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Domingo Moriones y Murillo

Biografía

Moriones y Murillo, Domingo. Marqués de Oroquieta (I). Leache (Navarra), 20.XII.1822 – Madrid, 4.I.1881. Teniente general del Ejército y ministro.

Cuarto hijo, tercer varón, del brigadier Francisco Moriones y Zabaleta —comandante general de Córdoba, caballero de 1.ª y 2.ª Clase de la Orden Nacional de San Fernando, placa de San Hermenegildo y Benemérito de la Patria—, y de Teresa Murillo Sanz.

El 17 de agosto de 1836 ingresó en el Ejército como cadete en el Regimiento de Lanceros de María Cristina, y salió a operaciones en cuanto se inició la Primera Guerra Carlista, durante la cual sirvió cerca de su padre. Como miembro del Regimiento de Caballería de Guías del General había tomado parte en treinta y nueve acciones de guerra cuando, por los combates de Monreal y Alzorriz (18 de junio de 1838), fue ascendido a alférez de Caballería, grado que fue efectivo a partir del 15 de septiembre de 1838. Formando parte del Ejército de Espartero, concurrió a la toma de Segura, donde ganó el empleo de teniente el 23 de febrero de 1840 (en propiedad desde el 3 de noviembre de 1841). Participó también en la conquista de Castellote, en el segundo sitio y toma de Morella, en el sitio de Berga y otras acciones relevantes. Terminada la guerra como teniente graduado, continuó prestando servicio en el acoso y destrucción de partidas latrofacciosas por Aragón y Cataluña. Tras pasar por el 13.º Regimiento de Caballería de Lusitania, en mayo de 1841 solicitó la Administración de Correos de Ejea de los Caballeros, y en enero de 1842 una tenencia del resguardo de Carabineros de Hacienda.

Sus tendencias políticas progresistas ya se dejaron traslucir a inicios de la década de 1840, cuando en 1843 quedó en situación de reemplazo. Por resolución del Gobierno provisional de 21 de agosto de 1843 se le concedió el grado de capitán, al haber sido herido durante el pronunciamiento antiesparterista en Valladolid. El 28 de octubre de 1843, por “acaloramientos propios de su poca edad” (en realidad, por un altercado con su coronel Cayetano Cortina), solicitó licencia absoluta, pero dos días después rectificó, aunque su coronel solicitó que se le enviase a otro regimiento “por convenir así al buen servicio y al sostenimiento de la subordinación, que es la base principal de la Milicia”. En febrero de 1844 fue destinado al Regimiento de León, radicado en Madrid, pero después se trasladó al de Numancia y al de Lanceros de Calatrava, como capitán graduado teniente, y ayudante del comandante general de Córdoba, su padre, y patrulló hasta febrero de 1846 en la zona en funciones de acoso al bandolerismo. El 14 de mayo de 1844 desarticuló en Los Corrales la cuadrilla de Navarro, por lo cual solicitó la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase a instancia del capitán general interino Melchor Ordóñez, y en 1845 encabezó la persecución y la captura del bandido Caparrota, aunque tampoco se le reconoció el ascenso a capitán.

En junio de 1846 fue destinado al Regimiento de Almansa, y después al de Cazadores de Montesa.

A consecuencia del alzamiento de Sevilla de 13 de mayo de 1848, en el que participó como teniente del Regimiento del Príncipe, se vio obligado en junio a refugiarse en Gibraltar y luego en Portugal, para emigrar con posterioridad a Francia y ser dado de baja en el Ejército. En 1850 se intentó acoger al Decreto de Amnistía de 8 de junio de 1849, pero se le denegó la solicitud por escrito de 12 de mayo. Al pasar la frontera para acogerse de todos modos a la medida de gracia, fue detenido en Sevilla en enero de 1852, siendo confinado en Pamplona con su familia. Reingresó en el Ejército a inicios de 1853, y por Real Orden de 20 de enero se le revalidó el empleo de teniente y el grado de capitán.

En junio de 1853 fue trasladado a Ejea de los Caballeros (Zaragoza), de donde era natural su esposa, y en diciembre de ese año a las Islas Canarias. Obtuvo por fin el grado de capitán en junio de 1854, y al mismo tiempo y con igual fecha el empleo de comandante, al que siguió en 1855 el grado de teniente coronel.

