Dabán Ramírez de Arellano, Antonio. Briones (La Rioja), 2.II.1844 – Madrid, 25.III.1902. Teniente general del Ejército, senador del reino, director general de seguridad y de la Guardia Civil.
Hijo de Antonio Dabán Tudó, natural de Madrid, y de Carlota Ramírez de Arellano Angulo, natural de Cádiz. El padre era, en el momento del nacimiento de Antonio, capitán de Infantería y se retiró en 1853 con el empleo de 2.° comandante y el grado de teniente coronel. Su abuelo paterno, Manuel Dabán Urrutia, había alcanzado el empleo de brigadier, y el materno, el maestrante de Ronda Carlos Ramírez de Arellano, el de teniente coronel. Su tío abuelo, el capitán de navío Antonio Dabán Urrutia, fue vocal del Consejo Supremo de Indias desde 1816 hasta 1836.
Apenas cumplidos los diez años, el 4 de noviembre de 1854, Isabel II le concedió una plaza de pretendiente para cursar estudios, cuando alcanzara la edad reglamentaria, en el Colegio Naval Militar de San Carlos. Dos años después, el 11 de abril de 1856, se la permutó por la de aspirante al Colegio de Infantería, recién establecido en el Alcázar de Toledo.
En junio de 1857, tras superar las pruebas de ingreso, fue nombrado cadete de Infantería, y dos años y medio después, debido a la guerra de África, alcanzó el empleo de subteniente y fue destinado a Málaga, al Regimiento de Infantería San Fernando n.º 11, al que también acababa de incorporarse su hermano Luis. Tras una corta estancia en La Carolina, pasó junto a su hermano al batallón de Cazadores de Madrid, acantonado en Leganés. Ascendido Antonio a teniente en noviembre de 1860, ambos fueron trasladados al batallón provincial de Badajoz y poco después al de Cazadores de Cataluña, en Cádiz.
Trasladada su unidad a Sevilla, y tras frustrarse su intento de pasar al Arma de Caballería, realizó el curso de la Escuela de Tiro en El Pardo. Reincorporado al batallón Cataluña, entonces de guarnición en Madrid, prestó servicio de seguridad a la Familia Real en las jornadas veraniegas de 1865 en Zarauz, San Sebastián y San Ildefonso de La Granja. Dos años después volvió al batallón de Cazadores de Madrid, a cuyos cuadros de mando instruía en la Escuela de Tiro al iniciarse la Revolución de 1868.
Llamado con urgencia a la capital, se ofreció voluntario para integrarse en la columna que, al mando del marqués de Novaliches, salió a hacer frente a las tropas de Serrano, ante las que capituló en el puente de Alcolea. Su batallón fue entonces enviado a restablecer el orden en Antequera, y de allí marchó a Jerez de la Frontera para ponerse a las órdenes del general Caballero de Rodas, encargado por el Gobierno de liquidar la insurrección federalista gaditana.
Ascendido a capitán por los servicios prestados, fue destinado al batallón de Cazadores de Simancas, con el que marchó a combatir contra los independentistas cubanos en febrero de 1869. Durante los casi tres años que permaneció en Cuba participó en numerosas acciones desarrolladas en la zona central de la isla.
Herido grave el 2 de agosto de 1870, en el combate de Nuevas de Javoní, fue recompensado con el empleo de comandante y destinado a mandar el batallón de Voluntarios de Barcelona. Sin embargo, las secuelas de su herida forzaron su traslado a la Península, adonde llegó en mayo de 1871. En octubre quedó de reemplazo en Madrid, por no permitir su estado de salud que se reincorporase al Ejército de Cuba.
En julio del año siguiente, tras ser destinado al Regimiento de Infantería Aragón n.º 21, de guarnición en Valencia, entró en acción contra las partidas carlistas alzadas en Cataluña. Trasladado al batallón de Cazadores de Las Navas en octubre, continuó operando en El Maestrazgo y Cataluña hasta que, al amotinarse la tropa en junio de 1873, regresó a Madrid y quedó de reemplazo. Cuando Nicolás Salmerón se hizo cargo del poder ejecutivo, Dabán pasó a las órdenes de Martínez Campos, con quien acudió a combatir contra los cantonalistas valencianos. Recompensado con el empleo de teniente coronel por la liberación de Valencia, se sumó al bloqueo del cantón de Cartagena y siguió a Martínez Campos a Madrid, cuando el Gobierno de Castelar decidió relevarle del mando.
Puesto a las órdenes del general Domingo Moriones, jefe del Ejército del Norte, participó en el combate de Montejurra y en la operación iniciada para levantar el sitio de Bilbao; en ella resultó herido grave en San Pedro de Abanto (27 de marzo de 1874) y fue evacuado a Madrid. Recompensado por esta acción con el empleo de coronel, cuando acababa de cumplir treinta años, quedó de reemplazo en Madrid, ciudad en la que contrajo matrimonio con María Rosario de Vallejo Teruel.
