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Leocadia Alba Abad

Biografía

Alba Abad, Leocadia. Madrid, 22.I.1866 – XII.1952. Actriz.

Leocadia Alba Abad fue una gran figura de la escena española. Hija del actor de carácter Pascual Alba y hermana mayor de la también actriz Irene Alba, formó parte de una de las sagas teatrales más importantes de España: los Alba-Caba-Gutiérrez. Significativamente y al igual que lo hará su hermana, también la trayectoria profesional de Leocadia Alba se desarrolló en dos etapas. En la primera fue una de las mejores representantes del llamado género chico, mientras que en la segunda se convirtió en una “dama de carácter” llevando a escena personajes cómicos, pero sin obviar notables caracterizaciones de profundo dramatismo.

Su trayectoria se inició como tiple cómica vinculada a los teatros Novedades, Felipe y Apolo. La música del maestro Chapí en La leyenda del monje (1890) o del maestro Chueca en El año pasado por agua (1894) están asociadas a su voz, si bien será una obra: La verbena de la Paloma (1894), de Ricardo de la Vega y Tomás Bretón; un personaje: La Señá Rita, y una frase, la muletilla: “¡Qué tiés madre, Julián!”, las que la consagrarán para siempre. Durante las décadas de 1880 y 1890, Leocadia Alba formó parte del Olimpo femenino del género chico junto a Isabel Bru y Joaquina Pino, gozando de un enorme éxito potenciado por algunos intelectuales de su tiempo como José Yxart.

Quizás fuera la defensa fervorosa de este erudito o los consejos de su amigo Eduardo Zamacois —el astuto novelista de relatos galantes y creador en 1907 de la colección “El Cuento Semanal”—, los que la hicieran reflexionar sobre un mayor aprovechamiento de su talento escénico. Así, en 1901, se decidió a iniciar un nuevo período como actriz del género chico en “característica” de comedia. El problema radicaba en cómo hacerlo en un momento en que los empresarios defendían férreamente los intereses de sus teatros. Martínez Sierra se ocupaba del teatro Eslava, Fernando Díaz de Mendoza del María Guerrero, Tirso Escudero del de la Comedia [...]. El azar jugó a favor de la actriz, porque una repentina indisposición de Balbina Valverde, que representaba la obra de Benavente Doña Sirena, le abrió las puertas del teatro Lara, cuyo director artístico era Emilio Thuillier. A partir de entonces, Leocadia Alba será una actriz de “la casa”, progresando en la calidad de sus papeles: Los intereses creados (1907), de Benavente, o Las de Caín (1909), de los hermanos Álvarez Quintero. Trabajando junto a su hermana Irene preparan el que será su gran éxito en el teatro Lara: La señorita de Trévelez (1916), de Arniches. Ni tan siquiera el temible crítico Enrique Díez Canedo, azote de autores y comediantes, tiene reproche alguno que hacerle en la trayectoria que desarrolla, resaltando sus dos características: su fidelidad absoluta al teatro Lara, participando en las giras de su compañía por Hispanoamérica, y una notable tendencia a intervenir en obras de carácter dramático, soslayando, en lo posible, su adscripción a los sainetes.

Un brevísimo repaso por su trayectoria nos muestra el esfuerzo que debió efectuar para ser considerada una “dama de carácter” ajena ya a su pasado en el teatro Apolo. Así, frente a sus intervenciones en Febrerillo el Loco (1919), Pasionera (1921), Pipiola (1929) o Para ti es el mundo (1929), todas ellas de los hermanos Álvarez Quintero, destaca su presencia en casi todas las obras de Manuel Linares Rivas estrenadas en el Lara.

Entre muchas, por ejemplo, Cobardías (1919), El marido de la estrella (1925), A martillazos (1927) o Hilos de araña (1929). Aunque a veces tuviera que soportar el brillo de la primera actriz de la Compañía, Hortensia Gelabert, lo que la condenaba a explotar de nuevo su vis cómica para destacar en el reparto, como ocurrió en La chica del Citröen (1928), de Enrique Suárez de Deza, al tiempo que defender piezas de difícil estructura dramatúrgica, como la adaptación de la novela de Alberto Insúa, El negro que tenía el alma blanca, efectuada por Federico Oliver en 1930, o bien, actuar en subgéneros tan distantes a su arte como el melodrama Tierra en los ojos, de Francisco Serrano Anguita en 1933.