Beneficiado por la nueva situación política, solicitó a inicios de 1856 el grado de coronel como comprendido en la ley de 2 de agosto de 1855 sobre deportados políticos de 1848, pero sólo vio confirmarse el grado de teniente coronel el 11 de marzo de 1856.

Por su implicación en el movimiento revolucionario de Zaragoza de julio de 1856 (donde cumplió una comisión de la Junta Revolucionaria) fue detenido y confinado en Ibiza el 31 de marzo de 1857, pero pidió el retiro para Ejea de los Caballeros, que le fue inmediatamente concedido.

En octubre de 1859 solicitó su reincorporación para participar en la campaña de África, retornando al servicio activo el 16 de marzo de 1860 por gracia especial. El 14 de julio de 1862 el Gobierno le ordenó que pasara a situación de reemplazo en Palma de Mallorca, por sospecha de estar conspirando con elementos progresistas y demócratas. Al intentar fugarse, se le condujo a su destino a viva fuerza. El 31 de octubre obtuvo licencia absoluta para Ejea, y solicitó el retiro el 11 de julio de 1863, que le fue concedido el 8 de noviembre.

Domingo Moriones tuvo una intervención destacada en los sucesos revolucionarios de 22 de junio de 1866, a resulta de los cuales fue dado de baja en el Ejército y obligado de nuevo a emigrar. En agosto de 1867, junto con exiliados como Pierda, Contreras y Baldrich, intentó levantar en armas a progresistas y demócratas de Aragón y Cataluña, pero el movimiento fue sofocado. Al triunfar la Septembrina, el Gobierno provisional le reintegró a filas y le ascendió a general de brigada en activo el 9 de octubre de 1868 “por sus servicios al alzamiento nacional”.

Destinado como comandante general de Navarra, obtuvo el 16 de junio de 1869 el empleo mariscal de campo “por sus servicios a la causa de la libertad” y como premio a las persecuciones y destierros que había sufrido entre 1849 y 1868.

En mayo de 1872, hallándose a la cabeza de la división de Navarra del Ejército del general Serrano, forzó la acción victoriosa de Oroquieta, que obligó al pretendiente carlista a rebasar la frontera, y por la cual fue ascendido a teniente general por el Gobierno el día 7, siendo confirmado el 24 de julio. El 17 de junio fue nombrado general en jefe del Ejército del Norte, el 22 capitán general de las Provincias Vascongadas y Navarra en sustitución del general Ramón Echagüe, y el 9 de agosto director general de Caballería. Tras ser elegido diputado cesó el 21 de septiembre como jefe de Ejército del Norte, cargo que continuaba desempeñando en comisión. Por Real Decreto de 7 de enero de 1873 fue nombrado de nuevo general en jefe del Ejército del Norte, y prometió el 13 de enero el indulto a los voluntarios carlistas que se presentaran con sus armas a los jefes de las columnas o a las autoridades militares. En esos meses (entre agosto de 1872 y el 9 de febrero de 1873) simultaneó este cargo en operaciones con el de director general de Caballería.

Dejó la campaña del norte el 13 de febrero por haberse proclamado la República, que nombró al general Pavía para sustituirle. El 24 de febrero fue nombrado general en jefe de Castilla la Nueva y ministro interino de la Guerra en sustitución de Fernando Fernández de Córdoba. Un mes más tarde solicitó permiso, y permaneció de cuartel hasta el 13 de septiembre de 1873, cuando volvió a ejercer el cargo de general en jefe interino del Ejército del Norte. Se hizo cargo del mando en Vitoria. Con un ejército de unos doce mil hombres atravesó el territorio insurrecto y se presentó el 22 de septiembre en Tortosa, sitiada por los carlistas. El 4 de octubre dirigió la acción de Santa Bárbara de Mañeru y montes de Quirquillano, donde fracasó en el intento de romper las líneas carlistas, pero los días 7, 8 y 9 de ese mes venció en Montejurra, y a inicios de diciembre logró socorrer de nuevo Tortosa. A finales de enero e inicios de febrero de 1874 tomó la villa de Laguardia, y los días 24 y 25 de ese último mes dirigió las acciones que tuvieron lugar en el valle de Somorrostro, que facilitaron el levantamiento del sitio de Bilbao. A pesar de haber comunicado al Gobierno la escasez de sus fuerzas, se vio obligado a plantear combate contra las fuerzas carlistas bien atrincheradas en San Pedro Abanto. Al no poder forzar la línea carlista, presentó la dimisión el 2 de enero de 1874, que no fue aceptada hasta el 14 de marzo de 1874.

