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Felipe Diricksen

Biografía

Diricksen, Felipe. El Escorial (Madrid), 1590 – Madrid, 1679. Pintor.

Nacido en El Escorial en el año 1590, Felipe Diricksen era hijo de Rodrigo Diriksen, más conocido como Rodrigo de Holanda, y nieto del artista y topógrafo Antón van Wyngaerde, comúnmente citado como Antonio de las Viñas. Rodrigo y Antón eran artistas de origen flamenco que se asentaron en España para trabajar al amparo de los encargos e iniciativas artísticas de Felipe II. Felipe Diricsen está citado en los documentos como Diricksen, Deriksem o Dirxen y, por el hecho de pertenecer a una familia de artistas flamencos, se le ha considerado natural de Flandes y discípulo de Octo-Venius. En no pocos estudios se afirma que había venido a España antes de 1627 para trabajar en la Corte, pero, en realidad, a la luz de los documentos, se ha podido demostrar que nació en El Escorial y que hubo de formarse en el ambiente de los artistas cortesanos al servicio de Felipe II y Felipe III, junto a su padre y su abuelo, siendo un excelente testimonio de la mecánica familiar de aprendizaje de las artes. Debió completar su formación en Madrid, en el entorno de Carducho y Cajés. Esta formación artística ayuda a explicar que, a lo largo de su trayectoria, Felipe fuese pintor de asuntos religiosos y retratos, dentro de la órbita del primer naturalismo, fuertemente influenciado por la iconografía y los tipos de la pintura manierista escurialense. Como puede verse por las fechas de nacimiento y muerte es artista extraordinariamente longevo, que muere a los noveta años, y activo, ya que, todavía en 1678, recibía un aprendiz. La avanzada edad a la que muere explica que el profesor Pérez Sánchez le estudie dentro de los pintores del primer naturalismo, quienes proyectan una misma manera de hacer hasta bien entrado el siglo xvii, dando origen a un estilo un tanto rezagado por “moverse en un mundo que ya no es el suyo”.

En 1610 contrajo matrimonio con Ana Oliver de Bobadilla, con quien tuvo ocho hijos, de los que sólo Gabriel fue pintor. En 1611, a la temprana edad de veintiún años, entró al servicio de Felipe III, a quien retrató en 1620 vestido tal y como asistió en Lisboa a la jura del príncipe heredero en 1619, cuadro conocido sólo gracias a los inventarios reales, en los que se indica que en la lejanía iba pintada la entrada que hizo Su Majestad en Lisboa por mar y tierra con muchas galeras y gente a pie y a caballo. En 1612 juró la plaza de arquero de corps del Rey (lo que presupone, entre otras cosas, conocer la lengua flamenca) y ello da a entender que era militar y pintor al mismo tiempo.

En lo militar estuvo activo hasta 1639, cuando a los cuarenta y nueve años pasó a la reserva. En 1627 pretendió la plaza de pintor del Rey, y figura entre los doce aspirantes a la vacante causada por la muerte de Bartolomé González, sin éxito. Ese mismo año se fecha la Descensión de la Virgen ante San Ildefonso pintada para los Carmelitas descalzos de Cuerva.

Entre sus obras más destacadas se han de citar las pinturas del altar mayor de la capilla de Mosén Rubí en Bracamonte (Ávila), ejecutadas en 1629, directamente inspiradas en estampas, e influidas poderosamente por el estilo de Eugenio Cajés. De su programa iconográfico se ha de destacar la Anunciación, que deriva directamente de la Anunciación de Vicente Carducho pintada para las Descalzas Reales, cuadro con un sentido de la morbidez de formas y de la luz, que le acerca a Cajés, con cuyo modo opulento de plegar los paños se relacionan los restantes lienzos del retablo.

El San Francisco es casi idéntico al que pinta Angelo Nardi para las Bernardas de Jaén, si bien levemente posterior, pues se data en 1632, siendo posible que ambos deriven de una misma fuente iconográfica (acaso copian la composición de una misma estampa).

