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Pedro Muñoz Seca

Biografía

Muñoz Seca, Pedro. El Puerto de Santa María (Cádiz), 20.II.1879 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 28.XI.1936. Dramaturgo.

Era el cuarto hijo, de los diez que tuvo el matrimonio formado por José Muñoz Césari y María Seca Miranda. El último hermano, José, llegó a ser pediatra gracias a la ayuda económica y moral de su hermano Pedro. Los hermanos Francisco y Pedro estudiaron el bachillerato en el Colegio de los jesuitas, en la plaza de toros, a espaldas del penal de El Puerto de Santa María. Tuvieron que examinarse en el instituto de segunda enseñanza de Jerez de la Frontera.

Pedro sintió predilección por las Letras: Historia, Geografía, Preceptiva. El conocimiento de la Lírica pasó de ser teoría a práctica, ya que era capaz incluso de hablar en verso con sólo proponérselo. En 1906 recibió la Rosa de Oro por su poema “La Inmaculada y Andalucía”. Versificó también sus lecciones y las de su hermano para aprenderlas más fácilmente. Los hermanos Muñoz Seca estudiaron en la Universidad Hispalense, pues en Sevilla, su tío materno Pedro Seca era canónigo de la Catedral y los acogió en su casa hasta que murió víctima del cólera. Entonces debieron buscarse la vida dando clases a otros muchachos para poder mantenerse modestamente. Siguiendo los deseos del padre, procurador de los Tribunales, Pedro le dio la satisfacción de licenciarse en Derecho el 26 de septiembre de 1901, a los veintidós años, después de darse él mismo la alegría de licenciarse en Filosofía tres meses antes, el 22 de junio (con sobresaliente en ambas disciplinas). Además, simultaneó sus estudios con sus aficiones primordiales: los versos y el teatro.

En 1899 había estrenado en El Puerto República estudiantil, puesta en escena por aficionados, amigos y compañeros. Le siguieron Un perfecto de pasivas y El señor de Pilili. Algo después estrenó en Sevilla, en el Teatro del Duque, Las guerreras, cuyo éxito le impulsó a alcanzar Madrid, la meta de sus sueños de escritor, llevando por todo bagaje 150 pesetas del padre y un billete de 20 duros, de la madre, cosido al forro de su traje para asegurarse la vuelta si las cosas iban mal.

Consiguió un puesto de profesor en la Academia de Valdeavellano con un sueldo de 25 duros mensuales. Allí explicó las reglas de pronunciación (que puso en verso) del Latín, Griego y Hebreo.

Su obra El maestro Canillas, algo retocada en colaboración con Sebastián Alonso y música del maestro Serrano, pasó a ser El contrabando y se estrenó en el Teatro de Lara (28 de noviembre de 1904) por Leocadia Alba y Ricardo Simó-Raso. Gracias a este éxito, Muñoz Seca siguió estrenando sus obras al mismo tiempo que trabajaba como funcionario de la Comisaría de Seguros.

En 1904, después de obtener el doctorado en Derecho, trabajó como pasante en el bufete de Antonio Maura. También colaboró en revistas como Blanco y Negro, Ilustración Española y Nuevo Mundo. Ya en la Navidad de 1912, algunos periódicos hablaban de “retruécano” y “Astrakán”. Joaquín Calvo Sotelo (1986) definió este último término como “comedias cómicas cuya característica es la [...] gracia desenfadada, violenta y gorda, con chistes truculentos, con juegos de palabras sorprendentes, con retruécanos explosivos que el público de la época festejaba con grandes carcajadas”. Y sus argumentos “estaban desarrollados con pericia, con buen pulso, con desenfado y, desde luego, con conocimiento de su público [...] perteneciente a todas las clases sociales, pero entre las más populares era donde [...] siempre encontraba alentadores ecos”.

La crítica dijo que los jóvenes comediógrafos (Muñoz Seca y Pérez Fernández) “se atenían al patrón teatral cortado por los hermanos Quintero”. Refiriéndose concretamente a Trampa y Cartón se lee: “Ayer nos pareció adivinar que inician un nuevo rumbo en sus caminos [...]. Del chiste comparativo, puramente quinteriano, han venido [...] al retruécano retorcido, apurando hasta la saciedad una palabra de doble sentido. Con uno y otro sistema, los autores consiguen su noble propósito: hacer reír al público. Todo lo que ocurre es inaudito, inverosímil, increíble, pero está la acción aderezada con un verdadero diluvio de chistes que, a pesar suyo, provocan la carcajada del público y éste, agradecido a quienes, sin meterse en hondas filosofías, le entretienen y le regocijan durante un buen rato, rompe al final en aplausos [...]” (ABC, 13 de diciembre de 1911).

