que habría que esperar a 1560-1564. En cambio, Hernández y Company piensan que sería entre la muerte de su padre y su boda, es decir, entre 1551 y 1553. La fecha la deducen de la imposibilidad de abandonar el taller familiar, dado que su padre, anciano y enfermo, no podría hacerse cargo de él. Por otro lado, en 1553 se documenta el contrato de afermament en su taller de Valencia y por espacio de seis años, hasta 1559, de Jerónimo de Córdoba, para aprender el arte de la pintura, con la obligación de Joanes de mantenerlo, lo que implicaba la asunción de una responsabilidad que le impediría marchar a Italia. Tampoco sería demasiado comprensible que un recién casado abandonara a su esposa para emprender un largo trayecto.
Así pues, el viaje debió de realizarse en los meses comprendidos entre 1551 y 1552.
Un primer período de la obra artística joanesca estaría definido por el trabajo conjunto con su padre.
Después del retablo de Segorbe ya contrató con su padre, y el primero de una serie de encargos fue el retablo de san Eloy, cuyo cliente era el Gremio de Plateros de Valencia. Concertado el 20 de junio de 1534, en el contrato se estipulaba que la realización de las pinturas correría exclusivamente a cargo de Joan Macip “[...] sia tot pintat de má del dit En Joan Masip, e no de altra persona”, lo que indica la importancia capital de Joanes dentro del taller familiar. El 15 de septiembre de 1537, les encargaron la realización de unas polseras y un cuadro de la Inmaculada Concepción para el altar mayor de la parroquia de San Bartolomé de Valencia. Benito (2000) identifica como pertenecientes al retablo de san Eloy La Santa Cena, del Museo de Bellas Artes de Valencia, Cristo con la Cruz a cuestas, del Museo del Prado, San Pedro, de una colección particular y La consagración de san Eloy como obispo de Noyon, del Museo de la Universidad de Arizona en Tucson. Después de estos contratos, en 1542 ya tenía la responsabilidad del taller familiar, porque fue Joan de Joanes quien pagó la tacha de ese año y fue él quien la volvió a pagar en 1547, en ambos casos en vida de su padre. Esta situación, es decir, la de formar parte de un taller en el que compartía la propiedad con su padre, Vicente Macip, hizo dudar de las atribuciones de muchas obras de este período que se han ido adjudicando de manera alternativa y simultánea, a veces por los mismos investigadores, tanto a Macip padre como a Macip hijo. Éste es el caso del Bautismo de Cristo, de la catedral de Valencia; el Cristo atado a la columna, de Alba de Tormes; el San Francisco de Paula, de la parroquia de San Sebastián de Valencia; la Virgen con el Niño entre san Juan Bautista y Santiago, de la colección Lassala; la Anunciación, de la colección Durán; el Retablo de san Sebastián, procedente de la cartuja de Valdecristo; las Epifanías, de la colección La Cuadra; los tondos y La coronación de la Virgen, del Museo del Prado.
Muerto su padre, Vicente Macip, se podría hablar de una segunda etapa en su actividad artística, cuya apreciación también está sujeta a la polémica. Para Benito, Joan de Joanes entra en un período repetitivo, mecánico y falto de estímulos que duraría los últimos treinta años de su vida, tiempo que separa la Epifanía de Fuente la Higuera y la Epifanía del retablo de la Virgen de Gracia de la iglesia de San Agustín de Valencia. Benito achaca esta carencia de incentivos profesionales a una posible depresión provocada por la nueva circunstancia familiar de la muerte de sus padres. No opinan lo mismo Hernández y Company, quienes, aunque aceptan la existencia de una producción desigual, creen que en algunas obras de este período, Joanes indagó y profundizó como ningún otro pintor de su tiempo en la blandura y morbidez de las formas clásicas, y consiguió una magnífica calidad dentro de la pintura del Renacimiento español. Estos investigadores achacan la dispar obra joanesca de estos años a la intervención de colaboradores y discípulos.
Dos de ellos, Jerónimo de Córdoba y el sobrino de Joanes, Bautista Buera, trabajaron en obras atribuidas exclusivamente al maestro, pero cuyo dibujo más torpe y dulzón tal vez se explique por una mayor intervención de los discípulos que del dueño del taller.
