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José Ysbert Alvarruiz

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Biografía

Ysbert Alvarruiz, José. Pepe Isbert. Madrid, 3.III.1886 – 28.XI.1966. Actor.

José Isbert nace en Madrid fruto de la unión de Vicente Isbert, de profesión ingeniero geógrafo, y de María Vicenta Alvarruiz. Sus primeros años transcurren entre juegos y continuas visitas a Tarazona de la Mancha en Albacete, localidad de donde era oriunda su madre y que siempre representó para el actor su lugar ideal para vivir. Dos hechos ensombrecieron su infancia. La prematura muerte de uno de sus hermanos mayores, Julián —la otra es Isabel— y el repentino fallecimiento de su padre el 23 de enero de 1894. Tratando de paliar esa ausencia, José estudiará primero en el colegio Sacromonte de Granada para regresar a Madrid donde se matricula en la Escuela Central de Comercio obteniendo el título de profesor Mercantil. Pero algo se va a cruzar en ese futuro docente. A los catorce años, conocedor de la incierta economía de su casa se pone a trabajar como imitador de artistas en el Salón Moderno del Paseo de Rosales. Su debut con el seudónimo de Fígaro sólo dura mes y medio y ocasiona un disgusto familiar pero la compensación económica de un duro lo satisface y le hace entrever otras posibilidades laborales. Así, poco después, mientras trabaja temporalmente en la elaboración del Censo a razón de dieciocho duros mensuales, vuelve a intentar la experiencia escénica con un papel menor en la obra El nido de los hermanos Álvarez Quintero en el Teatro de La Comedia. A los diecisiete años, ocupando ya un puesto en el Tribunal de Cuentas, decide su futuro profesional: abandona su mundo anterior y se convierte en actor meritorio del Teatro Apolo de Madrid, donde estrena la obra de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez El iluso Cañizares. Según afirmará en sus memorias tituladas Mi vida artística: “Si volviera a nacer cien veces, cien veces sería actor”.

Convertido en Pepe Isbert para las tablas, el teatro de las décadas diez, veinte y treinta acoge espléndidamente a este actor bajito, de voz ronca e indudable vis cómica que se convierte en indispensable para los autores de la época en los mejores teatros. En el Teatro Lara estrena La ciudad alegre y confiada (1916) y La Inmaculada de los Dolores (1918), ambas de Benavente; y La señorita de Trevélez (1916) de Arniches. En el Teatro de La Comedia representa casi todas las obras de Muñoz Seca y Angelina o el honor de un brigadier (1934) de Jardiel Poncela. Pertenece a las compañías de Lola Membrives, de Carmen Cobeña y de Milagros Leal, entre otras, y él mismo formará la suya propia además de realizar numerosas giras por Hispanoamérica. Curiosamente la primera será en 1917, año del nacimiento de su hija María, quien de todos sus hermanos —Matilde, José y Julia Isabel— fue la que mantuvo la saga artística. La Guerra Civil le sorprende en Barcelona trabajando en el Teatro Romea. Desde allí inicia un doloroso peregrinaje por España que relata humorísticamente en el capítulo “Yo con dos fusiles no discuto” de sus Memorias, amplificándolo con gravedad en esta frase: “Mi adhesión a cualquier régimen que signifique orden, trabajo y respeto a mi religión”.

Los años cuarenta representan un punto de inflexión en su carrera. Casado desde muy joven con su prima Elvira Soriano Picazo y padre de familia numerosa, a José Isbert empiezan a impacientarle las largas giras teatrales y su perenne papel de gracioso. La industria cinematográfica española comienza a despuntar y otros compañeros de escenario —Maruchi Fresno, Irene Caba Alba, Mercedes Prendes, Antonio Riquelme o Rafael Calvo— se suman a la nueva aventura cinematográfica. Por otra parte su contacto con el cine ya había tenido lugar tiempo atrás. Exactamente en el cortometraje mudo de 1912 Asesinato y entierro de don José Canalejas, dirigido por Enrique Blanco y Adelardo Fernández Arias donde había encarnado al anarquista Pardiñas. También en 1930 y animado por la llegada del cine sonoro intervino en unas cuantas películas. Por ejemplo, en Vidas rotas y La bien pagada, ambas de 1935 dirigidas por Eusebio Fernández Ardavín o en El bailarín y el trabajador (1935) de Luís Marquina. Incluso fue un pionero de la introducción del cine español en Francia cuando al igual que Imperio Argentina o Rosita Díez fue contratado por la Paramount y rodó en París, en 1931, La pura verdad y ¿Cúando te suicidas? de Manuel Romero. Así que a partir de 1940 empieza a colaborar en más películas: Te quiero para mí (1944) de Ladislao Vadja, Ella, él y sus millones (1944) de Juan de Orduña, El fantasma de Doña Juanita (1945) de Rafael Gil o Pacto de silencio (1949) de Antonio Román. Será desde 1947 cuando José Isbert se dedique sólo al cine (“si decidí hacer cine es por lo mucho que se parece al teatro”) inaugurando un camino inédito para un actor español por un doble motivo. Primero, porque no es frecuente que un actor a los sesenta y dos años cambie la técnica teatral por la cinematográfica y la tesitura lineal graciosa o melodramática del escenario por la complejidad ante la cámara; y segundo porque las películas que rodará de 1950 a 1964, exceptuando algunos títulos de fácil popularidad como la última, Los dinamiteros, constituyen obras emblemáticas del cine español más corrosivo en las que José Isbert construye con una naturalidad pasmosa personajes inolvidables.