Pedro Pérez Fernández, su más asiduo colaborador, describió a Muñoz Seca como prodigio de fecundidad, ingenio y simpatía. Y habla de las ochenta obras largas, efectivamente ochenta y tres, que escribían paseando por la calle y jamás sentándose frente a frente con la pluma en ristre. Que fueron años alegres no sólo lo dice Pérez Fernández a posteriori, sino el mismo Muñoz Seca, cuando a su vez habla con el colaborador y amigo, muchos años antes. Y destaca Muñoz Seca que es imposible saber dónde acaba una pluma y donde empieza otra en las muchas obras que escribieron conjuntamente. Pérez Fernández intentó seguir escribiendo en solitario después de la guerra, ya muerto Pedro Muñoz Seca, pero fracasó, y no siguió intentándolo. Además de Sebastián Alonso, otro colaborador asiduo fue Enrique García Álvarez, con el que obtuvo resonantes éxitos (debe recordarse que muchos de los sainetes eran musicales). Esporádicamente colaboró con Fernández Shaw y con José Martínez Ruiz, Azorín.

El éxito extraordinario de su obra maestra La venganza de don Mendo obligó a Nicolás González Ruiz (1943) a decir que la comedia es “una obra graciosísima en verso, tiene en algunos momentos extraordinaria sal y es por sí sola, un monumento de crítica —aunque tal vez no haya sido quizá la intención del autor— de los dramones ampulosos y falsos”. Esta Venganza, la más famosa e hilarante de sus obras, fue escrita en un momento de exacerbación de la úlcera de duodeno que padecía. Según su hijo, alimentándose exclusivamente de leche, trabajaba durante horas con la sola huella de su dolor reflejándose en la contracción de la frente. Sin embargo para Ángel Valbuena Prat (1944) Don Mendo es “un desacierto”. Esta obra se ha representado miles de veces. En reposiciones actuales, cinematográficas y televisivas e incluso versiones musicales ha obtenido triunfos clamorosos hasta nuestros días.

La vida metódica y disciplinada convenía a su salud delicada. El madrugar todos los días le obligaba a no trasnochar y su úlcera duodenal fue la primera agradecida. Siguió escalando uno por uno todos los puestos por oposición hasta que llegó a jefe superior de la Administración. Únicamente faltaba al despacho la mañana siguiente a un estreno, si éste había sido un éxito, ya que los nervios y la satisfacción le impedían conciliar el sueño. Por el contrario, los fracasos le servían de somnífero.

Un grupo de amigos, autores consagrados, decidió escribir una obra entre todos. El primer acto los Quintero, Luis Manzano y Honorio Maura. El segundo, Luis Ardavín, Antonio Asenjo y Manuel de Góngora. Y el tercero, Jacinto Benavente, Muñoz Seca, Luca de Tena y Eduardo Marquina. Benavente interrumpió la tarea y la obra quedó inconclusa.

La costumbre en el teatro español era estrenar las obras nuevas el sábado de Gloria y la gente esperaba con ilusión este día por las novedades que se presentaban. Así, el sábado de Gloria de 1920 recayó en el 3 de abril y resultó ser un auténtico sábado de Gloria para Muñoz Seca pues, según Sinesio Delgado, del ABC, “estrenará ocho actos nada menos. Tres en la Comedia; dos en el Cervantes, uno en la Princesa y dos en el Apolo”.

En 1921 se estrenó en el Teatro Apolo de Madrid una zarzuela, El parque de Sevilla, en colaboración con Pérez Fernández, que después se representó en Sevilla dirigida por el mismo coautor. Resultó un fracaso y algunos intelectuales sevillanos quemaron un ejemplar de la obra en el mismo parque entre chato y chato de manzanilla. A la mañana siguiente, en ABC apareció una carta de los autores, sorprendidos, no por la mala acogida de la obra, sino por el achaque de agraviar a Sevilla, por tomar a broma una riada, cuando ellos transcriben lo que publicó la prensa en aquellos momentos: determinados golpes de humor típico de los sevillanos, aun en las peores condiciones de vida. Ya en 1924, Los Chatos cosechó un éxito extraordinario; en la dedicatoria se trasluce la tristeza que lo ocurrido con El parque de Sevilla provocó en el corazón de los autores: “A Sevilla, tan querida por nosotros, y con nosotros tan ingrata”.