De este período final son, entre otros, tres magníficos trabajos, como la célebre tabla de Las bodas místicas del venerable Agnesio, del Museo de Bellas Artes de Valencia; el Retrato de Alfonso el Magnánimo, 1557, de colección particular; o la Lapidación de san Esteban, 1562, del Museo del Prado.
Obras de ~: Consagración de san Eloy como obispo de Noyon, Museum of Art, University of Arizona, Tucson, 1534; Cristo con la Cruz a cuestas, Museo del Prado, Madrid, 1534; Santa Cena, Museo de Bellas Artes de Valencia, 1534; San Pedro, colección particular, 1534; Ostensorio con Ecce Homo e Inmaculada Concepción, convento de las clarisas de San Pascual Bailón de Villarreal (Castellón), 1537; Última Cena, parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo, Valencia, c. 1540; Conjunto de pinturas de la catedral de Mallorca, catedral de Palma de Mallorca, 1540-1550; Salvador Eucarístico, Museo de Bellas Artes de Valencia, c. 1545-1565; Bautismo de Cristo, catedral de Valencia, c. 1547; Cristo atado a la columna, Alba de Tormes (Ávila), c. 1547; San Francisco de Paula, parroquia de San Sebastián de Valencia, c. 1548; Virgen con el Niño entre san Juan Bautista y Santiago, colección Lassala, Valencia, c. 1548; Anunciación, colección Durán, Madrid, c. 1548; Retablo de san Sebastián, cartuja de Valdecristo (Castellón), c. 1548; Epifanías, colección La Cuadra, Valencia; La coronación de la Virgen, Museo del Prado, Madrid; Tríptico de la Encarnación, dominicas de la Consolación de Játiva, c. 1550; Retablo de Cristo, parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo, Valencia, c. 1550; Retablo mayor de Fuente la Higuera, iglesia parroquial de Fuente la Higuera (Valencia), c. 1550; San Miguel Arcángel y santa Bárbara, catedral de Valencia, c. 1550-1555; San Luis obispo y san Vicente Ferrer, catedral de Valencia, c. 1550-1555; Ostensorio con Ecce Homo y Virgen Dolorosa, parroquia de San Andrés de Alcudia de Carlet (Valencia), c. 1550-1560; Piedad, Meadows Museum of Art, Dallas, c. 1550-1560; San Migueln arcángel, catedral de Murcia, c. 1550-1560; Retablo de san Miguel del gremio de Pelaires, parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo, Valencia, c. 1555; Retablo de la Trinidad del gremio de Pelaires, parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo, Valencia, c. 1555; Ángel Custodio, catedral de Valencia, c. 1555-1560; Alfonso el Magnánimo, colección particular, Madrid, 1557; Retablo de san Antón, santa Bárbara y santos médicos, iglesia parroquial de Onda (Castellón), 1558; Juicio de Paris, Civici Musei e Gallerie di Storia ed Arte, Udine, c. 1560; Bodas místicas del venerable Agnesio, Museo de Bellas Artes de Valencia, c. 1560; Sagrada Familia con san Juanito, Ayuntamiento de Valencia, c. 1560-1570; Pinturas del retablo de san Esteban, Museo del Prado, Madrid, c. 1562; Descendimiento, Museo de Bellas Artes de Castellón, c. 1565-1570; Serie de prelados valentinos, catedral de Valencia, 1568-1570; Última Cena, catedral de Valencia, c. 1570; Ecce Homo, Museo de Bellas Artes de Valencia, c. 1570; Cristo con la Cruz a cuestas, colegio del Corpus Christi, Valencia, c. 1570; Salvador y Verónica de la Virgen, parroquia de San Pedro Mártir y San Nicolás Obispo, Valencia, 1572; Inmaculada Concepción, iglesia de la Compañía, Valencia, c. 1576-1577; Asunción de María, Museo de Bellas Artes de Valencia, 1578; Calvario, colección Lassala, Valencia, 1578.
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Rosa Elena Ríos Lloret y Susana G. Vilaplana Sanchis