Como Don Pablo, el alcalde sordo, de voz ronca, de Bienvenido, Mr. Marshall (1953) dirigida por García Berlanga, con guión de Mihura, Bardem y del propio director. Una película rodada, por cierto, tras practicarle una traqueotomía. O el papel de San Dimas en Los jueves, milagro (1957) también de Berlanga. O su primer papel protagonista absoluto conseguido a los setenta y cinco años, Anselmo, en El cochecito de Marco Ferreri, para culminar en la negra sátira tragicómica de El verdugo (1963) de Berlanga con guión de Rafael Azcona y en cuyo rodaje le extirparon un papiloma en la garganta, siendo ayudado en el doblaje por Ángel Álvarez. Por no olvidar otros títulos como Historias de la radio (1955) de Saénz de Heredia, Calabuch (1956) de Berlanga, Un ángel pasó por Brooklyn (1957) de Vadja, La vida por delante de Fernán Gómez o la taquillera La gran familia (1962) de Fernando Palacios. Tal variedad de registros construidos sobre una verosimilitud arrancada de la propia experiencia vital encuentra su explicación en las palabras del mismo actor: “No hago tipos bufos. No hay que pasarse de la raya en la comicidad porque es muy poca la distancia que separa lo cómico de lo ridículo”. Después de él llegarían Manolo Morán, Antonio Casal, Tony Leblanc, la saga de los Ozores... pero todos reconocieron siempre el magisterio de José Isbert. El actor que quiso ser en la pantalla San Juan Bosco, Sancho Panza y El mercader de Venecia, y que tuvo la sagacidad de intuir a sus casi ochenta años uno de los males de nuestra industria cinematográfica: “El cine españoles una mezcla de arte y falta de dinero”.

 

Obras de ~: Filmografía: Actor en: E. Blanco (dir.), Asesinato y entierro de don José Canalejas (cortometraje), 1912; M. R omero (dir.), La pura verdad, 1931; ¿Cúando te suicidas?, 1931; E. Fernández Ardavín (dir.), Vidas rotas; La bien pagada, 1935; L. Marquina (dir.), El bailarín y el trabajador, 1936; I. F. Iquino (dir.), Alma de Dios, 1941; F. Rey (dir.), Orosia, 1943; L. Vadja (dir.), Te quiero para mí, 1944; J. de Orduña (dir.), Ella, él y sus millones, 1944; R. Gil (dir.), El fantasma y doña Juanita, 1945; A. R omán (dir.), Pacto de silencio, 1949; J. Mihura (dir.), Mi adorado Juan, 1949; L. García Berlanga (dir.), Bienvenido, Mr. Marshall, 1953; L. Vajda (dir.), Aventuras del barbero de Sevilla, 1953; J. L. Sáenz de Heredia (dir.), Historias de la radio, 1955; L. García Berlanga (dir.), Calabuch, 1956; Los jueves milagro, 1957; L. Vadja (dir.), Un ángel pasó por Brooklyn, 1957; F. Fernán Gómez (dir.), La vida por delante, 1958; M. Ferreri (dir.), El cochecito, 1960; F. Palacios (dir.), La gran familia, 1962; L. García Berlanga (dir.), El verdugo, 1963.

Escritos: Mi vida artística, Barcelona, Bruguera, 1969.

 

Bibl.: J. Pérez Perucha, El cine de José Isbert, Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1984; C. A guilar y J. Genover, Las estrellas de nuestro cine, Madrid, Alianza Editorial, 1996; J. Pérez Perucha, “Isbert, José”, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas-Alianza Editorial, 1998, págs. 474- 475; A. Castro Jiménez, Sagas españolas del espectáculo, Madrid, Centro Cultural de la Villa, 2003, págs. 163 y 164; J. M. Caparrós Lera, Historia del cine español, Madrid, T&B, 2007; F. García Serrano, José Isbert y los actores de su época: la escuela de la vida, Málaga, I Congreso de Cine Español, 2010.

 

María José Conde Guerri