La Sociedad de Autores Española debe a Muñoz Seca el cobrar a los autores por administrar sus obras. En 1924, España pagó a los autores franceses más de 1.000.000 de pesetas, mientras en Madrid sólo se cobraron a las producciones francesas 8000. Muñoz Seca consiguió que el número de autores españoles que se tradujesen y estrenasen en Francia fuera proporcional a lo que aquí se estrenase de la producción gala.

El Clamor, escrita en colaboración con Azorín (1928), significó un auténtico drama en la escena nacional. Los periodistas del diario de mayor tirada de España en aquel momento, ABC, se sintieron aludidos, rebajados y menospreciados, con lo que la comedia pudo acabar en tragedia, ya que se produjo un duelo formal que sólo Luca de Tena en su lecho de muerte logró impedir. Su hijo pidió perdón a Muñoz Seca seis meses después. Por lo pronto, Azorín fue expulsado del periódico, donde trabajaba, pero el teatro se llenó tarde y noche (Alcalá Galiano, 1928). La especial dedicatoria de El Clamor es ésta: “Al espectador desconocido, que con su imparcialidad y su desapasionamiento nos ha otorgado sus aplausos”.

Muñoz Seca era el autor que percibía las mayores liquidaciones de la Sociedad de Autores, que se pagaban trimestralmente, por lo que Calvo Sotelo se refiere a él como “el rey del trimestre”. En el Madrid de la década de 1930, triunfó plenamente El sofá, la radio, la peque y la hija de Palomeque, El alfiler, ¿Qué tienes en la mirada?, ¡Pégame, Luciano!, Los ilustres gañanes, La perulera, Una mujer decidida, La Academia, Todo para ti... En la temporada 1931-1932 tres obras de Muñoz Seca ocuparon completamente la programación del Teatro de la Comedia: Mi padre, La Oca y Anacleto se divorcia. El empresario Tirso Escudero ganó 1.000.000 de pesetas. Fue la temporada más brillante de su vida, según propia confesión.

El 11 de noviembre de 1931 se constituyó la sociedad CEA (Cinematografía Española Americana), integrada por los autores más importantes de España: Benavente, Arniches, Álvarez Quintero, Muñoz Seca, Luca de Tena, Luis de Vargas, Jacinto Guerrero, Francisco Alonso y Fernández Ardavín, con la adhesión de otros significados autores. Su objetivo era desarrollar una nueva producción cinematográfica sonora esencialmente nacional. Muñoz Seca impulsó con gran ahínco esta sociedad, dado su gran interés por el cinematógrafo, del que ya había usado en su obra teatral —mixta por tanto— Trampa y cartón (21 de diciembre de 1912), así como en El incendio de Roma (23 de noviembre de 1914), película cómico-lírica de largo metraje, según sus autores, en colaboración con Pérez Fernández e interpretada nada menos que por Loreto Prado y Enrique Chicote. Esta pareja de grandes actores protagonizó La perla ambarina en 1916.

Sus sainetes Dentro de un siglo y La hora del reparto (1925), La Oca (1931), Jabalí y El ex (1932) eran graciosas sátiras políticas que no se le perdonaron y fueron la causa de su asesinato. Delatado por un actor fracasado, se le apresó, junto con el Premio Nobel Benavente, en Barcelona, donde preparaba el estreno de La tonta del rizo. Jacinto Benavente compartió la estancia en la Jefatura de Policía de Barcelona con Muñoz Seca, donde ambos permanecían detenidos. Fue la última vez que se vieron. Para Benavente (1943), “su ingenio fertilísimo y su capacidad creadora le instalan por derecho propio con todos los honores en el teatro español del siglo XX. Su personalidad creadora de un estilo, que hizo fracasar a los que intentaban copiarle, dio lugar a acerbas críticas. Sobre todo en sus primeros estrenos, aunque el público le aplaudía. Más adelante sus detractores acentuaron el interés político de su crítica”. En un autor de la talla de Muñoz Seca, no es Don Mendo la mejor obra ya que “en todo autor fecundo no hay obra mejor; todas forman un conjunto y todas van selladas de su inmensa personalidad”.

Posteriormente, Muñoz Seca fue trasladado a Valencia y después a Madrid, a la cárcel de San Antón, donde fue sometido a un juicio sumarísimo que duró solamente veinticinco minutos. Sabiendo que iba a ser fusilado, propuso a algunos compañeros presos realizar unos Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Pudo confesarse con el padre Ruiz del Rey. Y así, fue abatido por las Milicias de Vigilancia de Retaguardia, lo mismo que otros miles de presos sacados de las cárceles de Madrid, al amanecer del 28 de noviembre de 1936. Los restos de Muñoz Seca no han podido ser reconocidos entre los que descansan en las fosas de Paracuellos del Jarama.