El San Marcos sedente es una de las pinturas más valiosas del retablo de Bracamonte por su notable monumentalidad y por su vigorosa iluminación tenebrista. Menos tenebrista que las obras anteriores es la Copa en el saco de Benjamín, firmado sin fecha, hoy en colección particular, de colores claros y proporciones un tanto achaparradas. También es interesante un lienzo en colección particular en el que se representan a los santos canonizados en 1622, San Carlos, Santa Teresa, San Isidro, San Felipe Neri y San Francisco Xavier. En 1634 consta el encargo de una serie de treinta y seis cuadros con martirios de santos dominicos. Otra obra interesante es la Virgen y San José imponiendo el collar a Santa Teresa de Jesús, pintada en 1612 y conservada actualmente en el Seminario Conciliar de Santa Ana de Tudela y un San Diego con una religiosa carmelita que estaba en la sacristía de las carmelitas descalzas de Toledo y se fecha en 1643.

Destacó como retratista de la familia Unceta, por haber pintado en 1628 dos retratos de Caballero de la familia Ibarra, conservado actualmente en el ayuntamiento de Eibar. También es suyo el retrato de una dama que fue de la colección Fluxá de Madrid, fechado en 1630, que quizá sea un retrato de la infanta María, la hermana de Felipe IV y el retrato de Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, hoy en el Museo del Ejército. Su obra como retratista muestra una excelente calidad, se considera a caballo entre la que hacen Bartolomé González y Velázquez, si bien un examen atento demuestra ya una cierta influencia de los primeros retratos de Velázquez, particularmente del retrato del conde duque del Museo de São Paulo.

En 1648 se le cita junto a Pereda, Cano, Carreño y Palacios como comprador de parte de los dibujos y estampas subastados en la almoneda posterior a la muerte del pintor Antonio Puga. Diriksen murió en Madrid, en 1679.

 

Obras de ~: Virgen y San José imponiendo el collar a Santa Teresa de Jesús, Seminario Conciliar de Santa Ana de Tudela, 1612; Retrato de Felipe III, 1620 (desapar.); Descensión de la Virgen a San Ildefonso, Carmelitas de Cuerva, 1627; Caballero de la familia Ibarra-Unceta, ayuntamiento de Eibar, 1628; Pinturas del retablo mayor de la capilla de Mosén Rubí, Bracamonte (Ávila), 1629; Copa en el saco de Benjamín, col. particular; San Diego junto a una monja carmelita, sacristía del convento de carmelitas descalzas de Toledo; San Carlos, Santa Teresa, San Isidro, San Felipe Neri y San Francisco Xavier, col. particular; retrato de una dama, col. Fluxá de Madrid, 1630; Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, Museo del Ejército.

 

Bibl.: J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, t. II, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1800, págs. 11-12; F. J. Sánchez Cantón, “Los pintores de Cámara de los Reyes de España”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (1916), pág. 93; “Unas cuantas notas relativas a maestros de arte en España”, en Religión y Cultura (enero de 1930), págs. 76-78 y 81-82; J. Zarco Cuevas, Pintores españoles en San Lorenzo el Real de el Escorial, 1566-1613, Madrid, Instituto Valencia de Don Juan, 1931, pág. 233; J. J. Martín González, “Sobre las relaciones entre Nardo, Carducho y Velásquez”, en Archivo Español de Arte (1958), págs. 59-66; D. Angulo y A. E. Pérez Sánchez, Pintura madrileña del primer tercio del siglo xviii, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1969, págs. 339-348, láms. 280-288; J. I. Piera Delgado, “Felipe Diriksen”, en Anales de historia del arte (Madrid ), n.º 5 (1995), págs. 237-242; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España. 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1996, págs. 70, 76, 80, 113 y 180; F. Tabar Anitua, “La pintura del Barroco en Euskal Herria. Arte local e importado”, en Ondare, n.º 19 (2000), págs. 117-149.

 

Herbert González Zymla

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