Al día siguiente de su boda, accedió a acompañar a Martínez Campos a Valencia, al encuentro de las tropas puestas a su disposición por su hermano Luis, ante las que, el 29 de diciembre, se proclamó Rey a Alfonso XII a las afueras de Sagunto. De vuelta en Madrid, el Ministerio-Regencia le nombró jefe de los Depósitos de Bandera y Caja General de Ultramar, organismo encargado de gestionar el envío de tropas a Cuba, y en diciembre de 1875 volvió a pasar a las inmediatas órdenes de Martínez Campos, con quien marchó al norte en la última fase de la guerra carlista.
Su participación en las batallas de Peña Plata y Vera de Bidasoa le valió el ascenso a brigadier, decretado el 26 de enero de 1876.
En octubre, también con Martínez Campos, embarcó camino de Cuba, donde al mando de una brigada intervino en las operaciones que dieron término a la llamada Guerra Grande o de los Diez Años. Recompensado con el empleo de mariscal de campo, se reincorporó al Ejército peninsular como segundo cabo de la Capitanía General de Cataluña.
Trasladado a Madrid en octubre de 1879, ocupó durante los siguientes diez años, hasta su ascenso a teniente general, cargos poco relevantes en diversos órganos del Ministerio de la Guerra: comisión redactora de las ordenanzas de hospitales (3 de octubre de 1879-21 de febrero de 1884), comisión para la reforma de los reglamentos tácticos (3 de octubre de 1879-9 de febrero de 1880), Consejo de Redenciones y Enganches del Servicio Militar (7 de marzo de 1881-12 de enero de 1887), Junta General de Defensa del Reino (3 de octubre de 1881-3 de julio de 1884), Junta para el Establecimiento de Colonias militares en Cuba (21 de octubre de 1881-27 de julio de 1883), Junta de Estadística y Requisición de Ganado y Carruajes (24 de abril de 1884-23 de agosto de 1889), y Junta Superior Consultiva de Guerra (23 de octubre de 1884-7 de noviembre de 1886).
También, durante tres meses, cuando era ministro de la Gobernación Fernando León y Castillo, desempeñó el cargo de director general de Seguridad (1 de noviembre de 1886-8 de febrero de 1887).
El 16 de septiembre de 1889, el ministro de la Guerra de Sagasta, José Chinchilla, le nombró capitán general de Extremadura, y Marcelo Azcárraga, que ocupó dicha cartera al llegar Cánovas al poder en julio de 1890, le trasladó a Valencia. Dos años después, en noviembre de 1892, fue nombrado capitán general de Puerto Rico, donde permaneció hasta mayo de 1895. A su regreso a Madrid presidió algo más de un año la Junta Consultiva de Guerra, antes de pasar a la Capitanía General de Madrid en marzo de 1897. Su deficiente estado de salud le obligó a dimitir en junio del año siguiente y, tras presidir tres meses la Junta de Táctica, Eduardo Dato, ministro de la Gobernación del primer gabinete de Francisco Silvela, le confió la Dirección General de la Guardia Civil.
Segismundo Moret, que ocupó esa cartera cuando Sagasta asumió por última vez la presidencia del Consejo de Ministros, le mantuvo en el puesto, pero su sucesor, Alfonso González Lozano, le admitió la dimisión entonces presentada, en la que Dabán aducía su mal estado de salud. Ocho meses después falleció en su domicilio madrileño.
Obras de ~: Ampliación de los razonamientos que sirvieron de base a la Junta de Defensa General del Reino, para la determinación de las ocho regiones: presentada ante la Junta Superior Consultiva de Guerra por el Mariscal de Campo D. Antonio Dabán, Madrid, Dirección General de Infantería, 1884; Las reformas militares: discurso del señor Don Antonio Daban y Ramírez de Arellano pronunciado en el Congreso de los Diputados, Madrid, Est. Tip. de La Regencia, 1887.
Bibl.: R. González Tablas y J. Toral Velázquez, Diario de las Operaciones Militares de la Revolución española, con documentos interesantes sobre la Batalla de Alcolea. Comprende desde el 18 de Septiembre al 8 de Octubre de 1868, Madrid, Imprenta y Librería de Miguel Guijarro, 1869; A. Pirala, Historia Contemporánea. Segunda parte de la Guerra Civil. Anales desde 1843 hasta el fallecimiento de Don Alfonso XII, vols. II, III y VI, Madrid, Editorial Felipe González Rojas, 1892-1895; J. Mañé y Flaquer, Viaje alrededor de la República, Barcelona, Imprenta del Diario de Barcelona, 1911; E. Gutiérrez Gamero, La España que fue, Madrid, Aguilar, 1962; S. G. Payne, Ejército y sociedad en la España liberal, 1808-1936, Madrid, Akal, 1976; F. Fernández Bastarreche, “La cuestión de las quintas en el Sexenio Revolucionario”, en Revista de Historia Militar, 43 (1977), págs. 7-17; F. Puell de la Villa, “El reformismo militar durante la Restauración y la Regencia”, en H. Hernández Sánchez-Barba y M. Alonso Baquer (dirs.), Historia Social de las Fuerzas Armadas españolas, pról. de A. Barahona Garrido, vol. III, Madrid, Alhambra, 1986, págs. 147-175; F. Puell de la Villa, Historia del ejército en España, Madrid, Alianza, 2000; F. Puell de la Villa, Historia del ejército en España, 2.ª ed., Madrid, Alianza, 2005.
Fernando Puell de la Villa