 

Obras de ~: El maestro Canillas: juguete cómico en un acto, 1903 (estreno) (Jerez, Salido, 1904); El modelo de virtudes: juguete cómico en dos actos, Madrid, Hispano-Alemana, 1903; El niño de San Antonio: sainete de costumbres andaluzas: en un acto y tres cuadros, música del maestro Gay, Madrid, R. Velasco, 1907; Don Pedro el Cruel: zarzuela cómica en un acto y un solo cuadro, en prosa, música del maestro Saco del Valle, estrenada en el Teatro de Madrid la noche del 19 de diciembre de 1908 (Madrid, R. Velasco, 1909); El bien público: sátira en dos actos, Madrid, R. Velasco, 1914; El roble de “La Jarosa”: comedia en tres actos, Madrid, R. Velasco, 1915; con E. García Álvarez, La frescura de Lafuente: juguete cómico en tres actos, Madrid, R. Velasco, 1916; con E. García Álvarez, La casa de los crímenes: juguete cómico en un acto, Madrid, Gráfica Madrid, 1916; con E. García Álvarez, El último Bravo: juguete cómico en tres actos, Madrid, R. Velasco, 1917; con J. López Núñez, El rayo, Madrid, R. Velasco, 1917; La Casona: comedia dramática en dos actos y en prosa, Madrid, R. Velasco, 1918; La barba de Carrillo, Madrid, La Novela Corta [1919]; La Venganza de Don Mendo: caricatura de tragedia, en cuatro jornadas... en verso, Madrid, Imprenta Helénica [1919] (21.ª ed., con pról. de A. Ussía, ed. y guía de lectura de A. del Olmo Iturriarte, Madrid, Espasa, 2011); Faustina: juguete cómico en tres actos, Madrid, Madrid, R. Velasco, 1919; Los misterios de Laguardia: juguete cómico en tres actos, Madrid, R. Velasco, 1920; con P. Pérez Fernández, Martingalas: juguete cómico en dos actos y en prosa, Madrid, Sociedad de Autores Españoles, 1920; con P. Pérez Fernández, El parque de Sevilla: farsa sainetesca en dos actos, Madrid, La Novela Teatral, 1921 (col. La Novela Teatral, n.º 255); con P. Pérez Fernández, La hora del reparto, Madrid, Prensa Popular, 1921 (col. La Novela Teatral, n.º 253); Dentro de un siglo: juguete cómico, Madrid, Imprenta Artística Sáez Hermanos, 1921 (col. La Novela Selecta, n.º 15); La farsa: juguete cómico en tres actos, estrenado en el Teatro de la Princesa de Madrid el 24 de diciembre de 1921 (Madrid, Sociedad de Autores Españoles, 1922); La señorita Ángeles, Madrid, Sociedad de Autores Españoles, 1922; Los frescos: comedia en tres actos, Madrid, J. Amado, 1922; Pepe Conde o el mentir de las estrellas, Madrid, Prensa Popular, 1922 (col. La Novela Teatral, n.º 267); El filón, comedia en tres actos, Madrid, J. Morales, 1923; La muerte del Dragón: cuento en tres actos, el segundo dividido en tres cuadros, en prosa y verso con los ripios absolutamente indispensables, Madrid, J. Morales, 1924; con P. Pérez Fernández, Los chatos: comedia en tres actos, Madrid, J. Morales, 1924; con P. Pérez Fernández, Bartolo tiene una flauta: sainete en tres actos, Madrid, J. Morales, 1924; con P. Pérez Fernández, La pluma verde: comedia en tres actos [estrenada en el teatro del Centro de Madrid, el 23 de diciembre de 1922], Madrid, Prensa Moderna, 1925; con P. Pérez Fernández, La tela, Madrid, J. Morales, 1925; con P. Pérez Fernández, Los extremeños se tocan, Madrid, Siglo XX, 1927; con P. Pérez Fernández, El voto: zarzuela, música del maestro San José, Madrid, Gráficas Piñeira, 1927; con Azorín, El Clamor: farsa en tres actos, Madrid, Prensa Moderna, 1928 (col. El Teatro Moderno, 166); con P. Pérez Fernández, ¿Qué tienes en la mirada?, Madrid, Sociedad de Autores Españoles, 1929; con P. Pérez Fernández, El cuatrigémino: juguete cómico, Alcalá de Henares, Imprenta de Escuela de Reforma, 1930; con P. Pérez Fernández, La perulera, Alcalá de Henares, Escuela de Reforma, 1930; con P. Pérez Fernández, La Oca: juguete cómico en tres actos, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1932; Marcelino fue por vino: comedia en tres actos, Madrid, Rivadeneyra, 1932 (col. La Farsa, n.º 432); con P. Pérez Fernández, Anacleto se divorcia: juguete cómico, en tres actos, Madrid, Estampa, 1933 (col. La Farsa, n.º 281); El refugio: comedia en tres actos, Madrid, Arba Impresor, 1933 (col. Biblioteca Teatral, n.º 123); con P. Pérez Fernández, El ex: farsa satírica de la vida de un pobre hombre dividida en tres estampas, Madrid, Imprenta Europa, 1934; La Eme, Madrid, Talleres Espasa Calpe, 1934; con P. Pérez Fernández, Soy un sinvergüenza!: juguete cómico en tres actos, estrenado en el teatro María Isabel, de Madrid, el día 13 de diciembre de 1934 (Madrid, Sociedad de Autores Españoles, 1935); con P. Pérez Fernández, La plasmatoria: farsa cómica, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1935; ¡Sola!: comedia en tres actos, Madrid, Rivadeneyra, 1936 (col. La Farsa, n.º 436); ¡¡Cataplum...!! o El hombre que no creía en los milagros: comedia en tres actos, Madrid, Rivadeneyra, 1936 (col. La Farsa, n.º 449); Las cuatro paredes, estrenada en el teatro de la Comedia de Madrid, el 6 de marzo de 1940; Obras completas de D. Pedro Muñoz Seca, Madrid, Fax, 1946- 1949 (1947; 3.ª ed., 1969); Obras selectas, Barcelona, Carroggio, 1979 (col. Grandes Humoristas).

