Morano y Moreno, Francisco. Madrid, 13.XI.1876 – Barcelona, 28.III.1933. Actor y director teatral.
Vivió su adolescencia en Barcelona. Su padre, bibliotecario, trató de disuadirle de sus sueños de cómico.
Sin conseguirlo, porque él, con sólo quince años, se embarcó junto al hijo del portero, rumbo a América en una compañía en la que iba contratado como segundo apunte y actor de reparto. Le pagaban un duro diario; sueldo insuficiente, pues debía atender los gastos de estancia y comida. Varios años permaneció en tierras hispanoamericanas. Desde San Juan de Puerto Rico volvió a España, ya como galán de la compañía de María Tubau.
Con la Tubau estuvo tres temporadas seguidas en el madrileño teatro de la Princesa (actual teatro María Guerrero, donde en el piso superior vivía esta eximia actriz con su marido, Fernando Díaz de Mendoza), en el Principal de Barcelona después, y luego en el Lara y el de la Comedia, también en Madrid. Sus grandes estrenos se produjeron en escenarios de ambas capitales, aunque en sus giras lo hiciera en los de toda España.
Tenía muchas cualidades como actor. Una enorme memoria y capacidad suficiente para interpretar lo mismo tragedias que comedias de humor. Un día era el protagonista de El avaro, de Molière, otro el de El mercader de Venecia, de Shakespeare, de Casa de muñecas, de Ibsen o de alguna obra costumbrista andaluza de los Quintero.
En 1903 se convirtió en empresario teatral, al mismo tiempo que siguió de primer actor de su compañía.
Dada su inveterada buena memoria, a él no le hacían falta los apuntadores, que existieron hasta al menos la década de 1960 del pasado siglo XX. Desechaba también Morano cierto repertorio facilón, para mantener su categoría de maestro de actores, con la que le distinguían en el ambiente teatral sus propios compañeros.
Entre sus grandes creaciones teatrales, figuran: El cardenal, Fedora, Tempestad en la sombra, Otelo, Don Gil de las calzas verdes, El nido ajeno, Señora Ama, Felipe Derblay y muchas otras, pues los actores de su época y prestigio cambiaban de programa a veces diariamente, sobre todo cuando salían de gira.
Se contaban de don Paco Morano, como era llamado en los cenáculos teatrales, muchas anécdotas, que subrayaban, por un lado, su carácter, a veces demasiado exigente con sus actores y hasta con el público, pero también otras revelaban un peculiar sentido del humor.
Después de rodar Un drama en la montaña y Prueba Trágica para José de Togores en 1914, participó en otras varias películas del cine mudo en el período comprendido entre 1915 y 1920, pero no le apeteció más y ni siquiera se interesó por el cine sonoro. Siguió con el teatro, que era su vida. Sus últimos años los vivió con su familia en Barcelona.
Bibl.: M. Román, Los cómicos, Barcelona, Royal Books, 1995, págs. 75-78; M. Gómez García, Diccionario del teatro, Madrid, Ediciones Akal, 1997, pág. 572; E. Vasco San Miguel, Francisco Morano: un actor a contracorriente, Madrid, Fundamentos, 2018.
Manuel Román Fernández