A consecuencia del desastre ocurrido en los montes de Estella el 29 de junio de 1874, donde murió el general Concha, fue nombrado jefe de uno de los cuerpos de Ejército que tenían que operar bajo el mando de Zabala, dirigiendo el 11 de agosto la batalla de Oteiza, que terminó con la toma del pueblo.

El 5 de julio de 1874 pasó a ser capitán general de Navarra y comandante general del Primer Cuerpo de Ejército del Norte. Aceptó la proclamación de Alfonso XII, pero renunció a todos sus cargos a finales de 1874, decisión que fue corroborada por el Gobierno Cánovas el 28 de febrero de 1875. Sin embargo, el 14 de diciembre de 1875 pasó a mandar el Tercer Cuerpo de Ejército de la Izquierda, y tomó parte en las operaciones que tuvieron lugar para levantar el bloqueo de Pamplona. Siguió en el Ejército del Norte hasta finalizar la guerra.

Dejó este cuerpo de Ejército el 1 de abril de 1876 por la Dirección General de Ingenieros, cargo que desempeñó hasta el 26 de diciembre de 1876, cuando fue nombrado capitán general de Filipinas. Ocupó este puesto desde el 28 de febrero de 1877 hasta el 18 de marzo de 1880, momento en el que se le aceptó la dimisión por razones de salud. Permaneció en situación de cuartel en Madrid hasta su fallecimiento a los pocos meses de llegar a España, cuando se disponía a tomar parte activa en la política preparando su elección a diputado por un distrito de Aragón. Fue enterrado en su pueblo adoptivo, Ejea de los Caballeros.

Se casó en Pamplona con su prima Eusebia Salvatierra y Murillo el 28 de marzo de 1852, al regreso de su exilio en el extranjero con motivo de los sucesos de 1848. Uno de sus hijos, Teófilo, solicitó su ingreso en el Colegio de Caballería en 1862. Uno de sus nietos, Domingo Moriones Larraga, del cuerpo de Ingenieros, fue general republicano durante la Guerra Civil.

Fue distinguido el 22 de julio de 1871 con la Cruz de San Hermenegildo con antigüedad de 8 de octubre de 1855; el 16 de octubre de 1872 con la Gran Cruz de San Hermenegildo; el 24 de marzo de 1876 con la Gran Cruz de Carlos III y los días 14 de abril de 1871 y 9 de julio de 1872 con la Gran Cruz al Mérito Militar por diferentes acciones en el Norte. Estaba en posesión de las Cruces al Mérito Militar con distintivo blanco y rojo, y el 2 de noviembre de 1875 fue premiado por Alfonso XII con el título de marqués de Oroquieta.

 

Obras de ~: Reglamento del Real Colegio de Santa Isabel, Manila, Plaza y Cía., 1880; Memoria reservada de Don Domingo Moriones sobre el Gobierno de Filipinas (1877-1880), ed. y notas de J. Paniagua Pérez, León, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1988.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. 1854; Servicio Histórico Militar, Expedientes Personales, rollo 35; Archivo General de la Marina don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Cuerpo General, exp. 14779/811.

S. M.ª Ortiz y Peiró, La paliza de Moriones, Estella, 1874; La segunda paliza y fuga de Moriones, Estella, 1874; El Réquiem Aeternam de Estella, por el alma de Moriones, Estella, 1874; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998; J. M. Urtiaga Marco, “Documentación inédita sobre el general Domingo Moriones y Murillo (1823-1881) (1.ª Parte)”, en Huarte de San Juan. Geografía e Historia (HSJGH) (Pamplona, Universidad Pública de Navarra), 9 (2002), págs. 227-268; “Documentación inédita sobre el general Domingo Moriones y Murillo (1823- 1881) (2.ª Parte)”, en HSJGH, 10 (2003), págs. 257-305.

 

Eduardo González Calleja

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