Víctima de una grave afección oftalmológica, Leocadia Alba se retiró de la escena en el mismo lugar donde había triunfado, es decir, en el teatro Lara, un 11 de junio de 1933, en el papel de Felipa Luengo y acompañada en el reparto por su joven sobrina Irene Caba Alba, en Lo que hablan las mujeres, de los hermanos Álvarez Quintero. Un tributo al mundo del sainete que tantas satisfacciones le había dado y que repetiría en su única incursión para el cine cuando rodó en 1936 a las órdenes de Fernando Delgado la obra El genio alegre (1906), original de los hermanos Álvarez Quintero. Una película llena de dificultades en su producción que parecía augurar el término de una época teatral en la que Leocadia Alba fue una de sus indiscutibles protagonistas.

 

Bibl.: E. Zamacois, Desde mi butaca. Apuntes para una psicología de nuestros actores, Barcelona/Buenos Aires, Maucci, 1911; N. Díez de Escobar y F. Lasso de la Vega, Historia del teatro español. Comediantes, escritores, curiosidades escénicas, Barcelona, Montaner y Simón, 1924; L. Araquistain, La batalla teatral, Madrid, Mundo Latino, 1930; R. Pérez de Ayala, Las máscaras, Obras completas, vol. III, Madrid, Aguilar, 1966; E. Díez-Canedo, Artículos de crítica teatral, México, Joaquín Mortiz, 1966; E. Zamacois, Un hombre que se va, Buenos Aires, Santiago Rueda, 1969; A. Marqueríe, El teatro que yo he visto, Barcelona, Bruguera, 1969; S. y F. Álvarez Quintero, “Actrices y Actores” y “Escritores”, en S. y F. Álvarez Quintero, Obras completas de los hermanos Álvarez Quintero, vol. VII, Madrid, Espasa Calpe, 1969, págs. 8845-8924; J. Kronik, “La Farsa” y el teatro español de preguerra, Madrid, Castalia, 1970; F. Ruiz Ramón, Historia del teatro español. Siglo xx, Madrid, Cátedra, 1977; J. Fernández Gutiérrez, Enrique Díez- Canedo. Su tiempo y su obra, Cáceres, Diputación de Cáceres, 1984; D. Dougherty y M. F. Vilches, La escena madrileña entre 1918 y 1926, Madrid, Fundamentos, 1990; M. Sotomayor, El teatro de Carlos Arniches, tesis doctoral, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1992; A. Peláez (ed.), Cuatro siglos de teatro en Madrid, Madrid, Consorcio Madrid Capital Europea de la Cultura, 1992; L. García Lorenzo, Ramos Carrión en la zarzuela, Zamora, Diputación de Zamora, 1993; P. Espín, El teatro por horas en Madrid (1870-1910), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños y Fundación Jacinto e Inocencio Herrero, 1995; R. Cabré, José Yxart: crítica dispersa (1883-1893), Barcelona, Lumen, 1996; D. Dougherty, La escena madrileña entre 1926 y 1931, Madrid, Fundamentos, 1997; F. Domenec Rico, La zarzuela chica madrileña, Madrid, Castalia, 1998; M. R. Jurado Latorre, El teatro de Muñoz Seca y la crítica de su tiempo, tesis doctoral, Alcalá de Henares (Madrid), Universidad Alcalá de Henares, 2000; V. Sánchez, Tomás Bretón: un músico de la Restauración, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2002; E. Casares, Diccionario de la zarzuela, Madrid, ICCMU, 2002; A. Castro, Sagas españolas del espectáculo, Madrid, Centro Cultural de la Villa, 2003; A. Romero Ferrer (ed.), Antología del Género Chico, Madrid, Cátedra, 2005.

 

María José Conde Guerri

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