 

Bibl.: J. Montero Alonso, Pedro Muñoz Seca. Vida, ingenio y asesinato de un comediógrafo español, Madrid, Ediciones Españolas, 1937; R. de la Fuente Ballesteros, El teatro de Pedro Muñoz Seca (1900-1936), tesis doctoral, Valladolid, Universidad, 1985; A. Amorós, “Muñoz Seca y el astracán”, en Cuadernos de Música y Teatro (Fundación Juan March), 1 (1986), págs. 93-107; C. Jiménez de Cisneros y Baudín, Pedro Muñoz Seca (análisis de los elementos lingüísticos y retóricos que producen la comicidad en las obras de teatro de Pedro Muñoz Seca), tesis doctoral, Alicante, Universidad, 1993; M.ª D. Sánchez- Blanco Celarain, Vida y teatro de Pedro Muñoz Seca, tesis doctoral, Murcia, Universidad, 1993; “Un portuense de gala: Pedro Muñoz Seca”, en Pliegos de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, El Puerto de Santa María, 1994, págs. 20- 26; A. Ussía Muñoz-Seca, Pedro Muñoz Seca: el hombre y el teatro (conferencia), Oviedo, 1994; M.ª D. Sánchez-Blanco Celarain, “El suspiro final de Don Mendo”, en Pliegos de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, El Puerto de Santa María, 1997, págs. 22-24; J. L. Tejada Peluffo, “Hacia una estimación del teatro de Muñoz Seca”, en Revista Gades, n.º 17 (1998), págs. 133-150; M.ª del R. Jurado Latorre, El teatro de Muñoz Seca y la crítica de su tiempo, tesis doctoral, Alcalá de Henares, Universidad, 2000; A. Romero Ferrer y M. Cantos Casenave (coords.), ¿De qué se venga don Mendo?: teatro e intelectualidad en el primer tercio del siglo XX: actas del congreso internacional conmemorativo del 125 aniversario del nacimiento de Pedro Muñoz Seca, El Puerto de Santa María, Fundación Pedro Muñoz Seca, 2004; M.ª D. Sánchez-Blanco Celarain, “Una obra póstuma de Pedro Muñoz Seca”, en Cartaphilus. Revista de Investigación y Crítica Estética (Universidad de Murcia), 1 (2007), págs. 110-113; “Las múltiples venganzas de Don Mendo”, en V. Cervera Salinas y M.ª D. Adsuar Fernández (coords.), Alma América: in honorem Victorino Polo, vol. II, Murcia, Universidad, 2008, págs. 363-375.

 

María Dulce Sánchez-Blanco Celarain

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